Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10.- Tienes mi palabra


Bella.

El cuerpo de Alessio se tensa por una fracción de segundo cuando mis labios chocan contra los suyos, toma una inhalación y parece erguirse antes de que su cuerpo se relaje casi tan rápido como la tensión apareció.

Le toma un segundo rodearme la cintura y sostenerme cerca de él, sus labios se mueven junto con los míos con una sintonía perfecta, como si hubiesen sido diseñados para encajar a perfección.

Una corriente me recorre por completo, causa una revolución que no he sentido antes y crear un deseo de tener más de él, me coloco en puntillas, afianzando mis brazos a su alrededor y profundizando el contacto.

Se siente cálido, seguro. Hay una revolución en mi interior pero al mismo tiempo todo parece tener calma, algo ilógico, ¿cierto?

Nos apartamos con lentitud, después de mi pequeño impulso valiente, no me atrevo a mirarlo a los ojos. Es como si la ráfaga de valentía hubiese desaparecido dejándome ahora vulnerable y casi avergonzada.

—Bell —Alessio me toma suavemente del mentón y eleva mi rostro.

Lo que encuentro cuando lo miro me arrebata el aliento, tiene una sonrisa ladeada, un gesto que lo hace lucir muchísimo más atractivo y sexi. Sus ojos ahora lucen tan transparentes, tan calmados.

—Ese fue el mejor maldito beso de mi vida —dice ensanchando la sonrisa —¿qué pasa? ¿Has decidido guardar silencio?

Me aclaro la garganta y retrocedo un paso. Trato de recuperar mi valentía aunque ahora me encuentro demasiado desestabilizada como para conseguirlo.

—¿Ahora te queda claro que me agradas? —Alessio se ríe.

Da un paso al frente recuperando la cercanía y se inclina hacia mí.

—No me queda ni una sola duda —afirma —gracias por dejarlo en claro. Pero si lo dudo de nuevo, ¿volverás a besarme?

Es mi turno de reír, lo golpeo levemente en el pecho y sacudo la cabeza.

—Gracias por no dejar que me llevaran arrestado —dice luego de un corto silencio —y usaste el viejo argumento de que soy tu novio, ¿eh?

—Bueno, funcionó, ¿cierto?

Asiente, sus ojos vuelven a fijarse en mí, el color parece más nítido ahora.

—Bella...

—¿Sí?

—¿Puedo volver a besarte? —su pregunta me hace contener el aliento, mis ojos buscan los suyos tratando de ver si está hablando en serio, y cuando me fijo en sus ojos, solo encuentro una cruda sinceridad.

Él toma mi silencio como una respuesta afirmativa, acuna mi rostro entre sus manos, y es él quien me besa ahora. Ya no es un contacto suave, es uno feroz, uno que revela la necesidad contenida de ambos.

Todo en mi interior colapsa y parece como si hubiese sufrido una especie de trance porque mi mente queda en blanco, solo puedo concentrarme en sus labios, en su sabor, en la manera en la que parece ser un experto en lo que hace.

Nos apartamos cuando el oxígeno es insuficiente y nuestras respiraciones se han alterado levemente. A pesar de que ha dejado de besarme, no me suelta, sus brazos me rodean la cintura y me mantiene contra su pecho.

—Me has hechizado desde el primer momento en el que te vi —confiesa.

—No mencionemos ese primer encuentro, por favor —pido ladeando la cabeza —¿estás bien?

—Mejor que nunca —asegura.

—Me alegra —me escabullo suavemente de su agarre, cuando nuestros ojos coinciden de nuevo, ambos reímos —esto es ridículo —nos señalo —parecemos dos adolescentes.

—Bueno, tengo veintisiete, no estoy muy lejos de ser un adolescente —dice y eso me roba una carcajada.

—Estoy más cerca de ser un adolescente yo que tú —objeto —mis veintitrés están más próximos a la adolescencia.

—Veintitrés —repite y me doy cuenta de que no le había dicho mi edad —creí que eras más joven. Me alegra no sentirme tan viejo.

—Oh, vamos —le golpeo el pecho de nuevo —exageras.

—Espero que ahora que me has besado, y yo te he besado, no decidas ignorarme. Eso sería un golpe bajo.

—¿Qué te hace pensar que voy a ignorarte? —arqueo la ceja.

—Bueno, has visto que soy un desastre...

—No más que yo —me encojo de hombros —por algo mi tío usa ese sobrenombre conmigo —admito —creo que estamos hechos el uno para el otro.

—¿Cómo dicen por ahí? Siempre hay un roto para un descocido, señorita Lombardi.

Los nervios se van, todo se esfuma y de nuevo somos nosotros dos. El beso no ha cambiado nada, él sigue mirándome igual que antes, solo que con una dosis de emoción.

—¿Quieres volver a la exposición?

La manera en la que sus labios se fruncen me da la respuesta, evidentemente no desea volver y en este punto yo tampoco. Antes del altercado ya habíamos recorrido gran parte de la exposición así que no nos perderíamos de mucho.

—Deberíamos volver a casa entonces —sugiero —no me agrada conducir de noche por carretera y aún tenemos un par de horas de camino por delante.

Asiente, extiende la palma hacia mí y no dudo en tomarla, entrelaza nuestros dedos y tira de mí para sacarnos del callejón en el que nos he venido a traer.

No hablamos mientras volvemos, caminamos en silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos hasta que llegamos al auto. Solo entonces rompe el agarre en nuestras manos, le quito la alarma y nos permito el acceso.

Alessio parece mucho más relajado ahora en comparación a la primera vez que subió, se acomoda en el asiento y se coloca el cinturón.

—¿Listo?

Asiente. —Aunque la velocidad y yo seguimos sin ser amigos.

Una corta carcajada brota de mis labios mientras me coloco el cinturón.

—Deberías reconciliarte pronto con ella —continúo.

—Hemos decidido ignorarnos por ahora —hay un toque divertido en su voz —pero tal vez pronto podamos hacer las paces.

Volteo, entiendo lo que quiere decir y me siento un poquito orgullosa de él.

—Sé que sí, Al. Sé que sí.

Y con eso, enciendo el motor del auto y piso el acelerador para llevarnos de vuelta a casa.

Cuando llego a casa, el tío Ángelo se encuentra esperando por mí. Son cerca de las ocho, ni siquiera es demasiado tarde como para que esté enfadado por eso.

—Así que haces un viaje de dos horas en carretera y se te ocurre avisarme por mensaje de texto —dice apenas ingreso.

—Hola, tío. Estabas ocupado...

—Si, bueno, podías llamar. Sabes que siempre tomo tus llamadas —reprende —sabes que es peligroso que tomes carreteras, mucho más si volverás cuando ha anochecido.

—Estoy bien, nada ocurrió.

—Si, gracias al cielo nada te ocurrió —continúa —pero no quiero que vuelvas a hacerlo, si vas a salir a carretera, tienes que llevar a los guardias, te lo he dicho.

Resoplo, fastidiada de que esté enfadado conmigo por haber salido.

—De acuerdo, entiendo que estés preocupado pero ya no soy una niña —respondo tratando no sonar grosera —soy una adulta, puedo cuidarme sola. Además, no viaje sola, fui con Alessio. Tía lo sabe.

—Sí, fue gracias a ella que me enteré —dice pellizcando el puente de su nariz —y eso no me consuela en lo absoluto, apenas y lo conoces, hacer un viaje de carretera no es precisamente una buena idea.

—Cielo, has vuelto —mi tía Daphne aparece en las escaleras —¿qué ocurre?

—Ocurre que tu esposo cree que sigo siendo una adolescente que se ha fugado con su novio.

—Bella —mi tío endurece el tono y lo miro —más respeto.

—Si quieres enfadarte porque hice un viaje y te avisé por mensaje, ¡bien! Pero ya no soy una niña que necesite de tus permisos. Estoy segura de que si Jacob hiciera un viaje, no le dirías absolutamente nada.

Cruzo por su lado sin molestarme en esperar una respuesta, la molestia se abre paso en mi sistema y me hace maldecir porque hasta antes de entrar por la puerta, todo iba de maravilla.

Cierro con fuerza la puerta de mi habitación, y tomo un par de inhalaciones intentando recuperarme.

Me dejo caer contra la cama, cierro los ojos por un par de instantes y me repito que esto tiene el peso suficiente como para arruinar mi día.

No ha pasado mucho rato cuando dos toques en la puerta me hacen resoplar, alguien entra y reconozco los leves pasos.

Mi hermana lía me sonríe levemente.

—Hola, escuché tu conversación con papá.

Se acerca hasta donde me encuentro y se desliza a mi costado en el colchón. Cuando nuestros padres fallecieron, mi hermana apenas era una bebé. Así que creció y el tío Ángelo se convirtió en una figura paterna para ella, para todas nosotras en realidad. Pero el apego de Lía fue mucho más fuerte.

—Su sobreprotección es sofocante.

—Entiéndelo, no le agrada que hagamos viajes solas en carretera —dice con suavidad —perdió a nuestros padres de esa manera. Él solo quiere cuidarnos.

Suelto un suspiro, desearía tener el temperamento de Lía, tan calmado, tan analítico. No recuerdo que haya tenido alguna discusión con nuestro tío...porque siempre conseguía entenderlo.

—No voy a disculparme.

—No te estoy pidiendo que pidas disculpas —aclara —solo que trates de entenderlo.

Cuando un par de toques se dejan escuchar, mi hermana me lanza una mirada que se traduce en "por favor", antes de incorporarse y abrir la puerta.

—Hola, pa —dice apartándose.

—Hola, principessa —escucho la suave voz de mi tío —¿puedo pasar?

Lía me mira y asiento. Se hace a un lado y luego la figura del hombre que nos crió se desliza dentro.

—Estaré con Cari, haremos maratón de películas de terror —informa —puedes unirte luego si quieres. Dante también vendrá.

—Iré —con eso mi hermana se marcha.

Solo cuando sus pasos dejan de escucharse, mi tío se aclara la garganta.

—No quiero que estemos enfadados.

—Tú empezaste

—Bella...

Resoplo, lo miro y él tiene una ligera sonrisa en los labios.

—No quise enojarte, pero me preocupo por ustedes, lo sabes, siempre ha sido así. Y que salgas de esa manera sola...solo quiero cuidar de ti.

—Lo sé, y lo entiendo. Pero...he crecido, tío. No soy la niña de seis años desprotegida que llego a ti —sus hombros se desploman, como si se diera apenas cuenta.

—Sabes que no importa la edad que tengas, siempre serás mi pequeño desastre que me vuelve loco.

Una risa me invade, él sonríe también y se acerca para acomodarse a mi costado.

—¿Te trata bien?

—De maravilla —una sonrisa suave se queda en mis labios —es encantador, ¿sabes? Y un buen hombre, ha pasado por cosas difíciles, pero es tan...bueno.

—Y supongo que estás atraída por él.

—Mucho —suelta un quejido y echa la cabeza hacia atrás —no seas dramático.

—¿Sabía que Carina está saliendo con un motociclista?

Arqueo la ceja con sorpresa.

—No estaba enojado contigo, pero tu hermana se salió del colegio para irse en la moto con un tipo al que conoció en una fiesta.

Aunque no quiero hacerlo, termino carcajeándome.

—Bella, no te rías.

—Carina seguramente lo hizo para molestarte —sugiero —sabes que es su pasatiempo favorito.

—¿Tú crees?

—Lo creo.

—Bueno, hay una moto en el garaje.

—Entonces tal vez convenció al tipo de apostar su moto y ganó. Ella siempre hace eso.

Su gesto se relaja y parece considerarlo.

—Lo siento por ser un tío apestoso hace un rato.

—Lamento haberte hablado así.

Sonríe con suavidad y asiente. Se incorpora e inclina levemente hacia mí para dejar un beso en mi frente.

—Dile a Alessio que si te rompe el corazón voy a patearle el trasero —advierte caminando hacia la puerta —y estoy hablando en serio.

Cuando sale, sacudo la cabeza riendo levemente y miro mi celular. Está sobre el colchón así que lo tomo.

Alessio: Me has hechizado. Quiero que lo sepas y no tengas duda.

Mi sonrisa se ensancha, Alessio Vitale también me ha hechizado, aunque no es algo que fuera a admitir delante de él.

Al día siguiente, me encuentro de nuevo en la academia. Pasé toda la noche considerando mis opciones, y decidí que no puedo rendirme ahora que apenas he vuelto.

Así que me preparé, y aquí estoy.

Diane parece feliz de verme y viene hacia mí enseguida.

—Que bueno que llegas puntual, necesito tu apoyo en algo.

—Claro, dime.

—Sabes que te dije que no permitiría que estuvieses con los demás bailarines, y no sé si tomaste muy bien eso.

—Diane...

—Así que he decidido que no estarás ahí, pero tampoco completamente fuera.

—¿Qué quieres decir?

—Serás mi mano derecha en esta presentación. Quiero que me ayudes supervisando a los chicos a ensayar, a apoyar a Charlie para que sea tan buena como tú. Así, no te pierdo por completo y comienzas a prepararte para volver.

Algo en mí se alivia con furia cuando la escucho decir aquello. Saber que no pasaré el siguiente par de semanas ensayando apartada del grupo me genera un bienestar que apenas y puedo controlar.

—¿Estás hablando en serio?

—Más serio que nunca —sonríe —¿estás de acuerdo?

—¡Por supuesto que si! —me lanzo hacia ella y la abrazo —Muchas gracias, Diane.

—Bueno, bueno. Prepárate y te veo en la oficina en un minuto, que los demás están por llegar.

Cuando se marcha, ahogo un grito y busco con rapidez mi celular para enviarle un mensaje a Alessio. Cuando abro el chat, un mensaje de él aparece enseguida.

Es una imagen, con su uniforme del equipo y parece estar en la pista de carreras.

Alessio: Creo que la velocidad y yo estamos negociando un acuerdo de paz.

Una risa me invade mientras abro por completo la imagen, y lo miro sonreír a la cámara con ese gesto que me roba el aliento.

Abro la cámara del celular, y capturo una foto mía frente al espejo de la sala.

Bella: Adivina quien será mano derecha de la entrenadora de la academia. Creo que comenzamos a brillar de nuevo, Al.

Alessio: Estás preciosa, recuerda que tienes que invitarme cuando bailes de nuevo.

Bella: Y tú cuando corras en la pista otra vez.

Alessio: Hecho. ¿Tengo tu palabra?

Bella: Tienes mi palabra.

Guardo el celular, miro mi reflejo en el espejo y sonrío.

Ya se lo he dicho a Alessio... estamos brillando otra vez. 

___________________________________________________________________

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro