16_Lo único feliz fue el concurso
Ya llegó el día, el concurso tan esperado por todos menos por mi. La verdad que me daba igual si ganábamos o no, pero si ganábamos mejor. Me di otra vuelta por el instituto, normalmente lo hago para ver la competencia, las puertas decoradas magníficamente y minuciosamente de algunos, o hechas de cualquier manera sólo por obligación de otros. Se notaba la diferencia, todas tenían algo de trabajo puesto en ellas, algunas muchísimo más que otras, pero la nuestra había quedado espectacular. No es por alardear, pero teníamos bastantes probabilidades de ganar. Llegaba el descanso y en ese momento, al salir para el patio, vi a algunos profesores subiendo las escaleras mientras que otros, miraban las clases de la planta baja. Durante el descanso, estuve hablando con mis amigos, lo duro que habíamos trabajado para que hubiésemos conseguido tal resultado en el aula, daba miedo pero gustaba verla.
Al llegar a clase como esperaba, habíamos ganado, pero aunque lo sabía el ver aquella medalla enorme, puesta en la puerta de tal forma que no tapaba los decorados, sentí una ola de emoción. Ver ese número 1 que en aquel momento me parecía el más brillante de todos los existentes. Parecía deslumbrar con su color dorado, la medalla era tan grande como mi cabeza por lo menos, y tenía un lazo enorme. Cogimos la medalla, la pusimos dentro del aula, colgada de la pared para que todos la pudiésemos ver y nos hicimos una foto. Después hicieron copias y todos pudimos tener una. Estaba tan entusiasmado que hice caso omiso a las llamadas de mi nombre, y el de Holly, por parte de la profesora Matche. Sólo podía pensar en lo orgulloso que se sentiría mi padre al poner la foto en un marco, y exhibirla en el mueble de la entrada. Colocándola en su propio hueco.
Entonces un golpe en la cabeza de Holly me sacó de mis pensamientos, y me dejo algo aturdido. Su mano estaba temblando al igual que todo su cuerpo, los demás alumnos habían entrado al aula, sólo estamos la profesora, Holly y yo. Me confundió un momento el que estuviese con tanto miedo, no era normal en ella. De repente la profesora soltó algo que hizo que me cayera al suelo del impacto de sus palabras.
- Tienen que ir al hospital urgentemente, no puedo decir detalles, sólo sé que se tienes que ir.
Estaba aturdido, mi mente estaba yendo muy rápido, pensando en todo lo que podría sobre mi madre, sólo sobre ella. Mi mente sabía que nos llamaban solo por ella. Seguido de esos pensamiento que se repetían una y otra vez en mi cabeza, sólo corrí. Holly me seguía, ni siquiera miré hacia atrás, mas no me hacía falta para saber que estaba ahí. Corrí y corrí hacia el hospital, no estaba tan lejos pero si tenía su tiempo andando. Mi corazón estaba acelerado, no paraba de latir tan rápido como le permitía mi cuerpo.
Cada vez el camino parecía más largo, más pesado se hacía desde mi punto de vista, hacía un frío gélido y yo había olvidado por completo mi chaqueta en el aula, así que estaba solo con mangas cortas. Sentía el frío golpearme junto con el viento en mi cara y brazos, no me importaba, necesitaba llegar lo antes posible al hospital. Holly intentaba seguirme el paso pero no podía, siempre he sido más rápido que ella, aunque sabía que estaba porque escuchaba sus pisadas en la acera.
Al llegar al hospital entré sin decir nada en recepción, casi tropiezo con los malditos cordones que se desataron, pero seguí, mis pasos resonaban en el suelo de madera. El suelo crujía por mi peso pero no tanto por la rapidez de mis pasos. Me di un poco más de prisa pues casi llegaba a la pequeña y sicodélica habitación de mi querida madre. Entré sin llamar a la puerta ni nada, sólo irrumpí en la habitación como si fuera lo único que podría hacer... Y lo que vi fue algo que cambió mi vida.
Nada más entrar lo primero que alcancé a escuchar fueron los llantos desconsolados de mi padre, arrodillado al lado de la cama de mi madre, sosteniéndole con mucha fuerza, como si nunca fuera a volver de su maldición para dormir eternamente. Caí de rodillas, de fondo escuchaba al doctor intentando calmar a mi padre, el pitido ininterrumpido de la máquina, que describía si mi madre estaba viva o muerta, y el grito de terror de mi hermanita cuando solo estaba en el umbral de la puerta, sus pasos eran apresurados por estar junto a mi madre.
Todo se escuchaba muy lejos, no conseguía después de un rato distinguir mis propios sollozos de los de mi padre, aunque los suyos sonaban desgarradores para mi corazón. Después de un rato todo los sonidos se mezclaron para mí, todo empezó a dar vueltas mientras tosía. Me estaba cubriendo la cabeza con los brazos, y me agarraba el cabello con frustración con las manos, mientras en mi cabeza sólo se escuchaba con claridad una cosa, una simple cosa, la voz del doctor intentando consolar a mi padre, diciendo que estaría en un lugar mejor... Que mi madre estaría en un lugar mejor.
El tiempo a mí alrededor parecía ralentizarse, pero no de manera buena, era malo, fatal para mí, lo único que quería era poder retroceder en el tiempo, poder despedirme de mi madre. No podía haber cumplido ni ese deseo. No parpadeaba, me daba vueltas la cabeza y mi corazón afirmaba que nunca había sentido tal dolor como el de ahora. Mi hermana en ese momento rompió en llantos, pero eran diferentes a los de mi padre, o los míos. Estos llantos sonaban a una persona que parecía no poder sentir más felicidad en su vida, condenada a estar sufriendo todo lo peor en ese momento. Se acercó a mí y lo único que dijo fue un "lo siento", fue más un susurro. Sonaba sincero, sabía porqué se disculpaba pero no le diría porque le haría sentir más culpable. Mientras me abrazaba los hombros aún estando yo en la posición anterior, abrazado a mí mismo en aquel momento como si estuviese congelado porque no me movía lo más mínimo, en ese momento no podía hablar. Las palabras se quedaban atascadas en mi garganta, y cada vez que intentaba pronunciar algo me arañaban esta intentando no salir o ser escuchadas.
Así nos quedamos, después de un tiempo que me pareció eterno, eterno de dolor, desesperación y todo el ambiente se volvió frío tan súbitamente que sentí congelarme lentamente, sinceramente todo lo que digo es poco comparado al dolor que sentía. Era algo inexplicable pero se sentía tan perjudicial para mi. Toda la esperanza que me dieron fue falsa, toda la fe que tenía en que pudiese recordarme, aunque fuese por un mísero segundo más... Se volatizó, se fue como las ganas de vivir que tenía en ese momento. ¿Qué sentido tenía que siguiese allí si mi madre no estaba? Nunca volvería y lo sabía, tengo recuerdos pero no son suficientes. Intenté levantarme como pude, caminé hacia la cama de mi madre tambaleándome a cada paso.
La máquina había dejado de pitar hacía unos minutos pero no prestaba realmente atención a eso, la habían apagado, definitivamente se había ido. Saqué de mi bolsillo la carta que había hecho, era para ella y se la daría sin importar nada más. Estaba arrugada y más la arrugué al cogerla y atraparla en mi puño, su color era originalmente anaranjado como un amanecer, un bonito comienzo del día como el que era mi madre para mí. Ahora estaba empapado de lágrimas porque no sabía cómo parar de llorar, tampoco es que quisiera. Me sentía bien llorando, era cómo quitar un enorme peso de tus hombros. Aparte de las lágrimas estaba medio rota, algunos arañazos y cortes pequeños tenía, del viaje tan brusco que había tenido en mi bolsillo. Aunque las palabras se me ahogaban en la garganta y no quería salir aire de mis pulmones para pronunciarlas, pude alcanzar a decir algo. Algo que recordaría siempre.
- Esta carta, la que tengo en la mano, te pertenecía - se la dejé en su mano con muchísima delicadeza, sabía que no podía responderme nada pero me gustaba saber que la tendría aún estando en ese estado tan terrible.
Ella ya había caído en la maldición, pero todos algún día llegaremos a dormir eternamente, haciendo compañía a las estrellas por las noches y bailando bajo la Luna, en nuestro propio mundo imaginario.
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Nick Pers-
Holiwi, ¿qué tal estaban antes y después de leer el cap? Quiero saber si desprende sentimientos.
Me dió mucha pena escribirlo, es demasiado para Alejandro, Holly y su padre.
1463 palabras
Hasta la próxima fénix oscuros.
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