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CAPÍTULO V

Me encuentro en la oficina de él, un lugar que suele estar lleno de trabajo y estrés, pero hoy todo parece diferente. La luz suave que entra por la ventana crea una atmósfera acogedora, y el aroma de la pasta recién hecha llena el aire.

Con un tenedor en la mano, empieza a servir la pasta en un plato. Hay algo tan cautivador en la forma en que se concentra en cada movimiento, como si estuviera preparando un banquete en lugar de un simple almuerzo.

Su cabello se encontraba ligeramente despeinado lo que le daba aquel aire sexy que me desestabilizaba el mundo entero.

Mientras lleva un bocado a sus labios, lo miro con atención. Su expresión de satisfacción al probar la comida es una mezcla de placer y despreocupación. Los ojos se le iluminan y una sonrisa se dibuja en su rostro. En ese momento, me doy cuenta de que la comida no es solo una necesidad para él; es un momento de placer que disfruta plenamente.

"¿Quieres probar?" me dice, mirándome con esa chispa de complicidad. Su invitación me sorprende, pero no puedo resistirme. Me acerco y le quito un pequeño bocado de su plato. La pasta está deliciosa, pero lo que realmente me hace sentir viva es la conexión entre nosotros.

Mientras hablamos entre risas y bocados compartidos, el ambiente en la oficina cambia. Se siente íntimo, casi como si el resto del mundo hubiera desaparecido. La manera en que se inclina hacia mí mientras cuenta una historia divertida, o cómo sus ojos se encuentran con los míos, hace que mi corazón se acelere.

En esos momentos, rodeados de papeles y el bullicio de la ciudad afuera, siento que estamos creando un pequeño refugio solo para nosotros. Es un instante que, aunque simple, se siente tan significativo. Mientras lo miro disfrutar de su comida, me doy cuenta de que no solo estoy viendo al hombre que me gusta; estoy compartiendo una parte de su mundo, y eso lo hace aún más especial.

— Haein, ¿Quieres tener una cena conmigo hoy?.— sorprendida por su petición decido sonreír.

No quería involucrarme con él, pero este hombre me gustaba mucho más de lo que debía admitir.

— Se que no hemos salido como se debe o que quizás nuestra manera de conocernos no fue la mejor..— continúa hablando.—.., pero deseo que salgas conmigo y me des la oportunidad de estar junto a tí.

— Lo pensaré. Ahora debo irme, gracias por la comida..— no quería responder, así que simplemente huyo.

No quería seguir así, ahora sabía que estaba embarazada y que probablemente apenas supiera de la existencia de mí bebé saldría corriendo y me dejaría sola.

— Papá...— entro a su oficina sorprendiendolo.

— Cariño, Emilia me ha comentado que mañana haremos una cena familiar.

— Sí, es para darle la bienvenida a Emilia..— miento. La verdad iba a darles la noticia.

— Bien, entonces nos vemos mañana. Debo irme temprano, saldré con tu madre.

— Está bien padre. Yo igualmente me iré temprano, saldré con Emilia y Erkan.

— Está bien reina, conversamos luego. Te quiero.

— Yo igual.

Salgo de aquella oficina para dirigirme de manera automática a mi lugar de trabajo, no quería encontrarme nuevamente con Simone y que insistiera en qué saliéramos. Ya habíamos almorzado juntos, creo que con eso había sido más que suficiente.

Me aterraba el hecho de vincularme con él y quedar con todo el amor en las manos.

— ¿Qué te ha dicho?..— Natalia pregunta al verme entrar.

— ¿Quién?.

— El señor Valdetti.

— Oh, él.…— al ver mi expresión simplemente enarca una ceja para esperar mi respiración. Aquel gesto era algo común en ella.

— Que debo volver a hacerlo, lo típico.

— Creí que te regañaria.

— Pues no lo hizo.

— Gracias al cielo.

— Hoy me iré temprano, debo hacer unas cosas...— asiente.

Al salir de trabajar le dejo un mensaje a Simone informándole que no podré acompañarlo a la velada de la noche ya que debía hacer unas cosas junto a mi hermana y mi hijo, lo cuál acepto.

Cabe recalcar que a mí hermana no le pareció muy buena idea, ya que ella deseaba de corazón que le vinculara con él para así poderle dar la noticia y no huyera.

— Estoy segura que mis padres se podrán contentos con la noticia. No sabes cuánto desean un nuevo integrante, yo estoy segura que Amelia no le dará nietos.

— Lo sé, eso no le preocupa. Anteriormente les había planteado que me iría hacer una inseminación artificial.

— ¿ Y les pareció bien?.

— Sí. Sabes que ellos siempre me apoyan en lo que sea.

— Yo hoy les diré lo de adoptar. Estoy segura que les parecerá genial.

— Estoy segura que si.

— Aunque me preocupa que se sientan mal al saber que soy estéril. Se que desean tener un nieto de mi parte y verme con una barriga gigantesca...— al ver su semblante decaído decido tomar sus manos.

— Estoy segura qué te apoyarán y no dirán nada malo. Sabes que ellos te aman, si les das o no un nieto lo seguirán haciendo, así que no te sientas mal.

— Sabes que eres pésima dando ánimos.

— lo sé, pero lo intente.

— Se que me apoyas Haein, lo sé desde que te ví por primera vez, gracias por aguantar mis lágrimas he intentar darme ánimos. Yo ya lloré lo que debía, ya acepte mi realidad y se que seré madre de otra manera.








                             ✨🔮✨


Me encontraba sentada en el sofá de la sala, el corazón latiendo con fuerza en mi pecho. A mi alrededor, todo parecía normal: la música suave sonaba de fondo, y mi familia conversaba animadamente sobre sus días.

Mientras acariciaba mi vientre, una mezcla de alegría y miedo inunda mis pensamientos. ¿Cómo reaccionarían?". Sabía que mi familia siempre había deseado que yo fuera madre por segunda vez, pero también tenía miedo de no cumplir con sus expectativas. La idea de ser responsable de otra vida era abrumadora.

Finalmente, decidí que no podía seguir guardando este secreto. Me aclaré la garganta, sintiendo que el aire se volvía denso a mi alrededor.

—  "Quiero compartir algo importante con ustedes"..— comencé, notando cómo la conversación se detuvo al instante. Las miradas curiosas de mi madre, mi padre y mis hermanas se fijaron en mí, y de repente, el silencio fue ensordecedor, ya todos tenían sus cajas, aquellas que tenían adentro aquella noticia.

Todos miran atentamente la caja mientras los invito a abrirla.

— "Estoy embarazada"..— solté, y el tiempo pareció detenerse. En mi mente, todo se volvió un torbellino.

¿Y si no estaban listos para esto?

¿Y si me decepcionaban?

La reacción fue inmediata. Mi madre se cubrió la boca con ambas manos, los ojos llenos de sorpresa y, por un instante, pensé que se desmayaría. Pero luego, su incredulidad se transformó en alegría, y corrió hacia mí, envolviéndome en un abrazo apretado.

— "¡Oh, cariño! ¡Esto es maravilloso!"—exclama con emoción, sentí cómo mis miedos comenzaban a desvanecerse en ese abrazo cálido.

Mi hermana mayor, que había permanecido en silencio, comenzó a gritar de felicidad, y las lágrimas de alegría de mi madre cayeron sobre mi hombro. Todo ese miedo que había sentido se evaporó. Me di cuenta de que, aunque la responsabilidad era inmensa, el amor y el apoyo de mi familia serían aún mayores.

— Amelia, no felicitaras a tú hermana...— mi madre llama a la menor de nosotras.

— ¿Por qué lo haría?. Está insolente no hace otra cosa más que traer al mundo niños sin un padre.

— ¡¡Amelia!!...— Emilia le grita. — ¿¡Que te sucede!?,¿¡ Por qué tratas tan mal a Haein!?.

— Porque la odioooo.

La tensión se hizo palpitable de manera automática en la sala, con el corazón acelerado, observé cómo Amelia camina hacia el sofá para sentarse, estaba molesta por la reunión, era evidente que no quería venir y ahora la estaba pagando conmigo y mi bebé.

— ¿Por qué siempre tienes que ser así,  Amelia?..— le reprocho, con la voz temblando por la emoción del momento.— ¡Ya no puedo más con tus comentarios! ¡No tienes idea de lo que es esto para mí!.

— ¿Qué tienes que decir? ¿Qué él bebé merece un padre? ¡Es la verdad!”..—  suelta molesta quitándome la palabra de la boca, — Tú misma lo sabes. No puedes esperar que todo sea perfecto.

Mis ojos no tardaron en llenarse de lágrimas, como podía hacerme eso.

— ¡No se trata de eso!..— no quería que fuera perfecto, nada de lo que estaba a nuestro alrededor lo era. Nisiquiera ella. —. Lo que me duele es que siempre me lo restregues en la cara. No elegí estar sola. No elegí que mi vida fuera así. — suelto en una voz más suave, pero a la misma vez cargada de dolor.

— ¿Y cómo se supone que debo reaccionar? ¿Debo aplaudirte por tener un segundo hijo sin una figura paterna? ¡Es una locura!..— Responde furiosa.

— Eso es lo que no entiendes —  replico con la voz entrecortada. — No necesito que me juzgues. Necesito apoyo. Y tú, en lugar de ser mi hermana, solo me recuerdas lo que no tengo. ¡Me recogieron de la calle, pero eso no significa que no sea tu hermana! ¡Quiero que me trates como tal!.

— Pues no lo haré jamás, eres una maldita basura. La puta mojigata que recogieron de la calle...— Por un momento sentí como todo paro de golpe.

¿Cómo alguien puede odiarme tanto?.

Por un momento creí a ver escuchado mal, pero no era si. Emilia, frustrada por la reacción de su hermana decide abofetearla.

— No hay más basura que tú en este mundo..— suelta molesta.

— Me has golpeado..— suelta, incrédula. —..., no puedo creer que me hayas golpeado por culpa de ella...— toca su mejilla para luego levantarse.

— Ahora te odio el triple, deseo de corazón que ese bastardo nunca nazca..— suelta.

— ¡¡Tia!!..— Erkan, grita.

No podía creer lo que estaba sucediendo, todo se había vuelto un caos en tan solos minutos.

— Te odio, no te quiero ver nunca.

— ¡¡Erkan!!..— lo tomo al darme cuenta que le ha metido la pierna para que Amelia cayera al suelo.— . Eso no se hace, ni se dice. Ella es mayor y debes tenerle respeto.

— El mismo que ella se merece, tu igual.

— ¡¡Este maldito mocoso!!..— suelta con rabia. Aquella palabra resonó por toda la sala como un trueno.., mientras sentí como el aire dejaba mis pulmones.

— Métete conmigo todas las veces que deseas, pero con mi hijo no. Él es sagrado.— me abalanzo sobre ella para golpearla.

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