Y realmente, para esos instantes, ya no sabía a quién recurrir. Echó una mirada por las calles, mientras caminaba y se ajustaba la bufanda al cuello. Tuvo el instinto de hundir su rostro hasta la nariz, la temperatura estaba helando.

"¿Dónde te metiste, Aguri...?" 

Viajar de Praga a Tokyo no fue cosa difícil. Si bien, en esa ocasión, tuvo que subirse a un avión y hacer el viaje como cualquier persona normal lo haría. Bastó emplear unos cuantos días en aquel apartamento para darse cuenta de las capacidades que conservaba de la anti-materia en su forma humana. 

Aunque le viese gustado fastidiar al gobierno, que divisaran a un pulpo amarillo de casi tres metros volando por el cielo simplemente le traería complicaciones. utilizar aquellos papeles de identificación con los cuales ya contaba resultó más practico. Pensar en los que serían sus futuros alumnos, durante el viaje, fue inevitable.

"¿Qué estará haciendo cada uno?"

Él, con o sin la anti-materia en su cuerpo, era extremadamente listo. Tomaba en cuenta que, aún si por azares del destino o intervención propia quedaba como su tutor, habrían algunos estudiantes que probablemente no vería. Posiblemente no conocería ni a Itona ni a Ritsu. Tampoco vería al serio de Karasuma ni a Irina. Sería un poco aburrido...

"Pero Aguri estará allí..."

Pensar en ello era suficiente para levantarle los ánimos. Posiblemente Ritsu jamás fuese creada como tal, con el único afán de matarlo, pero eso no significaba que no podría toparse con el resto. A Irina, definitivamente, la vería en algún trabajo que le tocara hacer a la guapa asesina. Y a Kasaruma, con suerte, también lo conocería. Itona dentro de un tiempo pasaría un periodo complicado, igualmente, sería recomendable tratar de ubicarlo. A cada uno, solamente de una forma distinta.

— ¡Maldita sea!

O esas eran sus intenciones al inicio. Desde que despertó, en esa extraña y nueva realidad, no había tenido resultados. Llevaba casi dos meses desde empezó aquella vida, ubicada en su pasado, y sus progresos se mostraban nulos. Quería ver a Aguri, no obstante, parecía que la tierra se la hubiese tragado. ¿Por qué no le preguntó más sobre su familia?

Era imposible intentar ubicarla por medio de Akari, mejor conocida como Kayano, puesto que esta aún no se lanzaría al estrellato. Para su aparición y debut faltaban, por lo menos, 4 años más. Se volvería un martirio tener que esperar todo ese tiempo, sabía que podría aprovecharlo para terminar los preparativos del plan "Evitar explotar y cargarme a la tierra conmigo" y finalmente "curarse". Aunque realmente sólo pudiera estabilizar la anti-materia en su sistema. 

— ¡Qué estúpido soy!

Precisamente, ante el peso de tan inminentes hechos, se encontraba despotricando como un chiquillo en aquel parque. Jamás tuvo la oportunidad de desquitarse así y llorar por cosas tan sencillas como un reencuentro. Su infancia se vio envuelta por instintos de sobrevivencia y asesinatos, como era de esperarse, un asesino no podría ceder a cosas tan banales.

Decidido a dejar de perder el tiempo y volver a reanudar su investigación sobre el paradero de Aguri, pateó una solitaria lata de soda. El golpe que recibió el recipiente vacio ocasionó un eco, pero eso poco le importó, sentir como su zapato salía de su pie provocó que palideciera. La lata en sí no le dio al transeúnte que pasaba por ahí, de hecho, aterrizó en el cesto de basura.

— ¡Ah! Creo que esto es tuyo.

Pero el zapato sí.

— Lo lamento mucho, no creí que se me saldría el zapato.

¿Qué tan estresado estaba para no notar de algo así? Maldecía su suerte por no darse cuenta que olvidó atarse los cordones de los tenis. Intentando no tocar el helado piso con su pie descalzo, se acercó a aquel hombre. Al hacerlo, finalmente se percató, estaba lo suficientemente estresado para pasar pequeños y vitales detalles a su alrededor.

— Descuida, pude cogerlo antes que me diera. Aquí tienes, ¿Podría saber al menos el nombre del dueño de este zapato asesino?

La persona que más le podría ayudar estaba frente a él. Sí, en el futuro, por decirlo de alguna forma, que no hace mucho le tocó vivir fueron formidables rivales. Admitiría incluso que llegó a detestar en ocasiones aquel sujeto debido a su carácter y métodos poco ortodoxos. Sin embargo, debía recalcar también que se hacía una idea del por qué, sabía que él muy posiblemente actuaba de esa forma por la culpa y el dolor de la pérdida de algún ser querido.

— Soy Shinigami Kokoro, es un gusto. Nuevamente, perdón.

Hasta ahora, enfocarse en localizar directamente a las personas que buscaba, limitó su campo de búsqueda. En cambio, si buscaba a las personas que estarían relacionadas con aquellos que deseaba localizar...

— No es nada. Igualmente es un gusto conocerte, ¿Koro-kun? Mi nombre es Asano Gakuho.

El futuro director de la prestigiosa Escuela Secundaria Kunigigaoka le sería de mucha ayuda.

*****************************

¡He vuelto! Después de tanto tiempo, ¡Sí! ¡Volví!

Como siempre me he enfocado en decir, no pienso abandonar ninguna historia. Solamente que surgen cosas que me ocupan y me dificultan escribir :c

Siento si el capítulo salió más corto de lo usual, pero quise retomar el hilo de la historia poco a poco. Pronto, nuestro querido pulpo podrá ver a Aguri :)