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Capítulo 21

Después de esa noche los síntomas empeoraron, por fortuna no eran todos al tiempo, la vida me daba pausa entre una molestia y otra. Calambres en mis piernas y vientre, dolor de cabeza o de panza intensos o leves, hinchazón en mis manos y hasta sangrado. La poca movilidad de mis niños en las última tardes y sangrado hizo a Gregory hacer un pare en su trabajo y acudir conmigo al ginecólogo.

Jedrek no había pedido la renuncia y en estos momentos rendía informes al dueño de la compañía. El señor Frederick, lo llamo cuando estaba saliendo con nosotros y tuvo que salir urgente. Gregory indicaba que a su padre no le gustaba esperar y solía dar solo unos minutos antes de irse si la persona no llegaba.

En ese instante lo veíamos al ginecólogo mirar la pantalla con rostro serio, de vez en cuando negaba y buscaba a otro lado. Ambos lo mirábamos expectantes, intentando buscar en sus facciones buenas noticias. Gregory sostenía mi mano, mientras mi barbilla temblaba y mis ojos ardían.

—La buena noticia y quizás la única que reciban de mí, es que están vivos —nos dice al terminar —sus corazones laten con poca intensidad, pero lo hacen. —nos mira con pesar, apaga el monitor y se quita los guantes—Los espero fuera.

Una vez sale Gregory me ayuda a limpiar mi vientre y luego a vestir. El silencio entre ambos es fuerte y dolor que hemos acumulado también, habíamos olvidado el riesgo de nuestro embarazo y seguí una vida normal, ese quizás fue mi error. Me ayuda a abotonar los lazos de mi braga y puedo ver el temblor en sus manos seguido de una maldición.

—No quiero escuchar lo que nos va a decir —confieso, me sienta en la camilla y abraza con fuerza.

Mi cuerpo se pega a él como una segunda piel y es evidente el dolor en ambos. Nos creímos la historia que nuestro embarazo era posible, la única cosa que nos unía estaba a punto de irse. Lo supe esta mañana en que no sentí sus movimientos y vi la mancha marrón en mi panty.

Aleja mi cuerpo del suyo y toma mi rostro con ambas manos obligándome a verle. Besa mis labios de forma tierna mientras me susurra que todo estará bien.

—Es solo una alerta, que nos indica debemos tomar esto con responsabilidad —su voz suena tan firme y su fe más grande que la mía, que me abrazo con fuerza a esa teoría como un náufrago a una balsa.

De la mano salimos de nuevo al consultorio, en donde el hombre nos espera. Nos recuerda que nos habló que esto podía suceder y fue los motivos por los cuales nos sugirió suspender el embarazo. No es lo mismo hacerlo al iniciar, que ahora o cuando ya estaba a días se de nacer. Sé que hace su trabajo, pero cada palabra dicha es como un puñal que se clava en mis entrañas y desgarra todo mi ser por dentro.

—No voy matar a ...

—Nuestra respuesta es la misma —interrumpe Gregory tomando mis manos y limpiado mi rostro con el dorso de la que tiene libre.

—¿Saben lo que están haciendo?

—Darles una oportunidad a mis hijos —respondo.

—Dice que sus corazones laten y si hay corazón, existe vida, por lo tanto.... Yo asumo el riesgo —su respuesta la dice sosteniendo mi mirada y sonríe levemente. —ella y yo estamos dispuestos a hacer lo que nos pida.

Suelta el aire con el mismo rostro preocupado nos mira a uno, niega como si no pudiera entender nuestras razones. Mi vida está en riesgo, al igual que la de mis hijos, por más que le he explicado no estoy dispuesta a matar a mis hijos... No me presta atención.

Es a Gregory a quien parece obedecer y tras una larga pausa afirma.

—Si podemos llegar a la semana 28 o 30, las probabilidades de éxito aumentan —confiesa —no deseo dar falsas esperanzas...

—No sé si lo ha notado, pero es a lo que nos aferramos mi prometida y yo.

Escúchanos sus recomendaciones, esta vez estoy dispuesta a seguirlas al pie de la letra. Cuando la consulta termina y me soy llevada en silla de ruedas por Gregory a la salida, ambos lo hacemos en silencio.

—¿Quieres comer algo especial antes de ir a casa? —pregunta y guardo silencio.

—No hay nada que celebrar —respondo y detiene la silla de ruedas la rodea y se inclina ante mí, toma mis manos entre las suyas y las besa antes de hablar.

—Los hay —contradice — tú lo escuchaste, sus corazones laten —me dicen apoyando nuestras manos en mi vientre —no lo escuchamos porque están guardando energías para esperar el día de vernos. Iremos a casa y haremos todo tal cual lo dicen, si es de vivir en casa de mis padres lo hacemos... pero nuestros hijos van a nacer.

Por segunda vez me contagio de su seguridad y me obliga a verle, observo su rostro y sonrío al verle hacerlo. Antes de seguir besa mis labios, saca un pañuelo limpiando mis lágrimas y me advierte.

—Las únicas lágrimas que deseo verte derramar es de felicidad Desiré Duffy —amenaza— no quiero ver en tu rostro nada menos que una sonrisa, porque no se llora a quien no se ha muerto ¿Estamos?

—Estamos —respondo —sonríe una última vez y se incorpora de nuevo.

Lo escucho hablar con sus padres y decirle que nos habíamos halado las orejas, por no hacer la tarea correcta, pero que la culpa la tenía el infeliz que nos acorraló en ese parque. Terminamos yendo otra vez a casa de sus padres, un lugar que había descubierto me gustaba.

Emma aún estaba allí, Isabella ya se había ido a Londres y su padre solo rogaba con que encontrara marido, algo que a su esposa parecía no gustarle. Sonrío al ver que el enojo les dura poco, porque en segundo él la abraza y le dice que solo lo dice para desahogarse.

—Gregory se fue a la empresa, pero te recoge en la noche —dice su madre —espero no te moleste que te deje aquí.

—Me gusta esta casa, amo su jardín —le digo y la mujer sonríe.

—Te dejaremos en la habitación que era de Gregory, creo que no habrá problemas con ello.

La verdad es que sentía curiosidad de ver su habitación, pero una vez me dejaron en ese lugar el sueño me venció.

(...)

Despierto y me encuentro que ha empezado a oscurecer, he debido dormir más de lo habitual. Me incorporo en la cama de la habitación y observo el lugar con ojo curioso, no hay nada fuera de lo común, salvo una colección de autos de carreras en tamaño miniatura.

Una biblioteca con nombres de autores que nunca he visto y de los que me lanzo a ver el gusto de Gregory Frederick. Los libros están cuidadosamente dispuestos en una encimera del mismo color de la cama, caoba. Tiene más de diez compartimientos cada uno con por lo menos diez o más libros. Hay distintas obras, desde enciclopedia de estudios, hasta clásicos.

En la casa he visto una biblioteca general, por lo que imagino la que tengo ante mí es privada y habla del gusto del dueño. Con la curiosidad desbordando cada célula de mi cuerpo me dirijo a ella.

La realidad era que últimamente mi deseo era conocer un poco más de Gregory. Cuando daba la hora en que solía llegar salía de mi habitación y me sentaba en el lobby, porque temía que si no me veía no saludaría. Mi corazón acelerarse cada que se acercaba o me sonreía, sus ademanes, y hasta enojo, todo en él me era de interés.

Empezaba a quererle de una manera distinta a lo que había sentido antes y ese nuevo sentimiento me asustaba. Desechando mis pensamientos me acerco a los libros y empiezo a leer sus nombres pasando los dedos por cada uno de ellos.

Matar a un ruiseñor

Orgullo y prejuicio.

George Orwell.

El gran Gatsby.

La telaraña de Charlotte (por fin algo que he leído).

Un largo camino: memorias de un niño soldado.

Los hijos del ancho mundo, Ladrona de libros.

Detengo mis dedos en uno "El valle de las muñecas" por Jacqueline Susann y lo retiro de su sitio. Sin embargo, al hacerlo algo cae de en medio del ellos y tomo el papel y estoy por devolverlo, cuando me doy cuenta que en realidad es un trozo de prensa.

Era la noticia del accidente de tránsito en donde resultó muerta Salomé Rubio. Decía que se había lanzado a un auto en movimiento, la noticia era básicamente de la puesta en libertad del hombre que la había arrollado. Necesito apoyarme a en escritorio para no caer, el hombre que decían era el causante de su muerte era Gregory.

Las palabras de su hermano borracho esa noche llegaron a mí, cuando dijo que Gregory había matado a alguien.

—Fue un accidente, no la vi —habla detrás de mí y toma el papel en sus manos, —insistí en lo que ví, ella se lanzó salió de la nada. No había tomado, iba en la velocidad permitida.

—Quiso suicidarse —afirma y me muestra el pedazo de papel con nostalgia.

—Aquí no lo dice, pero ella dejó una carta despidiéndose —habla y por un instante soy consciente que el necesita que le crean —solo así me creyeron, su terapeuta habló tenía problemas depresivos y nadie lo sabía. —continúa moviendo el papel de un lado a otro y detengo el movimiento con mis manos, lo que lo obliga a verme a los ojos.

—No fue tu culpa, no necesito leer lo demás para creerte —le digo.

Me hace girar y apoyados en el escritorio me abraza fuerte al tiempo que besa mi cuello.

—¿Dónde estabas hace ocho años Des? —pregunta más para él —no sabes lo que desee escuchar eso en aquella época linda...

Colocando barreras entre mi familia y yo, pienso cerrando los ojos al sentir sus labios en mi cuello. Giro mi cabeza para recibir el beso que me brinda y apoyando nuestras manos en mi vientre.

—La cena esta... —la voz de su padre nos hace detener y nos mira un instante antes de responder, por el brillo de sus ojos no es nada bueno —cierren las puertas, mis ojos virginales no están para estas cosas.

Nos dice que la comida está servida mientras nos hace un guiño y se va. Antes de salir Gregory hace pedazos el papel, toma mis manos sonriendo.

Gregory

Mantener la calma ha sido difícil, confiar en que todo se puede resolver de otra manera, es imposible. Aunque Jedrek dice que está dispuesto a hablar con su padre adoptivo, yo tengo mis reservas sobre él y su inocencia. Se de todo lo que es capaz esa gente con tal de obtener dinero o un aumento en sus cuentas.

Alejo mis pensamientos al verlo entrar a la oficina y se sienta frente a mí. Ya ha metido la renuncia y solo esperamos que encontrar un reemplazo adecuado dentro del grupo.

—Lamento mucho lo de Des...

—No te llamé para hablar de eso —aclaro.

Tomo el paquete con los documentos y fotos y los deslizó en el escritorio, Jedrek solo mira un instante antes de tomarlo en sus manos. Una vez que lo hace, abre el contenido del mismo e inspecciona sin sacar nada en particular. El móvil tenía las fotos originales, eso fue lo que los expertos habían dicho, la cuenta que tenía el celular, un nombre que no existía, cuentas en redes, contactos, absolutamente todo era falso

—¿De dónde sacaste esto? —pregunta sacando todo el contenido y mirando una a una las fotos.

—Hice un trato con Enrietta, ella no sacaba a la luz quien eras y yo desistía de la demanda por lo que hizo con Des —señaló y alza una ceja. —Tambien debe tener la exclusiva de la llegada de mis hijos.

—¿Qué es lo de Des? —pregunta.

—Ella dejó entrar a ese hombre, le pagó para ello, grabó el suceso, etc. —su cuerpo se tensa al ver las fotos y lo que estoy diciendo. —sé que habías averiguado y que aseguraste no volver a suceder, tu trabajo es cuidar la seguridad de todos, no investigar. Hay personas que pueden hacerlo y te evitaba que entres a lugares no Deseados.

—Fue lo que averigüé, lo que me dijo Wladimir ¿Cómo no creerle? —interrumpe molesto.

—Porque ha torpedeado tu trabajo, quiere el cargo que sabe su padre tiene es para ti ¿Continuo? —le digo y me mira molesto —no me culpes por no creerte Jedrek.

—Dije lo que encontré —insiste —y no me digas que no es mi trabajo, Harris también lo hacía...

—Por su cuenta, nunca se lo pedí y sus investigaciones eran limpias, él no tenía intereses en ningún lado. —concluyo ese tema y señaló lo que tiene en sus manos —sé que dices no querer vínculos con tu padre y puedo entenderlo, pero si eso sale a la luz.

—¿Por qué lo hiciste? —me pregunta confundido y alzándose las fotos hacia mí —no le has dicho a Des quien soy, pierdes dinero al comprar estas fotos y privacidad al tener que dar las imágenes de tus hijos ¿Solo por mí?

Es mi responsabilidad velar por el bienestar de mi familia, si eso sale a la luz todo se viene a abajo y aunque el nacimiento de la industria es de dudosa procedencia, la realidad hoy día es que es nuestra imagen. Quien hizo todo el daño murió y estoy seguro que aún están siendo leídos por Dios la lista de muertos.

—Cada quien hace lo que se le enseña, mientras tú hablas mal de mí con Des e intentabas verme como un mal individuo... Yo te doy la oportunidad de ser tú quien le digas. —respondo — en cuanto a esas fotos, fue más por protección a mi familia y papá que insiste eres inocente.

—Ustedes no opinan lo mismo....

—Mi Padre si —le interrumpo y me permito reír de su confusión —es el dueño de todo lo que vez y si estas ocultando algo, algún día se sabrá y no quiero estar en de tu piel cuando eso suceda.

Mira las fotos una última vez y luego a mí, la decisión está en sus manos. Lamento tener que ser yo quien le muestre esto, pero no hay nada que yo pueda hacer. En este punto, tengo que ser egoísta y hay demasiado en riesgo.

—Hablaré con Sergey —habla y se incorpora, alisa su ropa y mira algo detrás de mí —la solución está en tus manos... Cásate con ella.

—Debo esperar a que los niños nazcan... —alza la mano y señala el logo encima de mí.

—Ella deja de ser Duffy y se convierte en Frederick y como tal debe ser resguardada. —su consejo hace que mi cuerpo se incline hacia delante y mire el logo de la empresa sonrió ante la realidad que él me muestra. —la esposa del dueño de Ind. Frederick, tiene el mismo trato especial que el dueño. Es como tu señora madre, el nombre de Fiorella D'angelo nunca puede ser nombrado en la mesa de juntas.

Él tiene razón su padre no tendrá motivos para intervenir, eso podría en juego las bases de su ya desestabilizada organización. Inclina la cabeza y gira para retirarse, y no soporto la tentación de preguntar.

—¿Quieres Des? —detiene sus pasos y gira a verme un instante antes de responder.

—¿Lo dudas? —pregunta y afirmo.

—La razón de creerte es la misma por la que no te considero inocente —le digo y junta las cejas —sabías que ella estaba en riesgo y no dijiste o hiciste nada. El amor no tiene que ser perfecto, solo sincero Jedrek—le digo, pero no responde y sale de la oficina.

No sé qué cojones querías con Des, pero no la amabas.

Pd. Me dio un mini infarto al ver que no guardó lo que era... jaja ok.

Cero estres chicas un abrazo,

Hoy tendré pesadillas 

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