—— •۰⸼ ۫ ৎ୭ El Secreto del Stand ৎ୭ ۫ ⸼۰• ——

SoYeong y JungKook caminaron de regreso a casa después de su día en la feria. La luna brillaba en el cielo, y el aire estaba lleno de risas y emociones compartidas. SoYeong no podía evitar sonreír mientras recordaba los omentos que habían vivido juntos.

En la puerta de su apartamento, JungKook se detuvo.

— Gracias por hoy — dijo.— Ha sido increíble.

SoYeong asintió.

— Gracias a ti también, JungKook. No sé cómo apareciste en mi puerta, pero estoy agradecida.

JungKook se inclinó y le dio un beso en la mejilla, se quedó allí por un momento hasta que rozó su piel con la nariz y labios para llegar a esos finos y lindos labios que lo besaron momentos atrás. Y ahora fue ella quien posó su mano en la mejilla de él para acariciarla.

— Hasta pronto, SoYeong. — susurró en sus labios y ella relamió los suyos.

— Hasta pronto. — susurró de vuelta. Él le sonrió y ella se la devolvió.

SoYeong entró a su apartamento, pero antes de cerrar la puerta, miró hacia atrás. JungKook ya se había ido, como si hubiera desaparecido en la noche.

『۰⸼ ۫ ৎ୭ ۫ ⸼۰』

Al día siguiente, SoYeong buscó a la chica del stand y los encontró recogiendo todo lo referente a San Valentín.

— ¿Quién eres? — le preguntó.— ¿No se suponía que era anónimo? Pensé que nadie revisaría nuestros deseos.

La chica sonrió con el rubor de SoYeong y dio un paso más cerca de la castaña para poder susurrar sólo para ambas:

— No soy nadie especial, SoYeong. Solo soy una intermediaria de mi madre... ella... sabe hacer cosas que cualquier otra persona no. — SoYeong la miró estupefacta.— El stand tiene un propósito mágico. Los deseos escritos en esas tarjetas se hacen realidad.

SoYeong estaba atónita con lo que escuchaba, creía que era sólo una broma más, por lo que rio de pronto.

— ¿Magia? ¿En serio? — preguntó entre risas pero la otra sólo sonrió suavemente sin inmutarse.

La chica asintió sin darle importancia a su risa, puesto que sabía que a la persona que ella le dijera eso lo mínimo que haría era reír.

— Así es. — asintió nuevamente y SoYeong borró todo rastro de gracia de su rostro.— Pero hay una regla: no podemos revelar quién envió el deseo, sin embargo tu colocaste tu nombre... nosotros sólo somos intermediarios, de allí en adelante no nos corresponde...

SoYeong pensó en JungKook, ese chico de hermosa sonrisa que provocaba las arruguitas a los lados del rostro.

— ¿Y él? — sonrió inconsciente y la chica sonrió con ello. Parecía haber quedado fascinada.— ¿Quién lo envió?

La chica negó con la cabeza.

— Eso es un secreto. Pero te diré algo más: la magia solo funciona una vez, asi que... No volverás a verlo.

SoYeong sintió un nudo en la garganta.

— ¿Por qué?

— Porque ahora tienes un recuerdo inolvidable — dijo la chica.— Eso es lo que importa.

SoYeong sonrió y bajó la cabeza con una sonrisa aunque algo triste a su vez.

— Tienes razón. Gracias por todo.

Extrañaría mucho a JungKook, sin embargo, había cumplido su objetivo: cumplirle el deseo anónimo. Entonces recordó su deseo...

"Quiero encontrar un poco de alegría en este día solitario"

Hubieses colocado "vida solitaria" eso le hubiese quedado mucho mejor.

La chica se alejó sin hacerse notar, y SoYeong se quedó sola en la calle. Buscó a la chica en cuanto se percató de que ya no estaba y no la consiguió. Miró al cielo y suspiró. JungKook había sido un regalo fugaz, pero su corazón estaba lleno.

『۰⸼ ۫ Fin ۫ ⸼۰』

Ustedes deciden si dejarlo hasta aquí ♥