... «El amor es una jaula abierta al cielo» Desde entonces no he vuelto a abrir una puerta que tienda al cierre.

Chris Pueyo

—¡Oye!, ¿qué lees? — preguntó Erick mientras se acercaba a ojear el libro que llevaba entre mis manos.

—Es un poemario que descubrí en la librería mientras pasaba por el centro — respondí mientras éste le echaba una ojeada a la portada y a unas cuantas hojas.

—Aquí dentro siempre llueve, el título es bien sad como su portada, pero ¿de cuándo acá te gusta este tipo de poesías? — preguntó Erick de forma vacilante.

—Bueno pues..., desde que el hada de los deseos le dio por auspiciar corazones desolados — dije mientras Erick se carcajeaba de mis respuestas.

—Vale, vale, entonces hagamos un concurso de poesía, quién escriba el poema más triste del mundo se gana un mega deseo — expresó Erick mientras me devolvía el libro.

—Acepto el reto, prepárate para perder chiquillo — dije con un tono caricaturesco, mientras Erick se reía de la emoción que le causaba competir conmigo.

Esa tarde Erick y yo ojeamos más de la mitad de los poemas del libro, encontramos tantas frases que terminamos por subrayarlas y otras simplemente nos arrancaron unas que otras lagrimillas.

Y así el día se pasó volando, cuando me había dado cuenta, era de noche, y un ajetreo se había armado en el hospital, habían llegado los nuevos pasantes, al menos eso murmuraban las enfermeras, fue entonces que tomé mi libro y abandoné la sala, encendí el mp3 y Coldplay empezó a sonar.