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CAPÍTULO I.

Cinco meses después....

-- Buenos días mami...-- Erkan aparece en mi campo de visión provocando que sonría al verlo.

-- Hola mi rey..-- me agacho a su altura para poder abrazarlo y darle un beso en la mejilla..-- .., ¿Cómo amaneciste hoy?.

-- Bien mamita, ¿Y tú?.

-- De maravilla.

-- ¡¡Buenos días familia!!..-- Grita Rebeca al llegar a la cocina. Amaba actitud carismática. --.., siento mucho despertar tarde, se que era mi turno de hacer el desayuno.

-- No te preocupes, se que la universidad te tiene loca.

-- Loca es poco, dentro de poco termino en un psiquiátrico.

-- No exageres.

-- A veces quisiera saber cómo hiciste  para graduarte, criar a un niño y montar tu propio empresa.

-- Ayuda de dios, quizás..-- intento animarla, aunque siendo sincera soy muy mala en eso.

-- ¿Hoy veremos a Paola?..-- Erkan interviene al percatarce que no hemos tocado el tema.

-- No, hoy no podemos ir.

-- ¿Por qué?..- se entristece.

-- Hoy tendrá que ir a un lugar.

Me dolía el hecho de escucharla hablar de su hermana. Rebeca, había salido hace unos meses atrás de un orfanato, aquel dónde había dejado a su única familia. No importo cuánto lucho por seguir ahí dentro, igualmente la echaron y la dejaron en la calle sin comida y sin una sola muda de ropa.

-- ¿Debes ir al juicio hoy?..-- me atrevo a preguntar..

-- No, me prohibieron asistir.

-- Crees que se la den a ellos.

-- No se, pero deseo que no. Paola debe estar conmigo, prometí que la iba a sacar de ese horrible lugar.

-- No parece feo...-- Erkan intenta meterse en la conversación, así que me atrevo a intervenir.

-- Mi amor desayuna. Recuerda que no podemos llegar tarde a clases.

-- Está bien mami.

-- Yo debo irme ahora, más tarde podemos conversar sobre el tema. Debo llegar más temprano de lo habitual a la universidad.

-- Está bien, cuídate. Toma dos sandwiches y compra un jugo al llegar.

-- Gracias por todo Nazareth..-- me da un casto beso en la mejilla para luego tomar entre sus manos el desayuno que le había preparado..-- ... Cuando sea mayor quiero ser como tú.

-- Solo tengo veintitres años..-- Me quejo.

-- Y yo veinte, así que técnicamente eres una anciana.

-- ¡¡Rebeca!!.

-- Bye anciana, hablamos en la noche.

-- Ilusa..

-- Tonta.

No me podía quejar, tenía una linda convivencia con aquella chica.

-- Cuidado y te consigues el nuevo vecino y me lo quitas.

-- Al parecer a todo el mundo le fascina.-- reprocho.-- . La mayoría de las mujeres de este edificio no paran de conversar de él y lo delicioso que se ve.

-- Lo está..-- rectifica--.., provoca comérselo.

-- Si lo llego a ver te confirmo si es cierto.

-- Lleva un mes viviendo aquí y aún no lo conoces, en serio tú trabajo te tiene agobiada.

-- Soy feliz así, no me quejo.

-- dormir cuatro horas no es sano para nadie.

-- Eres una exagerada, solo ha sido esta semana.

-- Han sido dos. Te he visto quedarte dormida encima de los gráficos.

-- Shh...-- pido que haga silencio -...,no te metas dónde no te llaman.

Me despido de ella de manera tranquila para luego volver y seguir organizando la lonchera de Erkan, no quería que llegara tarde en su primer día de clases. Eso sería el colmo.

-- Espérame aquí...-- le señalo un extremo de la puerta --..,no entres al ascensor sin mí, buscaré tu suéter y luego los iremos rápido.

Agradecía internamente que me había acordado en la puerta de la casa y no en el estacionamiento, de haber sido así se hubiera ido sin él, no pretendía volver a subir y menos por un suéter.

Tomo entre mis manos dicha prenda para luego volver a salir.

Esto de ser mamá había sido mucho más difícil de lo que había imaginado.

-- Le diré a mi mamá si puedo ir a jugar con Saimon y...-- escucho a lo lejos a Erkan conversar.

Me había olvidado de lo conversador que podía llegar a ser. Apostaba internamente que se trataba de nuestra vecina de al frente, cada vez que podía conversaba con ella y le contaba todo lo que había aprendido en su campamento de fin de semana.

Cabe recalcar que fue hace un mes.

-- Cariño, te dije que no entrarás al...-- las palabras quedan atascadas en mi garganta al ver la figura que se encontraba adentro de dicho cajón de metal.

-- Buenos días...-- saluda.

Atónita por no saber que decir o como reaccionar decido quedarme en silencio.

-- Mamá...-- Erkan, me llama.--.., el es nuestro vecino de arriba, con el que fui al parque la semana pasada.

No podía creer que la persona que tenía hechizado todo el edificio era el mismo sujeto con el que había pasado un fin de semana loco.

-- Buenos días..-- Escucho a mi espalda la dulce y cariñosa voz de Belinda.

-- Buenos días abuela..-- me atrevo a decir para luego ayudarla a entrar.--..,¿Cómo se ha sentido?..- nerviosa por como reaccionar presiono el botón.

Necesitaba instalar una conversación con esta mujer e ignorar al hombre que estaba a mis espaldas. Debía hacerlo si no me iba a arrepentir de por vida.

-- Buenos días para usted también señor Valdetti...-- saluda. El cuál responde con una sonrisa para luego posar nuevamente la mirada en mi.

Estaba sorprendida, jamás hubiese imaginado que lo volvería a ver.

-- Abuela, si desea puedo llevarla al hospital.

-- No se preocupe hija, Fabio me está esperando en la recepción para llevarme.

De manera pausada giro mi cabeza encontrándome nuevamente con aquellos ojos verdes, esos que había visto hasta en mis peores sueños.

No sé supone que deba estar aquí.

Al abrirse las puertas Simone se adelanta para ayudarla a salir. Se que quería estar cerca de mí.

-- Muchas gracias..-- suelta Belinda a los pocos segundos de volver a cerrarse las puertas del ascensor.

Solo habíamos quedado nosotros tres, lo que significaba que el silencio era extremadamente tenso. Erkan no entendía nada y lo agradecía internamente, no quería que el se diera cuenta que lo conocía o que había sucedido algo.

Vamos Haein, solo tiene siete años.

-- Espero que tú silencio sea de sorpresa y no se deba a que no le agrada ni presencia...-- se atreve a decir al percatarce que Erkan está lo suficientemente lejos de nosotros.

Sin saber que responder simplemente sonrío.

-- Espero encontrarnos pronto, a mí me ha encantado volver a verte..-- suelta, para luego tomar el camino contrario al mío.

Estaba sorprendida por su presencia, había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo ví.

Camino hacia mi coche fingiendo no estar nerviosa para luego conducir hacia la escuela de Erkan.

                          •°•°•🩷•°•°•

Había pasado mi mañana pensando en Simone y lo estúpida que me ví al no saludarlo. No comprendía porque había actuado de tal manera cuando simplemente me alegraba el hecho de volverlo a ver.

No podía mentir, aquel hombre había dejado una huella grande en mi corazón. Recuerdo con exactitud buscar su número de teléfono un millón de veces al regresar a casa, cosa que me pareció muy difícil de conseguir ya que suponía lo había dejado en el club. Otro punto a tocar era que en internet no salía ningún contacto o gmail personal que me llevara directo hacia él, todo era enviado directamente a la empresa.

Simone Valdetti era un hombre importante. Aparte de alto, guapo y atlético era empresario y dueño de una de las mejores aerolíneas del mundo.

" Borah Fox".

-- Nazareth estás gorda...-- Judith una de mis enemigas más íntimas de trabajo se atreve a dirigirme la palabra.

-- Y tú más insoportable, puedes callarte la boca y dejarme tranquila..-- contraataco.

Odiaba incondicionalmente aquella mujer, espero algún día despedirla y reírme en su cara. Mientras debo seguir fingiendo que solo soy una humilde empleada y no su jefa.

-- Ella tiene razón..-- Raúl el director del equipo la apoya.

Al parecer todos estaban decididos a opinar sobre mi cuerpo.

-- Tu cuerpo ha cambiado mucho...-- interviene otro de mis compañeros de trabajo.

Ya estaba comenzando a sentirme muy enojada por sus comentarios, me parecía una falta de respeto que opininaran de un cuerpo que claramente no era el de ellos.

-- Yo he dicho eso muchas veces. El cuerpo de Nazareth ha cambiado hace un mes y medio.

-- Ya veo lo aburrida que es tu vida..-- me molesto.--.., que andas pendiente de la ajena.

-- No lo he dicho de mala manera Nazareth. Lo he dicho para vayas a verte.

-- No era la manera de decirlo. Pero muchas gracias por tu comentario de mierda..-- tomo entre mis manos los papeles que me habían pedido unos minutos atrás para luego retirarme.

Sabía que mi cuerpo había cambiado, me veía todos los días en el espejo. Mi ropa ya no entraba y había cambiado la talla de mi sujetador a una más grande ya que la que tenía me quedaba apretada y mis senos se salían cuando podían.

-- Amiga, el presidente te está llamando...-- Natalia mi compañera de trabajo llega corriendo hacia mi,  asustandome.

-- Iré. ¿Puedes llevar esto a recursos humanos?...-- alzo la carpeta, la cuál toma en sus manos para luego sonreírme..-- Ya vuelvo, muchas gracias.

Aún estaba molesta por los comentarios que había recibido, así que simplemente intento ignorarlo para dirigirme a la oficina.

-- Hola papá...-- sonrío al verlo al otro lado del escritorio.

-- ¡¡Haein!!..-- se emociona al verme.-- ..,mi reina, ¿cómo has estado?. Llevo una semana sin verte, tu madre está preocupada, me ha pedido que te diga que vayas a cenar hoy junto a Erkan.

-- Lo siento papá, he estado algo ocupada con el diseño de la casa que has pedido para tú amigo. El director me ha hecho la vida cuadros y me lo ha mando hacer tres veces en menos de una semana.

-- ¿Tú sola?.

-- Sí, esas personas me odian. No paran de quejarse y hacerme la vida miserable.

-- Bueno, ya es hora de que tomes el mando.

-- Eso intento pero...-- quedó en shock al escuchar lo que ha dicho mi padre..-..¿¡Que!?.

-- Lo has escuchado.

-- Papá, hemos quedado que lo haremos cuando yo cumpla veinticinco años.

-- Ya no puedo seguir con esto, es hora de que tomes la responsabilidad. He conversado con tu mamá y me ha pedido que nos vayamos a vivir nuestra vejez juntos a Italia.

-- ¿Quieres renunciar?.

-- Sí, ya he trabajado toda mi vida. Es hora de que descanse y me vaya a vacacionar lo que me queda de vida.

-- Aún no vas a morir.

-- Eso no lo sabemos.

-- Por eso iban a hacer la cena hoy..-- asiente de manera tranquila.--.. Dile a mi madre que no podré asistir, ya se la verdad.

-- No seas así.

-- No te preocupes. Comprendo lo que sucede. Solo dame un mes para organizarme.

-- está bien. Confío en tí.


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