Con un “hola” empecé, con una sonrisa lo acompañé, decidida a hablarle le pregunté ¿cómo se llamaba tan hermoso ser?

Él sonriente respondió y un beso en mi dorso dejó, así de esta manera nuestra conversación comenzó.

Tan galante y caballeroso era él, con sus ojos color miel, los cuáles en tan poco tiempo llegué a querer. Amorosa me llamó, pues le encantaban las estrofas que le dedicaba yo.

Aventuras a su lado viví, adorando por siempre el día en qué le conocí. Nuestra boda luego llegó y con ella, una nueva ilusión se presentó.

A ese hombre tan maravilloso le entregué mi corazón y él lo amó tanto que hasta dolió. No le dimos punto final a nuestro amor, sino al contrario, con tres puntos suspensivos lo nuestro por milenios permaneció.