Surgimos en esta quimera finita compuesta de incertidumbres sin descifrar, abarrotada de prematuras pruebas, impuestas sin experiencia alguna para enfrentar. Provistos de una diversidad inmensa, mas carentes y pobres de humanidad, la simpatía con el interés convergen en un concepto proporcional.

He conocido personas que sin equivocarme no reconozco ya, es increíble cómo olvidan momentos en donde les azotaba un diluvio y con nuestro paraguas pudieron sanar. Hay quienes junto al viento se marchan hasta añorar los detalles que hicieron su cuerpo temblar, y regresan creyendo que las disculpas endulzan, el agua salada del mar. Quisiera escribir recuerdos creyendo que nunca se borrarán, para en mi próxima vida leerlos y poder saber sin el tiempo la verdadera esencia de cada cual. No sé para qué vale esforzarse, con gente de personalidad ajena, con quienes van de guerreros, pero de frente, su habla, como el invierno congelan, esos que hoy tienen a alguien, que admiran, que estrenan, con tal de aparentar valor y lo único que dan es pena. Quizás pensaste que amigo es sinónimo de lealtad, que compartir la misma sangre construye confianza y afinidad, puedes seguir merodeando en esta simpática irrealidad o tal vez podrás darte cuenta que esperar mucho de alguien, desilusiona como ser niño y ver que Santa no es de verdad. Por más que intentas vendarlos hay quienes adoran agonizar, es duro ser un extraño del que simplemente te aterra extrañar, hiere si aquellos que amas lastiman tu ingenua bondad, cuesta ser dejado en el suelo por esa oruga que ahora puede volar, duele mucho saber cómo en pedazos prefieren verte, los ciegos que con cariño enseñaste a mirar.

No te arrepientas de nada, tus decisiones serán los cimientos de lo que en un día te convertirás, pero siempre recuerda que en esta irremediable quimera, la basura por más que te cueste tendrás que botar.

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