Capítulo 19
Gregory
Cuando le dije a Matt lo que había sucedido con Des en la madrugada, incluido el mensaje y llamada de Jedrek. No lo hice con la intensión que tomara cartas en el asunto. El sacarme de ese lugar no generó en mi molestia, todo lo contrario, me ocasionó diversión. Me sacó de un sitio rodeado de personas, en donde él podía vernos y nos envió a los dos, solos, en un penhouse. Los celos son sin dudas un cáncer, pienso divertido.
—¿Por qué te molesta que intervengamos? —me pregunta cuando estamos bajando por el ascensor. —él no puede jugar con tu seguridad y si siente celos de ti, debería estar lejos. ¡Es un peligro!
—Ella le ha dado ese poder Matt—respondo simplemente, lo que ocasiona que bufé molesto. —es la realidad y no puedo taparla. Mi deber es que esté segura, llevar su embarazo a feliz término.
—Eso no sucederá si Jedrek mete las narices cada que están juntos por celos. —insiste y es mi turno de protestar, apoya una mano en mis hombros presionando mi cuerpo contra las paredes metálicas y me obliga a verlo —No puedes culparte toda la vida por un daño que nunca pasó —habla y mis ojos se encuentran con los suyos.
Una parte de mi un corazón que se dividió en dos, al ser demasiado grande y no entrar en el cuerpo de un solo niño, tuvo que dividirse en dos mitades idénticas, eran una de las tantas respuestas de mi tío Omat, ante nuestra pregunta porque éramos dos y muy parecidos. La otra decía que nuestra alma era muy vieja y no podía estar en un solo cuerpo o que éramos almas gemelas que habíamos logrado vencer todos nuestros obstáculos a través de vidas pasadas.
Por lo que fuera, Matt era el único que tenía el poder de entenderme y calmarme.
—Madison no logró nada... —habla mirándome fijamente —Harris lo impidió ¡Deja de culparte! —sigue presionando con fuerza su mano en mi pecho— Sé que te gusta ese terremoto que llamas Des —continua con burla y apoyo mi mano en la que sostiene mi pecho, mientras las que tenemos libres la apoyamos en la mejilla del otro y juntamos nuestras cabezas. —si te culpas por no creer en Harris, solo recuerda donde lo conociste y haciendo que. —escucho esa dosis de sentido común que sólo él tiene y me calma, suelto el aire aliviado porque esas palabras tienen en mi ese efecto tranquilizador difícil de entender para algunos—llegó a nuestra casa por ti, fue por todo lo que hiciste por él, su familia y hermanos que investigó a esa mujer y que aún lo sigue haciendo. Gracias a ti fuimos salvados, porque de no traer a Harris...no tenemos idea de lo que hubiera sucedido.
—El crédito es todo de Harris, yo pude ayudarle, pero él olvidarlo... Nunca lo ha hecho —le recuerdo y alejamos nuestros rostros —pero comprendo tu punto y lo agradezco. El problema es que ella no ve en mí nada bueno.
—Por qué piensa que ser rico es malo, — me aclara—necesita psicólogo y medicación urgente —sigue apoyando su cuerpo en las paredes del ascensor y sonriendo —en cuanto a Jasón Frederick, nuestro padre no lo culpes eres su adoración...
—¡No me empieces Matt! —le digo empujándolo a un lado lo que hace que su risa se escuche más fuerte.
—No me hace daño, sé que necesitabas se ese cariño y papá también lo vio—aclara y sé que lo dice sinceramente — ¿Tan mal vez que te den una mano?
—Si quisiera ayuda la pediría —le digo revisando el móvil— alejar a Jedrek es fácil, es solo decir quién es y ella no querrá ni oler su mismo aire. —giro mi cuerpo y observo mi apariencia en el espejo arreglo, la corbata está rodada y la arreglo rápidamente. Matt me mira con rostro interrogante, por lo que decido seguir —¿Por qué no se lo digo? —afirma y me encojo de hombros —no sería justo señalarlo por los pecados de su padre, es un buen empleado y ha hecho su trabajo bien...
—Hasta anoche —insiste y niego —a esta hora papá debió hablar con él, ella tendrá a un hombre del tío Vincent y tu igual.
—Solo espero no existan roses—respondo preocupado. —'confío en que sepa enviar a dos personas buenas en su trabajo y que se adapten a Jedrek.
Soy muy consciente que no tengo porque revisar su móvil y que nada de las excusas que le dé justificara el que lo haya hecho. Fue accidental, tome el objeto para llevárselo junto con el pijama. Justo en ese instante el móvil sonó, la dificultad de llevar varias cosas, no saber cómo sostenerla, el destino o satanás hizo activa el altavoz.
Lo último que quiero escuchar es a uno de mis empleados referirse a mi como aburrido y eso no fue mi dolor. La pregunta que me hice toda la noche era ¿Qué los llevó a hacerse esas confesiones? Y ¿Por qué Jedrek se sentía cómodo hablando de mí en esa forma?
—¿Cómo quedó tus cosas en casa? ¿Aún necesitan ese préstamo? —preguntó ante la evidencia que toda la charla fue de mí y no pregunté por él.
—No quiso la ayuda de papá, por más que su hija de lo rogó —me dice sonriente y cruzándose de brazos —gracias por no ayudarlo, tenías razón. Creo que le debo una disculpa a tu chica.
—Será mejor que no sea por estos años Matt —advierto —no retes a la fiera y me dejes a mi domarla, que no es divertido. —la respuesta es sonreír abiertamente y me digo que en el fondo es mejor que esos dos no se lleven bien — ¿Qué dice Aryana de todo esto?
No se habla con su padre, Matt asegura desconocer lo que pudo suceder, sólo que tras una disputa la chica decidió romper relaciones con su padre. Salimos del ascensor a autos distintos, él tenía que recoger a su esposa para ir a casa de mis padres yo pasaría antes por los productores del programa.
Los problemas seguían y el inminente juicio con ellos estaba casi en puertas. Se negaban a aceptar su culpa e insistían en que uno de los míos fue quien dio paso a ese hombre. Media hora después detengo el auto en el lugar de siempre y me bajo del mismo.
—¿Usted dirá? —habla uno de mis hombres acercándose a mí. —¿Entramos?
—Es lo mejor —respondo en calma mirando todo el lugar.
Entro observando atento todo el lugar y a lo lejos veo a la mujer sentada en una de las mesas. No hay nadie de los productores allí y estoy por regresarme cuando la mujer se levanta y me llama.
—¡Gregory! Por aquí —no tengo de otra más que avanzar hacia ella.
Me esfuerzo en poner distancias y el saludo es cordial casi impersonal. La reunión toma buen camino cuando pone en la mesa el contrato que firmé del programa y me dice que está dispuesto a romperlo en ese instante. Lo único que me pide es tener la exclusiva de mi boda y las fotos de mis hijos.
—No estás en condiciones de poner condiciones —expreso señalando el contrato con la yema de mis dedos —te recuerdo ese hombre entró por un fallo de tu seguridad y digo "fallo" porque no tengo pruebas de otra cosa.
—No te cierres a la idea que puedes tener un enemigo en el trabajo, no sería la primera vez—comenta —tampoco puedes culparme por aprovechar un mal y moverlo a mi favor. —sonrío al apretar el documento y arrugarlo con violencia, lanzándolo en su dirección.
—Entendería si no se tratara de mi mujer, la madre de mis hijos Enrietta —intento levantarme, pero me lo impide apoyando su mano en la mía.
—Siéntate Gregory —pide y me quedo en pie un instante —tengo una información que llegó a mi mesa y no he querido lanzar, por los años de amistad... ¡Siéntate! Por favor.
Una vez lo hago asiente y saca algo de un maletín que oculta al pie de sus piernas. Realmente no esperaba que me dijera nada importante, creía que era uno de sus trucos para evitar el escándalo.
—Tu jefe de seguridad es hijo Sergey Levenev, quien a su vez fue hijo del mayor o Wladimir Levenev—suelto el aire y miro a la mujer quien me extiende un sobre hacia mí.
—Es un hombre limpio Enrietta —confieso y ella afirma —no puedes juzgarlo por lo que hace su padre, es como hacer lo mismo con papá o con cualquiera de nosotros, incluso con Ivanna Ivanov.
—Pero es lo que vende Gregory y ambos lo sabemos. Además, que, algunos aquí opinan distinto... deberías tomar medidas —continua —yo rompo este contrato, tú las fotos y olvidamos este incidente.
—¿Quién me garantiza que no tienes más? ¿Qué no volverás en un mes o dos con algo distinto Enrietta? —pregunto indignado y ella sonríe. —tu palabra me has demostrado no es de valor.
—Son las únicas que hay Gregory, en el interior tienes el móvil con las que fueron tomadas —continua y me permito abrir el sobre —tu no quieres ese escándalo, ni yo tampoco, serán meses de juzgados, abogados, litigios y dinero Gregory. Quizás cuentas con ese dinero para durar años, mi canal no.
Las fotos son antiguas de Jedrek caminando por una calle de Moscú al lado de su padre y madre. Serian fotos inocentes si en la misma foto no iban dos personajes buscados por este país, tráfico de drogas, mujeres y hasta armas, era del esquema de seguridad de Sergey. Tomo las fotos y el contrato, los hago pedazos y lo lanzo todo en el sobre, saco el móvil porque no pretendo deshacerme de él y no se realmente para qué lo podré necesitar.
La dama sonríe al verme hacerlo y aunque lo prometido en esa mesa no me garantiza nada, estoy dispuesto a que cumpla su promesa.
—Mis pruebas no te las daré —digo y su sonrisa se borra de sus labios —aquellas que te muestran como la que grabó el video, metió a ese hombre al salón de eventos —empiezo a decir sacando cada foto y dejándola en la mesa —también hablando con él en ese bar y hasta pagándole —lanzo la última foto y me cruzo de brazos al terminar —tu no necesitas de mi más que mi palabra, lo que no ocurre contigo.
—¿Almorzamos? —pregunta con una media sonrisa, pero por dentro sé que está a ardiendo. —sellaremos este trato como se debe entonces.
(...)
Miro la hora son las tres y media de la tarde, realmente no espere que esa reunión durara tanto. Al final los productores si llegaron y tuve que lidiar de nuevo con la insistencia de que quieran el jodido programa. Si existe le karma, yo lo estoy viviendo con todo esto. Mi padre tiene en estima a Jedrek, pero debe tomar medidas drásticas, de ninguna manera podemos ser señalados con Levenev.
El fantasma del abuelo Epson aun ronda por todo el lugar y en algunos miembros poderosos de este país, sería fácil que el escándalo nos llegara y todo se viniera abajo. El sonido del móvil me hace mirar la pantalla y noto que se trata de un número desconocido.
—¿Frederick? —reconozco la voz como la del hermano de Des y suelto el aire ¿Ahora qué? — ¿Estas solo?
—Voy conduciendo Brady—respondo y su respiración es pesada —estoy solo, Des esta con mis padres...
—¿Tus escoltas? —insiste.
—En otro auto detrás de mí, puedes hablar con tranquilidad, tus secretos están a salvo conmigo —replico en tono burlón.
Por unos minutos solo escucho su respiración y empiezo a sospechar que está en problemas o quizás sea su hermana. Lo que empieza a contarme me hace frenar de golpe, ganándome varios insultos, que no presto atención porque solo tengo ojos y oídos para la voz detrás del móvil. Me dice que su hermana está en peligro, una de las razones por las cuales quiso irse fue por Des. Uno de sus jefes se fijó en ella y en este instante, al ser mi prometida y estar su foto en todos lados, el hombre volvió a insistir.
—Nunca vi a mi jefe y me refiero al jefe de jefes —continúa —solo me hablaba para darme una orden, no tengo que explicarlo.
—No —respondo seco y mis manos aprietan el volante.
—Estaba en desventaja porque él sí conocía de mí, pienso que por lo que hizo Alexis conmigo. Conocía a mis hermanas, que me llevaba mal con una por sacar a mi madre a la calle y protegía a otra, jamás permití a Des buscarme en los lugares que frecuentaba. Me sentía aliviado que ella siempre trabajara por fuera, porque ello la mantenía alejada de mí y esos tipos. —su voz empieza a hacer cada vez más desesperada y mis manos empiezan a entumecerse por presionar con fuerza el volante —estar contigo la ha puesto en peligro...
—Des está bien, nunca ha estado más segura que ahora —hablo en tono seguro y le escucho soltar el aire.
Cree fue el misterio que tejió en torno a su hermana hizo a su jefe querer conocerla, yo no lo veía posible, era un hombre que podía tener a cualquier mujer a su lado. Creo muy factible que la conoció en otro lugar, averiguó quién era y eso hizo querer tenerla a cualquier costo.
—Quizás fue alguno de esos hombres que cuidó, la gran mayoría ancianos tienen la descripción que me das de ese hombre —le digo y me da la razón. —el mismo Vasilé puede ser Brad.
—No es de los nuestros —responde.
—Ella dice haber escuchado su nombre esa noche que está sola en ese lugar —insisto.
Doy un resumen de lo que me ha contado e insiste en que es imposible, Vasilé no tenía negocios con ellos, aunque ahora las cosas habían cambiado un poco.
—Prohibir ir a tu compañía en realidad era por otro motivo —continúa —si tú te enterabas que era mi hermana, lo dirías a mis jefes, elevarías una queja...
—Entiendo el punto, pero te fuiste y eso hace que ella quedara sola Brad ¿No era más riesgoso dejarla sola? —exijo saber.
Ingreso de nuevo a la autopista, mientras me dice que alguien le daría trabajo y que estaba seguro con ese hombre no le harían daño. Fue donante para que Gerald Doyle saliera del estado crítico, le pagaron por ello, con ese dinero creyó poder pagar su libertad y la de su hermana.
—Aceptaron todo sin problemas, pero Janet me hizo entender que todo fue muy fácil.
—Realmente sí, tengo entendido que de allí sólo sales muerto Brad —confirmo.
Hayden lo buscó para entrar a la fábrica de los Doyle, se negó y amenazó a él y a su pequeña familia. Así que volvió con el contacto de su jefe, entregó todo el dinero que le quedaba y solicitó ayuda para sacar a Hayden y a Charly del camino.
Alejar a su hermana de la ciudad era otro motivo, porque en los últimos días recibía presión por parte del enlace que tenia de su jefe. El hombre insistía en querer a Des dentro de su grupo de mujeres y él veía conforme pasaba el tiempo que no podía negarse.
—El escocés, me dijo que pidiera lo que quisiera y le pedí ayudar a Des —continúa —son tipos de honor, sabía que llevaría al extremo esa promesa. Se la llevaría a Edimburgo, Des es voluntariosa, trabajadora... Al regresar a su país no la dejarían allí.
Detengo el auto se en un semáforo en rojo y varios peatones cruzan la calle, instantes después, una pareja lleva de la mano a un pequeño de cinco años, lleva en su espalda un morral y su padre lleva una maleta pequeña en forma de tortuga. Me encuentro sonriendo a la imagen, nunca he detallado esas cosas, es quizás la primera vez que un acto tan sencillo como una familia me parece tan perfecto y llega a mi mente el rostro de Des.
—Me fuí confiado, no tuve en cuenta no le dejé dinero ella tenía que sobrevivir mientras Doyle la llamaba —la voz de su hermano me trae de vuelta a la realidad.
El cambio de semáforo me obliga a seguir, él aún no me ha dicho porque me está diciendo todo esto. Hasta el momento no hay nada ponga a Des en peligro, pues está segura conmigo. No entiendo porque dice que debe alejarse de mí, cuando debe pedir todo lo contrario.
—¿Por qué me estás diciendo esto ahora Brad?
—Marcelo la puso como aval...
—Eso son excusas. —le interrumpo y la suelta el aire molesto.
—¿Crees que no lo es? —explota enfadado —el maldito quien le hizo el préstamo le vendió la deuda a ese hombre y él... La está haciendo efectiva con Sergey.
—¿Cuánto...?
—No quiere efectivo Gregory, no está dispuesto a negociar —interrumpe y detengo el auto ya en la entrada de la casa, apoyando mi cabeza en el —las cosas han cambiado aquí, todos los dicen ya no es lo de antes... Desde que Sergey entregó la silla es así.
El dinero es irrisorio, me dice, realmente es más cuestión de honor por ser rechazado y ahora verla convertida en mi prometida. Sabe que puedo pagar la deuda que sea por ella, por eso solicita que la deuda se pague tal cual esta.
Es decir, entregar a Des.
—¿Cuándo fue eso Brad?
—Hace unas horas —responde —la única salida es que dejes libres a Des.
No sabe lo que pide, porque lejos de hacer lo que me pide, haré lo contrario y no habló solo de mis hijos, se trata de ella. Era lo que querían que le diera la espalda y el ir por ella donde sea se encontrara.
—Sabes que no lo haré Brad —le digo y lo escucho suspirar —Supongo que William o Hermes, no tienen incidencia en esta historia —su negativa es más un quejido de dolor y entiendo su punto —¿Estas en problemas?
—Quién tenga a Des lo está y sé que es un riesgo que no vas a correr...
—Yo me encargo —le interrumpo y lo siento inspirar aliviado, la veo salir al jardín mirando en dirección en donde está el auto detenido —¿Quieres saludarla?
—No tengo el valor para decirle que la metí en esta situación —habla y las rejas se abren —solo cuídala.
Detengo el auto y quito el seguro al auto al ver que está en la puerta del copiloto con los brazos en jarras y mirándome molesta.
—¿Qué son estas horas de llegar? —pregunta enfadada y saco la canasta que tengo detrás. —¿Qué traes allí? —sonrío la ver que intenta quitarme la canasta de las manos y salgo antes que ella pueda verlo.
—Son para mamá —le digo y avanza a paso rápido hacia mí.
—Hay Zarzamoras ... sabes que son mías.
—¿Qué es ese ...? —mamá se detiene al verme alzar la canasta lejos de ella y sonríe.
—Perdón por no llegar, pero estaba solucionando lo del programa —avanzo hacia ella y el abrazo fuerte, lo que le permite a Des quitarme de las manos la canasta —no fue mi intención hacerte sentir mal... Dios es testigo de cuanto te amo.
—Y yo a ti mi cielo—responde —perdona por ser tan ruda contigo...
—Gracias a ello, soy lo que soy mamá y te amo más por ello...
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