29 de octubre del 2020.

Revisé el reloj en el escritorio de mi oficina, eran casi las tres de la tarde y tenía que salir a buscar a Anna.

Jenna no había tocado el tema de cambiar de escuela a su hija, mucho menos a una especial. Para como estaban las cosas Anna tendría que terminar el año en aquel lugar que odiaba y eso me mataba. Mi sobrina necesitaba otro lugar, uno que representara un reto para ella, pero Jenna estaba tan ciega. Podía tomar decisiones con respecto a Anna, pero no tenía derecho legal de poder cambiarla de escuela. De igual manera seguiría peleando, solo debía esperar el momento adecuado, cuando Jenna estuviera en sus cabales.

Tal vez en navidad, era el único mes donde Jenna volvía ser ella, al menos por una maldita noche.

—¿Estás bien?—levanté el rostro de la computadora y me fijé en Jethro.

—¿Por qué lo dices?

—Llevo bastante tiempo aquí y solo has suspirado bastante profundo, ni siquiera te has dado cuenta de mi presencia—Jethro arrojó una carpeta sobre mi escritorio y se sentó frente a mí.

Arqueé mi ceja, Jethro había cambiado tanto en los últimos meses.

—¿Quién es este Jethro y por qué está en mi oficina?—rio un poco ante mi pregunta —. Tal vez debería conseguirme también una Sussie.

—¿Quieres a mi Sussie?

—No, dije que quiero una Sussie, tal vez haría que mis pensamientos no fueran tan... mortalmente aburridos—Tomé la carpeta que trajo previamente y le eché un vistazo.

—¿Todo está bien con Anna?—preguntó con precaución.

Jethro y yo nos habíamos unido hace poco. Lo conocía desde que empecé a trabajar en la oficina y siempre había sido tan taciturno. Nunca compartía con nosotros, no hablaba, se centraba solo en su trabajo y huía constantemente de Fiona, la bomba sexy de la oficina. Aunque si ella hubiese coqueteado tan abiertamente conmigo como lo hizo con Jethro antes de que conociera a su novia también habría huido. Fiona era demasiado... en todo sentido.

Pero Jethro conoció a Sussie en navidad y se enamoró profundamente de la chica de los ojos grises. Sussie era increíble, solo había tratado con ella un par de veces, pero con cada encuentro podía notar lo que Jethro había visto en ella. Sussie cambió a Jethro para mejor, seguía siendo gruñón, pero ahora era más abierto.

Una tarde estaba tomándome una cerveza en Pick up, el bar de la esquina, había tenido una pelea con Jenna. Jethro se había acercado a mí, yo tenía pocos amigos, Jethro no parecía un chismoso así que me desahogué cómo nunca antes lo había hecho con otra persona. Jethro se convirtió en un amigo.

—¿Dónde puedo conseguir un disfraz para Halloween?—le pregunté y él me miró incrédulo, luego con obviedad—. Corrijo mi pregunta, ¿dónde consigo un disfraz de calabaza diabólica?

—Te veía más de pirata—se burló él, rodé mis ojos.

—Es para Anna.

—Anna me sorprende cada vez más, a este paso vivirá en una casa embrujada en el futuro—se burló, pero al ver mi desesperación se apiadó de mi—. No es un disfraz habitual, tal vez tengas que mandar a hacerlo. Pero no estás estresado por eso, ¿qué sucede?

Me debatí antes de hablar sobre el tema de la escuela, pero de verdad necesitaba hablar con alguien del tema. ¿Y qué mejor que Jethro? Siempre pensaba con la cabeza fría.

—Te has dado cuenta de que Anna es diferente.

—Oh sí, lo noté cuando me habló tan felizmente de la Ilíada la primera vez que la trajiste aquí. ¿De cuánto es su IQ?

—No lo sé, Jenna no quiere que Anna haga la prueba—apreté mi mandíbula. Jethro se dio cuenta de a dónde me estaba dirigiendo—. Falté estos últimos días porque Anna le cortó la coleta a una compañera de clases.

Jethro silbó por lo bajo.

—Segun Anna la niña la molestaba. Anna no tiene muchos amigos, por no decir ninguno. No se relaciona bien con los niños de su edad, obviamente ellos no le aportan nada. Quiero que vaya a una escuela como los chicos como ella, pero Jenna...

—No quiere eso—termino él por mí.

—Jenna quiere que Anna sea normal. Insinuó que era normal que Anna cortara el cabello de su compañera—Jethro formó una mueca—. No quiero dar mi brazo a torcer, sé que Anna no es mi hija, pero quiero lo mejor para ella.

—Me vas a disculpar, pero tú eres padre y madre de Anna. Tu hermana está demasiado perdida en su pasado y necesita ayuda. No creo que debas dar tu brazo a torcer, tienes que seguir peleando por ello o sino tendrás que tomar cartas en el asunto.

Había pensado en que Anna tomara la prueba a espaldas de Jenna, pero si mi hermana se enteraba sería un gran problema.

—Necesitas tener una noche para ti, Jeremi. ¿Desde hace cuánto no piensas en ti? Siempre te veo triste, casi melancólico y cada vez que te pregunto la respuesta es la misma: Jenna.

—Es mi hermana.

—Yo tengo cinco y sé que es un infierno—me reí, cada vez que Jethro hablaba de sus hermanas lo hacía con cara de tragedia—. Pero no puedes renunciar a tu vida por alguien más, Anna te necesita, si tú crees que Jenna no es apta para cuidar de ella entonces vas tener que tomar decisiones que tal vez duelan.

—Definitivamente quiero una Sussie.

Jethro sonrió felizmente.

—Tal vez deberías venir a la fiesta de Halloween que estamos preparando —insistió, hace dos semanas me había platicado que los padres de Sussie harían una casa embrujada—, sabes que puedes traer a Anna, ella puede dormir en la vieja habitación de Sussie cuando tenga sueño mientras tú te permites también tener un momento para ti.

—Anna no pegará el ojo si está en una casa embrujada.

Y no es porque tuviera miedo, era más porque se uniría como parte del show para asustar a los visitantes y al final tendría que terminar controlándola.

—Sabes que podemos ayudar—Jethro veía la duda en mis ojos—. Jeremi, sabes que odio a la gente, pero por alguna razón tú me caes bien, déjame hacer esto por ti.

Me carcajeé, si esta era la manera de Jethro de convencerme lo había logrado.

—¿Sussie no tendrá ningún problema?

—Bromeas, ¿verdad? Sussie ama los niños. Tal vez no sea la típica niña, pero ella definitivamente luce como una, en poco tiempo Sussie la tendrá bajo su ala y tu amigo mío podrás divertirte. ¿Desde hace cuánto no vas a una fiesta?

No desde esa noche, hace casi ocho años, pero no lo dije.

—¿Habrá alcohol?

—Anna solo obtendrá ponche—apuntó, Jethro siguió presionando —. Mis sobrinas irán, no han leído la Ilíada, pero aman Halloween, algún tema de conversación tendrán.

Aman el lado bueno de Halloween, no el lado retorcido que Anna amaba.

Sin embargo, asentí y Jethro celebró.

—Primero lo hablaré con Anna, sabes que es su cumpleaños.

—¿Ya tienes un pastel?

Hice una mueca y asentí. Era el regalo de Jenna, un pastel de un solo piso con la cara de una princesa que a Anna obviamente no le gustaría.

—¿Cuál es el problema?—preguntó Jethro al ver la mueca.

—Jenna cedió con el disfraz de calabaza demoníaca, pero su pastel de cumpleaños tiene papel de arroz de la princesa Anna, la de Frozen.

Jethro quería carcajearse, yo también aguanté mis propias risas, pero las mías eran bastante amargas.

—Podemos resolver eso—Jethro se levantó del asiento frente a mí y antes de salir dijo—: Recuerda conseguir un disfraz.

Anna estaría feliz de escuchar eso, quizás me quiera como un vampiro.

Volvemos a leer a Jethro <3 ¿Quién más lo extrañó?

Este capítulo está dedicado a Maia <3 espero te guste :)

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