Capítulo 3: Amar y querer
“Yo sé que vivía a ciegas sin saberlo, enganchado a un amor inventado, frágil cual cristal, donde poco a poco te deshacías de mi, destrozandome en tu indiferencia, pero me hacía el loco para no perderte” - H. E.
Miedo. Terror. Pánico. Angustia. Desesperación.
Todos y cada uno de esos sentimientos y sensaciones se hicieron presente al observar como la negra mirada de su esposo se volvía de un tono rojizo, mientras avanzaba a paso firme hacia él, manteniendo un semblante intimidante, amenazador y letal, cual cazador que está a punto de dar el golpe final para matar a su estúpida presa, regocijándose de esa expresión de pánico. Con la mirada buscó ayuda que sabía jamás llegaría, suplicando a la nada por piedad que no recibiría. Su sola presencia irradiaba gran temor, aquel hombre de uno noventa y cuerpo fornido ahuyentaba a todos inconscientemente, tal vez conscientemente a cualquier persona que se encontrara cerca.
Solo fue un minuto, tal vez menos tiempo en donde aquel varón preguntó por el nombre de una calle ya que bastante apenado confesó que se había perdido. Conocía perfectamente bien la zona, sabía que el lugar que buscaba estaba cerca, «Tres calles más adelante» fue lo que le contestó con una radiante sonrisa, no por el hombre frente a él, no, tan solo estaba feliz porque su matrimonio daba muestras de mejoría.
Pero no recibió respuesta por parte de aquel chico, abrió los ojos para mirarle con curiosidad al haberse quedado callado. Aquellos ojos verdes estaban abiertos y una película de sudor cubrió su frente en cuestión de segundos. Tenía miedo, aquel hombre tenía un miedo incluso palpable. ¿Por qué? Entonces volteó para observar que atemorizaba al varón y trago saliva al ver como Sasuke se acercaba con un aire peligroso, su respiración se aceleró al verlo enojado, quería correr, huir de ahí pero sus piernas se negaron a obedecer, contemplando cómo levantaba el puño. Instintivamente cerró los ojos, ¿acaso le golpearía en la calle? No hizo nada malo, se estaba comportando, obedeciendo, entonces ¿por qué?
Pero el puño del moreno se impactó contra el rostro de aquel joven logrando que cayera al suelo, soltando un gruñido de dolor. Los labios de Naruto se separaron, su miedo aumentó al darse cuenta que no era capaz de articular una sola palabra a su favor, tampoco podía defender a aquel varón, cuyo único crimen fue acercarse a la persona equivocada en el momento equivocado.
—Muévete —ordenó Sasuke.
El blondo sintió como su brazo era fuertemente agarrado por su esposo, quien ejercía más fuerza de la necesaria, lo estaba lastimando al obligarlo a caminar directo al auto. Y sin importarle las miradas curiosas, abrió la puerta del copiloto y aventó dentro a aquel frágil y temeroso doncel, cerrando violentamente la puerta.
Su cuerpo temblaba y su corazón golpeaba desenfrenadamente contra su pecho hasta doler, nublando su vista que no se apartaba de cada movimiento que hacia Sasuke, el cual subió al auto en completo silencio, manteniendo el ceño fruncido condujo a toda velocidad hacía la mansión, sin importarle los señalamientos. Parecía que en cualquier momento chocarían por lo rápido que iban. Los ojos de Naruto se cristalizaron al ver la mirada perdida de Sasuke quien veía fijamente hacia el frente.
—B-Baja la velocidad… —rogó, dejando escapar un par de lágrimas mientras se aferraba al asiento—. Sasuke, por favor.
El moreno le ignoró y aumentó la velocidad a más de ciento cincuenta, sin importarle su seguridad o la de su esposo, estaba cegado por una ira sin fundamentos, estúpida y superficial que le impedía pensar claramente.
—¡Sasuke, cuidado!
—
La música del restaurante era lenta, perfecta para un ambiente romántico y de pareja. Aquel era un día muy importante para Naruto y Sasuke, ya que cumplían un año de casados. El rubio cerró sus ojos al ver que vueltas daba la vida, ya que ellos se tuvieron que casar un año antes, es decir cuando sólo tenía diecisiete, debido a un accidente. Pero no le molestaba, porque amaba a su esposo y Sasuke le amaba a él, por lo que pensó en una cena romántica ya que últimamente estaba demasiado ocupado con los asuntos de la empresa y llegaba tarde, estresado y fastidiado. Día con día veía con impotencia a su esposo lucir más molesto, ignorándolo por completo, resintiendo la ausencia de sus tiernos besos y cálidas manos sobre su cuerpo.
Al menos haría que ese día se relajara y olvidara por completo la empresa, los accionistas, inversionistas y demás, esa era su noche y lo haría disfrutar, por lo que desde muy temprano preparo todo, hizo las reservaciones, en la tarde llamo al azabache y acordaron verse en ese restaurante «My Moon» a las siete en punto. La música de Jazz suave, interpretada en vivo le daba un ambiente único al lugar y la mesa que reservó estaba un poco apartada del resto para tener un poco más de privacidad. Había estado absorto en sus pensamientos hasta que la voz del mesero lo trajo a la realidad.
—¿Qué desea ordenar?
—Por el momento estoy bien con el vino —respondió, curvando los labios en una fina y apenas perceptible sonrisa.
El hombre se marchó dejándolo solo y fue cuando se percató de la hora “ocho veinte”, suspiró con tristeza pues ya llevaba más de una hora esperando, lo más seguro es que no apareciera, aun así tomo su celular y marco. «Naru amor, realmente lo siento pero me surgió algo muy importante, llegaré a casa como a las once y media… prometo que te compensare» fue lo que Sasuke dijo, ya lo sabía, aún así dolía escucharlo, porque desde hace un mes el trabajo era más importante que él, todo era más importante que él, pero entendía y le esperaría siempre con la misma paciencia.
Aún tenía mucho tiempo y no quería regresar a casa, por lo que se dirigió al bar del restaurante, sentándose en la barra comenzó a beber, su plan no era emborracharse, simplemente quería distraerse y pensar, sin importarle que cada cierto tiempo una lágrima resbalara por su mejilla mostrando el dolor que en ese momento sentía. Era su cuarta ronda y ya se sentía mareado, decidiendo que ni una más. Esperaría a sentirse mejor, llamaría un taxi y se iría a casa, tal vez se veía patético en aquella situación pero no le importaba.
—Oye ¿te encuentras bien? —preguntó amablemente un varón con un pequeño matiz de preocupación impreso en su rostro. Pero ¿cómo no estarlo si ese doncel rubio llevaba bastante tiempo sollozando? Lo podía saber al contemplar sus ojos rojos e hinchados. Realmente no se imaginaba que causó el llanto en esa persona con un rostro angelical.
Naruto volteo y lo primero que observó fueron unos intrigantes orbes de una extraña y a la vez exótica tonalidad aqua, rodeados por una gruesa línea negra dibujando su contorno. Aquel cabello rojizo le recordó al de su fallecida madre y su piel tan blanca y rostro masculino junto a un cuerpo de tentación logró que se sonrojara, pero no le daría importancia, ya que estaba consciente de que se había pasado con el whisky.
—Sí, muchas gracias… —articuló con dificultad, curveando una ceja al darse cuenta que no conocía el nombre de aquel varón.
—Gaara, Sabaku no Gaara —se presentó ligeramente más relajado al notar que al menos el rubio ya no lloraba—. ¿Y tú eres... ?
—Namikaze Naruto —se levantó del banquillo, perdiendo el balance de inmediato haciendo que estuviera a punto de caer de no ser por aquellos fuertes brazos que le sujetaron con suavidad—. Gracias. Lo siento pero debo irme.
—Gustas que te lleve a casa, ya que no pensó dejar que manejes en esa situación —anunció decidido—. Sería muy irresponsable de mi parte.
Naruto lo miró unos momentos intentando no verse confundido, aquel varón no le resultaba desagradable, mucho menos sentía esa sofocante mirada como si le desnudara. Al contrario, aquel pelirrojo le veía con genuina preocupación, como si se conocieran de antaño, aun así seguía siendo un desconocido.
—No te molestes —pidió mientras se sentaba nuevamente—. Voy a pedir un taxi.
—Namikaze-san, no quisiera incomodar, pero es peligroso que ande en taxi, ya que pasan de las once de la noche…
No fue capaz de pensar en nada más, solo en que Sasuke le mataría por estar en la calle tan tarde, ya que sinceramente no se percató que haya pasado tanto tiempo. A decir verdad el también desconfiaba de ir en taxi, solo le quedaba marcarle a Sasuke y pedirle que fuera por él, todo bajo esa atenta mirada aqua que mostraba gentileza. Pero ese no era su día, marcó más de cinco veces y siempre le mandaba a buzón, ¡genial! ¿Y ahora? No tenía más opción, por lo que temeroso aceptó la propuesta de Gaara para que lo llevara a casa. Sorprendentemente el varón se comportó como todo un caballero en el trayecto, y lo que más agradece Naruto es que no preguntara el motivo de su tristeza, ni nada por el estilo, al contrario solo hablo de cosas triviales para amenizar el camino.
Al final, cuando entró a la mansión la sintió tan sola y fría que se rodeó con los brazos pero no le tomó importancia de hecho, ya se estaba acostumbrando a esa sensación de vacío, por lo que se dirigió a su habitación, se cambio y recostó quedándose profundamente dormido. Solo despertó cuando a las dos de la madrugada sintió el movimiento de la cama y observó al azabache con cara de cansancio, quien a pesar de todo se forzó a sonreírle abrazándolo suavemente, musitando un sinfín de veces “lo siento”, como si aquello fuera la solución a todo.
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Los meses pasaron rápidamente, tiempo en el que Naruto se encontró un par de veces más con Gaara, quien siempre le ponía tanta atención a lo que decía y era sumamente amable, haciendo que deseara que su Sasuke fuera así. Por otro lado las cosas con el moreno eran cada vez peor, llegaba todos los días tarde, malhumorado y con cara de fastidio. Parecía que buscaba cualquier pretexto por muy mínimo que fuera para discutir. Alegaba que la comida no le agradaba, que su voz era molesta, que cierto decorado le resultaba feo y en la intimidad, llegó a sentir el rechazo de Sasuke, quien se volteó dándole la espalda mientras alegaba que estaba cansado, que ya sería en otra ocasión…
—Sasu~ mi amor —ronroneó meloso Naruto al salir del baño con una provocativa lencería roja con detalles en negro. Caminó a paso felino hasta la cama donde se encontraba el azabache dispuesto a dormir. Se subió y gateó hasta quedando a un lado de él, comenzando a lamer el lóbulo de su oreja con sensualidad, repartiendo besos en aquel blanco cuello—. Te amo mucho, mucho ttebayo.
—Naru —habló cansinamente, sentándose en la cama hasta quedar de frente al doncel, lo tomó de la cintura, lo recostó suavemente y lo cubrió con las sábanas—. Basta. Estoy cansado… duermete.
Quería replicar quejarse, tenía semanas sin hacerlo y cuando intimaban ya no había esa pasión y lujuria desbordante en Sasuke, no sentía su amor ni su cariño, como si se acostara con él por cumplir con esa “obligación” de esposo. Se sentía rechazado, quería ser besado, anhelaba ser tocado, amado, deseado… pero sobre todo quería que Sasuke también disfrutara estar con él. Cuando volteo el rostro para verlo fijamente, el moreno estaba dormido, fue entonces que noto las grandes ojeras bajo sus ojos, producto de las continuadas desveladas. No podía culparlo, lo sabía, aun así…
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Había pasado un año más en su vida, Sasuke se distanció de Naruto y Naruto buscó la compañía de Gaara, a quien rápidamente le tomó confianza llegando incluso a contarle algunos de los problemas que tenía con su esposo, a lo que siempre le respondía, «Tenle paciencia, ya que no es fácil manejar una de las compañías más importantes a nivel mundial, él te necesita y tu deber como esposo es apoyarlo» Y es que así era Gaara, siempre pensando fríamente las cosas para poder encontrar la mejor solución. Pese a que él le llevaba ocho años y mostraba una actitud distante y prudente con todos, con Naruto era diferente, abierto, llegando a platicar por horas de cualquier cosa, contándole historias de sus viajes, por eso el blondo comprendió cómo es que podía pasar un mes entero sin verlo. Y es que a los ojos del rubio, Gaara tenía un trabajo bastante aburrido, lo único bueno era que viajaba mucho; al ser escritor eso le servía cuando creaba sus novelas.
Aquellos momentos Naruto los agradecía ya que lo relajaban y distraían de los problemas de su matrimonio, el cual pasaba por una crisis, o tal vez solo eran imaginaciones suyas. Todo lo que sabía es que necesitaba tiempo de calidad con Sasuke a como diera lugar. Intentó de todo, pero nada daba resultado, dos meses después finalmente iba a usar su último recurso, el cual era prácticamente robar a Sasuke de su oficina, idea que le dio Hinata cuando le comento que no sabía qué hacer para estar juntos. Amablemente la chica le dijo que sin importarle las quejas de su esposo lo raptara de la oficina y se fueran a dar una vuelta a la playa, ya que eso hacia ella cuando quería tiempo a solas con Kiba.
Eran aproximadamente las tres de la tarde cuando Naruto se dirigía en su auto a la empresa, a pesar de que tenían chofer a él le gustaba manejar, aunque lo hacía lento, motivo por el que fue capaz de ver al moreno en una mesita afuera de un restaurante, sonriendo ampliamente y platicando muy animado con una mujer. Con el carácter del rubio, era lógico que armaría un escándalo por la situación ¿por qué podía darse el tiempo de charlar con cualquiera menos con él? ¡No lo entendía!
Sin embargo, aquel día sintió por primera vez como la mano de Sasuke le propinaba una bofetada que le ladeo el rostro. Sus ojos se cristalizaron ante la atenta mirada de los presentes y lo único que pudo hacer fue salir corriendo lo más rápido que sus piernas se lo permitían, no sabía a dónde ir, todo lo que quería era escapar.
—Sasuke-kun no debiste haber tratado así a tu esposo —regañó la mujer rubia de alegres ojos azules—. Tal vez creyó que teníamos algo —soltó un suspiro—. Pero yo jamás andaría con un neurótico como tú, teniendo a Sai.
—Será mejor que ya no digas nada Ino, no sé que me paso —suspiró frustrado, volviendo a sentarse en la silla—. Yo jamás le había levantado la mano… ¡Diablos!
Ino era una gran inversionista, que con el paso de los años se enamoró de asistente de Sasuke, Sai. Aquella tarde acababan de cerrar un contrato por seis años con las empresas Akimichi, y se relajaron en aquel pequeño restaurante antes de volver a la empresa, pero ninguno de los dos espero ver a Naruto y mucho menos que este le gritara a Ino, creyendo que era la amante del moreno. La rubia estaba impresionada, ya que realmente no creía a Sasuke capas de haber hecho algo así, por lo que su primera reacción fue detenerlo, después de ver la huida de aquel lindo doncel.
—Pero lo acabas de hacer —bufó ofendida—. Lo mejor será que le pidas disculpas. Si yo fuera él ya te hubiera demandado por maltrato —se levantó dispuesta a marcharse—. Realmente eres un idiota.
—Lo sé —masculló frustrado.
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Cuando Naruto finalmente se detuvo, estaba frente a la casa de Gaara; tocó la puerta con desespero y en cuanto el pelirrojo abrió se lanzó a sus brazos llorando desconsoladamente. Ni siquiera sabía porque lo hacía, pero con él siempre encontraba la tranquilidad que tanto anhelaba.
—Naruto… —susurró sorprendido, rodeando aquel pequeño cuerpo tembloroso entre sus brazos para reconfortarlo. No haría preguntas, no hablaría, tan solo lo abrazaría y esperaría a que le contara todo.
Pasaron horas, en las que fue consolado por Gaara. Agradecía que no lo interrogará, que no preguntara, ni indagara en su patética vida. Solo cerró los ojos quedándose profundamente dormido, acurrucado en el pecho del varón, relajándose con el rítmico sonido de los latidos de su corazón. Al despertar se encontraba en una mullida cama, cubierto por una fina sábana de satén que inconscientemente llevó a su nariz, percibiendo el suave y delicioso aroma de Gaara, aquella fragancia lo cautivo, perdiéndose en ella hasta imaginar que los fuertes brazos de él lo rodeaban con ternura, provocando que su corazón latiera como loco. Era un aroma tan sensual y adictivo que no quería dejar de percibirlo.
—¿Te sientes mejor? —inquirió con serenidad, entrando a la habitación con una taza de té, observando como Naruto afirmaba con la cabeza, manteniendo un leve rubor en sus mejillas—. ¿Quieres hablar?
—Fui a buscar a Sasuke para pasar un tiempo con él, ya que últimamente no lo he visto, pero lo encontré comiendo y charlando con alguien, me moleste y acabe gritando… —se detuvo, fijando su mirada en el té antes de proseguir—. Yo lo hice enojar, Gaara.
—Todo estará bien —susurró mientras dejaba la taza en el mueble de noche, para poder colocar su mano sobre el hombro del doncel, en señal de aliento.
Naruto se acercó y lo volvió a abrazar al mientras susurraba «Gracias» al separarse sus miradas se conectaron y el tiempo se detuvo, logrando que la tristeza desapareciera de los zafiros. Naruto sintió como su corazón comenzaba a palpitar nuevamente rápido, y en un acto impulsivo presionó con torpeza sus labios contra los de Gaara, quien tardó varios segundos en corresponder. Era un beso sumamente tierno, suave y prolongado, que duró hasta que se les termino el aire, momento en que Gaara se separó levantándose de golpe, manteniendo una mano sobre su pecho, intentando tranquilizar todas aquellas emociones prohibidas que despertaba ese precioso doncel.
—Esto no está bien… —balbuceó desconcertado y con un fuerte sonrojo, al igual que el pequeño rubio—. Tú eres casado y yo… yo lo siento Naruto.
—Gaara perdóname, yo… será mejor que me marche.
Aquello fue el inicio de todo. Ese mismo día Sasuke llegó temprano, se disculpó con su esposo llevando rosas, chocolates y un enorme peluche de felpa, jurando que jamás lo volvería a tocar, mostrándose arrepentido. Pero Naruto evadía su mirada con vergüenza, haciendo sentir peor a Sasuke, ya que después de escuchar la explicación, diciéndole quien era Ino y porque estaban ahí, la culpa de aquella tarde lo estaba consumiendo. Le había reclamado por algo que imaginó, en cambio él… él beso a Gaara y… le gustó aquel contacto.
Claro que tres días después de aquella bofetada Sasuke volvía a llegar tarde, debido a que la empresa estaba pasando por problemas, prácticamente “la había descuidado”, aunque solo fueron pocos días, aun así el moreno consentía todos y cada uno de los caprichos del blondo, como una manera de compensar su ausencia. Aunque Naruto hubiese preferido mil veces tener a Sasuke a su lado que todas aquellas cosas que le mandaba a comprar. «Solo quería amor, atención y cariño». ¡Solo eso!
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La barrera de lo correcto y lo incorrecto fue derribada en esos meses, en donde todo lo que buscaba Naruto era un poco de atención y la compañía de alguien que no fuera Hinata o los empleados de la mansión. Atención que por el momento Sasuke no podía brindarle, lo peor era que tampoco se notaba que quisiera hacerlo, refugiándose en Gaara, quien siempre estaba disponible para él. Aquellos abrazos fraternales pronto tomaron otro significado, sus labios se buscaban y sus manos exploraban la anatomía contraria.
«Una basura» así es como se sentía Naruto la primera vez después de hacer el amor con Gaara, amaba a Sasuke, pero había algo en “su amante” que inconscientemente le hacía desear estar con él, abrazándolo, mimandolo y amándolo en todos los sentidos. Era un estúpido debate mental, lo sabía, si estás con alguien es porque lo amas, si te entregas es porque lo deseas, si lo besas es porque te gusta, y si te casas es porque anhelaste compartir tu vida al lado de ese alguien especial. Pero había algo en Gaara que cuando estaba a su lado mandaba al diablo todo razonamiento lógico, aunque después se sintiera despreciable por traicionar a su esposo. ¡Era ilógico!
No quería jugar con Sasuke, ni lastimar los sentimientos de Gaara, pero tampoco era capaz de dejar a uno. Era un maldito egoísta, infiel y mentiroso. Era la peor persona del mundo. Pero era aún más miserable su existencia porque a pesar de saber que estaba mal lo continuo haciendo y justamente cuatro meses antes de su cumpleaños número veinte, Gaara se canso de ser el amante. Quería ser el único en la vida del Naruto.
—No puedo seguir así —expresó con firmeza—. Te amo, lo sabes ¿pero tú me amas?
—Gaara yo… —el dedo índice del pelirrojo se posó sobre sus labios impidiendo que hablase.
—Es él o yo.
Dicho esto, ambos subieron al auto con dirección a la ciudad, ya que habían hecho un corto viaje a la playa, en el transcurso se mantuvieron en silencio, tiempo en que Naruto reflexiono sobre su matrimonio, había notado que últimamente Sasuke ya ni fingía esforzarse por llegar temprano a casa, incluso le había dicho que saldría en un viaje de negocios que tal vez duraría tres o cuatro meses, pero antes de que Naruto dijera algo, este lo miró fríamente diciéndole que no lo podía acompañar.
Suspiró con desgana, no podía creer el cambio de Sasuke quien había estado con él los últimos catorce años, cuidándolo y apoyándolo cuando más lo necesito, consolándolo cuando sus padres fallecieron a pesar de que él también perdió a los suyos en el mismo accidente. No podía entenderlo, comprendió que quería a Gaara y mucho, pero no sabía si era amor, tan solo quería imaginar que si y vivir en una burbuja rosa. Alejarse de Sasuke, porque ahí ya no había nada, al menos no por parte del Uchiha.
Dios sabía cuánto intentó recuperar su matrimonio, cuánto se esforzó por volver a tener aquella dulce persona a su lado, pero parecía que todo lo que hacía tenía el efecto contrario. Claro que le dolía la sola idea de pensar en dejarlo. Carajo, eran casi quince años ¡quince! Le dolería su decisión, pero no más de lo que le dolería a Sasuke, si es que este aun sentía algo por él. Por primera vez en su vida quería ser egoísta y pensar primero en su felicidad antes que en la de los demás, pero ¿por qué era tan difícil hacerlo? ¿Por qué su corazón dolía cuando pensaba alejarse de Sasuke, si este le hacía daño con sus crueles palabras, sus desprecios y sus rechazos?
—Naruto… —la suave voz de Gaara lo sacó de sus pensamientos—. Por favor no llores. ¿Sabes? Yo siempre supe que sin importar lo que hiciera, nunca iba a ocupar el lugar de Sasuke. Tampoco pretendo ser su reemplazo —unas lágrimas rodaron por sus mejillas. Suspiró pesadamente y después esbozó una pequeña sonrisa nostálgica.
—Gaara yo…
—Naru, tal vez no te has dado cuenta, pero a quien realmente amas no es a mí —volvió a concentrarse en el camino—. Muy dentro de mí supe que siempre sería así sin importar lo que haga. Por favor prométeme que serás feliz.
Naruto comenzó a llorar, obligando a Gaara a detener el auto a orilla de la carretera, cerca de un acantilado, solo serían unos minutos, tiempo en que el mayor abrazó al doncel fuertemente escuchando como su nombre salía incesantemente de esos bonitos labios, sintiendo su corazón romperse en mil pedazos.
Se separarse de Naruto, besó con dulzura su frente, limpiándole las lágrimas con los pulgares. Bajo un poco la vista y noto que Naruto no tenía puesto el cinturón de seguridad, por lo que con el dorso de las manos retiró sus propias lágrimas y le abrocho el cinturón con una sonrisa en los labios, ya que siempre lo olvidaba.
—¡Gaara! —el fuerte grito de Naruto lo alertó, por fracción de segundos observó su rostro lleno de terror, siendo incapaz de voltear.
No era capaz de comprender qué pasaba, tan solo sintió como todo su cuerpo se sacudía y chocaba contra el auto, los vidrios se estrellaron y los fragmentos volaron en cámara lenta frente a él, lastimandolos a ambos. Cerró los ojos fuertemente, para después abrirlos, sintiendo que todo a su alrededor pasaba demasiado rápido mientras que el tiempo se había detenido para ellos.
Un camión de carga había perdido el control y los impactó de lleno, logrando que solo ellos cayeran al acantilado. El auto de Gaara rodó varias veces hasta detenerse, quedando boca abajo y en cuanto él pudo abrir los ojos sintió que el aire dejaba de entrar a sus pulmones, y su tibia sangre comenzaba a cubrir su cuerpo mientras algo le atravesaba el pecho, pese a todo, lo primero que hizo fue buscar con la mirada a su amado doncel.
—Naru…to… —llamó débilmente al verlo cubierto de sangre y sin poder moverse, fue entonces que su cuerpo no lo soporto y le obligó a cerrar sus ojos. Cuando los volvió a abrir, tardó en enfocar todo a su alrededor, viendo a varias personas a su lado que intentaban sacarlo de su vehículo, entonces reunió fuerza que creía inexistente para hablar—. Mi Naruto… por favor ayuden a mi Naru… —rogó con un hilo de voz.
—No se preocupe, su esposo estará bien —le dedico una sonrisa reconfortante, pese a que la persona con más probabilidades de sobrevivir en ese momento era el varón.
—Gracias…
●●●
—Hoy te veo muy serio amor —afirmó Kakashi a su amado doncel, Itachi, con quien llevaba varios años casado—. ¿Todo bien?
—Tengo un mal presentimiento —contestó mientras se recargaba por completo en el sillón—. Todo el día lo he tenido…
—Ya verás que no es nada…
En ese momento, el celular de Itachi sonó logrando que se estremeciera de pies a cabeza, con preocupación lo tomó entre sus manos y contestó ante la atenta mirada ébano de Kakashi, quien lo abrazo fuertemente, intentando darle apoyo.
—Si diga…
—“Buenas tardes, llamó del hospital Konoha… estoy buscando al familiar de Naruto Namikaze…”
—Soy su cuñado ¿le paso algo malo?
—“Él y su esposo sufrieron un accidente automovilístico esta misma tarde, ¿sería posible que se presentará…?”
—Voy para allá —colgó el teléfono. Mientras su esposo veía con preocupación cómo Itachi se levantaba mientras a cada segundo su rostro palidecía y su cuerpo temblaba.
—Cálmate —pidió Kakashi sujetándolo del brazo con delicadeza—. ¿Qué pasó?
—S-Sasuke y Naruto tuvieron un accidente, están en el hospital. Debo ir a verlos —hablo tan rápido que resultaba inentendible.
Y sin perder más tiempo se subieron al auto de Kakashi, quien manejaba tan rápido como podía…
~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~
Continuará
No sé ustedes, pero a mi si me gusta el GaaNaru aunque aquí solo quedara como mención, no se preocupen y aclaro que el fic es SasuNaru 😉
Muchos tal vez leean esto e insulten a Sasuke por maltratador y a Naru por dejado, desgraciadamente esta historia esta basada en hechos reales, --evidentemente hay cosas bien fantaseosas que diran: Haruka, eso jamás pasaria en la vida real xD-- y no todo acurrio con una sola pareja, me base en varias que he llegado a conocer con una vida de maltrato y si estas actitudes les parecen absurdas e irreales, temo decirles que hay casos peores. "Fic basado en la estupidez humana, que lentamente te lleva a la destruccion, pasando por una relacion caotica" básicamente de esto trata la historia
En fin, yo me despido y si os a gustado no se olviden de comentar y votar 😁😄
Haruka Eastwood
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