—Aquí afuera hace un frío intenso, ¿acaso no tienes miedo de sufrir una hipotermia?, créeme que si tu salud no te importa, pues a mi si —dijo Chris con una expresión preocupada.

—Ah lo siento, no quería que te preocuparas por mí, solo quería estar un rato a solas —respondo algo nerviosa.

—No te preocupes, además aquí estoy yo para cuidarte —expresó con una tierna sonrisa que en ciertas ocasiones me mataba, y continuó —por cierto ¿has ido a ver a Erick?

—Lo haré en breve, y tú, ¿qué haces aquí? —pregunté algo asombrada.

—Aparte de cuidarte, vine a darme una escapada, esto de ser pasante me está cansando mucho, además mira lo que tengo —dijo mientras sacaba de su bata un sándwich —te apetece un poco, pues este tiene salmón, pepperoni y salami —expresó entusiasmado, era todo un manjar para él.

—Eh, no gracias, no me gusta esa combinación —respondo de manera directa.

—No que va, come un poco, de seguro y no habrás desayunado —en ese instante había acertado en algo.

—No, está bien agradezco tu gesto, iré a ver a Erick —dije de manera cortante para no continuar con la conversación, pero en ese instante sentí como una de sus manos sujetaba la mía y me detenía súbitamente.

—Aún no te vayas —dijo con su mirada hipnotizante y prosiguió —no me has contado de ti y me gustaría empezar a ser tu amigo —expresó mirándome fijamente a los ojos.

Lo último que esperaba escuchar de él, era la idea de ser "amigos", no tuve más opción que volver y sentarme, el chico de cabello castaño hablaba en serio.