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12.- Todo lo que puedo ofrecer.


Bella.

Vi la transmisión del equipo de Alessio por televisión el día anterior, decidí no perdérmela en el momento en el que me avisó que estaría presente, y aunque no mencionó absolutamente nada sobre hablar frente a las cámaras, no pude evitar soltar un grito emocionado tan pronto como lo vi.

—Así que, ¿ese es el chico que te trae loca? —le lanzo una mirada a mi hermana.

—No me trae loca, Anto —objeto.

—Bueno, por la forma en la que gritaste tan pronto como apareció en pantalla me hace deducir lo contrario —sonríe y me da un golpecito en el hombro. —Anda, puedes admitir delante de tu hermana mayor que te gusta un chico.

Resoplo, es más que claro que Alessio es de mi agrado, en realidad, no puedo resistirme mucho a él, sin embargo, no es algo que quiera admitir delante de mi hermana. Sé bien que comunicárselo, es también extender la información a James, y realmente no deseo tener a toda mi familia preguntando por qué relación hay entre Alessio Vitale y yo.

—Hablo en serio, Bell. ¿Realmente te gusta? No puedo recordar la última vez que saliste con alguien.

—Eso es porque no me he pasado la vida pensando en chicos —objeto —hasta ahora.

—Así que el famoso corredor de autos ha conquistado el corazón de mi hermanita —coloca la mano en su pecho en un gesto melancólico.

—¿Quién ha conquistado el corazón de Bella? —Jacob asoma la cabeza por la abertura de la puerta —¿de qué me estoy perdiendo?

—Bella y Alessio Vitale están saliendo —informa Ano.

—¡No estamos saliendo!

—¿El idiota que casi nos arrolla? —exclama Jacob casi con incredulidad.

—¿Casi te arrolla? —chilla mi hermana —¿por qué omites ese pequeñísimo detalle?

—Primero, él no nos iba a arrollar, fue su amigo. Y segundo, no estamos saliendo —pongo más énfasis en las últimas tres palabras.

Jacob ingresa por completo a mi habitación y me observa con una ceja alzada.

—No me gusta para ti.

—Bueno, pues no tiene que gustarte —me incorporo —Aurora tampoco me agradaba y me ignoraste épicamente, así que...

—Eso es distinto —debate —Anto, dile algo.

—¿Qué? —mi hermana intercala miradas entre nosotros —yo me mantengo al margen de las relaciones, lo siento, Jacob.

Él resopla con evidente desagrado.

—Espero que no esté siendo un idiota contigo.

—No, no lo está siendo, en realidad es bastante lindo.

Soy consciente de la forma en la que intenta retener la sonrisa pero fracasa terriblemente. Mi hermana y él comparten una mirada, que me deja muy en claro que es lo que viene a continuación.

—Si alguno de ustedes decide comenzar a molestarme, lo echaré de mi habitación y nunca más le permitiré entrar otra vez.

—Oh, por favor —Jacob se deja caer contra el colchón justo a un lado de mi hermana —si lo veo por aquí, no contendré mis ganas de decirle un par de cosas, y no me importa que no me dejes entrar de nuevo a tu habitación.

La voz de nuestros hermanos se escucha llamándolo y eso parece ser suficiente para hacerlo marcharse, antes de salir, gira hacia mí y me señala con su dedo índice a modo de advertencia.

—Supongo que Alessio tendrá que tener mucha resistencia —bromea mi hermana.

—Oh, no te preocupes por él, es un chico rudo.

—Bueno, espero pronto poder conocer a ese chico rudo —me dedica un guiño y se incorpora —me voy, Massimo debe estar extrañándome.

—Saluda a James de mi parte —pido cuando ya ha llegado a la puerta.

—Claro que sí, adiós, Bell. Te quiero.

—Yo también te quiero.

Aún mantengo una leve sonrisa en mis labios cuando sale de la habitación. Sacudo la cabeza y estiro la mano para poder tomar mi celular.

Alessio: ¿Tienes planes para esta noche?

Bella: Ninguno, ¿planeas invitarme a salir?

Mantengo la mirada en el celular, aguardando por una respuesta. La confirmación de lectura aparece y sonrío cuando la respuesta llega.

Alessio: Eres tan buena arruinando momentos. Pero sí, ¿quieres salir conmigo, Bell?

Bella: Creo que no necesitas una respuesta para eso. ¿A qué hora te veo?

Alessio: Paso por ti a las siete. Esta vez déjame tocar el timbre, ¿de acuerdo?

Bella: Tal vez la próxima :)

Suficiente tenía con la reacción de mi hermana y Jacob hace un momento como para sumarle tener que preocuparme por lo que pudieran decir o hacer frente a él.

Observo el reloj, es casi medio día así que tengo el tiempo suficiente para terminar los pendientes y poder estar lista a las siete.

La presentación del cuerpo de Ballet se llevaría a cabo en semana y media, así que Diane y yo habíamos estado bastante ocupadas tratando de que todo funcionara a la perfección. Mi entrenadora parecía conforme con las sugerencias que le daba e incluso me dejo la supervisión completa de los bailes.

Pol parecía emocionado, decía que eso era mejor que bailar. Todos coincidían que cuando me retirara del Ballet sería una excelente maestra, es como si estuviesen pensando en mi retiro cuando mi carrera está en su mejor momento, o estaba. Una estrella en el ballet está destinada a ser una excelente entrenadora si se lo proponía.

Sé que es una buena alternativa, pero justo ahora, sé que aún tengo mucho que dar en el baile.

Paso las siguientes dos horas mirando los ensayos grabados, analizando las fallas que el equipo pudiera tener y anotando todas las correcciones para hacérselas saber mañana a Diane.

Cuando llega la hora del almuerzo mi tía Daph me pide bajar. No solíamos compartir la hora de la comida pero desde que mi hermana Antonella se casó, es como si mis tíos quisieran cultivar el ambiente familiar.

—¿Qué tal la esgrima, Jacob? —el tío Ángelo se encuentra sentado en un extremo de la mesa, y mi tía Daph justo a su costado.

—Bien, tendré un campeonato en un mes, lo cual es bueno porque comenzaba a sentirme un poco oxidado.

—Espero que no nos obliguen a ir —replica Cari —no sé que le ven de entretenido a pelear con espadas...

—Y yo no sé que le vez de entretenido a mirar números todo el día —objeta Mateo con burla.

—Oh, cállate —masculla —no puedes hablar, porque es realmente aburrido saberse las leyes de memoria.

—Eso puede salvarte el trasero...

—Niños —la voz de mi tío es una advertencia que ambos ignoran

—Oh, y lo que yo haré te mantiene...

—Carina, basta. Mateo, no le hables así a tu hermana.

—Ella comenzó, ¿por qué siempre se sale con la suya?

—Por dios, tienen casi dieciséis —todos me miran cuando hablo —parecen unos niños de cinco años.

—¿En serio? ¿Tú hablando? Eres una niña caprichosa...

—¡Mateo, basta! —el golpe sobre la mesa que el tío Ángelo deja sobre la mesa nos sobresalta a todos —Cristo, estamos comiendo, ¿tienen que comportarse como niños malcriados?

—Cariño, no te exaltes —observo como mi tía Daph coloca la mano sobre la de mí tío. —Niños, no quiero más discusiones a la hora de la comida, saben perfectamente que eso no es tolerable.

Un par de minutos después todos parecen haberse olvidado del pequeño altercado, pero tanto Jacob como yo, sabemos que algo ocurre. Así que cuando la comida termina y los trillizos se han retirado, nos escabullimos hasta el estudio del tío Ángelo.

—¿Qué hacen aquí? —pregunta cuando nos ve entrar.

—¿Qué fue eso en el comedor? Tú nunca gritas, papá.

—Bueno, tus hermanos estaban siendo bastante impertinentes, ¿no lo crees?

—Son impertinentes todo el tiempo —objeta Jacob —¿qué pasa?

—¿Ocurre algo? —cuando sus ojos me observan, suaviza la mirada.

—Me duele la cabeza y me siento agotado —dice en un suspiro —tengo un viaje en dos días y lo que menos necesito es escuchar que mis hijos pelean y ver que no saben comportarse.

—¿Fuiste al médico?

—No creo que sea necesario ir al médico por un dolor de cabeza —sonríe —en serio, niños, estoy bien.

—Ya no somos niños —objeto cruzándome de brazos —deberías tomarte un poco de descanso. ¿Qué no por eso James ayuda en el casino?

—James y Anto tienen sus propios casinos.

—Mereces un descanso, tío —me acerco hasta el escritorio y me apoyo contra él —considéralo o le diré a tía y saber perfectamente que no te puedes negar ante ella.

Su risa nos confirma lo que ya sabemos, solo nos retiramos cuando el promete que lo considerará pero aún cuando estamos fuera, sé que Jacob no está del todo convencido.

—¿Le crees?

—Sabes que el casino a veces lo agobia, y creo que el viaje de la abuela Beatrice lo agobia más —ambos fruncimos los labios ante la mención de nuestra abuela —pero quiero creer que dice la verdad.

—Él nunca nos miente.

—No —sacudo la cabeza —nunca.

Y confío en que esta vez no será la excepción.

A las ocho en punto le envío un mensaje a Alessio, él dice que está un poco retrasado así que decido esperarlo en mi habitación hasta que me informe que ya se encuentra aquí. Sin embargo, no tengo mucha oportunidad porque menos de un minuto después, Cari toca la puerta.

—Bell, hay un apuesto chico esperando por ti abajo.

Me incorporo tan a prisa que tropiezo con los tacones. Carina se ríe, se apoya contra el umbral y parece satisfecha de decir:

—Y papá está manteniendo una entretenida conversación con él. Oh, y Jacob también se ha unido.

—¿Qué? Ay, no.

Tomo mi bolso con rapidez y corro afuera, la falda del vestido se ondea ante mi carrera y tengo que mantener la compostura cuando llego a las escaleras.

—¡Hola! —mi entusiasmo innecesario capta la atención —que bueno que has llegado, porque vamos tarde.

Cruzo por delante de mi tío y tomo de la mano a Alessio.

—¡Nos vamos, tío!

—Eh, no, no —dice Jacob colocándose frente a mí e impidiendo que avance —estamos conversando, Bell.

—Pueden conversar seguro otro día. ¿Verdad Alessio?

Es como si lo hubiese tomado con la guardia baja y no sepa que responder.

—Seguro que sí, pero creo que ellos quieren conversar ahora —dice él con una leve sonrisa —creo que podemos aguardar un segundo.

Resoplo, resignada a que no puedo hacer nada para evitar la interacción entre los tres hombres, regreso sobre mis pasos.

—Alessio dijo que saldrán a cenar, no me informaste de eso, Bella —dice mi tío, a pesar de que intenta sonar serio, soy consciente de como intenta retener la sonrisa en sus labios.

—¿No lo hice? Oh, debí haberlo olvidado —sonrío con inocencia —pero no creo que sea inconveniente.

—¿La traerás a casa, cierto? —Jacob entrecierra los ojos hacia Alessio —espero que sí, aunque no trajiste carro. Espero que no hagas caminar a mi hermana...

—Me gusta caminar, de hecho —intervengo —la forma en la que nos vamos no es de tu incumbencia.

—Claro que la traeré a casa, no te preocupes. Estará completamente sana y salva a su regreso.

—Confío en que sí. ¿No necesitan que uno de los choferes los lleve? —ofrece mi tío.

Volteo hacia Alessio, una caminata con los tacones no es en realidad una buena idea pero conozco bien su reacción ante los autos.

—No es necesario...

—Me sentiría más seguro si uno de los choferes los deja en su destino, luego pueden volver como mejor se les acomode.

Creo que va a negarse, pero para mi sorpresa, Alessio accede. Aprovecho ese momento para tomarlo de la mano y sacarlo de la casa. Nos quedamos en la entrada aguardando por el chofer que nos recogerá y mientras esperamos, lo encaro.

—¿Qué crees que hacías? ¡Te dije que me avisaras!

—Si te avisaba, nunca me dejarías entrar —dice con una sonrisa —no fue tan malo. Solo que tu hermano es celoso, ¿cierto? Creo que puede clavarme una de esas espadas que presume en su pared.

Sonrío, sí, creo que Jacob sería bastante capaz de hacer algo como eso.

—No tienes que preocuparte por ellos, no están acostumbrados a que un chico se presente en casa. Son bastante sobreprotectores.

—Espero que eso no sea un problema, quiero decir...no es problema para mí pero tú...

—Está bien —coloco la mano sobre su brazo —no es un problema.

Las comisuras de sus labios se curvan hacia arriba, las esquinas de sus ojos se estrechan ante la sonrisa y extiende su mano para tomar la mía.

—Me alegra saber eso.

Dios, es una locura pero creo que sus ojos se iluminan más cuando me miran. Poco a poco he dejado de ver la bruma en ellos, como si comenzara a dejar atrás aquello que lo agobiaba.

El auto llega, él abre la puerta para mí y me deslizo dentro. Alessio le dicta la dirección al chofer y lo reconozco, es un restaurante que ofrece distintos tipos de carne, con muchos tipos de cortes. Nunca antes lo he visitado pero parece que él está bastante familiarizado con el menú.

Durante el camino hablamos sobre su presentación en televisión, sobre mis pendientes de la academia, y de muchas otras cosas que nos mantienen entretenidos hasta que llegamos.

El edificio es lujoso, una construcción que parece el exterior de un palacio. Es de estilo oriental, un gran candelabro cuelga en la entrada y los escalones están iluminados por pequeños faroles en las esquinas.

—¿Qué opinas? —inquiere entrelazando nuestras manos.

—Es bonito, me gusta.

Me da una sonrisa complacida y avanzamos hasta la entrada, una chica nos recibe y Alessio da su nombre para conseguir que nos conduzcan a una mesa del segundo piso.

Tiene una vista preciosa a la ciudad, las luces parecen diminutas y tienen una apariencia casi mágica. Nos acomodamos en nuestros asientos y la chica deja frente a cada uno el menú.

Cuando se retira, dándonos el espacio para elegir, me atrevo a hablar.

—No conozco mucho de cortes, en realidad —admito. —Jacob siempre pide por mí, así que todo esto es casi desconocido.

Alessio sonríe, un gesto comprensivo mientras se inclina levemente hacia adelante.

—El Entrecot es una buena opción, un corte delicioso, en mi opinión, creo que puede gustarte.

—¿Con vino tinto?

—Exactamente —sonríe y asiente.

Cuando la mesera vuelve ambos pedimos lo mismo, Alessio pide una botella de vino tinto y devolvemos las cartas.

—¿Jacob y tú son muy unidos?

—Demasiado —sonrío levemente al recordarlo —crecimos juntos desde los seis años, así que somos inseparables.

—Creo que vienes con muchos hermanos —bromea —espero que ninguno de ellos me considere una amenaza o estaré en problemas.

Me rio y sacudo la cabeza, apoyo los codos sobre la mesa acercándome más a él.

—¿Sabes? El rojo es tu color —echa la espalda hacia atrás y su mirada me escanea —y ese vestido te hace lucir tan sexi.

—¿Crees que soy sexi?

—No lo creo, estoy convencido de que eres sexi. Tú lo sabes también, sabes que eres preciosa, mirarte es como caer en un hechizo.

En mi interior se produce una revolución que no puedo controlar. Alessio provoca en mí tantas emociones que no estoy segura de entenderlas todas, es como si con su sola presencia todo el torbellino desapareciera, toda la bruma, toda la angustia.

Alessio significa tranquilidad, con él, todo parece ir bien.

—Gracias, me siento muy halagada por eso —sonrío tratando de controlar mis emociones.

—Hay algo que quiero preguntarte. No creo poder pasar toda la velada sin decírtelo.

—Adelante.

—¿Te gustaría que esto fuese en serio?

Parpadeo, lo directo que es me resulta abrumador. Una risa nerviosa escapa de mí y sacudo la cabeza. Él parece tomar eso como una respuesta y juro que la decepción se apodera por completo de sus ojos antes de que yo pueda corregir mi reaccionar.

—No, quiero decir, sí —me rio de nuevo —¿estás preguntándome si quiero que esto sea formal?

—Bueno, es un poco rápido para un título, pero quiero que estés conmigo, Bell. Es extraño, porque sé que casi no nos conocemos, que llevamos pocos meses en contacto pero...esto...la manera en la que me siento cuando estoy contigo, me hace ser feliz. ¿Puedes entender eso?

—Claro que sí —extiende la mano para conseguir tomar la mía.

—Eres la única chica en mi vida, y quiero ser el único chico en la tuya. Quiero conocerte, quiero que podamos brillar juntos. Tú me haces sentirme como el chico que fui antes de que mi vida entera se arruinada, me haces sentir como si nada malo estuviese sucediendo. Y quiero sentirme así, necesito a alguien como tú si quiero volver a recuperar toda mi vida, toda mi carrera.

—Yo también quiero que brillemos juntos, así que, la respuesta es sí.

La sonrisa que se extiende por sus labios es tan genuina y radiante que mi corazón sufre un vuelco para el que no está preparado. El se incorpora de su asiento y apenas tengo tiempo de reaccionar cuando me toma de la mano y tira de mí para incorporarme.

—No voy a decepcionarte, principessa.

Mi cuerpo se derrite, mi mente se llena de la manera en la que me ha llamado, ante el cariño que sus palabras tienen hacia mí. Sus ojos me observan con una ensoñación y me siento tan feliz porque nunca nadie me ha mirado así antes.

Pero él lo hace, Alessio Vitale lo hace. Y cuando me toma del rostro y me besa, sé que no me importa si esto es un desastre o no...quiero tener lo que sea que puede ofrecer. 

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¡Hola, hola! 

Parece que algo está surgiendo entre nuestros chicos, ¿qué opiniones tienen? ¡Me encanta leeles!

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