26. Existencia
Bella.
Alessio y yo no hablamos mucho luego de nuestra discusión, lo ha intentado, pero cada intento de conversación muere con mis monosílabos como respuesta. Solo me limité a mostrarme más amable antes de la carrera de Mónaco, porque evidentemente no podía dejar que subiera a un auto a conducir a cientos de kilómetros por hora, con la cabeza en otro lado.
—Prométeme que cuando la carrera acabe, vamos a hablar —me pide mientras se ajusta el traje.
—Solo ve y corre —y quiero añadir "y no le regales el puesto a Max otra vez", pero me contengo.
—Bella...
Extiendo el brazo que no está sujeto por el cabestrillo para alcanzar su hombro, me coloco en puntillas y dejo un rápido beso contra sus labios.
—Ve y gana —pido.
Suspira, sabe bien que nuestra "molestia", no ha acabado, pero no tiene más intentos de persuadirme, así que se inclina dejando un beso en mi frente, y luego se marcha.
Esta vez estoy en los Boxes, no me agradaba la idea de estar sola en las gradas entre tanta gente desconocida, así que decidí quedarme en un lugar familiar. Hamilton me entrega un asiento para que pueda estar cómoda, y tengo a un par de chicas que traen comida y bebidas.
—Al es el rey de la F1, así que serás también la reina aquí —bromeó cuando le dije que no eran necesarias tantas atenciones.
Le envío un par de fotos a Mateo, y acepto la videollamada que me hace en donde también está toda mi familia. Les muestro los alrededores, y Hamilton junto con el equipo de mecánicos saludan antes de que tenga que cortar porque la carrera va a comenzar.
Los nervios caen sobre mí cuando los motores rugen, dando inicio a la carrera. Al se mantiene en la delantera, sonrío levemente cuando lo noto conducir con su habitual estilo salvaje, su auto esquiva, acelera y alcanza con facilidad al auto de Jax, quien se mantenía en primera posición.
Retengo la respiración en las curvas, Alessio las toma a altas velocidades, las llantas chillan cuando frena en los momentos exactos, quedándose en la delantera. Mantengo mi atención en las pantallas, porque aun cuando quisiera ver los autos cruzar frente a los boxes, son apenas manchas de colores que cruzan a velocidad.
Hamilton les da indicaciones a ambos pilotos por la radio, trato de mantener a raya mi nerviosismo porque no creo que necesiten a una chica nerviosa mirando detrás de su pantalla e intentando escuchar lo que dicen por la radio.
Sonrío con satisfacción cuando noto que esta vez Al no parece tener intenciones de dejar que alguien gane, le cierra el paso al auto de Max un par de veces, y Hamilton los reprende diciendo que dejen de fanfarronear.
Curva tras curva, Alessio se mantiene en la primera posición, Max lo sigue de cerca incapaz de rebasarlo y eso solo me hace confirmar la idea de que, de no ser porque lo dejaron ganar, no hubiese conseguido el Prix de Hawái,
Cuando es el primero en pasar la línea de meta, todo el equipo lanza un grito emocionado. Yo también me entusiasmo tanto que salto de mi cómodo asiento, y corro hacia la gran pantalla en donde muestran a los pilotos bajando de los autos.
No oculto mi sonrisa orgullosa mientras miro la imagen de mi chico subiendo al pódium, como siempre, lanzan champán para celebrar en medio de fotografías y preguntas de la prensa combinadas con los gritos emocionados de los fans.
Cuando Al entra por los boxes, me olvido de la lesión de mi hombro y me lanzo contra él, me recibe y aferra el brazo alrededor de mi cintura. Huele a Champan y a su habitual colonia, cuando me aparto, noto los mechones de su cabello húmedos tanto por el sudor como por el licor que fue lanzado hacia los tres ganadores.
—Lo hiciste bien —golpeo su pecho.
—¿Bien? Creo que lo hice mejor que bien —dice con una sonrisa orgullosa.
—Claro que sí.
Me mira, y sé que es lo que espera ahora. Max viene detrás, y mi molestia vuelve cuando lo miro.
—Quiero darme una ducha, apesto —dice hacia Hamilton.
—Claro, tómense el día y si quieren, salgan a disfrutar de la ciudad —nos dedica un guiño y eso es suficiente para Al. Toma mi mano, y nos conduce hacia la salida que nos lleva hasta la habitación en donde los pilotos se preparan antes de las carreras.
No hablamos mientras avanzamos, ni siquiera cuando llegamos a la habitación. Al se mete al baño para cambiarse el traje y sale con una camiseta blanca de mangas cortas, y unos pantalones de chándal.
Las cicatrices de sus brazos se dejan ver, y ahora ya no parece tener problema alguno con que yo las mire, lo cual hace que mi corazón sufra un giro salvaje, porque ya confía lo suficiente en mí como para permitirme ver esa parte de él que lo hace sentir vulnerable.
—Dijiste que hablaríamos —dice sentándose en el borde de la cama —espero que no me hayas engañado.
—No sería capaz de engañarte —resoplo.
—Odio que estés enojada conmigo —dice bajando la vista y sonrío porque parece un niño chiquito.
No lo contradigo, porque claro que estoy enojada con él. Porque Alessio no parece darse cuenta de que hay personas que no merecen que sea considerado, apenas está regresando, está recuperando su propia carrera como para beneficiar la de alguien más.
—¿Bell?
—Max no es tu amigo —arruga el rostro, es evidente que mis palabras le desagradan, pero no estoy dispuesta a seguir callándome.
—Bell, escucha, sí, probablemente te quedaste con la mala impresión cuando casi te pasa el auto pero...
—¡Es que esto no es por el auto! —exclamo —Al, ese chico es...—no encuentro la palabra para poder describir al idiota de Max —hay algo en él que no me da confianza. Sé que piensas que probablemente estoy exagerando, pero de verdad, Al...
Sacude la cabeza, luciendo claramente afectado.
—Bell, lo conozco desde que comenzamos en el equipo de Aston Martin —sus ojos enfocan los míos —hemos sido compañeros de años, ¿no creerás que mi propio compañero de equipo intenta sabotearme, cierto?
—Al, sé que no me crees y realmente no quiero seguir en esta discusión —me coloco a su lado, posando la mano sobre la de él —solo quiero que entiendas, y que sepas quien es merecedor de tu simpatía y comprensión. Apenas estás retomando tu carrera, no puedes regalarle tus triunfos a un chico que, teniendo todas las oportunidades, no ha sabido aprovecharlas.
Sus ojos chispean con duda, con un sentimiento de incertidumbre.
—Bien —dice finalmente con un suspiro —tendré cuidado con Max a partir de ahora.
Un dejo de alivio me invade, sonrío y le aprieto la mano.
—Sabes que te quiero, ¿verdad? —inquiero —no deseo que pienses que estoy en contra de tus amigos.
—En realidad Max es uno de los pocos amigos que tengo —admite.
—Bueno, deberías intentar ser amigo de Jacob.
Una risa lo asalta mientras sacude la cabeza.
—¿Y terminar con una espada en medio del pecho por "accidente"? —eso me roba una carcajada —no gracias.
—Oh, vamos. Jacob es protector, pero ya le agradas —envuelvo mi brazo alrededor del suyo —serían buenos amigos.
—Me lo pensaré —concede —¿ya no estás enojada conmigo?
—No —me rio cuando sus hombros se desploman con alivio —eres un exagerado.
—Así me quieres.
Sonrío, me inclino hacia él plantando mis labios sobre los suyos, finalizando de esa manera, nuestra conversación y dándole la respuesta afirmativa que claramente no necesita.
A pesar de que teníamos planes de salir esta noche para disfrutar nuestro último día en Mónaco, Al dijo que estaba bastante cansado, así que descartamos la idea.
Sin embargo, Mich y Molly vinieron a mi habitación, bastante dispuestas a pasar una noche de chicas en el bar del hotel.
Así que aquí estoy, disfrutando y divirtiéndome con dos chicos con las cuales no creí forjar una amistad.
—Parece que tu chico viene con todo —Molly me sonríe antes de tomar un largo trago de su copa —Jax y Noah dicen que probablemente será difícil de vencer.
—Creo que está poniendo mucho empeño en recuperar su carrera —sonrío levemente —lo merece.
—Su accidente fue casi una tragedia —dice Mich —¿lo conociste después, cierto?
Asiento.
—Nadie pensó en realidad que volviera, había muchos rumores de lo que ocurrió.
—Una falla en el auto, ¿cierto? —había escuchado leves conversaciones entre Mateo y mis hermanos.
—En el motor, parece que hubo un desajuste y en una de las llantas traseras, al parecer los tornillos se zafaron, aunque en realidad, nadie sabe con certeza que pasó. El fuego quemó todo el auto así que no se pudo salvar nada para ver que fue lo que desató el accidente.
Me estremezco de solo pensarlo.
—Fue un duro golpe para la F1 y GT3, esta última perdió a su mejor piloto por meses, es un milagro en realidad que Alessio siga vivo y tan recuperado.
No quiero contradecirlas, pero es demasiado fácil juzgar algo cuando solo vez la superficie. Nadie sabe del infiero que Al tuvo que vivir, y no hablo de las lesiones físicas.
—Es un luchador —mi voz brota con orgullo —y no quiero sonar presuntuosa pero, por algo le llaman el Rey de las carreras, ¿no es cierto?
Ambas chicas ríen.
—Y no le digas esto a Jax ni a Noah, pero es tan caliente —se abanican el rostro y lejos de sentirme celosa, me siento afortunada.
Antes de que pueda darles una respuesta, una voz femenina nos interrumpe.
—Chicas, creí que estarían demasiado cansadas como para salir esta noche —la sonrisa se borra de mi rostro cuando reconozco a la mujer. Es la ex pareja de Alessio.
—Leona —dice Molly fingiendo una sonrisa —fueron planes de último momento.
Ella ignora eso, y centra su atención en mí.
—Bella Lombardi —dice con una falsa sonrisa —¿has dejado el ballet para seguir a Alessio?
—Sí, me he tomado un tiempo para apoyar a mi novio, en sus carreras. ¿Qué hay de ti? ¿Allan te dejó sola esta noche?
—¿O es que no te dijo que está en un club? —inquiere Mich ahora —desearíamos quedarnos a platicar, pero tenemos mejores planes.
Ambas chicas me quitan la oportunidad de añadir algo más porque se incorporan, toman sus bebidas de la barra y me toman del brazo para alejarnos.
—Ugh, es tan insoportable —dice Molly —realmente me alegro que haya dejado a Alessio.
No sé la historia completa, y no quiero sonar entrometida si me atrevo a preguntar, pero ellas no parecen necesitar eso, porque continúan hablando.
—¿Quién abandona a su novio cuando está en el hospital? —inquiere Mich —eso es horrible, Al le dio todo durante casi toda su carrera y ella lo abandonó cuando más necesitaba de apoyo.
—Pero —la interrumpe Molly —eso fue bueno porque ahora tú y él están tan enamorados —me señala —y tú eres tan preciosa, exitosa, eres una reina. Jax dice que incluso Allan está celoso de Alessio.
Me rio, sintiéndome algo cohibida con los halagos.
—Y nosotras sentimos celos de ti por estar con el piloto más sexi de la F1.
Las tres reímos con ganas, el tema pasa a segundo plano y pronto nos hemos olvidado de eso. Paso un par de horas más con ellas, hasta que Jax y Noah vuelven, se ofrecen a acompañarme a mi habitación, pero me niego.
Cuando salgo del elevador y me adentro al solitario pasillo, la veo.
Leona viene hacia mí, no parece notarme de inmediato, pero cuando repara en mi presencia, sonríe con falsedad.
—No hemos tenido mucho tiempo para hablar.
—No veo la necesidad —me encojo de hombros —no somos amigas y no tengo la intención de cambiar eso.
—Ellas hablaron mal de mí, ¿cierto? Realmente no es extraño, como tampoco lo es el hecho de que lo harán también de ti a tus espaldas.
—¿Qué quieres, Leona?
—Te quiero decir esto para que no mantengas esperanzas en algo que tal vez no suceda.
—¿De qué hablas?
—Escuché tu conversación —admite —la forma tan orgullosa en la que hablas de él.
—Oh, no te atrevas —advierto dando un paso hacia adelante —más vale que te guardes tu opinión.
—Él es así contigo porque ahora todo va bien, porque es feliz. Pero puedo prometer que en el segundo en el que todo se complique, va a botarte, igual que lo hizo conmigo.
—Por favor...
—¿Estarías dispuesta a sacrificar tu vida por un hombre que ni siquiera quiere verte? —pregunta —¿Qué no tolera tu presencia? Todos piensan que lo abandoné...
—Porque eso fue lo que hiciste, Leona —respondo —¿no quería verte? ¡Casi muere! —exclamo —sabes lo que ocurrió, tal vez si te apartó y si no lo entiendes es porque no has vivido nada parecido, porque no sabes lo horrible que se siente ver tu vida consumirse a tu alrededor sin que puedas hacer algo al respecto.
Retrocede un paso cuando yo avanzo.
—Todos enfrentamos el dolor de manera distinta, Alessio hizo lo mejor que pudo y tú lo abandonaste, así que no puedes sentirte con el derecho de juzgar la manera en la que las personas deciden curarse a ellas mismas.
La esquivo, dispuesta a dejarla ahí pero me detengo, girando para mirarla.
—Pero te lo agradezco, porque me dista la oportunidad de conocerlo. Porque ahora estoy con él y lo quiero tanto, yo a comparación de ti, nunca lo dejaría, aún si Alessio Vitale detestara mi existencia.
—Lo cual es prácticamente imposible —volteo cuando reconozco la fuerte voz detrás de mí —si vuelves a molestar a mi novia, Leona, me aseguraré de que no estés más aquí.
Ella no hace el mínimo intento de defenderse, solo nos da la espalda y se pierde en el interior del elevador. Cuando nos quedamos solos, me atrevo a mirarlo.
—¿Escuchaste todo?
Asiente.
—Debes saber, principessa, que no detestaría nunca tu existencia —acomoda un mechón de cabello detrás de mi oreja —porque, ¿Cómo detestar la existencia de la única persona que me salvó la mía propia?
—Al...
—Ahora sé que, si te tengo como garantía, podría pasar todos los sufrimientos posibles con tal de estar contigo. Eres mi salvavidas, la fragilidad de mi mundo se esfuma cuando estás en él, y es por eso, Bell... que te amo tanto.
Suelto un jadeo cuando el dice aquello, cuando la palabra lo abandona y la emoción cae sobre mí.
—Te amo, Bell.
Me lanzo hacia él, me atrapa envolviendo los brazos alrededor de mi cintura y apegándome a él.
—Yo también te amo tanto, Al —me aparto para mirarlo —me alegra brillar contigo.
—Brillamos juntos, y aunque no sea así, Bell, aunque la oscuridad llegue, sé que sobreviviré porque estás aquí.
Sus labios se encuentran con los míos, la emoción me llena y me siento tan amada, tan querida y valorada. Alessio es todo aquello que siempre desee encontrar, es como la personificación de todos mis sueños y deseos.
Nuestros mundos se han unido, éramos frágiles separados, pero ¿juntos? Juntos somos tan invencibles como nada, como nadie.
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