— ¡Te digo que he visto a ese chico en alguna parte!

— Hmp, a ver. Describelo —Habló con desinterés el más alto, quien tenía por nombre Reaper.

— Veamos... Chaqueta azul marino, con una capucha que por dentro es algo amarilla... Shorts del mismo color que su chaqueta, una camisa roja... Piel pálida, cabello negro y despeinado y unos ojos... Ah-

— ¿De distinto color? —Preguntó Reaper bebiendo un poco de agua de una copa mientras se acomodaba en su especie de sofá.

— ¡Sí! —Exclamó Ink, sirviéndose en una copa de igual manera algo de agua para refrescar su garganta.— Ojos rojos, azul y amarillo.

— Conozco a ese tipo, es hermano de mi esposo.

Ink se atragantó y tomó un gran trago de agua para calmarse. Miró a Reaper unos segundos y sonrió, con una sonrisa que el contrario conocía muy bien.

— No, ni lo pienses. Acércate solito a él.

— ¡Oh, vamos! Solo quiero conocerlo~

— No. Ya estás grande para que otros te ayuden, además, no serás un dios eternamente. O sí. Ah, sabes a lo que me refiero.

Ink se sentó a su lado y le abrazó, mirándole de la misma manera, Reaper frunció el ceño y dudó unos segundos, cediendo finalmente ante su amigo.

— Eres un... Bien. Hoy hay una fiesta en su casa, a eso de las 8. Irás CONMIGO. Pero, no beberás, eres malo en eso. ¡Y! Cambiarás de ropa. ¿No crees que sería extraño ver a alguien vestido así?

— ¡Bien! Ah... ¿Y como cambio mi ropa? ¿Es para parecer más... Mortal? ¿Cómo son las fiestas de ellos? No estoy acostumbrado a esto... ¿Hay vino? ¿La gente como viste? Jamás he ocupado otra ropa que no sea esta.

— Ah, solo, vendrás conmigo, con esa ropa extraña o ¿Sabes? Le pediremos ayuda a Fell, él sale a diario. Tendrá algo de ropa para ti.

— H-hm... ¿Bien? Yo, ah. Y, y como se... ¿Se llama él?

— ¿Quien? Ah. Ese tipo, se llama Error.

Reaper miró un poco a su amigo y revolvió su cabello, dejando la copa en la mesa y limpiando su boca.

Extendió su mano hacía el más joven y se dirigió a donde vivía el dios del infierno. Un gran aliado, amigo y ayudante.

Así pasaron las horas, cosa relativa para ellos, pero no tanto para Reaper. Ink jamás había adaptado una imagen para parecer un simple mortal. Su primera vez por simple curiosidad ante un humano, según Asgore, así partían todos.

Una vez Ink se vio con ropas cómodas, le dio las gracias de manera dulce a Fell, quien simplemente gruñó con desdén volviendo a dormir. Reaper miró la hora en su celular y transformó su apariencia en algo más humano. Fuera alas, fuera ojos de muerte. Un simple chico de, aproximadamente, 27 años según apariencia.

Ink, pese a ser otro dios más, no necesitaba transformación. No poseía alas ni mirada extravagante, no poseía nada que fuera extraño ante los humanos. Excepto por una cosa.

Alma.

— Yo, ah. Arreglaré esto. ¿Por qué todos los humanos tienen que tener almas? ¿No pueden ser como los monstruos?

— Los monstruos también tienen alma, Ink, y ellos no saben de la existencia más allá de 500 pies bajo ellos mismos.

— Ah... Bien, bien. Estoy ¿Listo?

— Hm. Amabilidad, algo que ha llevado a la muerte a miles.

— Y a llevado a otros cuantos a grandezas dignas de dioses.

— Lo que digas, ah. Bien. ¿Listo?

— Listo.