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Capítulo 13

Fiorella

Minutos antes ...

—¿A dónde vas? —la voz de Jasón detiene mis pasos.

—A buscar a mi hijo —respondo sin dudar—él debe estar aquí, fui injusta con él.

Matthew no logró llegar a tiempo al hospital y cuando fue le habían dicho que Desiré se había ido con su Gregory. La sacó del hospital y se la llevó al apartamento, en contra de su voluntad y cuando se le inquiere por las razones se niega a decirlas. La ficha de salida había sido firmada por él, yo lo corroboré y una vez lo confronté no lo negó.

Hace unos días llegó con la noticia que Zia, fue enviada por Vasilé y Madison, lo que dejaba en la mesa que la amenaza era contra él. Ninguno de nosotros conocía a nadie de los que estaban en esas fotografías solo él. Conoció a esa mujer en un viaje, compartieron números y siguieron hablando, antes de eso, no tenía idea de su existencia.

Una cosa tras otra, tiene la amenaza en contra de él y sus hijos, aun así, se arriesga a sacar a Des de ese hospital y acelerar en plena vía. Intenté tener con él una charla inteligente, pero como solía suceder desde hace algunos años, terminamos discutiendo. Dije cosas que no debí decirles, lo culpé sin escucharlo y en ese instante en nuestra fiesta de aniversario, entiendo que me excedí.

No encuentro felicidad en nuestro aniversario número 37, porque Gregory no está aquí. Mi pequeño juguetón, el que solía hacerme reír con sus travesuras, el chico del rostro lleno de arena porque solía buscar tesoros y cosas extrañas en el bolsillo. El que desarmó el Rolex de su padre para ver cómo funcionaba o el iPhone por querer averiguar de dónde salía la música y siempre bajo lo complicidad de su hermano Matt.

Asi empezaron las dudas sobre quién era el culpable, de ser sorprendido por uno de nosotros era fácil señalarlos, con terceros era un problema. Vestían igual, los mismos gestos, temperamentos y se rifaban las culpas "Fui yo", decían al tiempo "—Dudas razones—decia su padre".

Ante la imposibilidad de señalar un culpable... eran castigados los dos. Algo que no parecía importarles, encerrarse por horas en su habitación sin video juegos o Pc.

—Deja que se le pase el coraje, vendrá a ti —pasa una mano por mis caderas mientras me pega a él y susurra en mi oído.

—Fui muy injusta, —hablo con voz entrecortada —cuando se trata de él no puedo controlarme, heredó de su padre la capacidad de hacerme enojar —puedo sentir que sonríe al besar mi oreja y me pega a un mas a él.

Han sido 37 años maravillosos con momentos buenos y malos, Jasón no solo ha sido un gran compañero de viaje, también un excelente padre con una afinidad con sus hijos única. Sin embargo, era con Gregory con quien mejor se llevaba.

Desde pequeño, dio muestra de no querer obedecer órdenes de ninguna clase. Las escuelas le aburrían, decia no entender porque tenía que durar horas sentado escuchando a alguien hablar de cosas que podía hacerlo en casa. Era una lucha llevarlo a la escuela, que se quedara allí, que saliera a descanso y hasta para regresar. Eran cosas de niño, Jasón decía que el solía ser igual y que se calmaría conforme creciera.

No fue así...

Gregory Frederick, nació con la curiosidad en tamaños gigantescos, no solía fiarse solo de aquello que se le decía, padres o profesores. Las cicatrices en mi cuerpo le decíamos a ambos que eran heridas de guerra y su padre solía llamarles "marcas de amor", por aquello que las recibí por proteger a mi hermano. Matt lo creyó y hasta su gemelo hasta cierta edad.

Contaba con doce años cuando una tarde llegó a casa con su uniforme de béisbol lleno de lodo y su rostro golpeado. Se agarró a golpes con un compañero quien me había llamado monstruo. Contaba con doce años, el chico había visto una foto mía entre las cosas de su padre (periodista) y me reconoció como la madre de su amigo. En adelante, las cosas se complicaron porque siguió defendiéndome, me senté con todos por horas y le expliqué la realidad de mis cicatrices.

Allí nació un lazo con mi hijo mayor, me proclamó su héroe y modelo a seguir. Lejos de sentirse engañado para mi bebé era ejemplo de lucha y superación. Asi fue hasta llegar adultos, él no dejó de buscar explicaciones a todo y de agarrarse a golpes con sus compañeros y su hermano de protegerlo.

Cuando su hermano menor Jasón decidió entrar a la armada y logró pasar sin problemas, él y su hermano dispusieron hacer una fiesta de despedida. Su padre y yo nos negamos, porque sabíamos cómo terminaban todas las fiestas de ambos, pero no hubo poder humano para hacerlos entrar en razón.

Eran las tres de la mañana cuando el teléfono de Jasón sonó y nos contaron la fatal noticia, Gregory se había llevado a un peatón y estaba en la jefatura. Lo que siguió después marcó una brecha enorme entre los dos, reconozco que me exalté y que dije cosas que no debí decirle. El miedo a perder a mi hijo en una cárcel o que alguien le hiciera daño por su irresponsabilidad me hizo compararlo con mi padre de crianza.

"—Jamás debí llamarte como Gregory Bradford, eso ha sido mi peor error". Él sabía quién era Gregory Bradford, fue al único de mis hijos que logré contarle todo cuanto sufrí y las razones por las cuales me había ido a los 18 de casa. Como era de esperarse mi alusión le dolió, pero a mí a un más.

Se negó a dar detalles de lo sucedido, esa noche se alejó de sus hermanos porque iba a visitar a una novia e insistió en que la chica se lanzó al auto. No le creí, el solía manejar como si no hubiera un mañana. Salió libre bajo fianza y la investigación diría meses después que tenía la razón.

Salome Rubio, de 18 años salió de casa una madrugada luego de una discusión con su novio, dejó una nota despidiéndose de su familia y enamorado. No encontró a otro miserable a quien lanzar su mala suerte que a Gregory y aunque salió libre de culpa, nada volvió a ser como antes.

—Matt está en el jardín discute con una chica —la voz de mis hijas nos hace alejarnos uno del otro y a avanzar a la salida al jardín.

(...)

La realidad de todo era que Gregory no fue por su novia a ese hospital, había sido Matt. Lo supe por Des, la novia de Gregory, ella era la chica con la que mi hijo discutía, pues le exigía decirnos la verdad.

No supe como logré llegar al final del evento, cuando el último de los invitados se fue y llegó la hora del brindis familiar, seguía faltando un espacio en mi mesa. No quise hablar con Matt o escuchar sus excusas, nada de lo que me diría justificaba el hecho que culpó a su hermano de todo.

—Mamá —llama mi hijo y sacudo mi mano en el aire —solo escúchame.

—No tienes excusas, por lo que hiciste Matt —señala Emma y su hermano baja el rostro —¿Por qué lo hiciste?

—Quizás tuvo sus motivos —señala su hermano y sus dos hermanas niegan molesta.

—No hay motivos suficientes para culpar a un inocente —ante eso ambos hermanos callan.

—Iré por Gregory, no habrá brindis si él no está —hablo con voz ya quebrada por el llanto.

Avanzo a la salida tomando en el proceso las llaves del auto y el abrigo, todos los demás hacen lo mismo, pero los ignoro. Es Isabella quien toma la botella, mientras que Emma y Jasón las copas.

—Asi no vas a conducir —Jasón me toma de las manos y me hace detener.

Tengo el dolor en el pecho de tanto contener un llanto que me niego a sacar, producto de lo injusta que he sido ¿Cuántas veces no lo habré juzgado de manera indebida? ¿Cuántas veces Matt no señaló a su hermano como culpable? Desde pequeño lo hacían.

—Escúchalo antes —me dice y alza la vista a sus hijos —espérennos allá... no entren —todos asienten, mientras nosotros tres nos quedamos en silencio.

Nos apoyamos en el auto y vemos el ir y venir de la empresa contratada para el evento. Mi mente continua en Gregory y en lo injusta que he sido con él, no dejo de pensar en cuantas veces he caído en señalamientos indebidos.

—Aryana tiene problemas necesita dinero, su padre... hay ciertas fotos que dañarían su siguiente candidatura—empieza a hablar, nombrar a su esposa nos hace a su padre y a mi mirarlo sorprendidos—le dije a Gregory, solo él puede hacer un préstamo tan alto y se negó.

No me extraña, pienso al ver a mi hijo tan parecido a su hermano y tan distinto en temperamento. Matthew comparte muchas cosas con su hermano, lo mujeriego e incontrolables a la hora de sus fiestas son algunas de ellas. El manejo de los conflictos son distintos, Gregory suele pensar las cosas con cabeza fría y pocas veces se estresa por los conflictos. Matthew es débil cuando se trata de problemas de familia y ama a su esposa, es lógico que se sienta afectado por lo que cree le dañaría.

Cuando hay dinero de por medio, lo más sensato es dudar de todo y mi hijo lo sabe. Ha logrado mantener la empresa en el lugar en que la dejó su padre y eso es gracias a su ojo agudo para los negocios.

—¿Qué cantidad es? —pregunta su padre y ante la mención de la cifra maldice varias veces —¿Tienes idea de lo que estas pidiendo?

—Eso no te da el derecho de hacer lo que hiciste. —insisto a Matt y sonríe pasando sus manos por el cabello.

—Él puede gastar una fortuna en esa chica, pero no puede ayudarme a mí con Aryana —responde molesto —no le estoy pidiendo regalo, solo que firme como codeudor.

Sus ojos van a su padre y a mí en búsqueda de apoyo, pero lastimosamente no podemos ayudar, no de la forma que quiere. No pueden decir tengo problemas y dar la cifra y soltarlo como si de un banco de beneficencia se tratara, las cosas no funcionan asi.

—Si Flavio no paga, Ind. Frederick tendrá que hacerlo —le digo acercándome a él ante lo contrariado que se ve y me preocupa que esté siendo usado, es demasiado dinero para un soborno—¿Viste las fotos? O lo que sea que le estén amenazando.

—No...Aryana tampoco —intercambio miradas con mi esposo quien parece tener la misma duda que yo y asiente.

—¿Qué te dice Gregory?

—Que soy un idiota, solo es un truco y se casó conmigo por nuestro dinero—exclama —porque él es un erudito en el tema y puede ver cuando alguien lo daña.

—¿Has pensado en hablar con William? —mi hijo alza el rostro hacia él y su papá sonríe —él puede darle esa cantidad o recuperar esas pruebas por menos dinero.

—Gregory menciono algo... pero tengo mis dudas. No me gusta lidiar con esa gente...

—Intentar matar a tu cuñada y tus futuros sobrinos, es estar a su mismo nivel —respondo molesta —¿Qué carajos pensabas? ¿Por qué poner entre la espada y la pared a tu hermano de esta manera? ¿Qué pasa si tiene razón y solo estas siendo usado?

—Aryana no logra dormir en las noches, la amenaza es en contra de ella también por eso no pudo venir y tampoco puede salir a todos lados. —nos dice —empezaron a presionar luego de nuestra boda, saben que no puede decir que no tiene el dinero.

No los tiene, el dinero es de los Frederick, no de los Shelby Kelly. Pueda que sea cierto y la chica sea inocente, sea su padre quien está detrás de todo esto. No es algo que Matthew esté dispuesto a aceptar ninguna de las dos, pero es necesario decirlo.

—Ella puede estar siendo usada por su padre— indico y guarda silencio —de momento, diles que tienes todas las puertas cerradas en cuanto a banco y créditos...

—Por favor...

—No esperes que ponga a mis hijos por debajo de un particular —giro sobre mis talones y miro a su padre quien no ha hecho comentario alguno. —porque eso es Flavio Shelby, un particular.

—Yo me encargo de solucionar este problema... hablaré con William —aclara y toma mis manos —no habrá crédito para ti y te aconsejo hilar fino con los Shelby.

Gregory

El terremoto dormía plácidamente, me apoyo en el marco de la puerta de su habitación y la observo dormir tranquilamente. Niego molesto, por todo lo que su imprudencia causó y cierro la puerta. Regreso al lugar y me siento frente al TV, sonrío ante la imagen de la mujer vestida de novia y descalza que baila con seis hombres tan distintos a ella.

—Te amé desde ese instante —digo al sentir su aroma detrás —y te amé aún más cuando supe lo que habías pasado.

—Lo siento ... cielo....

—Des, no debió decirlo... —respondo reproduciendo el video nuevamente.

La mujer que sonríe tomada de la mano de su hermano mayor, está lejos de parecer alguien que ha sufrido. Conozco el detalle de todo cuanto sufrió y de parte de quien, quizás por ello los señalamientos que me parecía a uno de los hombres que la destruyó tanto dolió en aquella época.

—Me hubiera gustado que al escuchar lo que "hice" —hago comillas al aire y sonrío con pesar —hubieras dicho que no soy capaz de algo así, pero sé que mis actos te han llevado a lo que piensas de mí hoy día.

—Te quiero cielo y me duele que no confíes en mi —siento sus manos en mis hombros y llevo las mías encima de ellas —siempre tomas la misma actitud, quieres librar solo los problemas y no nos das ingreso a tu turbación o dolor... te cierras.

Sostengo sus manos y la hago caminar hacia mí se sienta a mi lado observando el video. Alzo la vista al fondo del living y veo a los demás contemplando la madrugada, cada uno con una copa en sus manos y papá sostiene una botella.

—¿Por qué no dijiste la verdad?

Porque no me hubiera creído y tampoco deseaba preocuparlos con los problemas de Matt, tenía la firme intención de solucionarlo sin mezclarlo.

—Lo estoy solucionando lo de Matt —le aclaro —a él le afecta ser señalados a mí me da igual —mi indiferencia parece preocuparle y sonrío. —no es que no me importe tu opinión o que no me duela que me creas de lo peor mamá —explico —es que cuando eres inocente de algo... no te importa el qué dirán, tampoco cuando soy culpable, a decir verdad. No vivo en función de complacer a los demás y ello los incluye a ustedes.

Fui señalado tantas veces como lo peor de la familia y de creerlo que empezó a afectarme esos comentarios. Toqué fondo y al hacerlo, supe que en ese fango no había nadie para rescatarme más que yo, ninguno podría hacerme más daño que mi propia conciencia y si estaba limpia, no importaba lo que dijeran de mí.

Allí empecé a vivir en base a mi felicidad, sin dañar a nadie y haciendo lo que me correspondía, como hermano e hijo, hoy por hoy, soy responsable de mis actos y me hago cargo a ellos. No me arrepiento de mis decisiones, no cuando mi familia es feliz y mi consciencia me permite dormir en paz.

—¿Hay algo más que deba saber Gregory? —sostengo su mirada y sé que busca en ella rastros de verdad y sonrío.

—Nada más, no voy por allí fingiendo ser Matthew y el tampoco finge ser yo mamá —la calmo —el de las fotos soy yo, el que besó a esas chicas y fui fotografiado. —afirma en silencio y sigue viéndome interrogante —son viejas, días antes de dejarme tirado en esa isla.

No digo que no lo hiciera en estos días de viaje o que hubiera amanecido en la cama de alguna fémina, solo que me cuidé de no ser pillado. Por eso, esos infelices estaban desempolvando fotografías viejas de mí.

—Ten cuidado con lo que haces ...Ella te defendió —me dice y sonrío —debe quererte ¿No crees?

Des, es inquieta y curiosa por naturaleza, es de las que no puede estar sin hacer nada un instante. Por eso cuando luego de la discusión con mamá no hiciera preguntas, comiera tranquila y hasta se fuera a dormir antes de lo habitual sospeché.

—Matthew no le causó buena impresión —hablo pasando una mano por sus hombros y atrayéndola a mí —y la entiendo.

—¿Qué piensas de Aryana? —niego confundido.

No sé, algunas veces creo que es cierto otras que están fingiendo realmente es difícil señalar o decir algo cuando solo piden ese dinero y no muestran con lo que le están sobornando. Todo indica que es inocente y que realmente está afectada por estar amenazada ella y su padre.

—El papá podría estar usándola —confieso —es poco probable que salga reelecto y quizás si deba ese dinero, pero por causas distintas.

—Hora del brindis —la orden de papá nos hace levantar y detengo la imagen en los novios abrazados y riéndose.

—Antes que nada, necesito las llaves de esta casa aquí —exijo señalando la mesa —no deseo que entren y vean a Des, en la piscina desnuda.

Todos sonríen curiosamente ninguno niega o se siente espantado por mi comentario. Una vez lo hacen y tras darse cuenta de la hora deciden irse a casa, solo Jasón y Matthew se quedan. El primero porque dice que se quedara a dormir a allí y Matt porque tiene que hablar conmigo antes de partir.

—Lamento lo que mi cobardía causó —se excusa y lo llevo a los ascensores.

—No te preocupes, solo no te le acerques en adelante —le advierto y sonríe —es rencorosa.

—Y sincera —habla por mí y antes de entrar pregunta —¿Seguro que no hay posibilidades entre ustedes?

—De momento solo deseo que ella esté bien ...— manifiesto y asiente —ve tranquilo a casa, te aseguro que todo no es más que un ardite de ese viejo y de Des, yo hablaré con ella.

—Gracias —se despide extendiendo el puño que choco y entra al ascensor.

Alza las manos como despedida y al cerrarse observo la hora, es casi hora de que Des esté despierta. Me encuentro a Jasón en mitad del lugar observándome sin decir nada. Veo la consternación y el sufrimiento expresado en sus ojos, se lo que le ha costado todo esto, pero era necesario.

—¡No vuelvas a hablar! —Amenazo tomándolo de su solapa y baja el rostro —así pasó, así es recordado y así quedará.

—Ella puede....

—Ella nada Jasón, ve a descansar, yo me quedo con Des. —insisto—¡Ve! —ordeno al verlo en sin moverse y resignado da media vuelta.

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