Ink tomó aquel plato de plástico poco fino y extraño para este, arrodillandose en frente de Asgore y sonriendo, quien solo levantó su mando indicándole que viniera con una gran sonrisa en la cara.

— ¿Qué es eso que traes ahí, hijo mío?

— Es, hm, un pastel. Es hecho a base de cacao.

— ¿Acaso has estado abajo junto a los mortales? ¡Oh, Ink! Que grandiosa noticia, haha. Ven, dame aquella tarta.

Ink se levantó con cuidado y le dio el plato en sus manos, Asgore tomó servicio de la pequeña mesa de plata y vidrio que tenia a una izquierda suya, probando aquel bizcocho de manera melancólica.

— Oh, querido Ink, tu regalo está magnífico, pero sabes que jamás podré sobreponer otro manjar por sobre las tartas de Toriel.

— Sí, padre... Ahora, hm! ¿Puedo irme? Si es que no tienes más cosas que decirme ¡Yo solo quería mostrarte esto!

— Ve, anda. Y espero que cuando vuelvas compartas tus nuevos descubrimientos conmigo.

— ¡Sí, padre!

Ink tomó su libreta y su pluma, bajando emocionado a la Tierra. Tras él, Reaper se arrodilló frente a Asgore, y se acercó a él, hablando con él de inmediato.

— Dime la verdad, Death. ¿Ink está interesado en un mortal?

— Sí, señor. Hermano de mi cónyuge, un chico de 15 años.

— Quiero que me tengas al tanto de todo, y no te olvides de empezar a prepararlo. Cada vez me veo mas incapacitado para mis deberes... ¡Ésto es tan irónico! Llevo haciendo lo mismo más de tres mil años y, mírame, cansado ¡Cansado! Un dios cansado, un inmortal sintiendo la vejez como vecino.

— Es realmente muy irónico, señor.

— Deja las formalidades, chico... Te conocí cuando apenas eras un pequeño bebé. Gaster te trajo con orgullo ante mí y te presentó como su hijo mayor y heredero de su responsabilidad primordial y luego a tu hermano. Sé cómo son y no tienen que guardar tanta cortesía conmigo. Las décadas pasan, hijo mío. Ella algún día volverá y esta lucha no la podrás solo. Aquel día, otro tomará mi lugar para ir a pasar mi eternidad en descanso puro. En ese entonces, y solo en ese entonces, espero que le hables bien a este anciano.

— Pff... Como usted quiera, Señor.

— Bien, bien... Ahora ve a vigilar a Ink, tu hermano se hará cargo de tu trabajo unas horas. Ve.

Por otro lado, Ink se encontraba sentado donde siempre. Mirando el agua cristalina brillar cual espejo nuevo. Desde la copa del árbol, veía el agua como un fino vidrio que le dejaba ver todo al fondo del mar. Veía el ciclo de la vida llevarse a cabo, beber agua a la orilla y otros asomarse para respirar.

Dibujaba aquellos paisajes y nuevos animales con gran astucia y esmero, preguntándose si algún día podría ver la magia del nacimiento de ellos mismos frente a ellos.

Solía ir con Vida de pequeño para ver esas cosas y, pese a eso, aun le mataba la curiosidad ver más.

Ver más.

— Por Asgore, cuanta calor hace...

Ink, alertado, se escondió entre las hojas del árbol y observó.

Error se quitó las zapatillas, las calcetas y hundió sus pies en el agua, estirandose un poco y dejándose caer en el pasto. Ink se acomodó en las ramas del árbol cuidando de no hacer ruido. Saco uno de sus lápices y empezó a dibujarlo.

Sentía que aquel chico llegaba a sus pensamientos y plasmaba miles y miles de posibles dibujos, ideas y tantas, tantas maravillas.

Quería dibujar, escribir, cantar.

Y solo de él.