38.- Colapsos
Bella.
Alessio ingresa al hospital en estado grave.
¿Cuál es su condición?
Sufrió una contusión cerebral que originó un sangrado en el cerebro por lo cual tuvo que ingresar a una cirugía de emergencia para evitar daños a su sistema y evitar un resultado fatal.
Pero eso no fue lo único, una de sus piernas quedó prensada por el choque, su rodilla sufrió severos daños así que al mismo tiempo mientras operan su cerebro, hay un equipo de trauma y ortopedistas operando su rodilla izquierda.
Lo que ha sucedido en las últimas horas se siente irreal. Se siente como estar en una película de terror, donde no sabes en realidad que es lo que pasará a continuación. Mi mente es una maraña de pensamientos confusos que no puedo entender, es como si de cierta manera me encontrara en medio de un desierto, sin saber qué dirección tomar.
Llevamos casi tres horas aquí, sin que nadie pueda decirnos algo, me siento agotada, como si algo me hubiese drenado todas y cada una de las fuerzas que poseía. Las náuseas no ayudan mucho, cierro los ojos en un intento de recuperarme, de no romperme justo ahora.
Jacob se mantiene a mi costado, sostiene mi mano con firmeza, dándome la fuerza que ahora necesito más que nunca. El médico dijo que la cirugía podría tardar bastante tiempo, pero mantenía la esperanza de que alguien saliera a decirnos algo, cualquier cosa para acabar con la angustia que comienza a volverme loca.
—Jakey —hablo sin mirarlo, con la vista fija en la pintura blanca del techo.
—¿Sí?
—¿Qué voy a hacer si todo esto resulta mal? —muerdo mi labio inferior, mis ojos arden cuando las lágrimas se agolpan, trato desesperadamente de contenerlas pero no es un resultado exitoso —¿qué voy a hacer si lo pierdo?
—No vas a perderlo —asegura.
—Todo iba tan bien, Jakey —sollozo sintiéndome tan destrozada —no se supone que esto resultara así. Se supone que estaríamos celebrando, que tendríamos una gran celebración por su victoria y luego él se estaría preparando para el GPI. No se supone que estemos aquí, nada de esto tendría porque estar pasando.
No obtengo una respuesta verbal, los brazos de mi hermano me atraen hacia él, se sienten como una especie de refugio en el que me puedo permitir ser tan frágil como necesito.
Me refugio en su pecho, tenerlo conmigo se siente como una especie de salvavidas, algo que me mantiene a flote para que no me sumerja por completo.
—Escuchaste al médico, tienen un pronóstico alentador —sus brazos se afianzan a mi alrededor —él saldrá de esto, es un campeón, ¿o no?
Se aparta, toma mi mentón, prácticamente obligándome a mirarlo a la cara.
—Además, tiene una familia a la que no puede abandonar —mi labio inferior tiembla, las lágrimas vuelven quemando mis ojos y aumentando la sensación de ardor —te ama demasiado como para abandonarte, ustedes dos son unos luchadores, esto no va a acabar con él.
—¿Lo crees?
—Estoy seguro —sonríe con confianza —y él te necesita fuerte, necesita que seas esa Bella que no se deja vencer, necesita que seas la chica que conoció, fuerte y segura, dispuesta a todo.
—No creo poder...
—Claro que puedes, ¿recuerdas que es lo que papá siempre decía sobre ti?
Sacudo la cabeza en una negativa, Jacob resopla pero sonríe un par de segundos después.
—Decía que eras un torbellino, que tenías una energía exorbitante. Siempre fuiste inteligente, lo eres aún. Te mantuviste fuerte siempre, eres perspicaz y tan astuta, no dejes de serlo ahora —sus manos se afianzan a mis costados —Alessio te necesita, tan fuerte como nunca, dale eso, Bell.
Sus palabras se sienten como una dosis de energía, se sienten como una inyección de adrenalina que te da las fuerzas para ponerte de pie y continuar con la batalla.
Asiento, me limpio las lágrimas y tomo una inhalación. Una de mis manos viaja hasta mi vientre, lo acaricio con suavidad, bajando la vista por un par de instantes.
Al debe ser fuerte, por mí, por nuestro bebé. Yo misma tengo que serlo, llorar no hará que él esté mejor, tengo que confiar en que lo estará, en que al final esto se sumará a una larga lista de accidentes, que él volverá conmigo, como siempre lo ha hecho.
—Esa es mi chica —Jacob sonríe, me envuelve en un abrazo y esta vez lejos de romperme, encuentro en él la calidez que me permite tomar fuerzas para enfrentar lo que sea que venga a continuación.
Al me necesita, y no planeo abandonarlo. No lo hice antes, y mucho menos lo haré ahora.
Tres horas después, la familia de Alessio está ingresando al hospital. Su madre corre hasta donde nos encontramos, Marcella viene justo detrás. Su rostro está pálido, las ojeras marcadas mientras se precipitan hasta donde nos encontramos, y nos atacan con preguntas.
—Debe estar por salir de cirugía —informo —tuvo...tuvo una contusión cerebral que provocó un sangrado, también va a tener una cirugía de rodilla. Los médicos dicen que tienen un pronóstico alentador, deben de salir pronto.
Trato de sonar tranquila, trato de darles la información de la manera en la que a mí me gustaría recibirla. Pero eso no lo hace menos difícil, me rompe ver a la madre de Alessio desmoronarse, Marce no puede hacer mucho para sostenerla y mi tío tiene que intervenir, sosteniéndola mientras ella repite que esto no puede estar pasando otra vez.
—Mi bebé —dice entre llanto —oh, mi pobre bebé.
Me alejo porque la escena es desgarradora, mi respiración es irregular mientras repito una y otra vez que todo resultará bien, que Al saldrá con éxito de la cirugía y esto será un simple susto. Uno muy grande.
No puedo perder a alguien más, no soportaría de nuevo pasar por una pérdida tan grande.
—Desastre —volteo cuando escucho la voz de mi tío —ven aquí, mi niña.
Toda mi fortaleza se esfuma mientras corro a sus brazos, sollozo de nuevo sintiéndome tan destrozada porque pese a mis intentos de mantenerme fuerte, no lo he conseguido en lo absoluto.
¿Cómo es que las personas consiguen mantenerse enteras ante situaciones como esta?
—Tengo tanto miedo —confieso aferrándome a su pecho —tío, tengo tanto miedo de perderlo.
—Está bien sentir miedo, desastre —su mano acaricia mi cabello —pero no dejes que eso te domine, no permitas que tenga control sobre ti.
Me tomo varios minutos para recomponerme, el ardor sigue en mi pecho, el dolor tan intenso como desde el segundo en el que el accidente sucedió, pero consigo controlarlo, consigo apartar las lágrimas y aparentar, aunque sea falsamente, un poco de fortaleza.
Tener ahora a mi familia apoyando me da un poco más de fortaleza pero aún no me atrevo a volver con los demás, apenas consigo ser fuerte por mí misma, ¿Cómo ser un apoyo para su madre? ¿para su hermana?
—Cuando perdí a tus padres, nunca imaginé que podría recuperarme —sus palabras captan mi atención,
Mi tío no habla mucho sobre la muerte de mis padres, un acontecimiento de hace aproximadamente diecisiete años. Yo era demasiado pequeña como para recordarlo con realidad, sin embargo, por el semblante que mi tío tiene, lo recuerda perfectamente.
—Estuve aterrado mucho tiempo después de eso. Y no quiero decirte que vas a perder a Alessio, pero en situaciones como esta, desastre, tenemos que colocarnos una armadura indestructible.
—¿Qué quieres decir?
—Ponerse la armadura en las situaciones correctas, hará que no te desmorones, hará que encuentras valentía en donde no sabías que existía. Yo la uso con ustedes todo el tiempo —sonríe —durante tus lesiones, cuando creí que estabas en riesgo, cuando los trillizos nacieron, cuando Jacob viajó solo por primera vez, la he usado en cada situación que amerita fortaleza, eso no nos convierte en personas insensibles, solo nos ayuda a mantenernos firmes, a poder soportar el dolor.
Sus palabras caen sobre mí como una especie de dosis de calmante, las proceso, mi mente entiende exactamente a donde es lo que quiere llegar. No puedo pasar el tiempo lamentándome y asustada de lo que pueda pasar, cuando Al despierte, no quiero que encuentre una chica destrozada.
Quiero que encuentre en mí a su paz, quiero que me vea como el sitio en el que siempre desea estar.
—Gracias, tío —esta vez cuando me abraza no me rompo —siempre sabes que decir, ¿cierto?
Sonríe, no me da una respuesta, pero la manera en la que toma mi mano y la aprieta, me deja saber que tengo razón.
Creo que estoy tranquila, que me he recuperado como para volver, pero cuando volvemos a la sala y miro a Max hablar con Marcella, verlo lucir tan preocupado, algo en mí se activa. La furia vuelve, una que no puedo controlar, que no quiero controlar.
—¿Qué haces aquí? —mi tío intenta tomarme del brazo pero no se lo permito —¿Cómo te atreves a venir después de todo?
—Bella...
—No mereces estar aquí —Max parpadea incrédulo —no mereces siquiera mencionar su nombre, debes estar feliz, ¿no es cierto? Porque solo ganas cuando Alessio está fuera de tu camino.
—¡Bella! —Hamilton intercede, siento sus manos apartarme de Max quien permanece en silencio —entiendo que estés estresada, pero esto es una locura.
—¿No lo ves? ¿Nadie de ustedes lo ve? —inquiero desesperada —los accidentes de Al, sus malditos choques durante las carreras, alguien está detrás de esto.
Las manos de Max se forman en puños, su mandíbula se tensa y sonrío, esa es precisamente la reacción que esperaba.
—¿Qué? ¿Creíste que nadie lo sospecharía? —me libero del agarre de Hamilton —alguien provocó esto, ¿por qué nadie se dio cuenta de que no tenía frenos? ¡Tienen innumerables pantallas! ¿Por qué nadie se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo?
—No es tan sencillo, Bella —Hamilton me toma del brazo con delicadeza —había una fuga en el líquido de frenos, el equipo está analizando como ocurrió, estamos tratando de hallar respuestas, pero eso incluye culpar a mis pilotos.
—¿Tú no lo piensas? —inquiero bajando la voz —sin frenos, ¿qué probabilidades hay de que un piloto se quede sin frenos en medio de una carrera?
Su silencio me lo confirma.
—Queremos respuestas —Marcella se incorpora mirando con fiereza a Hamilton —esta vez no vamos a aceptar simplemente que fue un accidente.
—No tuve nada que ver en eso —Max da un paso hacia adelante —¿por quién me tomas? ¿Por un maldito asesino?
—No me sorprendería —espeto —después de todo parecías bastante molesto de que Alessio volviera a las carreras.
—¡Estás loca! —espeta acercándose hacia mí, el cuerpo de mi tío se interpone entre nosotros, Max retrocede, elevando la mirada y pareciendo levemente intimidado —antes de acusar a alguien, asegúrense de tener pruebas que los respalden. Alessio es casi como mi hermano, nunca intentaría dañarlo.
Antes de tener oportunidad de responder, la presencia del médico se roba toda la atención. La madre de Alessio es la primera en acercarse, bombardeando al doctor con innumerables preguntas.
—El paciente está estable—informa y la presión en mi pecho se va —la cirugía fue un éxito, ambas, tanto la cirugía del cerebro como la de su rodilla tuvieron un resultado exitoso, sin embargo...
La bruma cae de nuevo cuando dice las últimas dos palabras...
—Dado que la operación de su cerebro fue delicada, tenemos que tener en consideración muchos aspectos. Tendrá que estar en terapia intensiva hasta que la inflamación del cerebro baje, lo estaremos monitoreando constantemente para evitar infecciones, pero deben tener en cuenta que al despertar, puede presentar debilidad muscular, problemas de memoria o el pensamiento, y en un caso más extremo, puede que tal vez no despierte.
Mi cuerpo flaquea, los brazos de Jacob me reciben mientras mi cuerpo entero pierde fuerzas.
Puede que tal vez nunca despierte.
—Bella...—escucho las voces a mi alrededor pero mi mente está demasiado confusa como para poder comprenderlas —Bella, joder...
Mis ojos se cierran, las fuerzas se vuelven nulas y mi mente decide simplemente...apagarse.
La luz blanca me ciega apenas intento abrir los ojos, suelto un quejido mientras parpadeo intentando acostumbrarme a la luz. Me siento mareada y débil, el olor de antiséptico me provoca nauseas y eso solo aumenta mi estado de confusión.
—Has despertado —me toma un par de segundos reconocer la voz de Jacob.
—¿Qué pasó? —cierro los ojos otra vez.
—Demasiado estrés, tu presión arterial está elevada.
Más voces en la habitación me hacen abrir los ojos, me encuentro con mi tío, y con Marce mirándome preocupada.
—¿Cómo te sientes, Bella? —pregunta con suavidad. En el momento en el que toma mi mano me siento reconfortada, es como si ahora mismo toda mi valentía y fuerza hubiesen decidido abandonarme al mismo tiempo.
No me siento como yo, me siento como otra chica, una que no tiene idea de que hacer.
—Cansada.
—Es normal —todos miramos al médico cuando habla —Hola, Bella. Es normal que te sientas fatigada, o débil. Corresponde al tiempo de embarazo que llevas, lo que no es normal es una mujer embarazada de doce semanas, es tu presión arterial, parece que tenías un diagnostico de anemia que fue controlada, pero si no tienes cuidado, puede volver.
—¿Mi bebé está bien?
—Está estable, pero los cambios de humor o estrés en exceso pueden conducirte a un embarazo de alto riesgo —mi cuerpo se tensa —tu presión arterial alta, si no la controlamos, puede ocasionar un parto prematuro, o complicaciones en tu bebé. Entiendo tu situación, y por todo lo que estás pasando, pero necesito que estés tranquila, sin noticias impactantes, no estrés, es por tu bien, y por el de tu bebé.
Todo cae de nuevo sobre mí, es como si todo lo malo hubiese decidido escogernos como su blanco, y bombardearnos con todo aquello que sabe que nos lastimará.
—Te tendremos en observación por algunas horas, luego podrás irte.
—Gracias.
Cuando el médico sale, me fijo en las personas que me rodean.
—Lo que menos necesito ahora, es quedarme aquí —susurro —no puedo estar simplemente en cama mientras él...
—Es lo que mi hermano hubiese querido —Marce aprieta mi mano —has estado bajo mucho estrés, debes reponerte, no queremos que algo le pase a ti, o al bebé.
—La madre de Alessio nos mantendrá informados, mientras tanto tú te quedarás aquí hasta que el médico de la orden de que puedes irte.
Se que no tengo más opción que acceder. Así que me resigno, sin embargo, mi mente no se calla, no se detiene ni un solo segundo.
Marcella se marcha poco después por comida, y Jacob dice que irá al hotel por un cambio de ropa para mí. Cuando me quedo a solas con mi tío, sé que tiene algo por decir.
—Desastre, eso que dijiste...
Suspiro.
—Sé que suena a locura, pero... ¿no son demasiadas coincidencias? Dos accidentes, escuché que en el primero ni siquiera saben con certeza que fue lo que pasó. Y ahora... se quedó sin frenos, ¿Cómo nadie se dio cuenta? Nadie se percató hasta que Al lo dijo. Yo solo...solo creo que alguien quiso sacarlo de la carrera y asegurarse de que nunca más volviera.
Mi tío parece pensativo, sé que ahora mismo está intentando encontrar la respuesta adecuada, sopesando todo lo que acabo de decirle.
—Hay algo que no te he dicho —admite.
Toma un suspiro y luego conecta su mirada con la mía.
—Los casinos son patrocinadores del equipo —arqueo la ceja —tu tío Antoni y yo decidimos participar con un porcentaje considerable, no quisimos que se sepa porque no deseábamos que se acusara a Alessio de tener preferencias, al final, mantiene una relación contigo. Pero...creo que podemos hacer uso de nuestra participación para saber que ocurrió.
—¿Harías eso? —inquiero esperanzada.
—Por ti haría lo que fuese —se inclina hacia mí, sus labios se posan en mi frente y sonrío —haré un par de llamadas, ¿estarás bien?
—Lo mejor que pueda —admito.
Se despide con una última sonrisa, cuando me quedo sola, me acomodo contra las almohadas, cierro los ojos y tomo una inhalación.
¿Hasta cuando se nos permitiría ser completamente felices?
Pasan algunas horas antes de que mis resultados lleguen y el médico indique que puedo irme, mi tío insiste en que debería volver al hotel, pero en el segundo en el que me entero que puedo ver a Al, me rehusó por completo.
Apenas me tomo el tiempo para cambiarme de ropa, y comer algo antes de ir hasta la habitación en la que se encuentra. Mi corazón late con una furia salvaje, siento los golpes contra mi caja torácica mientras avanzamos, el temblor en mis manos que intento disimular, la ansiedad que amenaza con dominarme.
Cuando mi mano toca lo frío del pomo, me aterrorizo de lo que pueda encontrar al otro lado. Tengo que hacer uso de toda mi fuerza para abrir la puerta, y sentir como el corazón se me cae a los pies.
Ahí está él, rodeado de cables, con una venda en la cabeza y conectado a un respirador. Mi garganta se cierra, el sonido de la puerta al cerrarse funciona como activador para hacerme caminar.
Las lágrimas me nublan la visión, me siento destrozada, siento como si alguien me arrancase el corazón y lo devorara por completo.
—Al...—mi voz se rompe mientras me deslizo en el asiento y extiendo la mano para conseguir tomar la suya. —Soy yo, estoy aquí.
Mi mano envuelve la suya, está fría, no tiene la calidez que amo tanto, no me siento protegida, un pinchazo doloroso me hace soltar un sollozo, pero me niego a soltarlo.
—Tienes que despertar, ¿me escuchas? —inquiero tratando de mantener estable mi voz —tenemos muchos planes, ¿los recuerdas? No puedes darte por vencido, Al.
Coloco las dos manos en la suya, necesitando como nunca antes que él despierte.
—Te necesito, no puedes abandonarme, nuestro bebé te necesita. Por favor, Al...vuelve conmigo.
Lo miro, con la esperanza creciendo en mi pecho, misma que se marchita porque nada ocurre. Las lágrimas escapan de mis ojos, mi respiración se vuelve irregular cuando los segundos pasan y nada ocurre.
—Vuelve conmigo, por favor —suplico.
Pero no lo hace, y yo necesito tanto escuchar su habitual "estoy aquí", necesito saber que él no va a dejarme, que no lo perderé.
Pero nada pasa, y la incertidumbre cae sobre mí como una maldita roca, que me destroza por completo.
______________________________________________________________________________-
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro