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░➜36人

Las reglas.
¿Las repasamos?


Sonic.

No tuve trabajo al día siguiente. Y me tomó por sorpresa, como no había revisado mi teléfono ni contestado llamadas por el caso en el que estaba.

Fue está mañana cuando decidí tomarlo y darme cuenta de un detalle importante, mi hermano.

El bebé de Manic había nacido.
Y era un niño.

Hize como si tuviera una calada de un cigarro. Me senté en la orilla de la cama, abrí la foto, y ahí estaba la foto de una erizo bebé. Un crío recién nacido, era color verde igual que mi hermano.

—Iré a visitarlo.

Y sin más preámbulo.
Me vestí, tomé mis llaves de mi casa y salí de esta para tomar un taxi cuanto antes.

No era posible que me hubiera perdido algo así.

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Una hora después.

Llegué lo más rápido que pude, caminé por el vecindario, según Manic se quedó en la casa de mi madre. Todo era tranquilo, temprano. Al subir las escaleras del porche, el llanto del bebé llegó hasta mis oídos, me hizo quedarme ahí parado, sin tocar la puerta. Tras unos susurros de la voz de mi madre; «Ya, ya bien, hay pero que pequeño es»

Me mordí la mejilla. Y ni siquiera toqué la puerta, cuando giré de la perilla. Ahí estaba mi madre con el bebé, acunándolo, de un lado a otro.

Me quité el saco y lo dejé en perchero.

—...Hola, Mamá.

—Ah, Hola amor —se acercó a mí y besó mi mejilla, tuve que inclinarme para que me alcanzara, y en ese momento percibí un curioso olor proveniente del bebé— ¿Cómo estás? Que bueno verte.

—¿Quién ha llegado? —cuestionó Manic y salió de la cocina con un biberón en la mano— ¡Ah, Sonic!

Dejó el biberón y corrió para abrazarme. Cómo no hacerlo, le susurré;
«Hey, felicidades. Idiota»

Se separó de mí y me dió unas palmadas en la espalda.

—¿Ya lo viste? —se acercó a mamá y le quitó con cuidado el bebé para acercarmelo—; Cárgalo.

—¿Qué? —dije.

—Abrazalo. Anda.

Puse mis manos como tratando de defenderme, sonreí nervioso.

—N-no. Nunca eh cargado uno, siento que se me caen.

—Cobarde —y se volvió a acercar a mí y lo tendió— ¡Que lo tomes!

Alargué mis manos con nervios. Colocó su cabecita en mi brazo izquierdo, ahí estaba. Quieto, medio dormido, ví que movía sus labios, parecía cómo si se saborizara algo. Seguro tenía hambre.

No pesaba nada, me sorprendió.
Con mi mano derecha le quité un poco la cobija de su cara. Y lo pude ver bien.

Sonreí.

—Es muy pequeño.

—Sí. Pesa un kilo. ¿Puedes creerlo? Por suerte todo salió bien. El médico ha dicho que está sano.

Lo seguía sostuviendo en mis brazos.
¿Era así como se sentía?
Pronto dejé de tener miedo de abrazarlo. Comenzé a andar en pasos cortos de un lado a otro. No le quitaba los ojos encima. Tan pequeño, tan indefenso.

¿Qué sentiste, Amy? ¿Cuando cargaste a Sager por primera ves?

No sé porque.
Pero en ese momento tuve una especie de conmoción.

Llegó su madre. Se lo di en sus brazos para que se lo llevara y lo alimentara. A decir verdad puse cuidado la forma en la que lo tomaba, y le susurró cosas melosas al volverlo a cargar.

Mi hermano se veía muy contento.

—Asi que...—caminé hacia mi mamá y me senté a un lado de ella, en el sofa— ¿Cómo te sientes, mamá? Primordialmente tú.

—Ay, Sonic. Ni me preguntes —rió.

Manic se sentó frente a nosotros.

—Ahora tienes dos nietos, mamá —dijo mi hermano— Dos que llegaron de forma rápida y directa.

—Que formas de decir, Manic —corrigió mi madre.

La puerta se abrió, Sonia entró. Abrazándonos a todos. Después corrió de inmediato a ver el bebé.

Era increíble como había un silencio.
Aunque era cálido. Pensé en que la vida del holgazán de mi hermano daría un buen giro. Aunque también pensé en mí.

—¿Cómo te va a ti, hijo? —cuestionó mi madre— ¿Qué tal el trabajo?

—Me va bien, má.

—¿Y las cosas con ella?

—¿Ella?

—¿Qué? Ah, perdona. Es que no entiendo bien la situación en la que te involucraste hijo.

Resoplé.

—Ah, sobre eso. Eh, no tengo nada en concreto. Pero, ayer salí con ella. Y mi chiquillo. A los bolos, me la pasé bien.

—Ya vuelvo —dijo Manic y se retiró al escuchar a su hijo llorar.

Solo quedamos mamá y yo en la sala.
Aprovechó para sentarse más frente a mí. Cómo esas veces en las que recuerdo que mi mamá me daba consejos. Ahora lo necesitaba.

—¿Entonces salen juntos, hijo?

—No es mi novia. Aún.. Es que, no lo había pasando. Estaba tan concentrado en el trabajo, en el dinero que pensé que no tenía tiempo para esas cosas. Y pues ella trabaja conmigo, ahí la conocí. Creo que recuerdas —ella asintió, pude proseguir—; bueno, el caso es que no tenía en mente que quería realmente. Pero desde un momento, ella me ayudó en muchas cosas. De hecho, desde un primer momento, me fijé en ella. Y ahora con el bebé mío, me siento más apegado a ellos, lo curioso es que me gusta, y no me incomóda. Disfruto de su compañía. Y creo que puedo decir con certeza que quiero a mi hijo. Me eh encariñado con él. Y es muy atento el niño, se fija en todo.

—Sí, ese niño desde que lo ví. También me recordó mucho a ti, hijo. Es muy curioso y educado. Por cierto, yo también le quiero. Deseo verlo pronto.

Posé mi mano sobre la de mi madre y le di unas palmaditas con cariño.

—Claro, lo traeré pronto. A dicho que te quiere.

Mamá asintió.

—Bueno, Sonic. Creo que no deberías de pensar tanto, tener una familia no es malo, y creo que ya tienes edad para decidir que quieres, y si esa chica te quiere también. Seguro que también es muy guapa, más o menos tengo una descripción de ella. Entonces si te gusta, sal con ella. Y quién sabe, juntence si gustan. Todo se puede.

—Bueno, eso aún no lo tenía pesando. Juntarnos, digamos que apenas nos estamos conociendo.

—Si, eso sí. Pero seguro que sabrás bien. No le pienses mucho, yo quiero conocerla también.

—Te caerá bien. Le diré un día que venga conmigo a verte...—me quedé un momento sin decir nada.

—...Sonic, te noto con una cosa. Que es me es imposible que me lo niegues.

—¿Qué cosa?

—Es como decir que tienes deseo. En el sentido de intentarlo, una relación ella. Bien dicen que..—se acomodó de lado y posó sus manos en su falda— donde hay un deseo, va a ver una llama. Y dónde hay una llama, alguien tiene que quemarce. Pero no porque queme no significa que te vas a morir. Ve por ella, a lo mejor te acabes quemando, pero de no hacerlo, la duda va a ser más dolorosa. Solo inténtalo.

Intentarlo...
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Febrero.
Inicios.

(Día después)

Amy Rose.

Sonic me marcó que pasaría por mi, sonreí ante la notificación, y me apresuré para encontrarnos en la estación del metro.

Cuando salí del primer vagón para tomar el segundo, Sonic acababa de llegar.

—Hola —se inclinó para besarme en la mejilla— ¿Cómo estás hoy?

—Muy bien —respondí— ¿Y tú? Ya no me marcaste después de aquella noche.

—Me enteré apenas que mi hermano tuvo a su hijo. Y pues no tuve mucho tiempo, tuve que ir corriendo.

—Oh.

—Sí...¿Sabes? Era un bebé muy pequeño. No tenía idea de que fueran tan pequeños.

—Ah, bueno. Cuando nació Sager también era un muy pequeñito —el tren llegó y nos metimos al vagón en lo que seguiamos hablando, tomamos lugar en un espacio de ahí— Y bueno, te juro que no podía parar de mirarlo, y era más chica y sin experiencia. De modo que incluso me daba miedo sostenerlo...Pero ya después, era fácil y así. Aunque Sager lloraba mucho. Algunas noches fueron muy difíciles.

Sonic.

Amy recargó con cuidado su cabeza en mi hombro. Y sin pensarlo; acerqué mano derecha y tomé su mano. La acaricié.

—Creo que no pude agradecerte bien Amy, y no ser tan exacto. Pero ahora creo que sé lo que quiero.

Ella se levantó y me miró.
Solo sonrió y me besó en la mejilla.
Volvió a inclinarse en mi.

Los rayos del sol se metían por la rendija de los ventanales. Seguía acariciando su mano con la mía.

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Cuando nos pusimos de pie para salir. Amy no soltó de mi mano, y caminamos juntos al trabajo, ni siquiera se me pasó por la mente en la reglas. Al abrir las puertas, Antoine está frente a nosotros.

Mi serenidad se desvaneció y solté la mano de Amy de inmediato. Maldita sea. Se me pasó.

Me rasco la cabeza con nerviosismo, miro a Amy de reojo, ella estira su mano y me dice;

—¡Ah, si. Sonic! Gracias por acompañarme —me da una palmadita en el hombro y se aleja caminando— Hola Antoine, Buenos días.

Antoine nos mira con cara de:
≥¿Y estos qué?<

Trago saliva y me encamino hacia él. Amy ya subió el elevador, antes de cerrarse me hace una seña, con sus dos dedos por encima de su cuello, solo entendí algo como;
»Aquí no«

—¿Me perdí de algo? —preguntó él una ves que Amy se fue.

—Eh, no. Nada. ¿Qué tal? ¿Ya tienes el cable HDMI de la otra ves?

—¿A qué hora me pediste un cable?

Las puertas se abren de lado izquierdo y aparece el anti-cristo de Vector. Camina por mi lado, y no parece de buenos ánimos. La secretaria va detrás de él, insistiendo en algo que no entiendo.

—¡Ah qué la! ¡Cómo que dos semanas para que termine el programa! ¡Imposible! —grita Vector y se cruza de brazos frente a ella— ¿Ya saben los programadores? ¿Y que hay de mis reglas? ¡Aquí parece que se va todo por el caño hoy!

Me atraganté con mi propia saliva.
Y tuve miedo.

—Antoine, te veo en mi oficina en unos segundos...—dije para escaparme con la esperanza de que Vector no me fuera a llamar la atención.

—¡Sonic!

La puta madre.

—¡Ah! ¡Lo siento! Buenos días. ¿Qué tal está jefe?

Me limpié el sudor con la mano, y él estaba solo ahí de brazos cruzados.

—Y todavía preguntas. Llegas tarde, procura llegar más temprano —chasqueó los dedos y le dijo a Anto—; Lleva reporte a mi oficina.

—Si señor. Enseguida.

—Que no se te escape nada —dijo como último para irse.

La pobre secretaria se fue tras él.
Antes de subir, miré a Antoine y el me señaló que subiera de una ves.

Aquí hasta el rumor más pequeño se podía convertir en una pesadilla.

Entonces me dije que tendría que tener más cuidado. Me adentré al elevador y subí a mi segundo piso.

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Amy me pidió que la ayudara en algo, soltó una risa que hizo que Bunnie y Scourge voltearan y nos miraran extrañados.

Carraspeo y le ayudo con una cosa de la laptop.

—Mira, tienes que tomar este de aquí y adjuntarlo a...

En es momento, el Hitler digo; Vector ingresó a la oficina.

Yo tenía la mano sobre la de Amy, encima del mause. La quité de inmediato y me aparté de ella.

—¿Está todo bien? —cuestionó él.

—Sí, si. Todo en orden. Solo que Amy necesitaba ayuda con un archivo.

Vector me miró y pude percibir si falta de confianza. Prensentí que Antoine le dijo algo y pasé saliva.

—Está bien. Vuelve a tu asiento, yo la asesoraré.

Asentí y me retiré a mi lugar.
Vector se a cercó a ella, y yo solo pude sentirme intranquilo.

(...)

Unos minutos después, no dijo nada más y se retiró. Miré de reojo a mis demás compañeros. Esta ves me sorprendió ver a Scourge mirándonos de reojo. Entonces para evitar eso, me tuve que desconcentrar y volver a lo mío.

Ahora sí que era todo muy difícil.

Tarde.

Esperé a Amy en la sala de abajo, estaba solo. Los demás ya estaban retirando. Creía que alguien sospecharía o algo, pero veo a Antoine tranquilo, revisando su teléfono. Está a unos pasos de mi, pero desde esta mañana no me dirige la palabra. Me es extraño. Demaciado.

—Sonic —me dice finalmente— Creo que a Vector se le pasó que mañana tendremos reunión a las ocho. Llega puntal por favor.

Ah, era eso.

—Ah, si. No te preocupes. Estaré a tiempo.

—De acuerdo. ¿Y...esperas a alguien o que?

Ah.

—En si. A Amy, creo que tenemos un inconveniente y me ha dicho que la espere.

—Ah, si. De acuerdo —pasó por mi lado y se marchó.

Amy llegó finalmente y listos para retirarnos, ella se veía contenta, y yo también. Teníamos pensando pasar por Sager y de ahí ir por pizza.

Cuando la espero y empezamos a caminar para retirarnos.

Cuando escucho una voz.
Y sí, mierda. Es del Vector.

—Mañana temprano, Sonic, al igual a ti, señorita Rose. Voy a recordarles la regla principal.

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