4: princesa y guardaespaldas
Este drabble participa en la actividad de noviembre de #Retossesshomenov
Los personajes de Inuyasha no me pertenecen, solo la historia es de mi autoría.
Dedicado a Dulce Mia Rodriguez
Día 4: Princesa y Guardaespaldas
- Kagome, este es tu nuevo guardaespaldas — habló su padre—, espero que te comportes, no quiero que pase lo mismo que con los.
- Yo no tengo la culpa de que esos resultaran ser unos patanes. -respondió en defensa la joven.
- Me da igual, él es Sesshomaru y trátalo bien. -dicho esto él se dio la vuelta saliendo de la habitación dejando ambos solos.
- Espero que no me estorbes, si no lo haces nos llevaremos bien. -habló ella.
- Hnm. -respondió mirándola
...
Los días transcurrieron con normalidad, él había resultado una persona muy reservada y demasiado extraña llamando a la atención de la joven princesa.
Una noche después de fingir que dormía, por la ventana de su habitación lo vio alejarse por el jardín de manera apresurada llamando a la atención de ella.
Intentó ignorarlo y regresó a la cama intentaría volver a dormir, sin embargo, por más vueltas que dio no pudo dormir, así que de manera apresurada se preparó y salió de su habitación sin hacer ningún ruido.
Caminaba de manera en la dirección en la que miró al chico ir, no tenía idea rápida de porque estaba haciendo esto.
Jadeando se detuvo, sus ojos se abrieron ante la sorpresa, su guardaespaldas resultó ser un demonio, y le estaba gruñendo.
- ¿Sessh ...? -intentó llamarlo, pero las palabras murieron antes de terminar de formular alguna palabra.
— ¿Qué haces aquí? -demandó.
— Pu ... pues no. ... no podía dormir. -tartamudeo.
Una fina ceja de él se levantó.
— No has visto nada aquí ¿está claro? -ordenó.
Ella solo asintió, pero no dejaba de verlo embobada y es que las pequeñas marcas yōkai de su rostro lo hacían ver más atractivo.
Pasó saliva con dificultad.
— ¿E.... eres un yōkai? -preguntó
— Hump. -respondió dándose la vuelta ignorándola dispuesto a irse.
— Espera. -ella extendió su mano para agarrar su brazo.
El levantó una ceja esperando a que continuara.
— No diré nada, pero deberás hacer dos cosas que yo quiera, sin peros. -condicionó con una sonrisa coqueta.
El demonio la miró mientras pensaba en lo más extremo que le pudiera pedir ella sería un beso, así que accedió con un ligero asentimiento.
— Bien, la primera será ahora — sonrió—, quiero que me beses.
Él sonrió ante la rapidez de sus suposiciones respecto al beso.
Sin hacerla esperar más la besó, nunca pensó que el beso se extendería y mucho menos imaginó que lo disfrutaría, esa mujer sería su perdición.
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