Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

24.- Por si acaso

Alessio

Dos días después estoy aterrizando en Milán, estoy realmente orgulloso de esta temporada, tener dos Prix en primera posición me da esperanzas de poder ganar los siguientes en la misma posición y poder entrar con una gran ventaja al GPI.

Le envíe un par de mensajes a Bella para informarle de mi regreso, pero respondió que estaría ocupada con los ensayos así que probablemente no tendría mucho tiempo libre. Mentiría si dijera que eso no me decepcionó, en realidad, esperaba una bienvenida en el aeropuerto, como esas que salen en las películas.

Soy todo un melodramático, lo sé.

Sin embargo, mi madre y hermana si están ahí para recibirme. Es medio día y dicen que puedes librarse de sus ocupaciones para que almorcemos, pero en realidad lo único que deseo es ver a mi chica, así que me excuso, y decido ir a la academia, en donde Bella debería encontrarse.

Me han asignado un auto para que me lleve a casa, pero en vez de eso voy directo hasta la academia de ballet para sorprender a mi chica.

Cuando llegamos, reconozco a algunas bailarinas saliendo del edificio, con lo que deduzco que tal vez se encuentran en una especie de descanso. Bajo pidiéndole al chofer que aguarde y prometiéndole una gran propina, y me adentro al edificio.

—Hola —me acerco a la mujer que reconozco como la entrenadora de Bella —estoy buscando a Bella Lombardi.

Sus cejas se arrugan, como si no entendiera.

—¿Bella? Ella no está en la academia ahora, ha suspendido sus ensayos —es mi turno de arrugar la frente.

—Me dijo que estaría aquí... —el tono de mi voz baja.

Me lanza una mirada casi comprensiva.

—No se encuentra, debe estar en casa. Búscala ahí —dice y se aleja para ir hacia el grupo de bailarines que se ha reunido.

¿Por qué dijo que estaría ensayando si no es así? ¿Y porqué mencionó que estaría ocupada ensayando cuando los ha suspendido?

Cuando me doy la vuelta, choco contra un cuerpo. La reconozco de inmediato, es la bailarina que suplía a Bella cuando estaba lesionada.

—Hola —me regala una sonrisa —¿buscas a alguien?

—A Bella —el desagrado se filtra en su rostro aunque intenta disimularlo —pero tu entrenadora me dijo que no está aquí.

—Las lesiones y ella parecen querer estar siempre juntas —se ríe.

—¿Lesiones?

Asiente.

—¿Eres su novio y no te dijo? —su pregunta me deja saber que claramente ya sabía por quien vine desde el inicio —se lesionó en el ensayo junto con Pol, una lástima.

Joder, cada vez entiendo menos. ¿Bella se lesionó y no me dijo absolutamente nada?

No espero una respuesta, simplemente la esquivo y salgo con rapidez del edificio. El auto sigue esperando por mí así que me subo y le indico al chofer que me lleve a la mansión Lombardi. Le dicto la dirección a prisa mientras trato de encontrar una respuesta aceptable al porque Bella me mintió.

Nos toma veinte minutos llegar, cuando llego los guardias de la entrada me permiten el acceso. Esta vez bajo las maletas y le digo al chofer que puede retirarse.

—Hola, Alessio —Ángelo sale a mi encuentro —no sabíamos que ya habías aterrizado. ¿Qué tal el vuelo?

—Bien, cansado pero...—sacudo la cabeza —¿Bella se lesionó?

Su mirada cambia, entiende el porqué estoy aquí y suspira. Sacude la cabeza y toma una inhalación antes de responderme.

—No te lo dijo, ¿cierto?

—Me dijo que estaría ocupada en los ensayos, y cuando voy a verla, me entero de la lesión —sueno enojado y lo nota claramente —¿qué ocurrió?

—Será mejor que hables con ella —dice —está en su habitación. Acompáñame.

Los sigo mientras atravesamos la sala, subimos en silencio los escalones hasta la segunda planta. Me conduce por un pasillo lujoso, todo en esta casa en realidad grita lujo, hay risas de niños y algunas voces más pero no reconozco la de Bella.

Nos detenemos frente a una puerta de madera tallada, tiene decoraciones y brillos, una leve sonrisa se filtra en mis labios, muy al estilo de Bella.

Ángelo no se molesta en tocar, abre la puerta y se asoma.

—Tienes visitas —es todo lo que dice antes de salir y permitirme entrar.

No dice mucho, se va después de eso y me extraña porque nunca he notado tan frío y distante a Ángelo de su sobrina. Cuando me atrevo a entrar, la sorpresa cae sobre mí.

Bella se incorpora de un salto de la cama, lanza una mirada nerviosa mientras su cuerpo se tensa.

—Al...

Principessa.

Mi estomago se contrae cuando noto la marca morada en el costado izquierdo de su rostro, tiene el labio amoratado, y lleva un cabestrillo en el brazo. Creí que era lesión de su tobillo, que la encontraría en cama, no que parecía que alguien la había jodidamente golpeado.

—¿Qué haces aquí?

—Bueno, luego de ir a verte en su ensayo y enterarme por otras personas que te lesionaste, creo que el que debe de hacer las preguntas soy yo —reclamo —¿Cuándo ocurrió?

—Al...

—¿Cuándo ocurrió?

Cierra los ojos, los moretones parecen serios, no recientes, lo que quiere decir que probablemente lleva un par de días. Joder, ¿acaso fue el mismo día del campeonato?

—Hace dos días —sus palabras me confirman mis sospechas —no te dije nada porque no quería que te preocuparas, ganaste el Prix...

—¿Y eso qué, Bella? —inquiero acercándome —te lesionaste, luces jodidamente mal, no me importa si gané el maldito campeonato del mundo, quiero saber cuando algo le sucede a mi novia.

Parpadea, y joder, vuelvo a ver en ella la mirada que tenía cuando la conocí y con un carajo ahora eso se siente como una puñalada al corazón.

—Me disloqué el hombro con la caída —susurra con voz temblorosa —los medios dicen que tuve suerte de no tener una fractura de cráneo, porque mi rostro fue lo primero que impactó contra la madera.

Toma una inhalación entrecortada.

—Tuve una contusión y estuve inconsciente casi doce horas.

—Joder, Bell.

Me acerco a ella, el enojo se va, la molestia que sentí por su mentira se esfuma de mi pecho y en su lugar quedan unas inmensas ganas de querer protegerla.

Cuando mis brazos la rodean, se aferra a mi pecho, esconde su rostro y siento su cuerpo temblar de nuevo.

—Todo está saliendo tan mal —solloza —¿por qué tuvo que pasar otra vez?

No tengo una respuesta para eso, me limito a abrazarla, a darle aunque sea un poco de confort para que no se sienta tan vulnerable. Permanecemos así por varios minutos hasta que ella parece recomponerse.

—¿Recuerdas lo que me hiciste prometer? —tomo su mentón y hago que me mire —me pediste que si algo iba mal en mis carreras, te lo dijera.

Asiente.

—Yo quiero lo mismo de ti —pido suavemente —quiero que puedas confiarme cuando algo como esto ocurra, sin importar si estoy en un campeonato o no. Quiero saber cuando tú me necesites.

Se abraza a mi cuerpo con el brazo que tiene libre, su cabeza se apoya contra mi pecho y vuelvo a envolverla tratando de hacerla sentir mejor.

—¿Qué tan malo es?

Se aparta, suelta un suspiro y va hacia la cama.

—Tendré que estar tres semanas fuera por la dislocación del hombro —parece realmente afectada por eso, su voz tiembla y parece que puede echarse a llorar. —Al menos estoy mejor que Pol, sufrió una fractura por sobrecarga, así que tendrá que estar fuera por seis semanas en lo que su brazo se recupera.

—¿Cómo pasó? ¿Fue un mal movimiento?

—No sé en realidad, nuestros ensayos no estaban resultando, así que Diane nos exigió quedarnos hasta tarde, no creí que esto pasara, pero Pol estaba cansado, y en la última cargada, su brazo falló. Se fracturó el brazo derecho y me soltó, estaba a casi dos metros del suelo, mi rostro fue lo primero en impactar seguido del hombro.

Está tensa mientras habla. Su mano se forma en un puño sobre la tela de su pantalón.

—No estaremos en la siguiente presentación —dice derrotada —comienzo a creer que realmente hay algo mal conmigo y con el Ballet.

—Bell...

—Dos lesiones —su voz se corta —mis tíos están enfadados conmigo, me pidieron que considere dejar de bailar profesionalmente, Antonella dijo que estoy arriesgándome demasiado, y los entiendo pero... ¿Cómo pueden pedirme algo así?

Me deslizo a su lado, tomo su mentón y enfoco la mirada en sus ojos. El gris precioso está nublado ahora y eso me aprieta el corazón.

—No hay nada malo contigo, ¿me escuchas? Absolutamente nada malo. Los accidentes pasan, no puedes controlarlos y nuestras carreras, Bell, nuestras carreras están expuestas a tener accidentes cada que lo practicamos. Y es normal que las personas de nuestro alrededor piensen que estamos en peligro, quiero decir, yo corro a cientos de kilómetros por hora, y tú bailas y haces giros sobre los diminutos huesos de tus pies, y saltas por los aires confiando en que un humano te atrape.

Se ríe, se limpia las lágrimas con el dorso de la mano mientras sus ojos parecen retomar la vida.

—Claro que las personas que nos aman van a preocuparse por nosotros, Bell. No podemos evitarlo, así como ellos no pueden evitar que cumplamos nuestros sueños.

—¿Crees que deba dejarlo?

—Creo que debes de tomarte un momento para respirar, para ordenar tus ideas y sentimientos. Cuando dejas de hacer algo por pasión y comienzas a ceder a la presión, se convierte en una carga sobre los hombros que nos quita el poder disfrutar de las cosas que amamos.

Se mantiene en silencio, extiendo la mano y acaricio el costado de su rostro.

—Toma un respiro, toma un instante y reconsidera si el Ballet vale la pena para ti. Si esto —acaricio el moretón —vale la pena.

Entiende perfectamente que es lo que quiero decir, asiente levemente y luego suelta el aire que estaba conteniendo.

—Lamento no haberte dicho antes.

—Está bien, no pasa nada —acuno su rostro con suavidad entre mis manos y me inclino para atrapar sus labios entre los míos.

El contacto se siente reconfortante, tan cálido, me envuelve en la nube de sentimientos que nunca quiero dejar de experimentar.

—Te eché de menos —susurro contra sus labios —no quiero que vuelvas al punto en el que estabas cuando te conocí.

Se aleja apenas unos centímetros.

—Estuve cerca.

—No voy a permitirlo —prometo —así que, ¿por qué durante esas tres semanas no vienes conmigo a las carreras?

Su mirada se ilumina.

—¿A las carreras?

—Sí, tendremos que viajar a Miami el próximo fin de semana, y luego de eso, viene Mónaco, y después España —acaricio el dorso de su mano —puedes venir, divertirte con las chicas, y olvidarte un poco de lo que ha pasado.

—Esos viajes parecen más de tres semanas —objeta pero tiene la mirada iluminada —no lo sé, es que...nunca he considerado hacer algo más que el Ballet, quiero volver apenas me recupere nunca he pensado que unas lesiones puedan apartarme por completo de lo que amo hacer.

—Bueno, piénsalo, ¿sí? —aprieto su mano —si no quieres hacerlo, lo entenderé. Y si solo quieres viajar por tres semanas, está perfecto. Te puedo arreglar los vuelos para que vuelvas a tus ensayos a tiempo.

Se lanza hacia mí, cruzando el brazo que tiene libre por mis hombros, mientras se apega a mi cuerpo.

—Gracias —susurra —me hace feliz tenerte de vuelta.

La estrecho contra mí, rodeando su pequeña cintura mientras me deleito con su aroma.

—Voy a estar aquí siempre que me necesites, principessa.

Me mira, con la confianza destellando en sus ojos, ella me cree, y juro por mi vida, que mantendré esa confianza intacta hasta el último de mis días.

Bella

Alessio se marcha algunas horas después, mi tío se mostró más amable que en los últimos días, pero eso fue solamente en la presencia de mi novio. Tan pronto como se fue, volvió a su habitual frialdad.

Es la primera vez que actúa así, tan frío y distante. Lo ha estado desde que discutimos en el hospital. Y lo he tolerado, pero cuando a la mañana siguiente su actitud sigue igual, decido que he tenido suficiente.

—¿Sabes que ignorar a alguien y aplicarle la ley del hielo es un tipo de violencia? —detiene el movimiento de sus cubiertos, toda la atención pasa a mí.

Un silencio se instala en la mesa, y luego eleva la mirada.

—¿Qué?

—Leí que ignorar a alguien, puede ser catalogada como un tipo de violencia psicológica.

Deja los cubiertos a un costado y termina de masticar su comida.

—Bell, cielo...—mi tía Daph hace el intento de hablar pero él la detiene.

—No, quiero escuchar que más tiene por decir.

—No creo que Bella quiera decir en realidad que la estás maltratando —interviene Antonella algo inquieta.

Le sostengo la mirada al hombre que es como un padre para mí. El estrecha la mirada, esperando que continúe.

—No lo sé, algo así decían los expertos —me encojo de hombros —pero quien soy yo para hablar de eso, ¿cierto?

—En realidad ella tiene razón —las miradas ahora van hacia mi cuñado James —¿qué? Pueden consultarlo en Google sí...auch

Se queja cuando mi hermana clava su codo en una de sus costillas.

—Bien —mi tío se incorpora —dejaré de ejercer violencia contigo, así que, sígueme. Hablaremos en mi despacho.

Es una orden, lo sé por la mirada que me dedica así que no hago más que obedecer. Nos alejamos bajo la mirada de mi tía y hermanos, y conforme nos acercamos al despacho, considero si abrir la boca fue buena idea.

—Ahora sí, ¿qué es eso que quieres decir y que yo ignoro?

Se cruza de brazos, ladea la cabeza levemente y estrecha la mirada.

—No voy a dejar de bailar —lo digo con firmeza —siempre has dicho que apoyarás lo que nos haga felices, a mi el ballet me hace feliz.

—¿En serio? —inquiere —porque la chica que yo he visto en los últimos años, no parece feliz. Las lesiones casi acaban contigo, Bell, y no hablo solo del aspecto físico.

—Estoy aprendiendo a manejarlo —objeto —es Ballet, no puedes impedir que haya torceduras o...

—¡Es que no son solo torceduras, Bella! —grita con exasperación —estuviste inconsciente doce horas, escuchaste al médico, dijo que tuviste suerte de no tener una fractura de cráneo. Sé que el ballet significa mucho para ti y lo haces excelente, tienes talento, tienes absolutamente todo para conseguir lo que te propongas, nunca he dudado de ti, pero no puedo con la idea de que tal vez algún día sufras una lesión de la cual no te recuperes.

La sinceridad se desborda en sus palabras.

—¿Qué pasa si algún día te lesionas y te dicen que tienes que dejar de bailar? —la presión cae sobre mi pecho apenas lo escucho decir aquello —te diré lo que pasará, eso acabará contigo. Y no quiero perder a una de mis niñas solo porque no puede hacer lo que le hace feliz.

—Creí que apoyabas mis sueños —susurro.

—Claro que los apoyo, siempre lo he hecho y lo seguiré haciendo —promete —solo quiero que te des cuenta de que si algún día no puedes seguir bailando...tu vida no tiene porque acabar.

—Tío...

—Desde niña, te has dedicado en alma y cuerpo al ballet, creciste con la danza desde los tres años, has estado en cada recital posible y estoy tan orgulloso de ti —las lágrimas se acumulan en mis ojos —pero no quiero perderte. Tu mundo gira alrededor del ballet, lo sostiene la danza, ¿qué pasa si algún día eso se esfuma?

—No vas a perderme —susurro.

—Realmente espero que no —dice acercándose —porque no podría soportarlo, desastre.

Cuando me abraza, siento que de nuevo tengo las energías suficientes, siento que el caos en mi mente desaparece, que todo queda en calma.

—¿Sabes algo? Alessio sugirió que puedo tomarme estas semanas para...hacer un viaje con él.

—¿Un viaje?

—En sus carreras, mencionó Miami, Mónaco y España —elevo uno de mis hombros —dijo que me haría bien tomar un tiempo para mí.

—¿Qué crees tú?

—Que tal vez es mi oportunidad para descubrir algo más por si acaso —sonrío —¿no es cierto?

—Por si acaso —asiente, se acerca y deja un beso en mi frente —lamento haberte ignorado, lo siento en verdad. Te quiero demasiado como para soportar haberte herido.

—No mentí, ¿sabes?

Se ríe. Deja un toque en mi nariz y sacude la cabeza.

—Lo sé, de tu boca no sale ni una mentira jamás.

La risa brota de mi pecho. Salimos del despacho y cuando volvemos al comedor, las miradas aliviadas nos hacen reír.

—Parece que Bella se va a Miami —dice mi tío y eso genera algunas exclamaciones.

—No, aún no lo decido —objeto cuando las preguntas caen sobre mí —solo lo estoy considerando, por si acaso.

Mateo dice que es injusto que alguien a quien no le gustan las carreras acompañe al equipo de Alessio, Karina dice lo mucho que me envidia y Lía dice que espera que le traiga recuerdos.

Jacob protesta porque no le agrada la idea de que viaje sola y Dante pregunta si puede acompañarme, en todo esto, Antonella está en silencio. De pronto se incorpora, y sus palabras hacen que las de todas las demás desaparezcan.

—Bueno, por si acaso te vas —dice con una sonrisa —quiero que sepan que...James y yo...

La tensión recorre la mesa y luego grita...

—¡Vamos ser papás otra vez!

Los gritos se desatan, me olvido de mi hombro dislocado cuando me lanzo hacia mi hermana y el dolor me recuerda la lesión, hay gritos, felicitaciones y mucha alegría.

Y ahí lo entiendo, vale la pena tener más prioridades en la vida, vale la pena encontrar algo más por lo que seguir siendo feliz, por lo cual disfrutar de la vida. Ya saben...

Solo por si acaso. 

____________________________________________________________________________

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro