Entrada_47
Martes, 6 de enero de 2115
Mi diario.
Según Zaida, esa es la solución.
No lo entiendo. ¿Cómo es posible que unas hojas de papel mineral sean la clave para parar El Cambio? ¿Qué se espera Zaida que haga? "Escríbelo en tu diario" me dijo. Vale, sí. ¿Y después? ¿Qué? ¿Cómo va a ser esa la solución al Cambio?
Tras el ataque que le dio a Adam y todo lo que ocurrió después, se me olvidó completamente todo el asunto de la solución, claro que en cuanto lo recordé, lo busqué en el diario. Y pese a que, en el momento en el que lo leí me vinieron todas sus palabras a la cabeza, como si las acabase de escuchar, no pude evitar sorprenderme. Lo que apunté en el diario no me había aclarado nada. Me sentía tan perdida como cuando Zaida me había asegurado que vio una solución que le hizo inclinarse a decírmelo a mí pese a todas las posibles consecuencias. Entonces no había sabido qué cosa fue la que le hizo pensar en esa solución, y ahora que sé que fue el diario, sigo sin tener la más remota idea de cuál puede ser la conclusión que hizo Zaida para que pensase que yo tenía la respuesta al problema.
Ahora todo el agobio de ayer y anteayer me parece lejano, como si nunca lo hubiese sentido. La mayor parte de mi cerebro está concentrada en encontrar la supuesta solución y en preocuparme por Adam y el resto. Al contrario que yo, ellos sí que tienen muy presente todo lo que Zaida les relató ayer. Están más calmados, de hecho, aún están durmiendo, pero les hace falta algo de tiempo para volver a la normalidad. A todos nos hace falta.
Ayer Zaida decidió darles un respiro tras el bombazo que les soltó, para que asimilasen el exceso de noticias novedosas e inverosímiles, así que desapareció. Y, al parecer, fue ella la razón de que todos los demás nevados también parasen de andar y descansasen un poco. Ninguno se había dado cuenta de que unos pocos nos habíamos quedado atrás, y tampoco a ninguno se le ocurrió que estaban parando para esperar a unos rezagados. Todo el mundo necesitaba un descanso, así que a nadie se le pasó por la cabeza preguntar por qué habíamos parado antes de que anocheciese, y no habíamos seguido caminando hasta bien entrada la noche, como habíamos hecho desde que salimos de Dreo.
Los que nos quedamos más alejados fuimos Adam y yo. Lorena, Andy y Phil se habían parado unos cincuenta metros más adelante pues habían continuado andando un rato más después de que Adam se parase tan bruscamente, antes de su horripilante ataque de risa. Realmente, no sé por qué ellos se pararon. Si no se dieron cuenta de que nosotros nos habíamos quedado atrás, habrían seguido caminando, pero si se dieron cuenta cuando ya estaban algo alejados, se habrían acercado a ayudar. Supongo que fue Zaida la que les dijo de parar. También es posible que cuando se dieron cuenta que nos habíamos detenido, estábamos en una situación comprometida y decidieron dejarnos espacio. En todo caso, tampoco debían de estar muy interesados en cualquier cosa que no fueran sus reflexiones y pensamientos tras lo que acababan de oír.
Cuando Zaida consiguió convencer a los líderes (entre ellos mi hermano, y ha sido por él que me he enterado) de hacer una paradita un poco antes de lo normal solo por una noche, ya se habían alejado medio kilómetro de donde estábamos nosotros. Tardamos dos horas en volver a reunirnos con ellos. Desde luego, no fue porque nos llevara tanto tiempo recorrer quinientos metros, si no porque me costó sacarles a los cuatro de sus propias ensoñaciones.
Después de recuperarme de lo que acababa de pasar con Adam, cuando ya respiraba a un ritmo normal, y cuando mis pensamientos ya no eran todos del tipo "Adam es el ser maravilloso de la tierra" me percaté de qué él ya estaba mejor. Sin duda, había desconectado del mundo tanto como yo, pero aún después, cuando los recuerdos volvieron a su cabeza, ya no sufrió un ataque de pánico. Eso sí, se mantuvo callado, lo que indicaba que, aunque mejor, no estaba para nada bien. Yo no sabía cómo consolarle, ni qué podía decir para que se sintiera mejor, así que me limité a darle la mano y dirigirle hacia donde estaban Andy, Lorena y Phil. Él me apretó la mano con fuerza, casi haciéndome daño, pero yo no me solté ni me quejé. Necesitaba que él supiera que yo estaba ahí, a su lado, y que no me iba a ir.
Cuando llegamos con el resto, descubrí que aunque no habían sufrido ataques de pánico, como hizo Adam, estaban terriblemente afectados por las noticias que acababan de escuchar. No habían cambiado mucho su postura desde que Javi se había marchado. Lorena seguía mirando un punto fijo a lo lejos, terriblemente seria. Philip aún estaba en los brazos de su novio, llorando en silencio con la mirada desenfocada, y Andy no se había relajado ni un ápice. Aún tenía todos los músculos del cuerpo en tensión y su mirada llena de preocupación permanecía fija en Phil.
Sin soltar la mano de Adam, y con su ayuda, fuimos sacando de sus propios trances a los tres. Aunque en ese momento aún no sabía que los demás nevados se habían parado poco más adelante, no me preocupaba no alcanzarles. De todos modos, tenían que parar a dormir antes o después.
Phil fue el primero al que nos dirigimos. Bastaron unas palmaditas en la espalda para que se percatase de nuestra presencia. Le explicamos con suavidad que nos habíamos quedado atrás y que teníamos que retomar la marcha cuanto antes. Lo más importante era no mencionar nada relacionado con El Cambio por el momento, pues las noticias realmente le habían afectado. Al principio, parecía que no le importaba en absoluto nada de lo que pudiéramos decirle, y nos miraba como si fuésemos molestos insectos que habían interrumpido su meditación. Pero después, con una lentitud casi exasperante, se limpió las lágrimas con el dorso de la mano y se deshizo del tenso abrazo de Andy. Esa simple acción bastó para que Andy volviese a conectarse a este mundo y no lo hizo de manera suave. Más bien, fue como una explosión brutal de maldiciones, gritos, insultos y puro odio. Estaba terriblemente cabreado y la rabia le salía por todos los poros. Sin dejar de chillar, e indignado y alterado como estaba, se ensañó contra el tronco de un pino. Empezó a darle patadas y puñetazos, como si el pobre árbol tuviese la culpa de todos los problemas de su vida. Y en cierto modo, sí que la tenía, al menos de un modo figurado. Como Andy no tenía a mano a los causantes de todas las desgracias que había provocado el Cambio para patearles y molerles todos los huesos del cuerpo hasta la muerte, usaba el árbol como fuente de desahogo. Y no le importaba hacerse daño en los nudillos y en los pies, lo único que quería era hacerles pagar. Pero no podía.
Al cabo de largos minutos, durante los cuales Phil, Adam y yo le observamos pegar, golpear, patear y, en resumen, moler el tronco gris de aquel árbol sin descanso y con una furia inagotable sin saber qué hacer, Andy paró, se quedó mirando fijamente las magulladuras que había hecho en el tronco, y se derrumbó. Se sentó en el suelo con pesar, y se recostó contra el tronco que segundos antes había aporreado con saña. Se restregó la cara como si quisiese despertar de una horrible pesadilla, manchándose con la sangre que salía de sus maltratados nudillos. Era doloroso verle así. De hecho, Phil se volvió a echar a llorar y regresó a sus brazos. Y, mientras tanto, Lorena seguía en la misma posición, con su mirada negra fija en un horizonte que sólo ella veía. Ni un solo pelo de su cuerpo parecía haber cambiado de posición, ningún músculo revelaba que hubiese visto como Andy se derrumbaba.
Al principio, le hablamos con suavidad, como habíamos hecho con Phil, pero Lorena no cambió de posición. Tras un rato en el que intentamos estimularla suavemente, Adam se cansó y, siguiendo algún impulso agitó la mano que tenía libre en frente de sus narices, sin ningún efecto. Yo me di cuenta de que la sutileza no iba a servir para resucitar a Lorena y la zarandeé con fuerza como minutos antes había zarandeado a Adam, y ella permaneció impasible. Entré en pánico. ¿Y si no despertaba nunca de su trance? ¿Y si no podíamos hacer que reaccionase? Y todo era culpa de Zaida, por haberles contado todo. Era demasiado doloroso. Habíamos perdido demasiado en El Cambio como para que ninguno quisiese escuchar que alguien fue la causa de todo. El ataque de risa de Adam, la tristeza de Phil, la furia de Andy y la aparente indiferencia de Lorena, todo eso era porque Zaida tuvo que contarles todo, y al hacerlo, les recordó las horribles experiencias que habían vivido, diciéndoles encima que todo lo que habían vivido, todas esas penalidades eran culpa de alguien. Aún no comprendía del todo las reacciones de mis amigos, pero supongo que esa es su manera para responder al dolor.
Y toda mi rabia por lo que Zaida les había hecho, por lo que nos había hecho, la descargué con Lorena, que ni se inmutó. Le di varias bofetadas, agité su cabeza, le grité al oído, y nada surtió efecto. Adam también puso de su parte. Entre los dos tratamos de que su mente volviese a este planeta. Incluso le tapamos la nariz y la boca para ver si la falta de aire hacía que regresase, pero cuando vimos que aún cuando su piel se empezaba a volver azul no hacía nada por coger aire, apartamos las manos sin saber qué más hacer y asustados porque la podríamos haber matado y, peor aún, que ella no lo habría evitado.
Su mente no iba a volver de dondequiera que estuviese, íbamos a perderla. Por segunda vez en una hora no sabía qué hacer para sacar a alguien de un trance. «A Adam le espabilé con un beso» pensé. «Pero no tendría ningún sentido besar a Lorena. Si fuese Javi, entonces sería otra historia...» Y entonces caí en la cuenta. Necesitábamos a Javi para sacar a Lorena de su mundo. Andy y Phil se estaban recuperando, abrazados y besándose sin ninguna clase de pudor, susurrándose cosas al oído. Estaban el uno con el otro, y eso era lo que necesitaban, Phil para dejar de llorar, y Andy para calmar su enfado. Del mismo modo, yo había conseguido ayudar a Adam mostrándole mi apoyo incondicional y demostrándole que es lo más importante de mi mundo con aquel beso. No había duda. Solo Javi podía hacer algo por Lorena.
Y, como si le acabase de invocar, Javi apareció, y sin molestarse en mirarnos a ninguno más que a Lorena, sin hacer falta que nadie le dijese nada, la abrazó. Y ella le devolvió el abrazo. Y sí, fue un abrazo de robot, y sí, Lorena seguía con la mirada fija en un punto lejano y su expresión, completamente seria, pero le había devuelto el abrazo inmediatamente, sin dudar un instante. Había reaccionado.
Y el abrazo de Javi pareció sentarle tan bien que después, como si fuese lo más natural del mundo, se aferró con fuerza a su cuello, dio un suave brinco y enganchó sus piernas a la cintura. Finalmente, enterró la cara en su cuello e inspiró aire profundamente, como aliviada. Javi no pareció sorprendido, ni pareció notar el peso extra que se había pegado a su cuerpo, y se limitó a acariciar su pelo morado con amor.
Hubo un momento bastante incómodo en el que Adam y yo estábamos ahí, dándonos la mano, en medio de Andy y Phil y sus murmullos empalagosos, y Javi y Lorena y el envolvente e íntimo silencio que les rodeaba. Pero fue apenas un momento, porque entonces, Lorena habló, contra el cuello de Javi, con una voz impersonal que contrastaba con la melodiosa voz que normalmente salía de su boca:
──Como no nos pongamos en marcha en seguida, nunca alcanzaremos a los demás.
Andy y Phil se despegaron casi inmediatamente, se pusieron en pie, y se acercaron, obedientes. Lorena se desenganchó de Javi para volver a engancharse, pero esta vez por la espalda, y los seis nos pusimos en marcha. En apenas veinte minutos alcanzamos el campamento de todos los nevados, que no se dieron cuenta de nuestra llegada. Nos sentamos un poco alejados, sin decir una palabra. Aún no había anochecido, pero los cinco se tumbaron rápidamente, y en seguida se durmieron. Al parecer lo del insomnio era cosa mía, pues aunque ahora sabían lo mismo que yo, habían conciliado el sueño con suma facilidad, aunque Javi tardó un poco más y sus ojos verdes estuvieron un largo rato más brillando en la oscuridad después de que los otro cuatro ya hubiesen caído en los brazos de Morfeo.
No podía sacarse los pensamientos de la cabeza. Seguramente las palabras de Zaida estaban ahí, persistentes y él estaría haciéndose miles de preguntas para las cuales no tendría respuesta, pero no por ello se resignaría. No olvidaría las cuestiones que le atormentaban, no hasta que estuviesen resueltas. Él no había sufrido un ataque como Adam, ni se había puesto furioso, ni había llorado. Simplemente había huido sin dejar que nadie notase su angustia. No se había desahogado. Y en ese momento, todas sus preocupaciones le estaban atormentando. Como me había pasado a mí.
Por eso de pequeños habíamos sido tan amigos, porque éramos y somos iguales. Nuestras mentes funcionan del mismo modo y nuestras personalidades siempre han sido parecidas. Cuando éramos niños nos apoyábamos el uno en el otro. Separados éramos solitarios e introvertidos, y nunca queríamos saber nada de nadie, pero juntos teníamos más desenvoltura en el ámbito social, hablábamos y reíamos de nuestros chistes privados y lo pasábamos como lo que éramos, niños. Estaba cómoda con él porque me comprendía, del mismo modo que yo le comprendía a él. Solo nosotros entendíamos que no era tan divertido jugar con los demás niños al escondite, o que llamar la atención en el colegio era lo peor de la institución. Y por eso él era mi único y mejor amigo, y yo la suya.
Claro que ahora ya no es mi único amigo, y yo ya no soy su mejor amiga, pero eso no quita que seguimos siendo iguales. Y me di cuenta cuando reaccionó a las noticias de Zaida como yo lo hice. En un momento de angustia, ambos nos escondimos de los demás, nos alejamos para pensar y estar solos. Y quizás por eso ambos necesitamos personas como las que habíamos encontrado como pareja. Lorena es la hippie que Javi necesita a su lado para exteriorizar sus sentimientos, y Adam es el alegre y parlanchín chico que yo necesito para estar cómoda con la gente y salir de mi zona de confort.
Cuando Javi consiguió conciliar el sueño y su respiración se volvió constante, yo supe que, para variar, no iba a conseguir dormirme, y me puse a escribir toda la entrada de ayer (ya le había pedido mi diario a mi hermano y pensaba llevarlo conmigo a partir de entonces, aunque hiciese falta cargarlo en la mano), claro que no terminé, pues, cuando recordé a Adam y esos momentos tan íntimos que habíamos tenido en medio del bosque, ya no tardé en caer rendida con el diario en mi regazo. Y ninguna pesadilla interrumpió mi sueño.
Por eso acabo de terminar ahora de escribir todo lo que pasó ayer. Ya ha amanecido y la gente empieza a despejarse del descanso más largo que han tenido desde que nos marchamos de Dreo. Ayer pudieron parar antes de caer la noche y hoy nos vamos a poner en marcha con el sol, aunque cubierto de nubes, ya alto en el cielo cuando normalmente andamos hasta medianoche y ya nos tenemos que despertar antes de que se haga de día. Yo me levanté hace un buen rato, despejada por el primer reparador sueño en semanas, y la supuesta solución de Zaida me vino a la cabeza de golpe, como si hubiese estado soñando con ella. Parecerá mentira pero no he comprobado el diario para ver de lo que hablaba Zaida hasta que me desperté hoy.
Ahora podré disfrutar de un largo día con nuevas preocupaciones en mente.
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Casi hemos llegado a la costa. Ahora estamos cenando, poco pero algo sí que podemos comer. Todo el mundo parece muy animado ante la perspectiva de encontrarnos con los piratas pronto. Faltan diez kilómetros, más o menos. Hoy apenas hemos caminado, pues nos pusimos en marcha con el sol ya casi poniéndose (18:50 a.m.), y, como ayer, también hoy hemos parado pronto. Todos piensan que hoy ha sido un día de descanso, para reponer las fuerzas y los ánimos de la gente. A nadie le preocupa llegar más tarde a la costa porque, de cualquier modo, falta poco, y aunque hoy nos lo hayamos tomado con mucha calma, mañana llegaremos a la costa. Y nos rescatarán. Y nos libraremos para siempre de las cuevas de Dreo. Y por eso la gente se siente muy optimista y feliz, por no hablar del hecho de que no ha habido ninguna tormenta ni temblor de tierra desde que salimos de Dreo.
Claro que ellos no saben que no podemos contactar con los piratas y que, a decir verdad, no se sabe si habrá barcos esperándonos o si nos quedaremos estancados en tierra. No saben que el supuesto día de descanso no ha sido más que para dar tiempo a los piratas para que acudan en nuestro rescate. Los líderes han decidido que mejor ocultarnos ese minúsculo trozo de información, para no sembrar la duda o el pánico.
Yo me he enterado por Adam, a quien necesitan por sus extensos conocimientos de la red y las comunicaciones. También por él me he enterado de que todas las esperanzas de los jefes están en el rescate de los piratas. Es decir, no hay plan B. De hecho, no quieren ni pensar en la posibilidad de que los piratas nos fallen, porque en ese caso no tendrían ni idea de qué hacer con todos nosotros. Por descontado, si fuesen incapaces de dirigirnos si efectivamente no hay barcos salvadores, tardarían muy poco en dejar de ser los líderes.
Yo opino que sería una buena idea decírselo a todos los nevados. Estoy convencida de que se enfadarían por las esperanzas vanas, pero también ayudarían a encontrar un plan B si lo necesitásemos. Además, considero totalmente injusto y miserable manejar a la gente como marionetas, sin que ellos sepan todo lo que hay en juego. Ahora mismo, los nevados deberían mostrarse cautos y estar reflexionando sobre las posibilidades en caso de que no hubiese piratas, y no alegres y despreocupados, como si todos sus problemas estuviesen solucionados. Pero lo que yo opine les da lo mismo a los líderes.
Tampoco puedo ir por ahí contando todo porque primero, en teoría no debería saberlo, y segundo, no me creerían. Soy D, la extraña hermana de Jake, la que no habla con los demás y está todo el rato con el rubio guapetón. Es curioso cómo cambian los rumores. Antes yo era D, la rarita que siempre está sola, y absolutamente nadie hablaba de Adam como uno de los chicos más guapos de Dreo. Ahora soy D, la que no se separa del rubito. Y el rubito parece que es un milagro concebido por una divinidad. En todo caso, no soy una persona en la que la gente confía. Me tratarían de desesperada por llamar la atención. Todo cambiaría si fuese Jake el que lo contase, pero los cabecillas han tenido el cuidado de que no se entere, por muy importante que pueda ser, porque saben perfectamente que no se lo callaría a sus conciudadanos. Y a él todo el mundo le tomaría en serio.
También es verdad que Jake últimamente no está muy centrado en el mundo que le rodea, si no, se habría enterado de todo aunque nadie se lo hubiese dicho. Yo misma se lo diría, pero él no tiene demasiado interés en hablar conmigo, ni con nadie en realidad. Su prioridad clarísima es Nat, tanto su bienestar como el bienestar de los que están a su alrededor. Y es que Nat se ha vuelto muy agresiva y se toma cualquier cosa como una ofensa. Todo le da una razón para molerse a golpes con el primero que pase. Por suerte, Jake está siempre preparado para intervenir y calmar a la chica, que aunque bajita, tiene mucha fuerza, además de que la falta del brazo no hace que sea menos ágil y rápida. En resumen, que mi hermano no está para más preocupaciones.
Aún así, aunque no se lo pueda contar a todos los nevados, tanto Adam como yo nos hemos preocupado porque lo sepan Andy, Phil, Lorena y Javi. En cuanto me lo dijo a mí, decidimos explicárselo a los demás también. Eso pareció romper la tensión que había entre nosotros por la mañana. En seguida, empezamos a hablar sobre lo irresponsables e idiotas que estaban siendo los líderes y sobre qué podíamos hacer si los piratas no aparecían. No sé cómo pero todo desembocó en la conversación que todos queríamos evitar, pero que seguía ahí, en todos nuestros cerebros, clavada como una astilla.
──Lo siento, ¿vale? ──dije, en un momento de silencio, y antes de que nadie tuviese tiempo a recriminarme nada──. Siento no habéroslo contado. Sobre todo siento no habértelo contado a ti, Javi. Pero entiéndelo. No era algo que tenía que explicarte yo. Además, no me habrías creído. Y no tenía sentido decirte algo que no te ibas a tomar en serio. Y siento haber traicionado tu confianza, de nuevo, para variar. Me duele muchísimo haberlo hecho. Pero, ¿qué otra opción tenía a parte de conseguir que te lo contase Zaida? Y eso es solo refiriéndome a que es tu abuela. Lo otro, lo de la amenaza y la destrucción mundial no podía decíroslo. Simplemente no podía. Era demasiado loco y surrealista, y horrible. Sobre todo, era demasiado horrible.
Todos se quedaron callados, observándome.
──Tranquila, D, tienes razón, no te hubiéramos creído ──dijo Andy, rompiendo el silencio.
──Estoy de acuerdo ──asintió Phil, convencido, apretándome el hombro para reconfortarme──. De hecho, si me lo hubiese dicho cualquiera que no fuese Zaida, no me lo habría creído. Pero esa mujer tiene algo que me convence. Es inexplicable, pero no puedo poner en duda sus palabras. No tengo pruebas y deseo con toda mi alma que todo sea falso, pero no puedo negar que para mí, es todo cierto.
──Phil tiene razón. Nunca me hubiera puesto a pegar a un árbol si no me lo hubiese creído. Sin duda, esa mujer tiene una capacidad bastante perturbadora para convencerte.
──Por mi parte ──comentó Adam con una sonrisa── no hay nada que perdonar. Tus razones para no haberlo dicho son perfectamente válidas y...
Los tres empezaron a divagar y yo me centré en el chico del que más me preocupaba obtener o no el perdón. Estaba mirándome fijamente, analizándome, y sin abrir la boca.
Yo esperé pacientemente a que dijese algo.
──No te habría creído ──declaró al fin──, habría pensado que buscabas una forma para que no pensase en Zaida y en que me había salvado cuando tú no lo hiciste. Sí, Zaida me ha dicho que tú también intentaste salvarme de la roca, pero que no habrías llegado a tiempo ──intenté no mostrarme sorprendida pero le agradecí mentalmente a Zaida que no hubiese mencionado mi parálisis──. Por eso fuiste a darle las gracias. Porque ella hizo lo que tú no pudiste. Y dos veces. Me salvó en el lago cuando tú me abandonaste y me salvó de una roca cuando tú no corriste más rápido ──no me estaba reprochando nada, simplemente contaba los hechos, pero me sentó como una puñalada que dijera eso──. Adam tiene toda la razón. No hay nada que perdonarte. De hecho, te agradezco que le dijeras que me lo contase. Si no lo hubieses hecho, ella nunca me lo habría dicho. Lo siento yo, más bien. Reaccioné mal, lo sé. Pero me la repateó que tú supieses todo, que te hubiese dicho a ti que yo soy su nieto. Y también me molestó que no me lo hubieras mencionado. Pero tienes toda la razón, no era algo que tuvieses que explicarme tú y ahora lo entiendo.
En todo momento me miró a los ojos, fijamente. Su mirada era igual a la de su abuela, pero a la vez, tan diferente. Ambas eran un libro abierto cuando te miraban fijamente, pero de modos distintos. Los ojos de Zaida eran lo único sincero de su cara, y sin embargo, era una mirada entrenada para no revelar debilidad. Los ojos de Javi, en cambio, eran naturales, francos y tremendamente expresivos. Y mientras estuvo hablando, destellaron con sinceridad, seriedad, y amabilidad. Al final le ofrecí la mano, para que selláramos la reconciliación con un apretón, pero él me abrazó con fuerza y así estuvimos durante un rato. Se sintió bien.
Adam no lo sintió tan bien, así que luego me abrazó él también, como para marcar territorio, por lo que se ganó una mirada asesina por mi parte.
Lorena no habló en ningún momento durante toda la conversación. Aunque ya no estaba mirando a un punto fijo, seguía pensativa, como en otro mundo. Me asintió con una seriedad demasiado antinatural en ella, para darme a entender que todo estaba bien entre nosotras y que no me tenía que preocupar por ello.
── ¿Y qué hacemos entonces con la información? ──preguntó Andy, volviendo al tema.
──No decírselo a nadie ──respondió Adam convencido.
──Sí ──le apoyó Phil──, Zaida nos lo ha contado pero nosotros no vamos a hacerle eso a nadie. Es demasiado cruel. La información no puede salir de aquí, ¿estáis de acuerdo?
Todos asentimos.
── ¿Pero qué narices tenemos que hacer? ──insistió Andy──. ¿Nos vamos a quedar de brazos cruzados después de que nos hayan dicho algo así? ¿No podemos reinvertir el proceso de destrucción o algo?
── ¡Claro! ¡Y después podemos ir a la luna y construirnos allí una residencia de verano! ──respondió Javi, con ironía. Andy le miró con odio.
──A lo que me refiero es que si alguien pudo hacer que el planeta se volviera majara, seguro que también se puede hacer lo contrario: hacer que regrese a la normalidad.
──No creo que sea posible ──replicó el pelinegro──. Destruir es mil veces más fácil que reconstruir. No se puede devolver a la vida a un árbol hecho cenizas y me temo, que el desequilibrio que hay ahora en la tierra es demasiado grande para arreglar, y menos para que lo hagamos nosotros. A parte, claro, de que ninguno tiene la más repajolera idea de ciencia. No tenemos ninguna posibilidad.
──Javi tiene razón ──dijo Adam──. Ya no es cuestión de arreglar esto, sino de adaptarse y encontrar el modo de vivir lo más cómodamente posible en estas circunstancias. Es decir, continuar haciendo lo que hemos hecho hasta ahora, y no darle mayor importancia a lo que nos ha dicho Zaida.
La manera en que lo dijo me llegó al corazón. Había dolor en su voz, seguramente estaba recordando cómo perdió a todo su pueblo y tuvo que soportarlo solo. Pero a la vez, había determinación. Pensaba dejar pasar que todo era culpa de alguien, pensaba seguir viviendo su vida sin que eso le amargase. El pecho se me llenó de una especie de admiración. Es un chico increíble y me lo demuestra en momentos como ese.
── ¿Me estáis diciendo que no pensáis hacer nada? ──exclamó Andy indignado, y empezando a enfadarse──. Yo no puedo quedarme así, como si nada. Alguien provocó todo esto. Algún hijo de la gran... de su madre hizo que ahora, en vez de en un hogar, estemos vagando por un maldito bosque helado. ¡El mismo bosque helado es culpa de los iluminados a los que se les ocurrió todo esto! ¡Joder! ¡¿Y me decís que no vais a hacer nada?!
── ¿Y qué quieres que hagamos, tío? ¿Buscar al culpable? Está claro que no es algo que esté en nuestra mano. Zaida ha dicho que lleva años con esa búsqueda y no ha conseguido nada. ¿Qué te hace pensar que nosotros sí lo haremos?
──Javi tiene razón, Andy. No tenemos pistas ni nada que nos lleve a algún sospechoso. Es imposible.
──Pero tiene que haber algo que podamos hacer ──insistió Andy, desesperado──. Me niego a creer que no podamos hacer nada.
── Mira Andy ──empezó a decir Javi──, ninguno de nosotros quiere hacer como si todo fuese fantástico, pero es que no podemos hacer nada. O al menos, a mí no se me ocurre nada. ¿Se te ocurre a ti algo? Porque en ese caso yo sería el primero en seguirte.
──Está la solución de la que habló Zaida ──interrumpí con cautela──. Ya sabéis... Eso que le hizo declinarse por decirme todo a mí primero... Aún no he entendido a qué se refería. Lo único que sé es que me dijo que lo escribiese todo en mi diario.
── ¡Menuda solución! ──exclamó Andy, que por un momento había pensado que yo iba a ofrecer una verdadera solución, algo que calmase su furia──. ¡Escríbelo todo en un diario! ¡Genial! ¿Y después qué?
──Evidentemente, la solución no es escribirlo en el diario. Tiene que haber una razón para que me dijese que lo hiciera. Y esa razón debe de ser la solución. Pero no tengo ni idea de cuál puede ser.
── ¿No te dijo algo más que nos pueda dar una pista de esa solución?
──He releído mil veces la entrada de hace tres días y no he encontrado nada. Pero os la puedo leer y quizás vosotros sí que veis algo.
Y eso hice. Me dijeron que ellos sabían exactamente lo mismo que yo. No había nada "extra" que les hubiese contado Zaida a ellos y a mí no. Pero aparte de para comparar la información que habíamos recibido, no sirvió de nada. Ellos tampoco apreciaron nada que nos condujese a una solución.
──Tenemos que volver a hablar con Zaida, está claro ──intervino Lorena, por primera vez en toda la conversación y zanjándola con sus palabras. Todos estuvimos de acuerdo.
Pero Zaida ha vuelto a desaparecer.
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N/A:
Oficialmente, soy una mentirosa. Sisisi, ya se que dije que subiría seguido y puse ciertas fechas. Lo sientooo! Cuando me pongo fechas a mí misma nunca las cumplo y es horrible. Lo siento mucho!!!!!
Pero es que si no me pongo fecha nunca me pongo a escribir. Intentaré (y con eso me refiero a que realmente lo voy a intentar) subir el último capítulo el finde dentro de dos semanas. Y después habrá una especie de epílogo (en plan, muy cortito), que subiré o el mismo fin de semana, o durante esa semana.
Os amodoro demasiado en serio. 10,4k vistos!!!!!!! Creo que no puedo ser más feliz!! Y aún mejor: 1000 votos!! Os quiero demasiado!! Sois los mejores!!
Seguid así!! Pero también recordad que si os ha dejado de gustar o hay algo que haya empeorado, tanto en la manera de escribir, como en el argumento, decídmelo. Estoy abierta a todo tipo de críticas. No soy más que una principiante y quiero mejorar!!
Muchos besos y abrazos y amor incondicional a los que hayáis llegado hasta esta entrada de D. Ya no falta casi nada!!
Tana :)
PD: Me hicieron una entrevista y una reseña en Edit-PomeloRosado , así que si queréis pasaros a verlas, será un placer. En la entrevista quizás podéis descubir cosas de esta historia y de mí. (Ya sé que no es algo super interesante, pero yo solo os lo comento por si algún día os aburrís mucho y no sabéis qué hacer xD)
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