Este drabble participa en la actividad de noviembre de #Retossesshomenov

Los personajes de Inuyasha no me pertenecen, solo la historia es de mi autoría.

Dedicado a Kristel Girón

Día 5: Magia

Ella había comenzado a envejecer y no quería, se negaba a que ella muriera antes que él y sobre todo le dolía que dejaría a sus hijos sin su madre demasiado rápido.

Le dolía pensar en que en algunos años ella lo dejara solo de nuevo.

Su cumpleaños 30 sería dentro de unos días como cada año a ella le gustaba celebrar su cumpleaños, este año llegó dos nuevos integrantes a la familia, eran padres de dos hermosos gemelos, su familia había crecido demasiado rápido en tan poco tiempo, y todo gracias a ella.

Era temprano, después de despedirse de Kagome con el pretexto de ir con el lord del sur, salió en busca de alguna bruja que hiciera algún tipo de magia.

En los límites del oeste encontró a una bruja y amenazó con quitarle la vida si no le daba lo que él le estaba pidiendo.

- Ella es una sacerdotisa, por lo tanto, no le aseguro que está pócima yōkai tenga efecto en ella. -explicó entregándole un pequeño frasco. No olvide que tiene que dársela mesclada con su sangre, si esto sale bien ella tendrá algunos cambios, si no funciona no pasará nada.

El demonio no dijo nada solo se retiró con la pócima en su mano esto era una luz de esperanza para su familia.

Era entrada la noche cuando regresó al palacio, sus hijos ya estaban dormidos y ella lo esperaba en el balcón de su habitación.

- Bienvenido de vuelta. -sonrió mientras le besaba.

...

—¿Estás seguro? -preguntó ella con falsa tranquilidad, los latidos de su corazón delataban que tenía miedo.

- Joroba. -respondió con un asentimiento.

- ¿Cómo sabremos si da efecto?

- Ella dijo que tendrías ligeros cambios, pero nunca dijo que clase de cambios. -explicó.

Sin decir más palabras ella tomó la copa entre sus manos y bebió el contenido por completo, pasaron unos minutos cuando ella se desmayó.

Tres días después ella recuperó el conocimiento y lo primero que vio a su lado fue a Sesshomaru con una apariencia completamente distinta, por primera vez desde que lo conocía, él estaba desaliñado recostado sobre su cama, parecía dormir, una sonrisa adornó su rostro mientras levantaba su mano para acariciar suavemente la plateada melena del demonio haciéndolo despertar de inmediato.

- Hola. -saludó ella con una brillante sonrisa.

— Hola. -respondió él devolviéndole la sonrisa.

— ¿Qué me pasó? -preguntó ella con miedo.

— Después de que bebiste la pócima te desmallaste, han pasado tres días desde entonces. -explicó.

Los ojos de ella se abrieron con asombro e inmediatamente la tristeza la golpeo.

— ¿Fu... Funcionó?

— Será mejor que tú lo veas. -respondió con simpleza y ante esa respuesta la curiosidad la invadió, apresurada se puso de pie para mirarse en su pequeño espejo de mano.

Su rostro se levantó en dirección a él con una mirada sorprendida y con una enorme sonrisa corrió hasta él lanzándosele a los brazos.

— Lo logramos.

Y a partir de ese día ella dejó de ser humana, los cambios eran lentos en su persona hasta ahora una linda luna roja adornaba su frente y unos lindos colmillos adornaban su blanca dentadura.

Sesshomaru estaba más que satisfecho del resultado y ni que decir de sus pequeños hijos.