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Capítulo 1

Des.

—Debe existir una manera que pueda volverte a ver Brady —hablo desesperada abrazando a mi único hermano. —me iré contigo, yo no quiero vivir sola, no así.

Acaricia mi cabello mientras me pego con fuerza a él, porque me es increíble que nuestra vida se fuera al carajo por culpa de un solo hombre. Uno que al día de hoy y luego de su muerte, era un verdadero misterio quien era en realidad, sólo que mató a nuestra hermana y mi único hermano tenía que irse de la ciudad.

—Es lo mejor—me dice y sollozo —te hablé hace años de este día Des. —no pensé que llegaría, no estaba preparada para vivir sin Brad.

—Eres lo único real que tengo Brady. —le recuerdo —Cas no está y ahora tú.

Me aleja de su abrazo y me hace verle, limpiando mis lágrimas. Tiene en su espalda una mochila con las únicas pertenencias de mi madre que insistió en llevarse. No se llevó fotos mías asegurando que no les daría a terceros su talón de alquiles, pero se llevó a su esposa e hijos.

—¿Es por Marcelo? Es así, sabes que no voy a volver con él... Sé que dije que quería irme de aquí, pero ...

—Des.

—Ustedes necesitaban privacidad y yo no quería seguir siendo una carga...

—Des....

—La muerte Cas me hizo entender muchas cosas...

—¡Des! —habla fuerte y me sacude lo que me hace alejar de sus brazos enojada —¡Es lo mejor! Porque no quiero que un hijo de puta de mis jefes te vea y decida seas su zorra y no poder negarme ¿Entiendes? No podría negarme a uno de esos malnacidos que te Coja y lo hará delante de mí para demostrar quién manda. —su rostro adquiere un tono rojo mientras sus manos se aprietan en un puño.

—¿Quién eres Brady? —pregunto confundida —¿En qué te has metido? —pasa una mano por su cabello tirando el morral al suelo.

Ya no es un empleado se ha convertido en un jefe y estará en otra ciudad, con nueva identidad él y su familia. Será el dueño de un club nocturno y allí manejarán las finanzas de su grupo. Es el encargado de proteger los recursos de los Frederick, me cuenta y destruye mi último sueño.

—No podrás trabajar allí, porque te conocerán —me cuenta —mi nombre en el grupo es Frederick, porque soy el responsable de protegerlos. Yo te he hablado de eso —asiento aletargada mientras me digo que voy a trabajar en el hospital y no en la fábrica.

Diré la verdad, porque ser honesto con el jefe debe ser visto como buena señal. Limpio mi rostro y me doy cuenta que es lo mejor para los dos. Brad siempre ha tenido ese sexto sentido para saber que es bueno para mí y tras prometerle que no volveré con Marcelo le veo besar mi rostro y quedarse viéndome un instante.

—Si Gregory Frederick te descubre trabajando en alguna de sus posesiones, creerá que deseamos sacar información. —explica —es un enemigo de cuidado nena, solo aléjate de esa gente.

No le respondo le acompaño a la puerta y cierro tras de mí. Apoyo mi espalda en la puerta, mientras me deslizo por ella y caigo al suelo. Meto mi cabeza en medio de mis piernas y me abrazo a mí misma, recordando en que momento mi mundo se vino abajo.

Éramos tres hermanos, Bradley o Brady como le decían todos, Casandra y Desiré (yo). Teníamos el mismo apellido Duffy, aunque éramos hijos de padres distintos, el chulo de mi madre nos dio el apellido, solo si mamá se comprometiera a no dejar de trabajar. Hace mucho tiempo éramos una familia, pese a tener problemas con mamá su adicción y su renuencia a dejar la prostitución, labor que hizo toda su vida y que aseguraba no podía dejar de ejercer. Mi hermano desde los quince años, se las arreglaba para traer comida a la mesa y para que estudiáramos.

Ante la ausencia de un padre y el abandono de una madre, porque si bien siempre estaba en el día, la mayor parte del tiempo dormía o se drogaba. Mi hermano mayor hizo las veces de papá y mamá. Hasta ese día en que mamá me sacó de la casa una noche en que me aseguró iríamos a bailar.

Una mentira del tamaño de mi inocencia, porque al llegar supe la verdad. Mi madre, la mujer que me trajo al mundo, me había vendido mi virginidad a un hombre de más de 50 años, cabello blanco y bien vestido.

Ante la explosión de la verdad en mi cara, le dije que iría al baño y me escapé por la salida de emergencia. Fui a casa de Jazmín una buena amiga del colegio y le conté lo que me había ocurrido. Ella y su madre me dieron alojo, calmaron mi llanto e intentaron contactar a mi hermano sin mucho éxito.

Ese otro día mi amiga Jaz logró contactar a Brady quien llegó y le conté lo que había ocurrido. Mamá le había mentido al decirle que yo me había escapado para irme de fiesta. Al llegar a casa se enfrentó a mamá y a Cas, le pedía el dinero que le habían pagado para devolverlo. Mamá insistía en que yo mentía, Cas también, pero Brad me conocía y empezó a rebuscar en sus cosas.

Días atrás a uno jefe de sus jefes se le había extraviado una mercancía y una agenda con contactos que Brady encontró esa tarde en búsqueda del dinero. En un acto desesperado, entregó a su jefe la mercancía, la agenda y le dijo que mamá la tenía. Para protegernos de mamá, en ese entonces y aunque me dolió la decisión lo entendí, solo que Cas no y se fue de casa. Fue a dar en el bar de un amigo de mi hermano Charles o Charly, con quien meses después se comprometería y quien se convertiría en su asesino casi una década después.

Estaba tan mal nuestra relación que el cadáver de Cas estuvo embalsamado por un año en casa de ese infeliz sin que nadie lo supiera, ni siquiera nosotros sus únicos hermanos. Yo me alejé de ambos y hasta de Marcelo luego que lo encontrará con otra mujer. Me había ido a cuidar de un anciano en Ohio y allí viví más de doce meses, el abuelo murió y yo me quedé sin trabajo por lo que tuve que regresar. Sacudo mi cabeza para no recordar como supe de la muerte de mi hermana y me incorporo del suelo.

—Iré a esa empresa, buscaré trabajo —digo segura.

En la mañana había llegado dos hombres, uno de ellos era el ex jefe de Charly a quien la policía buscaba por querer envenenarlo. Y es que cuando se trataba de hacer mal, Charly era el mejor. Trabajaba como chófer en una empresa de whisky nueva que había llegado al país. Se metió en su cabeza que su jefe era un hermano suyo que fue adoptado y que había tenido mejor vida que él.

Si bien, el hombre que entró por la puerta está mañana se veía bastante mal. Todo él despedía un aire de lujo y poder, era realmente difícil de creer que fuera hermano de Charly o que lo fuera un Doyle. Si el tipo era bastante parecido a sus padres. Sin dudas Charly le faltaban varios tornillos ¿Qué se puede esperar de un hombre que vivió con el cadáver de su esposa por más de un año? Pienso con nostalgia y sacudo mi cabeza alejando los malos momentos de estos meses. Me instaló frente al espejo y observo mi imagen frente a él, sonrió limpiando mis lágrimas con violencia y hablo en voz alta y segura.

—Eres una triunfadora Des, irás a hablar con ese hombre causaras tan buena impresión que no querrá dejarte ir nunca —sonrió divertida ante mis palabras y me digo que quizás estoy igual de loca que mi ex cuñado.

Gregory

Jasón Frederick, mi padre, nos había amenazado muchas veces con desheredados, la gran mayoría tengo que admitir fue propiciada por nuestros actos. No obstante, nunca, pero nunca, había ejercido tanta presión para que, hasta Fiorella, su esposa y nuestra madre le apoyará. Hoy veía como mi hermano se casaba al ver su amenaza cumplirse y a mi realizando un programa de TV, en donde buscaré a mi esposa.

Un programa de TV en donde doce mujeres que inicialmente deben cumplir una serie de requisitos para inscribirse y demostrar en vivo que lo escrito es real. Vivirán todas en una casa set, compartirán las situaciones más básicas. Inicialmente solo se transmitirá en mi país, estarán al aire y podré ver su comportamiento, su nivel de competencia, cultura y modales.

Me importaba muy poco el nombre de la mujer o su nacionalidad, si cumplía con todo el requisito y pasaba la prueba, se convertiría en la señora Frederick y yo dejaría de estar en apuros por recuperar mi puesto en la familia.

—Creo que tú tienes estas veces la culpa —habla mi hermano Matt —no debiste tratar de ramera a tu prima e insultar a Harris delante suyo.

—Me equivoqué. —me excuso contemplando los invitados a la fiesta de matrimonio de mi hermano.

—Pues te salió caro, porque Harris pidió vacaciones y se dice que no volverá —aprieto con fuerza la copa en mis manos y no respondo. —mira que tomarte fotos, no has aprendido nada de mi... No debes dejar evidencia.

Sin más empieza a burlarse de mí, mientras empiezo a recordar lo injusto que he sido con Gonzalo Harris, el hombre que pese a perder todo sigue sonriendo. Sé que me hizo un favor, pero seguía doliendo el engaño. Hace cinco años atrás en una fiesta parecida a esta, se anunciaba la boda entre Madison y yo. Una vez el compromiso acabó yo empecé a sentirme mareado y Madi no quiso irse a su apartamento por temor a que algo me hubiera hecho dañó. Una vez la casa quedó en penumbras, entró a la habitación de mi escolta en ese entonces y mejor amigo, Gonzalo.

—¿Te iras de luna de miel? —le pregunto al ver que ninguno dice nada y él no se acerca a su esposa.

—Hoy no —responde.

—¿Primera pelea? —niega observando a la chica que baila con su padre y puedo ver en sus ojos el rostro de un hombre que ha sido domesticado.

Mira como papá mira a mamá, me he quedado solo en el mundo de los vivos. Porque estar enamorado es lo más parecido a estar muerto en vida.

—Tengo que ir mañana a la empresa, en la tarde me iré. —habla sin perder de vista a su esposa —¿Seguirás con esa idea descabellada?

—Sí, apuntó el doble, publicidad para la compañía y el mundo verá como cortejo, a la que será mi esposa —respondo serio.

—Papá está histérico y mamá ni la mencionó. Mira que hacer un programa para buscar esposas Greg... Dios —suelta exasperado —como si necesitarás de esto.

—Todas estarán en el foco público, la prensa sacará hasta sus notas de preparatoria—mi hermano me mira con una media sonrisa.

—Escogerás a la de menos escándalos —sigue por mí —pero al acudir a ese programa anulas dos de las virtudes que quieres en tu esposa, la decencia y sensatez. Porque ninguna mujer decente, que se quiera así misma se expondrá a estar en boca de todos. —mi hermano se aleja y me deja a mí en medio de los recuerdos de ese compromiso.

El acto de entrar a su habitación fue suficiente para que Harris quisiera saber algo más sobre mi prometida, pidió permiso un par de días alegando que se sentía mal y en adelante se dedicó a seguir a la que sería mi esposa. Así supo que era miembro de la mafia de su país natal, no era de Alemania como decía o estudió en Harvard, o sus padres eran comerciantes importantes en su país. Su hoja de vida fue planeada con el único fin de poder entrar a nuestra familia, a la empresa y sacar información para su grupo.

—Matt—llamó a mi hermano quien gira hacia mí interrogante —¿Qué tienes que hacer mañana? Yo puedo hacerlo.

—Visitar al viejo Douglas, por lo de las tierras —me dice y suelto el aire

—¿El ruso que vive en esa isla?

—Sí, pero yo voy Greg... Tu no podrás y no hablas ruso...

—Ni tu tampoco imbécil —me defiendo y solo ríe mientras su ahora esposa me ve enfadada —yo iré ¿Quién me recoge?

—Marcos y los documentos que debe firmar están en mi escritorio—empieza a decir, pero ignoro todo lo demás —La traductora llegará a las nueve... ¿Escuchaste?

—Te escuché... Me voy entonces —le digo dejando la reunión a medias y sin despedirme.

Una vez en mi auto, me quito la pajarita con fastidio y de nuevo los malditos recuerdos llegan, enciendo el auto y arrancó intentando que se larguen de mi cabeza, pero es imposible. El día en que me enteré de todo y de la peor manera, porque Gonzalo corrió a contarle primero a mi padre y éste a mi madre. Cuando la noticia llegó a mis manos, ya todos lo sabían y me miraban con lástima. En un acto de cólera despedí a mi amigo y fue contratado por mis padres y en adelante la relación no era la mejor.

Empeoró un o dos meses atrás, cuando papá envío a Gonzalo a custodiar a una sobrina de mamá, una que yo no conocía, porque no era dado a visitar Piamonte. Llegó a casa con ella y la confundí con una de sus mujerzuelas.

Los ofendí (a ambos), papá lo presenció y se enojó un primo de la chica también y golpeó a Matt al confundirlo conmigo. Lo encontré en un evento y allí nos fuimos a los golpes y el escándalo tomó dimensiones extraordinarias. Para hacer de mi situación más complicada, fui fotografiado, desnudo en una cama con dos chicas (gemelas) y las fotos fueron a dar a manos de mamá.

Resultado...

Teníamos doce meses para sentar cabeza, casarnos y demostrar ser hombres responsables o la empresa pasaría a manos de la chupa sangre Frederick. Esta vez no era amenaza, porque papá puso en la mesa dos testamentos, uno que nos dejaba todo a nosotros y otro a la familia. Matthew le fue relativamente bien, porque tenía dos años saliendo con la hija de un senador. Le pidió matrimonio y se casó con ella.

Un par de piernas largas se atraviesan en mi campo de visión y freno apresurado. Las farolas de mi auto iluminan el cuerpo bien torneado de una mujer de cabello castaño largo viste un top y un short en crochet. No logro ver el rostro, porque toda mi entrepierna esta tensa con la vista de sus piernas, trasero y pechos casi al aire.

—Fíjese por dónde anda... ¡Idiota! —explota furiosa golpeando el auto con fuerza y salgo para asegurarme que esté bien.

— ¿No tienes frío? La noche está helada ¿Si deseas te doy calor? —preguntó y la escucho hablar en lo que parece ser español.

En mi oído solo se escucha un cacareo y no dudo que me esté recordando a toda mi generación. Su español es perfecto o eso creo, porque sólo entiendo pocas palabras. Maldito, perro, hijo de puta, así que la dama tiene vocabulario de camionero.

—¿Cuánto la hora  preciosa? Pago toda la noche y te aseguro que en la mañana tú me pagaras a mí —sigo sin poder ver su rostro, esta vez ella me lo impide al entrar a un parque.

—Tengo diez dedos y un sin número de vegetales que hará mejor labor que su diminuto pene —explota enfadada y Río divertido al ver como se pierde en la oscuridad.

—Descubre por ti misma que estás equivocada... ¡Ven y lo sientes! —le grito, pero se ha perdido en la oscuridad del parque y me ha dejado con duro y deseoso. —Jasón y pretendes quitarme esta libertad ¡Joder!

Casarme con una mujer que me exprimirá mi cuenta bancaria, cuando puedo pagarle a una dama como esta por una noche y al final cada quien por su lado.

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