Sola, sola con mis penas es como me encuentro, sin nadie a mi alrededor que voltee a mirarme, sin nadie quien se detenga a encontrarme.

Quisiera creer que el amor es como todo lo que dicen, pero me ha tocado vivir en carne propia la ardua tarea del desamor.

No creo poder experimentar ese sentimiento tan profundo y cálido que llaman amor, aquél que llega a enloquecer a la misma cordura. No creo que algún día el amor llegue a mis manos que añoran la tibieza de su contacto.

El tiempo cruel se detiene a presenciar mi maltratada y oscura vida, y ríe a carcajadas al ver mis ojos llenos de esperanza.

Si pudieras sentir mi súplica, si pudieras sentir mi urgencia por tenerte a mi lado y vivir… sólo vivir.

Quiero reír mientras nos amamos, quiero amarte mientras nos peleamos, quiero besarte en tus ausencias, quiero abrazarte mientras pueda.

Y sin embargo, la soledad está calando hondo en cada rincón de mi ser, obligándome a la monotonía y al sin sentido. La soledad está ganando una batalla que no ha comenzado.

Si el amor me lleva al dolor, gustosa lo aceptaré con tal de tus labios poder beber. Si el dolor llega podré decir que le di pelea, que experimenté lo que alguna vez soñé, que amé.

Cuando ame no olvidaré, lucharé para que cada recuerdo se grabe a fuego, para que cada momento se encadene a mi corazón, para que tu rostro siga alumbrando cada uno de mis días y sobre todo para que la soledad no vuelva a aparecer.