EPÍLOGO
“Amado Elian:
Creo que así es como debería empezar esta carta ¿No te parece? ¿O es demasiado meloso para mi? Es que todavía estoy bastante confundida entre quien fui y quien soy, pero estoy más confundida sobre cómo quién debo escribirte.
La verdad es que debo confesar que me asusté mucho cuando por casualidad escuché lo que el doctor dijo sobre mi falla cardiaca. Sentirlo decir que me quedaban días de vida fue devastador, pero aún así estabas a mi lado y me juré que sería la mujer más feliz mientras durara, mientras viviera.
¿Qué debería escribir ahora que tengo fragmentos de mi pasado? ¡Ah…ya sé! Espero que no descuides a tus pacientes, que sigas siendo ese gran profesional que siempre has sido. Recuerda que nuestra misión como profesionales de la salud mental es velar por el bienestar mental y emocional de ellos… ¿Qué habrá sido de mis amados pacientes en éstos últimos tres años? Espero de corazón que hayan conseguido la paz que yo no pude darles.
Estoy segura de que debes estar leyendo esta carta conteniendo las lágrimas, con rabia en el alma y los puños cerrados por tal injusticia. Sólo diré que te ves muy sexy enojado. Solo relaja y llora, llora todo lo que tengas que hacerlo, que nadie te detenga, tienes que aprender a soltar.
Soltar, una palabra que me costó aceptar cuando nos enteramos de mi diagnóstico esa madrugada con el doctor ¿lo recuerdas? Me sentí devastada al saber que podría olvidarte, no me importaba no recordar mi nombre ni cómo atarme los cordones de las zapatillas, me dolía el alma de pensar que podría olvidar tu sonrisa y tus caricias…¿Cómo podría vivir así a tu lado? Pero peor era ¿cómo podría obligarte a vivir un amor con alguien así?
De verdad me aferré a la idea de que pudieras encontrar a alguien sana a quien amar. ¿Qué egoísta fui? Apuesto que estas afirmando con la cabeza.
Cuando llegué los primeros días aquí todo me recordaba a nosotros, con decirte que el primer día llovió y choqué con alguien, igual que cuando te conocí, en ese instante te nombré tres veces en mi mente porque mis labios temían que si te pronunciaban volverían a los tuyos. Qué cruel el destino ¿no te parece?
Cuando conocí a Gael y me vi reflejada en sus ojos por un momento creí contemplar el cielo que compartimos en lo alto del valle, aquel día en que me mostraste nuestra ciudad a mis pies, y pensé que solo con eso me bastaba y me conformaba para creer que estabas conmigo.
No debes odiar a Gael, el fue un gran amigo y un gran sostén cuando perdí todo mi pasado. Se que debes estar maldiciéndolo por lo bajo, no lo hagas, te hace ver inmaduro, y te aseguro que pierdes punto contra mi amigo.
Gael junto a los niños del orfanato y la gente del pueblo se volvieron mi familia, por lo que te agradecería que no dejes de visitarlos luego de que vuelvas a casa, porque eso es lo que quiero, que vuelvas a casa y seas feliz.
Fue tan fuerte nuestro amor que no me enamoraste una vez sino dos, y mira que soy tan terca por caer dos veces por el mismo chico.
Te he amado desde el primer momento en que cruzamos miradas bajo la lluvia y te volví a amar cuando nos encontramos en el risco.
Volví a sentir el calor de tus caricias en mi cuerpo aquella noche que nuevamente nos volvimos uno. Y para ser totalmente franca yo también estoy llorando de dolor, de bronca y de amor.
Mi deseo siempre fue no olvidarte, volver siempre a ti, y estoy segura de que lo haré.
Cuando llueva volveré a ti en forma de gotas para acariciarte y refrescarte, cuando nieve volveré a ti en forma de copos para alegrarte, cuando sientas una brisa suave y fresca seré yo quien te susurre palabras de amor. De tantas formas volveré a ti, que cuando pase el tiempo no me recordarás y si lo sigues haciendo espero que sea con una sonrisa en los labios, porque así te amo.
Dios sabe cuántas veces recé por un amor, por alguien que me viera de entre las sombras, por alguien que sea mi luz, y de tantos rezos escuchó mi plegaria y te envió a mi, porque sólo Él pudo haber hecho que me vieras ese día en el hospital de entre miles de personas que van allí.
Estoy segura que costará al principio porque así son los recuerdos, al principio dolorosos y conforme pasa el tiempo se transforman en una bella sonrisa.
Puedo ver que piensas que jamás te volverás a enamorar, que piensas que nadie va a reemplazarme, que no le volverás a entregar tu corazón a ninguna otra mujer, pero sabes algo, te diré un secreto, acercate, un poco más, ok esto es absurdo, no puedes escuchar mis palabras, sólo puedes leerlas, así que presta atención.
Te volverás a enamorar y será para siempre. Al principio escaparás de todas las mujeres que estén interesadas en ti (lo bueno de no estar es que no tendré que lidiar con los celos), pero cuando menos lo esperes, ella aparecerá ante ti, te darás cuenta de que es la indicada porque verás en su sonrisa por última vez la mía, y ahí no habrá forma de escaparse.
Espero con amor que puedas avanzar, caminar y crecer, amar y vivir; ese es mi más grande deseo Elian, que vivas.
Por siempre tuya tu amada Nastya.”
~PDV ELIAN~
Ya han pasado cinco años desde que fuiste a un lugar mejor, un cielo solo para ti.
Cada noche, todos los viernes leo tu carta y lloro, sigo llorando con amargura y rencor tu partida. De soltar ni hablemos, es algo que no estoy dispuesto a hacer todavía.
Río al leer las partes en la que escribes como si de verdad me estuvieras viendo ¿tan predecible he llegado a ser?
Cómo me lo pediste volví a casa, de hecho estuve a punto de comprar tu departamento, pero mis padres me lo impidieron. Tuve que asistir al psicólogo porque según él estaba entrando en una depresión, pero ellos no entendían que lo mío era una muerte lenta.
Más de una vez pensé en acabar con mi vida y acompañarte en el cielo, pero por alguna extraña razón siempre que lo intentaba aparecías frente a mi regañándome y yo simplemente desistía, y me acobijaba en tus caricias inexistentes.
Después de dos años volví al trabajo, me encontraba más estable, pero no por eso dejaba de extrañarte.
Por momentos pienso que podías ver el futuro, cómo podía ser posible que pudieras saber que las mujeres me perseguirían y que las rechazaría a todas, porque por más que te busqué en ninguna te encontré.
Cuando estuve mejor y fui dado de alta cumplí con tu pedido, no me olvidé de Gael, que por cierto se casó con una extranjera que estaba de visita por el lugar, de las personas del pueblo y mucho menos de los niños del orfanato. Se volvió un hábito que durante mis vacaciones de invierno y de verano fuera hasta allá a trabajar de voluntario. Los niños aún me preguntan cómo era tu voz para no olvidarte, y siempre les pongo los mensajes de voz que guardé, lo sé un poco loco estoy, pero por ti.
Después de cinco años, tuve el valor de acercarme de nuevo al risco donde nos volvimos a hablar.
—Hola Elian. —Me sonreíste.
—Hola Nastya. —Te saludé conteniendo mis ganas de abrazarte.
—¿No crees que ya es hora de dejarme ir? —Tu dulzura era desgarradora.
—¿Y si no quiero? —Me encapriché como un niño.
—Ya es hora. —Te acercaste lentamente y me acariciaste, Dios sabe cuánto te extrañaba.
Volviste a mirarme con esa mirada llena de amor y desapareciste frente a mi, y en ese instante pequeños dientes de león volaron en dónde había estado tu imagen.
Tomé impulso, respiré y salté. Era hora de soltar, después de cinco años era hora de recordarte no con lágrimas sino con sonrisas.
En el momento que caí al agua helada, una canción que había trabajado en sesión con una de mis pacientes se hizo eco en mi.
Cuando salí a recuperar el aire sentí como si hubiera dejado un gran peso en el agua. Era hora de volver. A dios mi amor.
Mi rutina había vuelto a la normalidad, una cosa faltaba: tu, pero aprendí que estabas a mi lado sin importar cómo, y eso me hizo feliz.
—¡Lluvia! —dije suspirando desde la ventana de mi consultorio.
Mi último paciente se había marchado y era hora de volver a casa, solo que había olvidado que el auto se me había roto por lo que llegué caminando al trabajo y que no esperaba lluvia por lo que no llevé conmigo un paraguas.
Junté coraje al encontrarme en la entrada del hospital, respiré confiado y comencé a correr bajo la lluvia, al principio me preocupé por mis documentos, pero les resté importancia cuando golpeé mi cuerpo contra algo.
—¿Estas bien? —Su voz nerviosa y sus manos tratando de recoger mis papeles me dejaron inmóvil por un segundo—. Lo siento no venía prestando atención al camino, venía algo divertida con la lluvia ¿Te encuentras bien?
—Si. —Jamás pensé que lo que me habías escrito sería cierto.
Lo único que mis ojos captaron fue su sonrisa, pero por un segundo no fue la de ella sino la tuya, y es ahí donde lo supe, ella era de quien me hablabas.
—Mi casa queda cerca, vamos para que te puedas secar. —habló mientras toda empapada trataba de secar mi rostro con su ropa húmeda.
—Está bien. —sonreí y la seguí.
Después de tanto tiempo me di cuenta de que no estamos destinados a una sola persona, sino que estamos destinados a encontrar y vivir un gran amor que puede durar meses, años o incluso una vida. Por eso mi deseo siempre será no olvidarte.
Fin.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro