Durante mucho tiempo lo negó. No quería convencerse de que pudiese gustarle una mujer, sin importar lo cercana que fuera con ella. Sin embargo, tras el Festival de las HiMEs, no pudo seguir fingiendo ignorancia ni reprimiendo lo que sentía. Tras escribirle una carta a su compañero Takeda, agradeciéndole por el amor que este le profesaba pero rechazándolo al mismo tiempo, Natsuki Kuga decidió empezar una relación con la persona que le daba sentido a su vida, la que se convirtió en la más importante para ella durante su etapa escolar: su amiga Shizuru Fujino.

Lejos había quedado la época de las batallas. Ya ninguna de las involucradas era capaz de materializar armas ni de llamar a sus Childs; ni Kiyohime ni Dhuran volverían a ver la luz. No obstante, eso no significaba que ambos seres no hubiesen dejado su huella en sus antiguas maestras.

De los dos, el lobo era el que más dejaba entrever los colmillos.

Shizuru pudo haber sido la que demostraba sus sentimientos de forma más evidente en el pasado, a tal punto que su amor se convirtió en el motor de una masacre, pero Natuski tampoco era alguien que se relajara cuando las chicas se acercaban de más a su novia. La diferencia era que la peliazul no se mantenía serena en esos casos, comportándose igual que una loba rabiosa. Tenía suerte de que alguien como Shizuru fuera su pareja; ninguna otra chica podría aguantar esos arrebatos. Por su parte, la peliocre, calmada como solía ser, sonreía gustosa cada vez que veía a su novia perder la cabeza. «Qué linda es», pensaba en esos momentos, y es que no pensaba dejarla ir. Confiaba en que podría conquistarla siendo amable y delicada, pero el momento clave en el que se ganó su amor dependió de la fuerza y la solución de los malentendidos. Todo fue como uno de los disparos de Dhuran: preciso y directo al corazón, para después derivar en la situación actual, envolvente como los tentáculos de Kiyohime.

De alguna forma inexplicable para aquellos que no las conocieran, la relación iba viento en popa. Cualquiera que las viera podía decirlo sin dudarlo.

Gracias a Shizuru, Natsuki pudo aceptar esa parte suya que creía que no tenía, ese amor romántico que le profesaba su persona especial, y emergió con todo en su nuevo papel de novia, y es que como se dijo anteriormente, aunque los Childs ya no existían, ambas conservaban algo de ellos en su personalidad, y el amor tiene más de una faceta y acción. Solo bastaba con verlas en la intimidad: Natsuki era más loba ahí que cuando estaba enojada. Shizuru no se quejaba de nada: adoraba tener desnuda y encima suyo a una diosa licántropa.

Creo que muchos pueden intuir de dónde saqué el título. Fue fácil hacer ciertas conexiones.

Ya veremos si en el futuro saco más fics de esta serie.