This Love.
Cassandra...
― ¡Disfrute de su compra y vuelva cuando quiera! ―le expreso alegremente al último cliente que termina escabulléndose por la puerta.
Bien, culminó mi jornada por hoy.
Apago todas las luces del local y la luz de la luna atraviesa los cristales dibujando los estantes repletos de vinilos y discos sobre el suelo. Pronto no hay nada debido a las cortinas que rodean las ventanas y utilizo la linterna del celular para llegar a la puerta. Me volteo una última vez y aunque no distinga todo con claridad, ya conozco la esencia de este lugar. Aspiro aire y cojo mi bicicleta entre mis manos antes de salir. No puedo evitar esbozar una sonrisa.
El señor Parker permanece a las fueras de la tienda y al verme salir sonríe al notar mi felicidad. Recuesto la bici a la pared mientras que Benjamin se acerca unos cuantos pasos y me envuelve en un gran abrazo. Solo dura unos segundos, para cuando estamos frente a frente, ir al grano:
―Bueno, de mi parte podrías empezar cuando quieras. Ya es tu decisión quedarte, Cassie. ―dice de brazos cruzados esperando por mi respuesta. Ni siquiera tengo que pensarla, esto me ha encantado desde que era pequeña y la visitaba con Natalia.
― ¡Por supuesto que me quedo, señor Parker! ―chillo de alegría dando unos cuantos saltitos. Debo parecer una niña contenta por chuches.
―Nada de señor, eres casi de la familia. Déjame decirte... ―me señala con un dedo y se dibuja una sonrisa en su rostro―...la tienda nunca había vendido tanto, ni siquiera cuando yo era el encargado. ¿Cuáles son tus trucos, Turner? ―emite una carcajada y solo con su comentario, mi sistema no soporta tanta felicidad.
―Ninguno en realidad, solo estar abierto a todo tipo de géneros y conocer los oráculos en cada uno. ―le respondo quitándole importancia. Mi futuro jefe se limita a asentir satisfecho por mi respuesta antes de volver a hablar:
― Bien, ya que eres tú, cada día que trabajes en el local, podrás llevarte un vinilo o un CD. El que quieras, al terminar tu turno. Va por la casa.
Quedo estupefacta de la sorpresa. No me lo puedo creer. Joder, es que esto es increíble. Al salir de mi burbuja, me abalanzo sobre Benjamin para estrecharlo en un abrazo. Terminamos envueltos en carcajadas hasta que se evaporan como humo al viento.
― ¿Necesitas que te lleve a casa? ―pregunta yendo de camino al Audi gris en el que Natalia me llevó a clase.
Niego con la cabeza, deben ser las once pasadas pero puedo volver en la bicicleta. Además, necesito asimilar que trabajaré en una tienda de música. Es un puto sueño hecho realidad.
―Bien, mañana a las cuatro comienza tu turno. ¿Alguna duda? ―niego y me volteo a buscar mi bicicleta. Antes de macharse en el coche me dice:
―Naciste para la música, pequeña. ―y desaparece entre las casas y establecimientos.
¿Será eso cierto?
Bueno...yo...creo q-que tienes t-a-l-e-n-t-o.
¿Qué acabas de decir? ¿Estás bien? ¿O acaso fumaste maría con Mike y Sue?
No, claro que no. ¿No puedo hacerte un elogio estando normal?
Puedes, pero sería...irracional. Como si Jack dejara de querer a Jennifer.
Creo que la que está fumada eres tú. Deja hacer referencias con personajes ficticios.
Basta, cállate. Necesito volver a casa pronto.
Echo un último vistazo al letrero que cuelga sobre mi cabeza anunciando la puerta que te lleva hacia un recorrido musical del que no te arrepentirás en visitar antes de colocar las manos sobre el timón de mi bicicleta y desaparecer rumbo a casa. A estas horas aún quedan algunos locales abiertos y la iluminación de sus interiores se escapa hacia las calles creando un festival nocturno.
Hoy fue el día de pruebas para poder comenzar a trabajar en la tienda. No sé cómo no se me ocurrió desde mucho antes. Fue solo hablar con Natalia y enseguida tenía un trabajo. De hecho, intenté hablar con ella sobre...Lucas. No recibí gran cosa de su parte a no ser unos cuentos monosílabos y datos sin importancia. Aunque su rechazo al tema me causó sorpresa, espero no descubrir otro secreto por ahí. Sería extremadamente decepcionante.
Con respecto a mi madre, no había cambiado nada. La batalla del silencio era aterradora, solo hablábamos lo necesario; y se sentía asfixiante no poder hablarle a alguien que quieres. Ni siquiera me preguntó si había conseguido trabajo, algo que obviamente sabía que no iba a pasar. No sé que sucederá cuando llegue a casa, espero no haga un interrogatorio. O sea...no había ningún avance en cuanto a esos temas.
Te estás ahorrando algo, mentirosa.
¿De qué hablas, incordio?
No tienes nada que decirnos sobre un tal Killiam. Seguro hay algo por ahí.
No sé de quién hablas.
No te hagas la estúpida. No haz dejado de pensar en él desde la cafetería. No hagas que te reparta una hostia mental. Así que habla.
¡Dios, está bien!
Desde el día en que tuve el pequeño problema con Killiam en la cafetería, no he vuelto. No pregunten, ni siquiera sé el motivo exacto, quizás por miedo a volverlo a encontrar; o más bien, a ver mi reflejo en esos ojos color jade dignos de historia fantástica. No me arrepiento de haberle lanzado el agua, para nada. Lo molesto es que mi cerebro traicionero revive en cualquier puto segundo, el momento en el que casi nuestras narices se tocaron. Es increíble como siento su aliento impactando contra mis labios, el manojo de nervios en mi estómago y las maripos... ¡Basta! ¡Maldito cerebro de mierda! ¡Es que parece tan real!
Cassandra, qué estás colada por él, no luches contra eso.
¡No puede gustarme! De hecho, no me gusta. ¡No me enredes, dios!
<<Saw you there and I thought: "Oh My god, look at that face>>
¡Deja de cantar tonterías!
Pero no pienso hacer nada, ni tratar de buscarlo cual adolescente enamorada, eso ni hablar. No impor...
Al instante mis pensamientos quedan encerrados en un baúl bajo llave al sentir mis manos impactar contra el pavimento y caer sobre mi brazo. ¡Mierda, me caí de la bicicleta! ¡Y todo por culpa de un imbécil de ojitos verdes!
El contacto de mi piel con la calle me hace estremecer por la gélida temperatura de esta.
—¡Joder! —grito con libertad.
Chasqueo la lengua y me dispongo a mirar a mi alrededor. Estoy en un callejón desierto y poco iluminado, lugar perfecto para una película de terror. Mis manos arden debido a los repentinos raspones, pero por suerte mi cara quedó intacta. Al pequeño rato de estar sentada en la penumbra, percibo movimiento a mi lado.
Al girar la cabeza me encuentro con un chico recogiendo la bici que reposaba en el suelo. Puede que me deba asustar, pero no lo hago. Solo quiero darle las gracias a quien sea que haya hecho ese gesto. Se acerca hacia mí con pasos calculados antes de pedir mi mano para ayudar a levantarme. No detecto su rostro por la oscuridad, pero no sucede ni un segundo de quedar cara a cara, los nervios me hacen añicos. Jodidas hormonas:
— ¿Cassandra? —pregunta estupefacto.
—Killiam. —mascullo incómoda e intento mirar a otra parte.
No se ve absolutamente nada, pero a sus ojos podría encontrarlos incluso estando ciega. Es como si existiera un tipo de imán que los conecta a los míos.
— ¿No deberías estar en casa a estas horas? Los niños no deambulan a las once pasadas por calles desiertas. —dice y expulsa una pequeña carcajada.
Retiro lo dicho ¿Cómo este tío tan idiota y arrogante puede ocupar mis pensamientos?...hasta el punto de casi tener un accidente.
Podría ser una mierda por dentro. Pero vamos, por fuera parece una obra de Miguel Ángel.
Lo siento. Pero su comportamiento solo incita a lanzarle una chancla.
—Tienes razón. —digo revolviéndome el cabello—. Sin embargo, no soy una niña. Siento mucho que tengas problemas de visión. Ahora, apártate. —espeto agarrando mi bicicleta, bueno, hago el estúpido intento. Ya que una de las manos de Killiam termina agarrando mi muñeca y acorralándome contra la pared del callejón. Mierda, estoy en problemas.
—Voy a demostrarte que te equivocas descomunalmente, Cassandra. —me advierte remarcando mi nombre antes de colocar una mano en mi rostro.
Me quedo paralizada inmediatamente fracasando en evitar que el color viaje a mis mejillas. Su mano explora mi pómulo con dedicación, lo que hace que cierre los ojos ante el contacto y solo escuche la respiración entrecortada de Killiam. Sus dedos suaves acarician cada línea de mis mejillas, creando pequeñas islas con sus trazos. Su mirada intensa permanece sobre sus movimientos, pero en lo más profundo de sus pupilas puedo detectar un deseo casi visceral. Me estremezco totalmente al notar su frío aliento contra el lóbulo de mi oreja, adiós a pensar con claridad. Se toma unos segundos antes de tomarlo entre sus dientes delicadamente, y saborearlo cual sabroso manjar. El contacto de su lengua colisionando con esa parte de mi piel, me hace explotar y casi suplico más debido a esa tortura. Los párpados se cierran débilmente y un gemido gutural se escapa de entre mis labios por el tacto gélido de su aro metálico chocando con la cordillera de mi oreja. Killiam emite una sonido ronco qur se escabulle por su boca hasta llegar a mis tímpanos y destruir todas mis defensas, pero se siente tan jodidamente bien...
—Lóbulos suaves...y sabor delicioso, caramelo.
Su frase se acomoda en la punta de mi estómago y enciende llamas en mi interior. Su apelativo ordena a mi cuerpo a entregarse sin réplicas, y así lo hago. Si no fuera por su mano en mi cintura, no sé si podría mantenerme en pie. Ahora sus dedos bajan hacia mis labios, y no sé quien controla mis malditos instintos, pero comienzo a besar sus yemas además de propinarles algunos mordiscos desesperados. Mis ojos aún no se han atrevido a abrirse, pero noto todos los movimientos, en especial cuando Killiam utiliza la mano alrededor de mi cintura para acercarme más a él; demandante, deseoso, ardiente.
—Abre los ojos, Cassandra. —ejecuto su orden como si él controlara mis acciones.
Joder. Fue muy mala idea, ya que encuentro su rostro a centímetros del mío. Además de sus ojos ¿Desde cuándo me gustan tanto los ojos de alguien? Nuestras miradas se encuentran y Killiam sonríe antes de hablar. Pero yo me distraigo con ese tonto hoyuelo en la comisura de su boca.
—Labios carnosos y seductores. —su pulgar toca mi labio y yo entreabro estos en un gesto inconsciente—. Sé que nos conocimos hace dos días. Pero mierda, desde que me lanzaste ese vaso de agua en mi cara y me susurraste: "Vete a la mierda, Killiam", no logro sacarte de aquí, —señala su cabeza— ni de aquí. —Lleva una mano a su corazón.
Quedo sorprendida por su palabras y mucho más por lo que hace a continuación: estampar su boca contra la mía en un beso. Uno simple, solo dos bocas unidas. Pero es suficiente para poder conocer la textura de sus labios, suaves. Dura unos segundos antes de separarse unos milímetros para atrapar entre su dientes mi labio inferior y morderlo pausadamente. Cada jodido lugar de mi ser palpita lascivamente con gran intensidad. Después lame ese mismo punto con gusto, como si se tratara de un caramelo, de un delicioso caramelo; y así se aparta de mí.
Abro los ojos de inmediato y lo encuentro a una distancia relativamente larga. Ahora sí, no entiendo nada.
— ¿Qué...? —comienzo con la voz entrecortada por la agitación, pero Killiam me interrumpe:
— ¿A qué lo hice bien? —pregunta con orgullo.
—No entiendo lo que me quieres decir. —consigo formular una frase completa.
Killiam enarca una ceja:
—Deberían contratarme en Hollywood, soy un excelente actor.
Mi mente queda bloqueada un momento por sus palabras, antes de intentar descifrar lo que quiere decir. No...no puede estar hablando en serio.
— ¿Me estás diciendo que lo me dijiste e hiciste solo era una...? —no consigo terminar.
—Míralo por el lado justo. Tú me dejaste mojado, hoy te dejé mojada. —emite una risa.
—Hijo de pu...—soy interrumpida.
—Pero no te negaste a que este hijo de ñita te tocara. —comenta arrogante.
— ¡Eres un maldito imbécil, Killiam!
—Cuidado cuando vuelvas a casa. —me da la espalda para irse del callejón.
— ¡Vete a la mierda de una jodida vez! —Le espeto cuando dobla la esquina.
— ¡No sabes lo cachondo que me pone que me digas eso, caramelo! —grita una última vez y sus palabras me hacen erupcionar.
J.O.D.E.R
Me tenía que encontrar al hombre más capullo de la faz de la tierra.
El destino es un auténtico capullo, y el karma es una mierda.
Hasta aquí el capítulo 5...jajaja. Killiam es un imbecil, pero Cassandra siente atracción por él...Hasta el otro capítulo <3.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro