Capítulo único
Era la primera vez que Severus Snape asistía a una fiesta de disfraces. Su mejor amiga, Lily Evans, le insistió a que fuera con ella y se divirtiera ya que se la pasaba todo el tiempo estudiando. Una semana antes de la fiesta, los dos amigos fueron a comprar sus disfraces; Lily encontró rápidamente el suyo: Gato Negro. Con Severus fue más difícil, pero finalmente su amiga encontró un disfraz perfecto para su mejor amigo: Vampiro.
De camino a casa, el azabache tenía sus dudas respecto al disfraz, a lo que la pelirroja le dio un consejo: investigar sobre los vampiros y Severus estuvo de acuerdo con la idea de Lily.
Severus fue a la biblioteca a investigar el tema; la mayoría de la información era repetitiva y eso lo puso nervioso ¿y si hacía el ridículo en la fiesta? Su escasa vida social moriría.
De pronto tuvo una idea; no necesitaba los libros ¡lo que necesitaba era la ayuda de un vampiro real! Y sabía exactamente donde encontrarlo.
Severus estaba ante la puerta de una vieja casa estilo victoriana a las afueras de Cokeworth.
«En momentos de desesperación, medidas desesperadas» pensó nervioso Severus
Respiró profundo para darse ánimos y tocó la puerta. De inmediato la abrieron; un joven (un par de años mayor que él) con piel pálida (casi blanca), cabello negro y ojos oscuros (Severus juraría que sus iris eran rojos) lo miraba con suspicacia. El joven se armó de valor y le dijo al desconocido que sabía que era un vampiro real y venía a pedirle que le enseñara a actuar y verse como uno para una fiesta de disfraces.
El extraño miró desconcertado al chico antes de estallar en carcajadas. Hacía cientos de años que no recibía una visita y nunca se espero algo como eso; se tranquilizó y, para sorpresa y alivio de Severus, el extraño aceptó.
Se presentó como Vladimir (cliché, pensó Snape) y a pesar de que la inusual petición aceptó en ayudarlo porque en cuanto lo vio creyó que era un recién vampiro transformado y no sabía cómo actuar.
«Sé que la gente cree que soy uno por mi apariencia ¡pero no creí que hasta un vampiro real lo creería!»
Vladimir instruyó a Severus como si fuera un vampiro real: caminar y movimientos sigilosos, pero elegantes. A pesar de la palidez mostrar una apariencia hermosa y delicada hipnotizando con la mirada. Vestimenta oscura, pero aristocrática. Incluso lo hizo beber sangre para darle más "realismo" y el toque salvaje del instinto vampírico; fue un milagro que Severus no se enfermara del estómago. Vladimir le dio su visto bueno a Severus a tiempo para la fiesta. El chico le agradeció, todavía sorprendido por la fácil aceptación del vampiro en ayudarlo.
El entrenamiento fue un éxito: Severus reinaba en la fiesta, admirado por las chicas y envidiado por los chicos. Incluso Lily cayó rendida ante sus oscuros y refinados encantos. No cabía duda que Severus Snape nació para ser un vampiro.
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