Un final feliz...
DISCLAIMER: Los personajes y lugares le pertenecen a Tatsuya Endo. Esta historia va dedicada con mucho cariño para Amesbloom.
[...]
Fue la primera vez en muchos años que sintió que un viaje era demasiado largo, aun cuando el Castillo Newstone no estaba muy lejos de su casa. Twilight resopló al volante, mientras observaba a Yor y Anya dormir en el asiento trasero del automóvil que conducía. A pesar del golpe que le dio al Conde Rizos siendo Loidman, Franky no le dio problemas para que lo devolvieran a su casa y poco tiempo después, el agente estacionó frente al complejo de departamentos donde vivía con su familia.
─«¿Familia?» ─Twilight sacudió la cabeza al pensar en tal palabra.
Luego de deliberar varias formas de llevarlas a casa sin despertarlas ni llamar la atención de los vecinos, se decidió por cargarlas y subió las escaleras con el mayor sigilo posible, agobiado por el peso que ejercían ambas sobre sus brazos; aquello causó extrañeza en el espía, tan acostumbrado a realizar misiones que a veces involucraban sostener cosas más pesadas que él mismo, y lo atribuyó al efecto forzoso de convivir en un ambiente tan relajado.
─«Basta, Twilight» ─se reprochó a sí mismo─. «Todo esto es por el bien de la Operación Strix. Mantén la compostura y sigue siendo el padre ideal...».
Torció los labios por reflejo. En la última semana, su mente parecía sabotear su equilibrio con visiones difusas, imágenes que alguna vez formaron parte del pasado que él mismo enterró en una época ya olvidada. Twilight detestaba cada vez que eso ocurría; semejante calor se extendía como olas que llegaban a estremecerlo, aunque con suerte, el espía dentro de él conseguía frenar su avance antes de convertirse en algo...
─«¿Habitual?» ─arrugó el ceño una vez que llegó a la puerta e hizo algunos malabares para abrirla, pasando con su esposa e hija durmientes.
Como el día que se desmayó tras la victoria de Anya en el examen, el westaliano sintió que le flaquearon las piernas y agradeció reaccionar rápido antes de derrumbarse en el suelo con las dos chicas. Esa era otra secuela de su nueva puesta en escena como Loid Forger: el padre, esposo y psiquiatra intachable, ahora convertido en héroe dentro de su círculo familiar.
─S-santo cielo, sí pesan... ─esta vez verbalizó su cansancio y luego de encender la luz de la sala, las recostó despacio en el mueble más largo─ ufff, ¡listo! Ahora...
Twilight se quedó en blanco por un rato, no muy consciente de que también se había sentado en el piso y dejó que su mente reposara unos minutos en el agradable silencio de la madrugada, para después incorporarse de nuevo.
Por prioridad de trabajo, salud y sentido común, tomó a Anya en brazos y la llevó a su cuarto, arropándola con el edredón turquesa que cubría su cama. La oyó balbucear algunas cosas, pero no se esforzó en descifrarlas. Con mucho cuidado, Twilight se zafó suavemente del agarre de su manita y se quedó un buen rato mirando sus dedos: el mismo calambre parecido a la calidez de su pecho permaneció en ellos hasta sacudirlos, del mismo modo que desechaba otra de sus ideas raras.
Cuando cerró la puerta de Anya y abrió la de Yor, su estómago se contrajo en un vuelco casi insoportable y por un momento, dudó en volver a la sala. Twilight carraspeó conforme sentía sus manos más sudorosas de lo normal y trató de secarlas contra su pantalón, en el instante que contemplaba a Yor sumida en un profundo sueño.
─«Solo hazlo rápido, hazlo rápido, qué te cuesta...» ─un fuerte sonrojo acometió su rostro al cargarla otra vez y la llevó a su respectiva habitación.
Para su sorpresa, el peso de la joven Briar dejó de ser una incomodidad como a la hora de sacarla del auto y volvió a recordar todo el montaje infantil que hicieron en el castillo, cuando le tocó interpretar al espía salvador. De repente, la Bruja Yorticia dejó de parecerle un personaje tenebroso y consideró que, de haber sido un hombre común, le daría el título de «princesa»: ojos rojos como el rubí, piel blanquecina y tersa, labios carnosos...
El espía tropezó a medias con su propio pie y se avergonzó de pensar en ella de forma tan frívola, por lo que tuvo que recordarse la necesidad de separar las cosas; Yor Briar solo servía de instrumento para su misión. Era la perfecta tapadera de su familia falsa, una mujer tonta en momentos inoportunos, la más insegura y amable que había conocido. Una señorita en toda su expresión, llena de sorpresas que lo cautivaron en los tres días que llevaban de conocidos.
Twilight bufó otra vez. Este, sin duda, era el síntoma más preocupante de su vida casera de pantalla, un reto irónico para quien se consideraba un experto en seducir mujeres: resistir la tentación de lo prohibido.
─«Ni pensarlo. Eso no forma parte de nuestro acuerdo» ─encendiendo la lámpara de su cuarto, abrió la colcha beige y la recostó en el colchón con mucha delicadeza, una vez que le quitó los zapatos─. «Solo debo acomodarla...».
De forma inconsciente, Yor atrapó el antebrazo del agente al echarse de costado y lo estrechó entre sus manos. Un movimiento tan simple paralizó a Twilight y se valió de toda su fortaleza mental para no sucumbir a los gritos, puesto que su intolerancia al contacto físico innecesario se había disparado, al mismo tiempo que recitaba todos los números primos, capicúas e imaginarios que conocía. Luego de dos minutos, que para el espía representaron la misma eternidad, consiguió librarse de Yor; sin embargo, tal como le pasó con Anya, tardó en levantarse del borde de la cama.
─«Por si fuera poco, no se controla al beber» ─al ver un hilo de saliva caer de su comisura, sonrío sin explicación─. «Hmm... ¿quién diría que esta chica es tan fuerte? Haber aprendido defensa personal le sienta de maravilla».
Mientras decía eso, Twilight apartó unos mechones negros de su rostro para contemplarla más de la cuenta, perdido en lo que él mismo llamaba «una exhaustiva investigación del objetivo»; y tampoco supo si definir su descuido como exceso de trabajo, en el instante que Yor cruzó miradas con él.
─Loooid... ─lo reconoció, somnolienta y todavía ebria─ ¿Aaanya?
─Ella está bien ─retiró su mano con elegancia y la cubrió con la colcha─. Duerme, mañana es tu día libre.
─Mmm... ─rezongó con pesadez y con los ojos entreabiertos, levantó su mano hasta tocar la mejilla izquierda de su esposo─ estásss herido, Loid...
─¿Eh? ─Twilight recién recordó la herida que le provocó la patada de Briar, más que estremecido por el fino roce de sus dedos─ Y-yo...
─¿Q-quién te hisho...? ─murmuró en señal de no recordar lo sucedido─ T-tranquilo... vo-voy a curarte, Loid, te lo brometo... vas a eshtar bieeen...
La conexión se rompió cuando la mano de Yor resbaló por su rostro, siendo atrapada en el aire para que no cayera en mala posición. Así, el espía la depositó debajo de la manta y se aseguró de que volviera a dormir antes de apagar la lámpara y retirarse de su dormitorio.
Casi extraviado, Twilight caminó en modo automático hacia su cuarto y sacó su ropa de dormir y una toalla, encerrándose rápidamente en la ducha. Bajo el chorro de agua fría, se despojó del sudor y estrés; no obstante, la soledad no lo ayudó e intensificó el volumen de sus pensamientos, evocando así la última frase que dijo Anya antes de dormirse: «Amo los finales felices».
El agente de Westalis suspiró: ¿final feliz? Su misión distaba a leguas de aquel sueño inocente y refunfuñó por enésima vez con las palmas contra la pared, a la espera de que sus ideas confusas también se fueran por el desagüe.
[...]
Un fuerte olor a huevo y tocino se coló por su nariz: a veces, dicho aroma era más eficiente que su alarma durante los fines de semana y no precisamente porque él preparara la comida. Loid se estiró en la cama con un leve gemido y lo primero que hizo fue girar hacia la izquierda, encontrando vacío el espacio donde dormía Yor.
─Oh, me ganó de nuevo... ─sonrió, adormilado.
Desde que había aprendido a no quemar el desayuno, Yor se levantaba más temprano en ocasiones para cocinarle a toda la familia y aquella nueva rutina solo demostró lo feliz que hacía a su mujer el intentar complacerlo. Con un nuevo bostezo, el veterano de Westalis abandonó su lecho y cogió su toalla y shampoo para asearse.
En la privacidad del baño, Loid pudo oír cómo apagaban la tetera y también los gritos de sus cuatro hijos frente al televisor, mientras cerraba sus ojos por la caída del agua... sin embargo, ni su oído entrenado por décadas superó la sutileza de su esposa, quien había aprovechado la distracción de sus retoños para unirse a él en la ducha.
─Hmm... no es bueno atacar a alguien por la espalda ─bromeó Loid, al sentir los delgados brazos de Yor alrededor de su cintura.
─Solo cuenta si eres mi enemigo ─recostó su cabeza sobre su espalda mojada─. Buenos días, cariño...
─Buenos días ─se giró lentamente y la besó con mucha ternura─. Déjame adivinar: ¿están retransmitiendo Bondman?
─Nada escapa a tu radar.
─Con todo el ruido de Anya, es imposible ─pegó su frente a la de ella─. Además, la televisión lleva anunciándolo hasta el cansancio.
─Por lo menos, estarán muy concentrados ─le guiñó el ojo, en tanto su mano bajaba más allá de su abdomen.
─Yor ─soltó un leve jadeo─, ¿vamos a protagonizar una misión secreta?
─¿Tal vez? ─acarició su miembro con suavidad─ Podemos escabullirnos en un gigantesco submarino...
─Mmm... cuidado con ese torpedo, querida ─se estremeció, al mismo tiempo que la apretaba contra su cuerpo y hurgaba su centro de placer.
─Aaah, Loid... ─tembló ante la sensación de sus dedos entre sus muslos.
─Creo que ya sé cómo desactivar la bomba principal... ─rio con ella, para luego besarla con más urgencia.
Así, la limpieza matutina quedó en el olvido durante su dulce encuentro apasionado, hasta que ambos terminaron muy satisfechos; ahora expertos en tener relaciones casi silenciosas dentro de casa, se vistieron con gran rapidez y aparentaron calma al llegar a la sala. Las preguntas de Myra y Lucas por la tardanza de sus padres ya se habían hecho costumbre en tales ocasiones y la risa cómplice de Anya se sumó al sonrojo que el matrimonio no pudo reprimir, agradecidos de que Bastian fuera el único de sus hijos en no investigar más allá.
Pasado el bochorno, Loid y Yor se concentraron en servir el desayuno, pendientes del nuevo juego creado por el Cuarteto Forger en la sala. El patriarca de la familia sonrió al contemplar los malabares de Anya encima de los muebles, haciendo de la villana de turno que enfrentaría a Bastian, el nuevo Bondman de la familia. Por otro lado, Myra y Lucas pedían ser salvados de las malvadas garras de la Hechicera del Maní, estallando en risas por la infantil caída de su hermano mayor encima del castillo de cubos armables.
─Nuevos juguetes rotos ─suspiró Yor, consciente de la fuerza de su hijo.
─Le pediré a Franky que fabrique otros nuevos ─dejó todos los platos servidos en la mesa y miró a su esposa─. ¿Quién ganará esta vez?
─Sabes que siempre habrá un final feliz ─cogió su mano.
Loid asintió, convencido. En sus primeros años de espionaje, había sepultado toda esperanza de tener una familia y ahora, a sus cuarenta y cinco años, no se veía a sí mismo lejos de sus seres amados. La misión con un agrio destino se convirtió en la puerta hacia su propia libertad... y el héroe silencioso del mundo finalmente fue rescatado de la oscuridad.
─Igual que nosotros ─la abrazó por la cintura.
─Sí, ¿pero sabes qué es lo mejor de todo? ─tomó su rostro con inmensa felicidad─ Que todavía podemos seguir escribiendo nuestra historia...
Y con un beso lleno de amor, la pareja selló su promesa frente a sus hijos, quienes dejaron de lado su lucha imaginaria para corear que se besaran más. Dentro de su hogar, el relato de amor no tendría episodio final.
[...]
N.A.:
¡Finalmente pude terminar este fanfic! He lucha contra viento y marea para encontrar un tema que tuviera todo el fluff para Amesbloom, aunque no puedo negar que se me filtraron las inevitables gimnasias mentales de Loid... es que, en serio, ¡amo escribir desde su perspectiva, me encanta que ese hombre descubra lo mucho que ama a su familia! Yor y Anya lo son todo para nuestro espía y esperemos que, en un futuro entrante, la familia Forger se agrande (ya saben, todo sea por la misión XD).
Solo me queda desearte una feliz Pascua de Reyes, Ames, y también que la hayas pasado bonito en las fiestas pasadas :') a mis queridos lectores, ¡muchas gracias por sus lecturas y reviews! ¡Buena suerte a todos! :D
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