¿ Hasta qué punto se considera lo suficientemente desmedido dejarnos llevar por un simple pero persistente deseo?

¿ Qué tan dispuestos estamos para consentir un incontrolable capricho capaz de desarmar nuestra razón, apuñalando al sentido común con el fin de experimentar un supuesto placer que tal vez no exista?

¿Valdría la pena arriesgarlo todo sin la certeza de que aquel impulso, culpable del desorden que renace cada noche en tu almohada, se convierta en realidad?

Aferrarse a una idea que domina e impone tu fuerza de voluntad es semejante a los síntomas de una obsesión. Simplemente, no te dejes llevar, observa que el miedo, el dolor o la pena son formas tediosas de fijar malos recuerdos para que estos no vuelvan a pasar. No tiene sentido dañar tu ser y cambiarte el alma por un pensamiento o persona que en tu universo jamás importó, de nada sirve ser un sujeto distinto con quien nos llama la atención, mentir, fingir, aparentar tener madurez dejando de sonreír, parecer interesantes contando historias que no lograron ocurrir, luchar por una meta inalcanzable que no podremos conseguir o no decir aquello que sientas por temor a que se burlen de ti, lo absurdo nunca ha estado en decirlo sino en que todos prefieren poder ser así. Nos sometemos a situaciones que en verdad no tienen valor, que afectan tus emociones, tornando tus ojos de un raro color, el cual describe tristeza camuflada de aromas, sin darnos cuenta lo perfectos que somos sin siquiera haber encontrado Roma.

Los caprichos son pequeños despojos, tabúes rellenos de enojos, mientras más alimentas tus ganas más difícil es obviar los antojos. Quizás, podrías ganándote algo arrepentirte de todo, podrías también ganándote todo que te arrepientas de algo o podrías dejar ese algo y evitar perdértelo todo. Hay cosas que no valen tu tiempo, tu risa, tu esfuerzo, tu esencia, tus besos, date cuenta que dejar ir, también forma parte de ese proceso. No estés largos ratos ahogado en un planificado destino o terminarás ubicando a tu entorno en un rincón escondido. Desecharás sensaciones, miradas, momentos, el costo de un solo capricho es ignorar irrepetibles instancias que perderás en el tiempo. Valorar las cosas que tienes es más que un aviso perplejo, es una frase famosa de todo aquel que ha sido llamado "Viejo", si ellos solían pensar como tú por algo darán el consejo. Construye un mundo centrándote en ti y verás como vendrá la belleza sin tener a tu lado espejos.

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