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Capitulo 20

Gregory aseguró no poder contradecir una orden de su hermano, por más que deseara complacerme. Además, me contó que, cada uno de ellos tenía una sección en la empresa. A la cabeza estaba Gregory quien según sus propias palabras siempre estaba con su padre y era el único interesado en seguir sus pasos. En la seguridad de todas las sedes, el divertido Jasón quien dividía su tiempo libre en sus padres y la empresa.

En la salud de los empleados y dirección del hospital que llevaba el mismo nombre de la empresa, estaba Matt. La parte diplomática o el rostro de la empresa ante el mundo, estaba a cargo de Emma, quien se encargaba de todo lo que correspondía a la imagen de la empresa ante el mundo y Tambien ambiental, esa que se supone debería estar a cargo de Isabella.

La oveja negra de la familia, pero nunca le ha interesado la empresa.

Estudió ingeniería ambiental, solo para complacer a sus padres, pues decía que lo suyo no era el trabajo de ocho horas diarias por un sueldo. Llegué a tratarla el día del almuerzo y todo ese mismo día que estuve allí, era una chica hermosa y ella era consciente de ello.

Al final solo logré sacarle a Gregory no sería injusto con él, me aseguró que no. Era consciente que si Jedrek lo hizo (llamarme), fue porque yo le di motivos y aunque no vi reproche en su voz si pude ver que le afectaba hablar de ello. No pude refutarle nada él tenía mucha razón, consciente o consciente o inconscientemente yo le di a Jedrek bases para creer era correspondido.

En cuanto a mi embarazo los síntomas que algo andaba raro empezaron a presentarse en la proximidad de mi mes número seis. Si bien ellos estaban allí desde que salí del hospital, no eran tan fuertes e iban aumentando a medida que mi embarazo lo hacía. Gregory acudía conmigo a todos los controles o se las arreglaba para estar en casa cuando era día de visita.

Salíamos en las tardes o noches, dependiendo del horario suyo, al parque. Aprovechábamos ese instante para sacar a Trisha y despejábamos la mente. De vez en cuando Gregory se retraía, en algunas ocasiones daba una que otra excusa para no salir e imaginé que no se acostumbraba a que lo vieran conmigo.

Jedrek ya no estaba conmigo, había decidido luego del penoso incidente lo mejor era mantener las distancias. Lamenté mucho todo, pero en el fondo me sentí más cómoda, pensé que esa decisión cambiaría la postura de Gregory, pero no fue así. Han pasado cuatro días luego de la última salida, él no ha venido a casa y ya son las ocho de la noche.

Mi escolta solo tiene permitido llevarme a la mansión, es un chico amable pero que se ciñe a las reglas y las toma al pie de la letra. En este instante, intento convencerle para que me lleve a casa de la señora Julia, algo que se rehúsa hacer.

—No es posible —repite por enésima vez y pongo mis manos en jarras.

—¿No te sabes otra respuesta? —pregunto molesta y alza su ceja oscura divertido. —siempre dices lo mismo y me molesta.

Debe tener unos 28 años, alto, delgado y de aspecto desnutrido, no parece alguien capacitado para lo que dicen. No obstante, he prometido no volver a juzgar a nadie por su apariencia. Estoy sentada en un sillón y el al pie del ascensor, como si temiera que me diera a la fuga.

—¿Sabes que no soy rea? —insisto y me mira sin decir nada —puedes salir a otro lugar de la casa, el nuevo jardín de la azotea está quedando hermoso.

Si, Gregory contrató los servicios de un decorador para instalar un jardín en la azotea. No puedo subir sola y en eso tiene razón, porque puedo caer solo lo hago con él.

—La señora es muy amable, pero temo debo declinar su oferta.

El mismo "No es posible", con diferentes palabras, pienso mirándolo enfadada y el regresa a su posición inicial. El ruido del ascensor llegar y el sonido propio de las puertas abrirse me hacen alzar la vista. Sonrío al ver al hombre entrar y Trisha saluda como si su cintura se fuera a partir en dos. Se agacha para acariciarla y mima su lomo antes de decirle.

—Lo siento peluda, hoy no habrá salida —estoy por explotar cuando se dirige a mí —hoy saldré con tu dueña.

—¿A dónde? —pregunto, pero no responde.

Me pide ponerme algo más abrigado porque afuera hace frio, dice que iremos de compras. Intrigada por ese comentario, voy por algo para cubrirme y zapatos, avanza conmigo y me ayuda a calzar. El chico quien dice simplemente le llamen Jack, le dice puede irse.

—¿Iremos solos? —pregunto.

Jedrek no está en la ciudad, hace tres días se fue de viaje, había un problema con las cámaras de la fábrica en Texas y tuvo que ir él a solucionarlo.

—Jedrek nos alcanzará —responde y extiende la mano para que la tome —iremos con el grupo de los domingos, no vamos a demorar. —continúa tomando mis manos y caminando hacia el ascensor — solo quiero que despejes la mente y ver cunas, biberones, ropa... —dice y sonríe alzándose de hombros —no sé esas cosas, vamos casi por el mes seis y no hemos comprado nada.

No tiene que decirme otra cosa, la sola mención de ir a comprar o ver esos detalles hace que mi corazón se acelere. No hemos pensado en nombres de ninguna clase, ambos decidimos dejarles esa tarea a sus padres y están emocionados con ello. No queremos saber el sexo, decidimos sea una sorpresa de camino al centro comercial resolvimos buscar colores neutros.

Se ha rumorado que si son dos niñas quieren que se llamen Addison y Allison, de ser niño y niña Ella y Ethan, por ultimo si eran dos varones como su padre, sus abuelos querían llamarles Caleb y Joshua. Eso fue la última vez que tocaron el tema, porque siempre decían nombres distintos.

—¿Lista? —me dice una vez detenemos el auto en el parqueadero del lugar y afirmo—a mis padres no les gustara que hagamos esto solos —me dice y sonrío —pero ya le di lo más importante... los nombres.

—Podemos llamarlo —sugiere y niega.

—Están en una comida con los O'hurn y me conviene esa reunión —no dice nada más al respecto y como imagino se refiere a trabajo le restó importancia.

(...)

Eran demasiadas cosas hermosas, quería llevar todo lo que veíamos. Terminamos haciendo una lista de cosas que podríamos comprar, él tomó fotos que dijo les mostraría a sus padres porque eran los expertos.

—Tengo sed —digo al salir de un local —también creo necesitar un baño.

Asiente y mira en todas las direcciones y señala una cafetería. Ese día el dolor de cabeza no se ha presentado, tampoco la hinchazón en mis manos. Podría suceder que todo se normalizara y ello era la respuesta a todos ruegos.

Al entrar descubrimos que el sitio es grande hay varios hombres trabajando aquí y allá, nos piden disculpas, pero hace unos días hubo un robo e hicieron daños que hay que reparar. Por fortuna está solitario a esa hora, salvo un hombre vestido con americana negra que se sienta justo en la silla de la mesa de al lado. Mientras Gregory pregunta por un baño y la dependiente le señala una puerta.

Me lleva al lugar dejándome en la entrada y me expresa que irá por el agua, si deseo algo más. Tras decirle que solo eso, se aleja dejándome en la entrada. Ya dentro veo que en el sitio es de hombres y mujeres con solo un lugar en dónde lavar las manos. Estoy por devolverme cuando la señorita habla.

—Hay dos puertas, esta es la de las damas—comenta y señala la otra —por allí está la de los hombres, solo comparten esta zona, lo siento estamos en remodelación.

Entró con la seguridad que me da saber eso, hay tres cubículos que voy empujando para asegurarme que no haya nadie más. Una de esas costumbres adquiridas o fijadas por mi hermano que no he podido quitarme, son sanas y de todas maneras me han ayudado en gran medida.

Del error se aprende pienso con una sonrisa nerviosa, entrando al último cubículo y cierro la puerta. Me aseguro que este bien cerrada y una vez lo hago, quito los botones que sostienen la braga y escucho los pasos en el otro lado seguido de una puerta abrirse, luego cerrarse. Siempre he odiado esos lugares, mi estado de embarazo me impide hacerlo como realmente lo hago. Busco a mi alrededor y tras encontrar papel, cubro todo el wáter con él.

Ser un enorme elefante caminando en dos pies y con todas las limitaciones que ello tiene, me obligan a instalar mi trasero en ese lugar que quien sabe cuántas personas y con qué enfermedades han usado.

¿Qué puede ser peor que no poder aguantar las ganas de orinar? Las flatulencias, cambios de humor e incluso ganas de dormir y no despertar jamás, esto último ocurre en los últimos días.

—¿Linda? ¿Todo bien? —escucho a Gregory preguntar afuera.

—¿Alguna vez has sido mujer en embarazo y has tenido que hacer pis en un baño público? —pregunto y lo escucho reír con ganas. —eso creí.

Sé que estamos pasando por un mal momento, pero no hay razones por los cuales lamentar antes de tiempo. Salgo del lugar y voy en búsqueda del lavado encontrando a Gregory a un lado esperándome. El mismo hombre de la americana negra, está lavando sus manos y tiene el ante brazo descubierto. Una vez se da cuenta que lo estoy viendo hace un guiño de forma coqueta, frunzo las cejas confundida y él sonríe abiertamente.

—¿Cuántos meses? Parece que tiene un equipo de futbol allí—dice inclinado en el lavamanos y su voz suena dura, con esa entonación fuerte en algunas silabas...

El inconfundible acento ruso...

Cierra la llave alzando su cuerpo, retirando varias hojas de papel para secar sus manos, movimiento que hace sin despegar los ojos de mí. Gregory charla por móvil con alguien, mi vista se detiene en la insignia militar con esa calavera en su antebrazo, la SS nazi y la cresta.

—Seis —respondo en ruso, captando la atención de Gregory quien cuelga diciendo algo a quien sea tiene en la línea.

Era el mismo tatuaje del hombre que intentó entrar al apartamento de Charly, el mismo tono de voz duro rasposo. El clic del otro lado de la puerta hace a Gregory girar y buscar el móvil.

—No hay señal —le dice —¿Sabes quién soy? —me pregunta y avanza en mi dirección.

Siento las manos en mis hombros y a Gregory interponerse entre los dos, sin entender que sucede, le escucho decir que ha venido por mí, pero en ruso, un idioma que él desconoce.

—¿Qué deseas? —pregunta Gregory y el hombre sonríe.

—Ella debe saberlo—responde y lo observo sin entender—¿No lo sabes? —pregunta inclinando la cabeza a un costado en búsqueda de mi rostro haciendo que Gregory vuelva a cubrirme —yo compré la deuda de tu novio Marcelo y por ende me perteneces.

Apoyo mis manos en su chaqueta mientras mi cabeza hace lo mismo en su espalda, eso no puede estar sucediendo. La peor pesadilla de Brad y mía se está haciendo realidad, conozco lo suficiente pasa saber que esa cresta, y la insignia con la calavera hablan de alguien importante en la mafia. Brad solía hablar todo el tiempo de lo que significaba cada tatuaje con una devoción que solía enojar a Cas, incluso a mí en algunos casos.

—Te hice una pregunta —insiste Gregory —¿Quién eres? —señala su antebrazo y el hombre sonríe —tu tatuaje tiene errores...

—Ahora el ejecutivo es tu experto —le interrumpe burlándose de él, pero Gregory no pierde la compostura.

—Quien no conoce su pasado se condena a repetirlo—aclara y veo que hecha una de sus manos hacia atrás y entrelaza con una de las mías —¿Quién eres? Es la última oportunidad que doy.

—Ya lo dije, yo compré el uso de ese coño a su novio...

—Ella no es novia de ese infeliz y no es una mercancía que pueda venderse —ruge Frederick enojado.

Si siente miedo o no es difícil de decir pues su actitud y comportamiento es el de siempre. El hombre reír divertido saca una pistola de la parte trasera de su espalda y la apunta hacia Greg, sin embargo, éste no hace pie por quitarse de su camino.

—Seremos como hermanos después de esto Frederick, yo te paso una de mis chiquillas —dice con la serenidad que le brinda tener el control —Compartiremos lo más básico... nuestras putas.

—Des... Intenta llamar a alguien —y no espero que lo diga de nuevo, tomo el móvil y me sale la señal de solo emergencias.

Me voy a la puerta y la golpeo una y otra vez solicitando ayuda. Mientras le dice que no nos hará nada, simplemente quiere que sepamos que vendrá por mí cuando mis hijos nazcan

—¿Quién eres? —pregunta Gregory.

—Soy Frederick —responde y dejo de golpear pidiendo que abran. —¿Vienes ahora o después? —me pregunta inclinando su cuerpo a la izquierda y me vuelvo a pegar a Gregory.

—No te llevarás a Des, ni ahora, ni después —da un paso al hombre quien retira el seguro lo que me hace pegarme a su espalda para que no de otro más —no tienes idea con quien te estas metiendo.

Ríe señalando a Gregory con el arma, diciendo que él tampoco sabe quién es. Dice ser hijo del hombre a quien le paga su padre por proteger, nieto del fundador del que brinda seguridad y en respuesta Gregory sonríe.

—Yo conozco a los Levenev... tú no eres uno —le responde seguro.

—Nosotros controlamos el mundo —ruge sonriendo y me alivia el ver que la puerta está siendo golpeada escuchando la voz de Jedrek. —somos una nación.

—Llámalo cómo desees, pero aquí, en Rusia, Italia, México, Japón, etc. —enumera— Son delincuentes, maleantes, ladrones que se acostumbraron a vivir de la gente de bien ante la imposibilidad de generar ingresos lícitos...

—Los americanos son emocionales, es sólo una puta más —interrumpe señalándome y Gregory da un paso a él, pero apunta esta vez en mi dirección —pusiste tus ojos en una mercancía que no era tuya. Desiré Duffy es nuestra, mucho antes de comprar su deuda y por lo tanto debe volver.

—¡No la llames de esa manera!

Mueve el arma a uno y a otro sin dejar de reír y sonríe pues la situación en la que nos tiene es divertida para él. En lo único que pienso es que sus hombres muy seguramente no tienen idea en lo que estamos nosotros.

—¿Por qué no dárnosla a mí? —pregunta y hace un guiño —yo te devuelvo a esos niños, si nacen... —corrige — nos quedamos con la chica. —insiste —te perdono que no me recuerdes...

—En la vida lo he visto —replico —¿Quién eres?

—Uno de tus dueños—dice mirando mi cuerpo y mordiendo sus labios —no serás de ninguno en realidad, sino de muchos y eso debes agradecérselo a este.

El ruido sordo de la puerta ser empujada con violencia desde afuera me hace gritar, lo que obliga a Gregory a girar hacia mí.

—Por allí —le señala a Jedrek —americana negra, camiseta blanca y una insignia militar en su antebrazo, rubio, 1,80. Un maldito americano más a ese infeliz estoy describiendo —grita frustrado mientras me abraza.

La descripción que hace del hombre es tan precisa que me sorprende se fijara en todo eso, porque yo solo estaba pendiente en salir de esta situación ilesa.

—Será mejor si lo llevamos a casa —nos dice uno de sus hombres. —es poco probable que lo encuentre ¿Lo sabe verdad?

Gregory

Tras asegurarme que se ha dormido, cierro las puertas y voy en búsqueda de mis padres. No tuve otra opción más que llamarles ante el incidente, ellos habían ido a hablar con la tía Ivanna en búsqueda de información.

—¿Se durmió? —asiento a mi padre.

—Fue una locura —le digo —¿En realidad está muerto?

La policía encontró su cuerpo, se había dado un tiro en la boca. No hay documentación o algo que nos diga quién es, salvo por su acento ruso y que Des lo reconoce como el hombre que quería entrar esa noche al apartamento.

—El tatuaje e insignia es real —habla Jedrek y lo miro un instante —son muchas celular Frederick, Sergey no las mueve todas no es Dios, por más que lo desee.

Mi padre me dice que tiene Jedrek tiene razón, la insignia hace parte de otro grupo que Davis Rogers se lo dijo. Toma el móvil y me muestra la marca y asiento sin decir nada. Es muy común que deserten de un lugar y se vayan a otro, al ser grupos "amigos", no hay mayores problemas.

—Resuelven todo con dinero, armas o mujeres —expresa Jedrek —no encontraras nada de él, por qué no tienen nada. La gran mayoría que opera en otros países son huérfanos, la documentación suele ser falsa (aunque bien falsificada), están dispuestos a morir por su jefe. Su habitación o apartamento suelen ser limpios, si esculcas un poco quizás encuentres armas, más de eso... nada —dice alzándose de hombros.

—¿Quién es el jefe aquí? —pregunto y guarda silencio.

—Baja el tono de voz— habla mi padre y alzo las manos.

—El jefe de aquí compró la supuesta deuda y tu padre está dispuesto a hacerla efectiva —hablo enfadado—como si yo estuviera pintando en la puta pared y fuera otra más de sus zorras. Compran y venden a mi mujer como si fuera una cualquiera, en tus narices ¿Y no dices nada? Ni siquiera a mí —le digo golpeando mi pecho con violencia —¿Qué clase de hombre eres?

—Sé que tienes motivos Gregory, pero el jefe de aquí no importa —intenta calmarme y suelto el aire molesto.

—¿Qué parte de ese maldito jefe de aquí cree que compró a Des, no me estas entendiendo? —doy un paso hacia él amenazante y abre los brazos en señal de que no hará nada en mi contra.

—Sergey no tiene que ver —insiste y mi padre me impide golpearlo. —es algo más profundo que esto hijo, por favor detente.

Es mi madre quien se instala a frente a él y le mira sin decirle nada, por un instante se limita a verle. Sin entender que ocurre Jedrek le sostiene la mirada molesta.

—Un cazador puede demorar horas oculto con un arma en la mano, con tal de derribar a su presa. Son muchos factores que debes tener en cuenta, el viento porque él puede desviar la bala o flecha, el lugar y el momento —inicia diciendo y Jedrek alza una ceja —lo mismo ocurre con la venganza, cuando estas por destruir a alguien puedes esperar meses, años o décadas... el hombre que quiso destruir a mi padre, espero 28 años Jedrek.

—No sé a qué se refiere señora...

Ni yo, pienso cuando veo a mi padre y este solo asiente sin decirme nada. Ellos hablaron con los O'hurn Ivannov y algo tuvo que decirles, para que lo siguieran protegiendo, cuando todo lo hacía culpable.

—Jedrek no se retiró porque no quiere el trono —explica mi madre —lo hizo porque se enteró de quien mató a sus padres.

—¿Perdón? —pregunto y todos guardan silencio.

—Sé que es tu hermano y que le debes mucho a Sergey, pero sabes que lo que está sucediendo es su culpa. —sigo sin entender y miro a Jedrek quien tiene el rostro tenso, esta vez veo el dolor en ellos. —quieres romper lazos hijos, hazlo ahora.

—Wladimir Levenev es la persona a cargo en América —responde y me mira fijamente —no conoce a Des, no está interesado en ella como mujer.

—¿Entonces? —pregunto y guarda silencio.

—Sus intereses en ella es porque supo que Jedrek le gustaba —responde mi padre —también porque lleva en su vientre a tus hijos.

Su padre le ha negado la entrega del poder y lo envió a américa, solo se lo entregara si llega a convencer a Jedrek en volver, algo que no está dispuesto a hacer. Tener a Des, es una forma de obligarlo a volver a Moscú. Los motivos para él son simples, los Levenev causaron la muerte de sus padres.

—¿Tu hermano y Vasilé? —pregunto y afirma —¿Por qué?

—Solo sé que Vasilé es familia de la chica que atropellaste...o del novio de esta —confiesa —Wladimir está dispuesto a lo que sea para cumplirle a mi padre y yo trabajo contigo... ¿Entiendes?

Lo entiendo, pero eso no hace más que complicar las cosas...

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