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44.- Perdición absoluta


Alessio.

Observo mi reflejo en el espejo de la habitación en la que me encuentro, tomo una inhalación permitiéndole a mis pulmones llenarse del oxígeno que necesito ahora, hay una sensación nerviosa en mi interior que he intentado apagar pero para lo cual no he tenido éxito.

—¿Al? —su voz suave se escucha detrás de la puerta —¿estás listo? ¿Todo está bien?

Me aclaro la garganta, paso las manos sobre la superficie del traje verde y negro antes de caminar hacia la puerta y abrirla. Bella me recibe con una sonrisa, da un paso hacia atrás, admirándome.

—Si, ¿todos están listos?

—Y esperando por ti —sonríe un poco más —estás tan apuesto.

Se acerca hasta que nuestros cuerpos se rozan, se coloca en puntillas, apoyando las manos en mi pecho para poder alcanzar mis labios. La suavidad de los mismos consigue darme la tranquilidad que necesito, mis manos se envuelven alrededor de su cintura apegándola más a mí si eso es posible.

Cuando se aparta, lo hace con lentitud, dejando escapar mis labios antes de enseñarme de nuevo su sonrisa preciosa.

—Ve por esa carrera —entrelazo nuestras manos mientras abandonamos la habitación y caminamos hacia el sitio de boxes, las miradas caen en nosotros conforme nos acercamos y saludo a unas cuantas personas del equipo.

Oficialmente había abandonado las carreras GT3 y ahora corría los autos de la F1, tuve que adaptarme al cambio de autos, pero...con todo lo que había ocurrido en mi carrera, realmente consideré tener un cambio de aires.

Aspen Martin me abrió las puertas de su equipo, aceptándome entre sus filas para poder competir.

Fue realmente un cambio duro, dejé a mi equipo y a Hamilton atrás para poder tener un nuevo comienzo.

—¿Listo, Alessio? —Jaxon sonríe ampliamente, Killian está con él, mi compañero de equipo quien sonríe al verme —tenemos buenos pronósticos para hoy. Uno de ustedes tiene que traerme esa victoria, de preferencia los dos, no me importa quién —advierte —¿Listos?

—Tan listo como nunca, ¿les encargo a mi chica?

—Pero claro, sabes que aquí la cuidamos bien —dice con una sonrisa —estará escuchando todo así que abstente de decir palabrotas.

Todos reímos, la indicación para que los pilotos vayan hacia los autos se lanza así que me veo en la obligación de girar hacia Bell para despedirme.

—Te veo en un parpadeo —dice con una sonrisa —Por lo que más quieras, no estrelles el coche.

—Prometido —me inclino hacia ella dejando un suave beso en sus labios antes de tener que apartarme.

Me colocan todos los accesorios necesarios, los micrófonos y cuando estoy listo, salgo. El reluciente auto verde con franjas negras me recibe, sonrío acercándome, paso la mano por la superficie resplandeciente antes de meterme dentro.

—No me choques el auto, por favor —Killian me lanza una sonrisa. —O le diré a Jaxon que lo descuente de lo que ganas.

Me rio, le enseño el dedo corazón y es nuestra última interacción antes de que nuestro equipo nos rodee.

El cuerpo técnico me entrega el casto, me lo coloco ajustándomelo a la perfección y coloco el volante cuando me lo entregan. La adrenalina vuelve a mi cuerpo, me siento eufórico de empezar una nueva temporada, luego de casi un año lejos de las carreras, al fin conseguí el visto bueno de parte de los médicos y con eso, que la FIA liberara mi licencia para conducir de nuevo en las carreras.

El rugido de los motores me envuelve, hace un día precioso, casi tan perfecto como para dar inicio a una nueva temporada. Las luces rojas parpadean sobre nosotros, eliminando los segundos antes de que la carrera pueda comenzar.

Cuando las luces se apagan, piso el acelerador y el auto se proyecta hacia adelante, el rugido de los motores se escucha con fuerza pero solo me concentro en esquivar a los autos que van delante de mí, enfocando toda mi concentración en mantenerme en el camino.

—Buen comienzo, Alessio —la voz de Jaxon suena por el intercomunicador —Noah te sigue de cerca, Killian viene detrás.

—Noah siempre siendo un fastidio —bromeo, es seguro que cuando mi amigo escuche la publicación de la comunicación de la radio quiera darme un puñetazo.

—Estás en buena posición para iniciar la carrera, así que mantente en calma.

—Lo tengo.

Creo que nunca podré cansarme de la sensación que me produce el correr un auto a cientos de kilómetros por ahora. La sensación de estar yendo como por un proyectil hacia la línea de meta.

La primera curva se acerca y me aferro al volante, recibo las indicaciones de Jaxon, haciendo todo tal cual y como se debe. Mis manos se envuelven con firmeza cuando tomo la curva, el rugido de los motores haciéndome compañía mientras rebaso el auto que tengo delante, y me adueño de la primera posición.

—Eso es, ahora asegúrate de mantener tu primer puesto de aquí al final de carrera —pide Jaxon —acelera en la recta, es tu oportunidad para ganar ventaja.

—Copiado.

Paso a gran velocidad frente a las gradas en donde los gritos de los aficionados me envuelven, sonrío levemente mientras piso a fondo el acelerador llevando el auto a su límite. Conducir este tipo de auto se siente más libre, no tengo vidrios a los costados, sino que hay una especie de parabrisas llamado monoplaza, que se encarga de sujetas las piezas que funcionan como un parabrisas, luego, viene el halo protector, que es lo que funciona a modo de barrera para que en caso de un accidente...no te mates estrellando el rostro contra el asfalto.

—Alessio, Noah se acerca a ti otra vez, toma la siguiente curva y utiliza la ventaja para poder adelantarte, no queremos que te arrebate la posición.

—Entiendo. ¿Qué hay de Killian?

—Justo detrás de Noah, intentará rebasarlo al final de la curva.

Los neumáticos chirrían contra el asfalto cuando tomo la curva a velocidad, el auto se sacude tomando la pronunciada curva llevando mi cuerpo hacia el interior pero me aferro al volante, manteniendo el control del auto para no salir disparado contra el muro de contención.

Consigo mantener mi posición durante las curvas siguientes, Killian no consigue rebasar a Noah quien parece completamente dispuesto a mantener su lugar también dentro de la F1. Parece que quiere hacer que abandonar a Jax y a su equipo anterior valga la pena.

Pero para su mala suerte, esta carrera tengo que ganarla a como de lugar. En una de las últimas curvas, Noah consigue emparejarme. Volteo, él eleva la mano enseñándome el dedo corazón y sonrío. Su auto se aproxima al mío y arqueo la ceja esperando que no decida que es buena idea un choque lateral, eso nos dejaría fuera a ambos.

Recibo las instrucciones de Jaxon, me aferro al volante, sujetándolo con fuerza con mis manos enguantadas mientras giro hacia la izquierda y piso el freno consiguiendo que el auto se sacuda y gire levemente adquiriendo una mayor velocidad, tan pronto como estamos fuera, piso el acelerador haciendo que el motor ruga con fuerza y el auto avance como un proyectil.

Supongo que Noah está recibiendo instrucciones similares porque a pesar de que consigo adelantarlo, seguimos demasiado emparejados. Y con un carajo, necesito ese primer puesto. Estoy conduciendo a poco más de trecientos kilómetros por hora y el marcador continúa subiendo, la adrenalina corre por todo mi torrente sanguíneo, mi corazón late con furia, con una fuerza que es muy poco saludable seguramente y que si mi médico monitoreara, seguro se infartaría.

En cuanto reconozco la línea de meta, llevo el auto a su límite, hasta donde no puede más. El rugido de los aficionados se escucha y me toma un par de segundos entender que... lo he conseguido.

Oh sí, oficialmente estamos de vuelta.

Escucho el equipo celebrar, cuando detengo el auto bajo prácticamente corriendo, este es el momento que estuve esperando desde que la FIA autorizó de nuevo mi licencia para participar en las carreras.

—Buena jugada —Noah se acerca con una sonrisa —comienzas con tu racha, ¿eh?

—¿Qué puedo decir? —le devuelvo la sonrisa —tal vez la próxima te deje ganar.

Suelta una risa mientras se acerca y nos damos un corto abrazo. Los flashes de la prensa se disparan hacia nosotros, luego se acerca Jaxon quien acabó en la tercera posición, su sonrisa entusiasta me deja saber que está más que satisfecho con el resultado de este día.

Tenemos que hacer nuestro recorrido y subirnos a la pole, hablamos un poco con la presa y luego viene el momento de rociar el champan, y entonces sé que es mi momento. Jaxon lo sabe también, Noah me lanza una mirada cómplice mientras volteo hacia la multitud de un costado y la miro.

Tiene una sonrisa radiante y orgullosa...sin saber lo que está a punto de suceder.

—¡Bell, ven conmigo! —exclamo con la voz apenas sobrepasando los gritos.

Jaxon la empuja con suavidad haciéndola avanzar, ella parece dubitativa al inicio pero su confianza vuelve cuando casi corre para llegar, un equipo del staff la ayuda a llegar y la sujeto con firmeza, sosteniéndola contra mi cuerpo.

Un grito brota de ella cuando el champan la alcanza, su cabello se moja y las gotas del líquido impregnan su piel ahora bronceada.

—¡Es una locura! —chilla sonriendo —estoy orgullosa de ti.

—Bell, tengo algo para ti.

Me aparto, nuestra imagen se refleja en la inmensa pantalla que está detrás de nosotros, tenemos a innumerables cámaras apuntando hacia nosotros y la atención de miles de aficionados...pero no encuentro un mejor momento para hacer esto.

Meto la mano en una de las bolsas del traje, sintiendo la superficie aterciopelada de la caja que me ha acompañado desde que empezó el día.

—¿Qué...?

—Bell, desde que te conozco no has hecho otra cosa más que salvarme, en el instante en el que miré tus ojos por primera vez, me hechizaste por completo, me robaste el alma, el corazón, me hiciste tuyo sin saberlo.

Parpadea, como si no fuese capaz de creer lo que está ocurriendo justo ahora.

—Has visto mi oscuridad, y has permanecido a mi lado sin importar qué. Ahora...no puedo imaginar una vida en la que no estés. Esto —señalo a nuestro alrededor —esto es mi pasión, pero no tendría sentido sin la mujer que es la fuente de mi fuerza, quien me sostiene al llegar a casa, quien me hace sentir tan amado y valorado, nada de esto tiene sentido sin ti, mi dulce principessa.

Las lágrimas se agolpan en sus ojos, suelta un jadeo mientras me arrodillo frente a ella y abro la caja, revelando la joya que me tomó semanas conseguir porque ninguna parecía totalmente digna de ella.

—Bella Lombardi, ¿me concederías el honor de convertirte en tu esposo y pasar el resto de mi vida junto a ti?

Una sonrisa se extiende por sus labios, las lágrimas descienden por sus mejillas pero eso no le impide asentir, hacerlo con énfasis antes de decir:

—Sí, sí... ¡claro que sí!

Apenas tengo tiempo de colocarle la joya antes de que se lance a mis brazos, más champan cae sobre nosotros, los gritos emocionados de todos a nuestro alrededor llegan hasta nosotros, envolviéndonos en una atmosfera de tanta felicidad.

Sus labios se acoplan a los míos, el sabor a champan se cuela en mi boca, mis manos se afianzan a su cintura negándome a soltarla. Bell profundiza el contacto, como si nos olvidásemos de que miles de personas están como espectadores, ahora...solo somos ella y yo.

Cuando se aparta, luce tan feliz como nunca antes la he visto, con los ojos brillantes y la sonrisa encantadora en los labios.

—Te amo, mi rey —dice suavemente.

—Y yo a ti, principessa.

Y ahí entre aplausos, flashes, y champan...abrimos un capítulo más en nuestra historia, una historia que comenzó con un auto...velocidad...y una preciosa chica hechizándome con un par de ojos grises...que se convirtieron en mi absoluta perdición. 

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¡Un capítulo más y el epílogo!

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