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🍎PECADO ORIGINAL

Puerto Madero

Harbour Tower

Alrededor de las cuatro de la madrugada, los dos desaparecieron del club para regresar al departamento y desayunar con tranquilidad después de una sesión de fogosos besos.

Cada uno fue al cuarto que le correspondía, pero media hora más tarde Esperanza quiso meterse en el dormitorio de Sinclair porque quería dormir con él. Caminó despacio y yendo del lado que daba a la ventana. Lo vio dormido boca abajo y tapado hasta la cintura. La poca claridad de las luces que daban al cuarto hacía el ambiente más misterioso y la musculatura de su espalda ponía nerviosa a la chica porque debía reconocer que le encantaba.

Se acercó más a la cama, se inclinó y lo llamó en susurros para no despertarlo de golpe.

—Sinclair, Sin —fueron dos intentos y él estaba abriendo los ojos.

—Caramelo, ¿qué sucede? —le preguntó y se sentó en el colchón.

—¿Puedo dormir en tu cama?

Al hombre le costó un poco procesar la pregunta, pero enseguida se dio cuenta lo que le había preguntado. Él se echó a un lado y le dejó el espacio para que se metiera.

—¿Por qué quieres dormir conmigo?

—No sé, quiero compartir la cama con vos, me animé a darte un beso y no soy de esas que se animan a hacer lo de esta noche —le dijo mientras se acomodaba y se acostaba a su lado.

—Por algo te dije antes que no eras como las demás chicas, cuando te apareciste en el club la primera noche me cautivaste porque sabía que eras diferente.

—Decís las cosas más lindas en un tono seductor —rio con sutileza—, y te queda bien el nombre acortado por el que suelen llamarte traducido al español.

—Lo voy a implementar contigo más seguido para que no te queden dudas —se acercó a su rostro para susurrárselo.

—Anoche me lo confirmaste, pero desde que te acercaste a mí que me dejaste sentir cosas que nunca me pasaron.

—¿Y eso es bueno o es malo?

—Creo que es bueno.

—Me alegro, porque más adelante tengo intenciones de llevarte a la cama.

Esperanza se carcajeó de nervios.

—Me parece que no lo necesitaste —se refirió a que ya había llegado por cuenta propia.

—Y es un gran paso, pero sabes bien a lo que me refiero.

La argentina estaba incómoda, nerviosa y ansiosa. Por toda la situación en la que estaba con él, la ponía realmente en una postura que jamás había estado, pero a pesar de todo eso, no lo encontraba mal, sabía bien que quería estar en su cama, no le importaba si pasaba algo más aquella noche porque se había cansado de esperar y de pensar cosas que no eran ciertas, ya que Sinclair le estaba mostrando cosas y sentimientos que nunca creyó ser digna de estos.

Esperanza de repente se sentó en la cama y se aterró.

—Qué rápida que soy, no creo que esto esté bien —las dudas volvieron a su mente.

—¿Por qué lo crees? Esto está bien, Esperanza. ¿Qué te hace pensar lo contrario? —Se sentó en la cama de nuevo.

—No lo sé —negó con la cabeza—, supongo que las cosas que antes me decía mi papá y por eso lo vuelvo a pensar.

—No tienes que pensarlo otra vez, ya no vives con tu padre, nadie te puede decir algo.

—Sé que me lo dijiste algunas veces, pero ¿qué fue lo que te pareció interesante en mí como para que decidieras seguir viéndome o conociéndome?

—No estabas en mis planes, sin embargo, creo que apareciste en el momento en que necesitaba yo, sin saberlo, conocer a alguien. Y lo mejor, es que me pareces interesante, buena persona y me gustas demasiado. ¿Estás conforme con eso?

—Bastante.

—No me guie por tu defecto sino por lo que me pareciste en el instante en que te conocí. Si hubiera sido otro, jamás te habría mirado.

—Supongo que lo sé.

—Soy un hombre de la noche que vio muchas cosas y estuvo con varias mujeres también, pero es tiempo para que sea el hombre de una sola mujer a partir del momento en que tú quieras.

—¿Me estás preguntando a mí?

—Eres mi interés personal, tengo que hacerlo.

—Me gustaría, pero también quisiera ir despacio, si no tenés inconveniente.

—No lo tengo.

Sinclair la abrazó por los hombros, le dio un beso en los labios y así volvieron a acostarse.

—Nunca estuve así con alguien, pero debo reconocer que me gusta. Es una agradable sensación.

—Por mi parte lo estuve, pero no se compara con ocasiones de una noche o varias. Esto que estoy teniendo ahora contigo es superior, Caramelo.

La joven escuchó aquella confesión y de a poco fue quedándose dormida.

Cuando ella se despertó primero luego de varias horas, el reloj de la cocina daba las doce del mediodía, se aseó y se vistió porque quería irse de allí, pero Sinclair salió del cuarto y miró lo que estaba intentando hacer.

—¿Guardas las cosas en la maleta? ¿Por qué? —cuestionó sorprendido.

—Creo que es lo mejor, tengo miedo.

—¿De qué? —volvió a preguntarle.

Esperanza se giró en sus talones para mirarlo a la cara, su altura era imponente y su torso desnudo la dejaba nerviosa.

—De lo que pueda pasar entre nosotros, vos no sos de acá, una relación entre nosotros sería complicada.

—No lo sería si los dos estamos seguros de lo que queremos, ¿o eres una cobarde?

—No soy una cobarde, soy sensata. Me encanta estar con vos, pero soy realista, una relación amorosa implica muchas cosas, principalmente, papeles que no tengo.

—¿Lo dices por la visa? Eso sería lo de menos, más si tienes dos personas que viven en Estados Unidos. Se puede pedir una visa con posibilidad de quedarte 90 días en mi país.

—Sale plata que en estos momentos no tengo, Sinclair. Quiero conseguir un trabajo para poder mantenerme y no estar dependiendo de lo que me dejó Margarita.

—Mientras consigues el trabajo, puedes hacerlo por tu cuenta, ¿o no te animas?

—Como poder, podría.

—Pues entonces, ¿cuál sería tu problema? Caramelo, quiero estar contigo, quiero que nos veamos más seguido, anoche te dije que quería algo serio y yo estoy dejando de lado mi pasado para poder tener un presente contigo y de ser posible, algo más.

La joven tragó saliva con dificultad y quedó pensativa. A su modo, no lo veía descabellado ni inviable, pero en la mente de ella, todo parecía un caos.

—Incluso puedo quedarme el tiempo que quieras aquí, no tengo jefes y esa es una gran ventaja.

—¿Y qué hay de tus otros boliches?

—Mi hermano Christian puede darse una vuelta también y, si surge algo en algún club nocturno que no sea de Estados Unidos, tú podrías acompañarme también puesto que no necesitarías una visa sino un pasaporte.

—No tengo tampoco eso.

—Mañana mismo o el lunes podemos averiguar sobre eso, por el dinero no te preocupes.

—Me preocupa porque no sale de mi bolsillo —le comentó incómoda.

—Pues a mí no, vayamos a almorzar a un lindo restaurante —la abrazó por los hombros mientras la alejaba de la maleta.

—¿Y así pensás salir?

—No —rio casi a carcajadas—, primero tengo que darme una ducha y vestirme.

—Bueno.

—¿Ya cambiaste de idea en querer irte? —La miró.

—Todavía estoy un poco dudosa, pero está bien.

—Caramelo, si quieres tener algo, un trabajo, una oportunidad para lo que quisieras, vas a tener que aceptar la ayuda de las personas que te quieren.

Sinclair le dio un beso en los labios el cual ella correspondió y entró a ducharse mientras Esperanza miraba por el ventanal del dormitorio y luego se puso a armar la cama, y minutos después la que ella había ocupado.

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