13.- Safe with me
Alessio.
Hubo muchas cosas que no creí posible luego del accidente. Con mi carrera arruinada, y un trastorno de estrés postraumático, realmente no imaginé encontrar a una chica por la que sentir algo.
Pero aquí estoy, caminando de la mano de Bella Lombardi y sintiéndome tan malditamente bien como hace mucho tiempo no era capaz.
Es extraño en realidad, el saber que a pesar de la mierda que parece rodearme, pueda encontrar en una chica que conocí hace poco, un espacio que me devuelva el bienestar y la paz que no he conocido desde ese día.
—¿En qué piensas ahora? —Bella se apega a mi cuerpo, mi saco cuelga sobre sus hombros y luce muy bien con él aunque es varias tallas más grande. Su delgado cuerpo apenas lo ocupa, pero sigue mirándose hermosa.
—En lo rápido que esto es —admito mirándola —¿no crees que puede ser una locura? Quiero decir...conocerte en tan poco tiempo y sentir que me vuelves loco.
Se ríe, he descubierto que la risa de Bella es uno de mis sonidos favoritos. Es alegre, cálido.
—¿Te vuelvo loco?
—En muchos sentidos —me inclino levemente hacia su cuerpo —y realmente no esperé sentirme así tan pronto.
—A veces es curioso como la vida puede sorprendernos, créeme, he sido testigo de eso.
—¿Ah, si?
Asiente levemente, regresa la mirada al frente y parece considerar sobre decirme algo o no.
—La primera vez que lo descubrí fue cuando llegamos a vivir a casa de mi tío Ángelo. Apenas era una niña, pero estaba acostumbrada a un estilo de vida. Luego de pronto perdí a mis padres y todo mi mundo se vino abajo, pero lo tuvimos a él. Recuerdo vagamente que sentía envidia de mis amigas porque ellas tenían a sus padres, porque los veía irlas a recoger a la escuela, y cada lunes llegaban contando algo nuevo que hicieron con su familia.
Su cuerpo se tensa levemente, lo siento por la manera en la que parece aferrarse a mi mano.
—Y yo no tenía eso, la vida me lo había arrebatado.
—Debió ser duro, eras apenas una niña —susurro.
—Sí, lo fue. Pero luego...luego el tío Ángelo pareció cambiar y nos convertimos en su mundo entero. Iba a mis recitales, me consentía tanto como le era posible y procuraba hacerme sentir querida, me contaba cuentos para dormir, e incluso luego de que sus hijos nacieran, él no nos hizo a un lado. Nos volvimos unidos, tanto que lo veo como mi padre ahora. Gracias a él nunca me hicieron falta mis padres, aunque los echo de menos muchísimo.
—Estoy bastante seguro de que tus padres están tranquilos —le sonrío cuando busca mi mirada.
—¿Quieres saber como lo descubrí las siguientes veces?
—Estaré encantado de escuchar.
—Mi hermana Antonella, antes de conocer a mi cuñado James, estuvo comprometida con un idiota —resopla con molestia y eso me roba una sonrisa —tuvo una no boda.
—¿Una no boda?
—La dejaron plantada —dice en un suspiro —fue un desastre, y en medio de todo ese caos, James llegó. Él era reportero, y quería escribir una historia así que pensó que sería buena idea hacerse pasar como mi maestro de danza y fingir ser otra persona.
—Espera —me giro hacia ella deteniendo nuestro andar —¿tu cuñado robó una identidad?
Bella vuelve a reír, sus ojos brillan con diversión, como si en serio le hiciera gracia.
—Fui la primera en descubrirlo, y lo cierto es que quería asesinarlo. Pero recuerdo que nunca había visto a mi hermana tan feliz, ni ser esa mujer que es ahora. Ahí me di cuenta de que, a pesar de que un imbécil le destrozó el corazón, la vida, Dios, o el destino, le colocaron a un buen hombre en su vida, un hombre que la ama, que la adora y que haría cualquier cosa por verla feliz.
La manera en la que habla de su familia me hace sonreír con genuinidad, al exterior, Bella podría parecer una chica que lo tiene todo, privilegiada. Pero detrás, es una mujer excelente que sabe valorar cada detalle de la vida.
—Y luego está el tío Ángelo, quien se casó con la que fue nuestra niñera —parpadeo, que familia tan peculiar. —La conoció cuando ella entró a trabajar para cuidarnos, e inevitablemente se enamoraron.
—Parecen historias de amor tan increíbles.
—Lo son —sonríe y toma una inhalación —y vuelvo a comprobar que la vida no deja de sorprender ahora que te conozco. Al chico que iba como copiloto en un auto que casi me arrolla.
Echo la cabeza hacia atrás riendo ante el recuerdo.
—¿Podemos olvidar eso, por favor? —casi suplico —no me hace gracia recordarlo.
—Te estás riendo, claro que te hace gracia —me molesta —admítelo, es gracioso.
—Pensar que si Max no pisaba el freno a tiempo ahora no podríamos estar teniendo esta conversación.
—Yo muerta y tú en la cárcel.
—Oh, cállate, no digas eso de nuevo —suelto su mano y cruzo el brazo por detrás de su cintura para apegarla a mi cuerpo.
—De acuerdo, de acuerdo —ella cruza su propio brazo por mi espalda y continuamos caminando de ese modo, luciendo como una pareja completamente enamorada.
La brisa nos golpea y ella se apega a mi cuerpo, en cierto punto dice que los tacones le han cansado y tengo el deseo de ser caballeroso y ofrecerle mis zapatos, pero soy como dos tallas de zapato más grande.
—Puedo dártelos —ofrezco.
—No, está bien.
Extiendo las manos y tomo sus tacones mientras nos movemos a la acera. Conforme nos vamos acercando, me siento culpable porque joder, la he hecho caminar cerca de veinte minutos, no una, sino varias veces y realmente no es como creo que deba comportarme con la chica con la que estoy saliendo.
Cuando llegamos a la casa, nos detenemos frente al gran portón.
—Realmente siento que tengas que caminar, tal vez la próxima vez pueda contratarnos un servicio de auto, prometo que...
—Al —extiende una de sus manos para colocarla sobre mi pecho, sonríe de una forma tan sincera que me corta el aliento, y hace que todo el malestar se vaya —no tengo problema por eso, te lo juro.
—Tu hermano tiene razón, no debería hacerte caminar...
—No le hagas caso a mi hermano —pide acariciando mi pecho.
Me tenso levemente cuando siento su palma contra las cicatrices, sé que lo nota, sé que la tela de la camina no es demasiado gruesa como para ocultar la textura, tal vez no las ve, pero sabe que están ahí.
Llevo la mano hasta la suya, colocándola sobre su dorso, deteniendo la caricia.
—La próxima vez nos conseguiré un auto.
—Me gusta caminar contigo, siento que te conozco mejor cuando lo hacemos.
—¿En serio?
—Y siéntete especial, eres el único chico por el cual caminaría veinte minutos —sonríe hacia mí.
Le rodeo la cintura con el brazo atrayéndola hacia mi cuerpo. Le aparto un mechón del cabello que cae sobre su rostro, y me concentro en cada rasgo.
Ya lo he dicho muchísimas veces pero ella realmente luce como un ángel. Es preciosa desde cada ángulo en el que la mires, y tiene unos ojos que reflejan todo lo que siente. Un par de ojos que me roban el aliento, y me hechizan más cada vez que los miro porque no tiene esa mirada interrogante, Bella no siente lastima por mí, por lo que me pasó, no me mira como todo el mundo.
Me inclino hacia ella, mis labios atrapan los suyos y el sabor me vuelve loco. Afianzo mi agarre alrededor de su cintura apegándola más a mi cuerpo, sus palmas se deslizan por mi pecho y esta vez no me importa que sienta las malditas cicatrices.
Me obligo a apartarme porque no quiero perder mi autocontrol frente a su casa, mucho menos cuando es probable que su hermano nos esté mirando por la cámara que nos apunta directamente.
—Me has hechizado, principessa.
Sus ojos se iluminan, se coloca en puntillas y me da un corto beso en el instante en el que el portón comienza a abrirse y el hermano de Bella aparece, detrás de él, tres chicos más.
—Alessio —me saluda Mateo y parece ser el único que no lanza miradas celosas hacia mí.
—¿Qué creen que hacen? ¿Están espiando? —reclama Bella cruzándose de brazos —Vuelvan dentro.
—Hola Mateo —saludo y luego deslizo mi atención a los otros dos chicos.
—Bueno, creo que no tengo otra opción más que presentarlos así que...—Bella se aparta de mi cuerpo y camina hacia los chicos —Alessio ellos son mis hermanos. Ya conoces a Mateo, él es Tadeo —señala al otro chico que es muy parecido a Mateo, y luego al menor, que parece tener unos doce años —y él es Dante.
—¿Eres el novio de Bella? —pregunta este último frunciendo las cejas.
—No es mi novio, pero es mi chico —dice y eso me hace sonreír como todo un idiota.
—Aún no, pero pronto —mi sonrisa titubea cuando recibo cuatro miradas recelosas, antes de que pueda decir algo más, dos chicas corren hasta donde nos encontramos.
—¡Es él!
—Ay no es cierto —Bella echa la cabeza hacia atrás —Bueno, ellas son mis hermanas Carina y Lía.
Bella no parece querer continuar con las presentaciones y me sorprende la cantidad de chicos que hay frente a nosotros.
—Vaya, sí que son una familia grande —sonrío —encantado de conocerlos, a todos.
Jacob se aparta de los chicos y se acerca hasta donde nos encontramos.
—Ya lo he dicho antes, pero quiero dejarlo en claro —se inclina hacia mí —no lastimes a mi hermana, o realmente voy a golpearte, soy muy bueno en esgrima.
—El mejor, de hecho —dice Tadeo cruzándose de brazos —puede clavarte una espada y aparentar que fue un accidente.
—Ay no, cállense —Bella sacude las manos apartando a su hermano —basta de amenazas, son ridículos. Ahora vuelvan dentro o comenzaré a contarle a Alessio todas esas anécdotas vergonzosas de cada uno de ustedes.
A regañadientes todos obedecen, incluso Jacob quien no parece demasiado convencido de dejarnos solos.
—Lo siento.
—No te disculpes, me alegra conocer a tu familia.
—Pronto te presentaré a Antonella, y a James —sonrío.
—Oh, claro. Los de la peculiar historia de amor.
Ambos reímos y cuando compruebo la hora en mi reloj, sé que debo irme.
—Supongo que te veo pronto —ladeo la cabeza y tomo su mano para tirar de ella hacia mí —trata de hacerte un espacio en la semana para mí, ¿sí?
—No puedo prometer nada —dice dejando una palmadita sobre mi pecho —pero haré mi mejor esfuerzo.
Me inclino hacia ella y me despido con un corto beso. Se quita el saco y me lo entrega.
—Adiós.
—¿Necesitas que te lleve? Puedo hacerlo.
—Estaré bien, me gusta caminar —sonríe ante mis palabras —te veo después, principessa.
Sus ojos adquieren un brillo que me hechiza más, hace un ademán de adiós y luego ingresa por los portones. Cuando estos se cierran de nuevo, me coloco el saco y retroceso sin dejar de mirar la casa.
Bella Lombardi es probablemente la sorpresa más bonita de mi vida, y realmente espero que las siguientes que aparezcan, tengan todo que ver con ella.
Llego a casa y me sorprende encontrar a Marcella ahí aún, considerando que es poco más de media noche.
—Hola, no vi tu auto afuera —me quito el saco y me acerdo.
—He usado tu garaje —se encoje de hombros —¿Dónde estabas?
—Salí con alguien.
—Oh, ¿una chica? —por la forma en la que me mira, sé que mi madre debió de decirle algo.
Sonrío, me desabrocho las mangas de la camisa y las arrollo. No me importa que Marce vea las cicatrices, en realidad, creo que ha sido la única persona que las ha mirado, porque tuvo que ayudarme a curarlas cuando salí del hospital.
—Sí, una chica.
—¿Y quién es ella?
Acepto la taza de café que me ofrece, se sirve una para ella y luego toma asiento frente a mí.
—Bella Lombardi.
Apenas está llevando la taza a sus labios cuando devuelve el café y me rio de su reacción.
—¿Bella Lombardi? ¿De los Lombardi? ¿Estás saliendo con una Lombardi?
—Ya dijiste Lombardi tres veces —la molesto llevando el borde de la taza a mis labios para tomar un sorbo. —Y sí, ella.
Suelta un grito emocionado que me hace arrugar la nariz y arrepentirme de decirle el nombre.
—No sabes lo feliz que me hace saber eso —extiende la mano a través de la mesa y toma la mía. —Realmente me pone feliz verte ser tú de nuevo.
—Lamento todo lo que has tenido que soportar de mí durante estos meses.
—Eres mi hermano, puedo soportarlo —promete —me alegra ver que eres feliz otra vez.
Me observa con orgullo y me siento mejor, Marcella ha visto la peor versión de mí. Toleró mis gritos, mi enojo, también vio mi lado frágil y vulnerable.
—Gracias, ¿y sabes? No tienes que quedarte esta noche. Vuelve a casa.
—¿Seguro?
—Seguro.
Nos terminamos nuestro café y luego me toca convencerla por varios minutos más para que vuelva a su hogar. Al final lo consigo, cuando me quedo solo decido tomar una ducha y luego ir a dormir.
Me siento agotado y realmente creo que puedo tomarme una larga siesta. Hace mucho que no tomaba mis ocho horas de sueño, las pesadillas habían desaparecido, pero la sensación de inquietud no.
Cuando salgo de la ducha, me coloco un pijama e intercambio algunos mensajes con Bella antes de sentir que el sueño comienza a pesarme.
Tal vez hoy sea una buena noche después de todo.
Fuego.
La sensación sofocante me envuelve mientras me siento arder. Estoy de nuevo en el interior del auto, mi piel quema y soy capaz de escuchar mis propios gritos desesperados que claman por ayuda.
Todo a mi alrededor está borroso, el humo me quema los pulmones y me arrebata el oxígeno.
—¡Ayúdenme! ¡Sáquenme de aquí!
Mi traje no ayuda en lo absoluto cuando las llamas se acercan, siento el material calentarse y pegarse a la piel de mi brazo. Golpeo el vidrio con fuerza pero nada sucede.
La desesperación me llena, la siento recorrer cada parte de mi cuerpo, siento el terror apoderarse mientras pienso una y otra vez...voy a morir.
Voy a morir.
—¡No!
Un grito brota de mi garganta y abro los ojos, estoy agitado y creo que no puedo respirar. Siento el sudor cubrir mi cuerpo, llevo las manos hasta mi pecho y siento el latir de mi corazón, sigo vivo.
Fue un sueño, solo fue un sueño.
Mis ojos arden y siento las lágrimas acumularse en ellos. Tengo un nudo en la garganta que aprieta con fuerza, los recuerdos vuelven y de pronto me siento tan mal como las noches siguientes a cuando desperté en el hospital.
Esta vez no tengo a Marcella para recordarme que fue un sueño, ni para tranquilizarme.
Y se siente jodidamente peor que las anteriores.
Salgo a trompicones de la cama para buscar mi celular, mi cerebro es una maraña de pensamientos que no me dejan razonar, no sé como consigo marcar su numero mientras me deslizo a la esquina que se forma entre la cama y la pared.
—¿Al?
—Se sintió tan real —mi voz brota temblorosa, aterrorizada.
—Al, ¿qué pasa? ¿Qué ocurrió?
—Se sintió real, Bell, creí que estaba muriendo...creí que iba a morir —mi voz se rompe, cierro los ojos tratando de convencerme que no fue real, que son recuerdos, que ahora estoy bien.
—¿Estás en casa?
Consigo percibir el sonido que me indica que está saliendo de la cama.
—Estaré ahí en diez minutos.
—No —me tallo los ojos eliminando las lágrimas —solo fue un sueño.
Pero los recuerdos se sienten frescos, los recuerdos me hacen saber que es real. Que si estuve en ese auto.
—Al, vuelve conmigo.
Sus palabras se cuelan por mis oídos a través de la línea. Habla con tanta calma, con tanta tranquilidad que me la traspasa.
—Fue un sueño, estás bien, aún vives. Y estás hablando conmigo, tuvimos una noche genial, ¿recuerdas? Me besaste y me dijiste que querías ser mi chico.
Tomo una respiración, mis ojos se humedecen y no detengo las lágrimas.
—Sí, lo hice —un sollozo brota de mis labios —claro que lo hice.
—Dijiste que mis ojos te hechizan, ¿puedes describir mis ojos?
—Son de un gris precioso —en mi mente se cuela la imagen de ese par de ojos que me encantan —son brillantes, y claros. Me gusta mirarlos porque es como un sitio de tanta paz. Y me gusta la manera en la que se iluminan cuando me miras, o cuando te llamo principessa.
—Claro que se iluminan cuando te veo, así como los tuyos se vuelven de un azul precioso cuando sonríes. Comienzo a creer que tu sonrisa me pertenece.
—Claro que te pertenece.
No me de dado cuenta en que momento he comenzado a respirar con normalidad ni en que instante el terror se fue.
—Me preguntaste si podías ser mi chico, y te dije que sí. Todo eso pasó porque...estás aquí, solo fue un sueño.
Tomo una inhalación consciente y apoyo mi cabeza contra la pared.
—Fue aterrador.
—Lo sé. ¿Quieres que vaya? Me tomará diez minutos llegar, puedo quedarme contigo esta noche.
Quiero decir que sí, pero no deseo que me vea en este estado vulnerable.
—No, estoy bien ahora —me limpio las mejillas y sonrío —gracias a ti.
—Bueno, me quedaré en la línea contigo —dice suavemente —hasta que puedas dormir otra vez.
Me incorporo para volver a la cama, escucho que ella lo hace también. Es un silencio que dura algunos segundos antes de que vuelva a hablar.
—¿Te sientes mejor?
—Sí, pero...¿puedes cantar para mí?
—¿Cantar?
—Mi madre solía cantarme canciones cuando tenía pesadillas de niño —confieso —¿podrías?
—No soy una muy buena cantante pero creo que puedo intentarlo —sonrío —¿estás listo para que tus tímpanos se rompan?
Me rio, me acomodo en la cama y coloco el celular en altavoz.
—Listo.
— You're not abandoned, There's always someone waiting, With open hands who'll, Reach out and stop you fading, Into the darkness, I hope you know it's me.
Su voz brota suave, lenta. Se escucha como un sonido angelical.
— You've been hurt before and hurt again, And you're wondering will it ever end, Cause no matter what you say or do, It's so hard to find the truth, One thing I can promise you.
La calma me rodea, me envuelve como una manta mientras todo desaparece y solo me concentro en su voz.
— I promise you're safe with me, You're not alone, You're safe with me, Your heart is home, Now and forever, I'll be your shelter, I'm gonna help you to believe, You'll always be safe with me, Now that I found you, You will see, My love surround you, Soft as a rainbow, I'll be your halo, You'll always be safe with me
Deja de cantar, nos quedamos en silencio por varios segundos hasta que ella dice de nuevo:
—Estas a salvo conmigo, Al.
Y le creo, le jodidamente creo. Creo cada palabra, me siento a salvo... estoy a salvo.
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Traducción de la canción Safe with me- Megan Nicole
No estás abandonado
Siempre hay alguien esperando
Con las manos abiertas que
Alcanza la mano y deja de desvanecerse
En la oscuridad
Espero que sepas que soy yo
Has sido herido antes y herido de nuevo
¿Y te preguntas si terminará alguna vez?
Porque no importa lo que digas o hagas
Es tan difícil encontrar la verdad
Una cosa que puedo prometerte
Te prometo que estás a salvo conmigo
No estás solo
Estás a salvo conmigo
Tu corazón está en casa
Ahora y para siempre
Seré tu refugio
Voy a ayudarte a creer
Siempre estarás a salvo conmigo
Ahora que te encontré
Ya verás
Mi amor te rodea
Suave como un arco iris
Seré tu halo
Siempre estarás a salvo conmigo
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