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Cariño, vuelve a casa

🎀Perspectiva de Jimin🎀

Sentí el pesado brillo de la mañana atravesar la cortina que estaba junto a mi cama, la cual se encontraba vacía y en completo orden.

Por otro lado, mi cuerpo permanecía boca abajo, con el rostro apoyado en la almohada perfumada en la indiscutible esencia de Hoseok. Era suave, agradable y cálido al olfato.

Abrí ligeramente los ojos, fijando la mirada en la tela blanca de la almohada. Sonreí cuando la imagen de Hoseok durmiendo con la boca abierta apareció entre mis recuerdos, pero rápidamente se esfumó junto a mi sonrisa al recordar la situación vivida la noche anterior. Aquella en la que permanecí largos minutos sintiendo las caricias de Hoseok que iban y venían entre mi cabello y mejillas, ninguna más tierna que la otra.

Él deseaba dejarme en claro que se cuidaría una vez que saliera a la calle, vigilando que nadie le siguiera el paso, y también cuando se mantuviera en la casa de sus padres. Mientras que yo, sólo anhelaba poder ser quien le cuidara de cualquier situación.

Después de eso, Hoseok tomó un pequeño y discreto bolso de mano que le había ayudado a llenar para sobrevivir dos noches lejos de lo que ahora era su hogar.

—¿Seguro de que llevas todo? —pregunté apoyando mi hombro y cabeza contra el marco de la puerta del baño, en el que Hoseok permanecía lavando sus dientes. Este asintió secando sus labios con la toalla de manos.

Repentinamente, dio un paso hacia mí y tomó mi rostro entre sus manos, estas ligeramente húmedas, pero con un agradable olor a jabón de limón.

—Tranquilo, llevo mi tarjeta de crédito en caso de que algo me haga falta. —replicó depositando un rápido beso en mis labios, pero era tanto el deseo de que permaneciera un momento más a mi lado que cerré los ojos. Esto causó una suave risa en Hoseok, el cual se mantuvo contemplando mis ojos cerrados por un par de segundos.

—¿Comprarás un cepillo de dientes con la tarjeta de crédito? —sonreí dejando caer mi peso sobre su pecho, a la vez que sentía como su torso se agitaba con ligereza en lo que volvía a reír.

—Si fuera necesario, sí. —respondió llevando su mano hasta mi nuca.

—Tonto.

Hoseok negó esbozando una sonrisa.

Así, los últimos minutos que quedaban para que el auto que llevaría a Hoseok con sus padres, terminaron. Nos despedimos con un abrazo rápido en la puerta ante la, aún existente, vergüenza que nos causaba expresar lo que teníamos con nuestro entorno.

Esto era lo que me había llevado a despertar envuelto entre las sábanas de Hoseok, y es que era un hecho que estuviera acostumbrado a despertar viendo su rostro día a día, sin importar si uno o ambos amanecía aún cansado o estresado por el ajetreo que causaba nuestro trabajo.

Para mi mala suerte, ese día permanecería completamente solo, nadie que llenara el extraño vacío que se creaba una vez que los pasos bailes extravagantes, risas escandalosas e inesperada voz cantando alguna estrofa de la canción que había quedado rondando en su cabeza, acababan.

Mientras abrigaba mi cabeza con un beanie en color azul eléctrico, prendía la computadora de Hoseok. En algo debía entretenerme un par de horas.

Me dirigí a Twitter, sin ninguna real finalidad. Pero la idea de hacerle ver a Hoseok que ya comenzaba a echarle de menos, llegó a mi cabeza.

Abrí otra pestaña y rápidamente busqué un antiguo vídeo en el que se apreciaba su adorable voz al cantar. Después de esto, fui en busca de unas imágenes en blanco y negro que teníamos de cada uno, sacando la que correspondía a su persona.

Con una sonrisa esbozada, estreché la fotografía contra mi pecho por unos segundos.

Tomé mi celular y grabé el primer vídeo.

Al terminar la grabación, me pregunté cuántas teorías crearía Army luego de eso. Pero aunque me preocupara, lo nuestro ya venía desde hace bastantes años, y todo el mundo lo había notado, menos nosotros, hasta hace alrededor de dos meses, momento en el que Hoseok declaró sus sentimientos a mitad de la noche. Allí se marcó un antes y un después, el cual había logrado hacerme sentir bastante pleno.

Sin más dudas, grabé el segundo vídeo.

Al finalizar, posé ambas manos en mi rostro, completamente avergonzado de lo obvio que podía llegar a ser.

Intenté calmarme. Tampoco quera recibir algún regaño por parte de la compañía por realizar acciones que dieran de hablar innecesariamente.

Decidí esperar. Quizá Hoseok estaba por ver los vídeos ya publicados.

Me dirigí hacia nuestra habitación, dejando caer mi cuerpo sobre la cama, ya hecha, de Hoseok. En mi mano aún portaba su fotografía, así que la acomodé a mi lado, para finalmente apoyar mi mejilla en lo que correspondería a sus labios dentro de la imagen. Reí.

Tomé la almohada más cercana, y la rodeé con brazos y piernas, simulando el cuerpo de Hoseok.

Entré en un ligero modo de berrinche cuando comencé a pensar en lo aburrido que me encontraba, y lo molesto que era tener un día de descanso, pero nada que hacer en el. Esto me llevó a agitar mi cuerpo con almohada incluida.

Cerré los ojos y acerqué mi rostro hacia la tela que aún mantenía el olor de mi novio. Fue inevitable que su imagen no llegara a mi mente.

Odio necesitarte tanto, pensé.

Mi cuerpo rozó un poco más fuerte contra la almohada, y los dedos de los pies se me contrajeron, conscientes de lo que estaba por hacer.

Luego de lavar la funda de la almohada, te echaré la culpa por ser tan adictivo, balbuceé en un tono casi inaudible, para luego apretar un poco más fuerte mi cadera contra la almohada, creando la mejor presión posible.

Comencé a moverme en un nivel suave, pero ejerciendo bastante fuerza con mis brazos por mantener la tela lo más estrecha posible contra mi cuerpo. 

No recordaba la última vez que me sentí tan cansado en un tramo tan corto de tiempo, pero mi suéter picaba mi piel gracias a la capa de sudor que estaba sobre toda mi piel.

Frustrado, enterré un poco más mi rostro en la almohada, y dejé que mis labios rozaran contra la tela al formar una ligera "o", en la cual finalmente pude dejar salir un espeso suspiro. 

Con torpeza, y sintiendo el hormigueo hasta en mis nudillos, desabroché mi pantalón. Tembloroso, comencé a acariciarme, sabiendo que estaba en mis últimos minutos. Estos no tardaron en llegar cuando el contacto fue directo. Lo supe al verme a mi mismo aguantado la respiración y mordiendo mi labio inferior sin delicadeza alguna.

Recordé todas aquellas veces en las que nos manteníamos sumergidos en nuestro propio mundo y los besos eran ridículamente ardientes, las caricias eran tibias sobre la ropa, incluso cuando queríamos pretender que sólo era un momento dulce de pareja.

La tensión sensual entre nosotros siempre fue tan espontánea, pero por años me mentía a mi mismo diciendo que yo era quien le provocaba inocentemente.

Hyung, fue lo único que modularon mis labios cuando dejé salir todo mi esperma sobre la blanca tela.

Me coloqué de costado, dejando que la sensación a orgasmo abandonara mi cuerpo.

Fue entonces que abrí los ojos y encontré la imagen de Hoseok a mi lado.

Rápidamente, la coloqué boca abajo.

Nunca había sentido esa clase de vergüenza. Tomando en cuenta que había vivido situaciones realmente desastrosas, esto era un nivel diferente.

Ningún mensaje había llegado hasta ese momento, por lo que decidí hacer mi último llamado de atención para Hoseok, y grabé el último vídeo.

Sonreí agradecido al ver que Army trabajaba a la velocidad de la luz, y ya había creado lindos fanarts en los que se podía ver a mí, esperando por Hoseok.

El día acabó un poco menos aburrido de lo que había comenzado. Entre películas, vídeos y música, las horas corrían a gran velocidad, y eso era bueno si estás en espera de algo.

Lejos de molestarme por no haber tenido comunicación con Hobi a lo largo del día, sentía el corazón tranquilo al saber que estaba disfrutando de su familia, sin apuros u objeciones.

Volví a meter mi cuerpo entre las sábanas de Hoseok, sintiendo, nuevamente, su acogedor aroma. Esto ayudó a que mis ojos no lucharan por cerrarse, y sin más, me dormí.

>>Siguiente: capítulo final🚕

¡Muchas gracias por leer! Prometo publicar el siguiente y último mañana ;u;

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