Sábado 13 de Octubre de 2018

Querido Diario:

Luego de acabar de escribirte mi día, me recosté en la cama y me quedé despierta durante un buen rato, no podía conciliar el sueño. Cuando me levanté eran las 08:21 am, faltaba una hora para que mi equipo de trabajo llegara a mi casa, bajé a desayunar; luego me fui a lavar los dientes, darme una ducha, me peiné haciendome en el cabello una cola de caballo y me puse unos jean con un buzo rojo.

Oí el timbre y mi mamá fue a abrir la puerta y eran ellas, mis manos estaban sudorosas, no sabía como comportarme. Entraron y sentaron en el sofá y unos minutos después nos pusimos a hacer la maqueta, tardamos algunas horas pero la culminabos y tengo que admitir que no quedó mal, de hecho estaba bien. Mi mamá se ofrecio a traerles sandwiches y se fue hacia la cocina, y mientras ella se habían ido, las niñas del equipo me dijo que si quería jugar con ellas, yo me alegré y acepté.

Comenzmos a jugar y luego de un momento Lidia se acercó a un jarrón que había y lo empujó intencionalmente para luego tirarse al piso y comenzar a gritar. Inmediatamente mi mamá llegó y la vio llorando en el piso.

— ¿Qué pasó aquí? — preguntó un poco alterada

— Ella me empujó y caí — dijo Lidia mientras lloraba

— Yo no te empujé, tu hiciste caer el jarrón y luego te tiraste al piso — Dije pero Lidia comenzó a gritar expresando su supuesto dolor de la caída pero yo se que eso era una invención por parte de ella. Mi mamá me miró muy seriamente y preguntó a las demás niñas si era verdad que yo la había empujado y ellas no respondieron.