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El remordimiento de Sonic.
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Inicio de la temporada 2.

Sonic.

Retrocedí de golpe, como si me hubiesen abofetado. El vino pareció escaldarme la lengua y la garganta, me sonrojé, lleno de confusión y rabia. Traté de repetir sus palabras en mi mente. Estaba confundido, tenía todo menos claro, cuando debería de haberlo visto más nítido.

Ella se dió media vuelta, como si alguien la persiguiera. 

Y me dejó ahí.

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Me metí a la cama tras comprobar que el reloj ya pasaba más de medianoche. Necesitaba dormir. Pero no me sentía seguro, la cabeza me daba vueltas, de modo que al principio, el sueño fué esquivo.

No supe cuando me dormí. Pero desperté con unos haces de luz brillante que entraron por la ventana y me dieron a la cara. La mañana pudo haber sido perfecta.

Pero, arrasaba con el peso del recuerdo y la decepción.

Y entonces cuando debí levantarme de buenos ánimos y pensar mejor, me levanté y tomé un frasco de la repisa. Uno que contenía arena y cosas de la playa.

La lanzé contra la pared.
Pateo con fuerza el canasto de la ropa.

—¡CARAJO!

Caí hacia atrás, en la cama.
Tenía que tranquilizarme, me tallé los ojos con desesperación, estaba inquieto, me sentía incómodo, me sentía decepcionado, me sentía traicionado.

Porque me había mentido, porque nunca quizo decírmelo. ¿Cómo iba a saberlo yo?
¿Esperaba a que yo adivinara? Y lo peor, es que me lo habían dicho. Y quize creer que no, porque confiaba en ella. En que si no me había dicho nada de eso, era porque no lo era.

(...)

Cuando logré calmarme, fui a la cosina y me serví un plato de cereal. Cuando iba a probar bocado, observé durante un largo rato los cereales, estáticos. Esperando a que yo los moviera.

Que ridículo. Cuando estoy solo pienso mucho.

Necesitaba hablarlo con alguien.

Me estaba destruyendo.

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Le había mandado un mensaje a Tails. Contestó inmediatamento, y ya estaba en mi casa. Se acercó a mí, notó que el plato del desayuno estaba sin probar. Yo solo tenía la cabeza inclinada, apoyada en mi mano sobre la mesa.

—...¿Cómo estás? —preguntó el y saca una silla, para sentarce junto a mí— ¿Pasó algo anoche? Ya no regresaste a la mesa.

—Ah, es que tuve una conmoción. Y pensé...que lo mejor sería dormir para pensarlo mejor.

—¿Que cosa?

Lo miré.
Noté como no me dejó de prestar atención.

—Tails...me dijo. Que yo —hize una pausa y me relambí los labios secos en vano— Amy dijo que yo soy el padre. De ese niño.

El se quedó callado, y agrando sus ojos, se removió en la silla.

Admitirlo me enfureció.
Pero traté de tragarme mi coraje.

Cuando hubo silencio y ninguno de los dos dijo nada, solté una risotada.

—¡E-es increíble Tails! —reí de forma escandalosa— ¡Tengo un bebé, desde hace tres años y no lo sabía! ¡Que increíble, qué, qué...

Tails.

Sonic no pudo completar, cuando se levantó, dejo de reír para dirigirce a la cosina y tomar un plato, lo estrelló contra la pared.

—¡Sonic..!

Me dió la espalda, para apoyar las manos sobre el fregadero. Había dejado de reír. Para comenzar a llorar, porque vi unas gotas caer por medio de sus brazos hasta el piso.

Entonces supe, cuando remordimiento sentía. Pude ver la desesperación en él. Lo conocía, sabía cómo sentía mejor que nadie.

Sonic no acostumbraba a llorar.
O al menos, no lo había visto llorar en años.
Solo sabía que cuando lo hacía. Era por un error enorme o un peso que lo cargaba.

Ese era el dilema de el.
«Solo lloro cuando de plano sé lo que cometí, cuando veo que no tiene solución. ¿Me entendiendes, Tails?»

Me acerqué a él.
Posé mi mano en su hombro. Tenía los ojos abiertos, estaba sonrojado, avergonzado. Solo lloraba en silencio, se sorbió la nariz y tomó una servilleta para limpiarce las lágrimas.

A lo mejor pensó que gritaría «¡Sii, soy el Tío Tails!» en lugar de eso. Solo estoy ahí.

—..Otra cosa es que...—se aclaró la garganta, pero tenía su voz temblorosa— era una niña.

—...¿Cómo que una niña? ¿Era menor de 18?

—Tenía diecinueve. Fué en 2018. Yo tenía veintidós. Pero ella, era menor, ¿Entiendes? —habló con un intento de voz comprensiva, pero salió arrebatado sin gritar— dejé a una niña embarazada. Y yo no lo sabía. No recuerdo honestamente de haberme enrollado con ella. Pero si el hecho que fuí con ustedes a la casa de playa. Aquella.

Se volvió a sentar y yo le seguí.
Soltó un resoplido, para después acostar su cabeza, escondiendola sobre sus manos.

—No era una niña exactamente. Pero...al final de cuentas. No eres tú el que carga con todo, Sonic. Mira, si ella no te quizo decir. A lo mejor era porque no quería. Solo así, debe de tener una razón.

—¿Por qué crees que me escodería algo así cuando me vió? —masculló mirándome— Sabes, anoche lo escuché todo, solo porque se lo contó a la tal Rouge. La que anda con Knuckles. Ella lo sabía todo, y parece que todos lo sabían. Menos yo. Tú dime ¿Cuál es la razón se hacerme esto, Tails? ¿Por qué se había quedado callada?

—Sonic, debe de tener sus razones. —recordé y dije— esa empresa. Dónde trabajas con ella. ¿Es estricta? ¿Les dijeron que se mantuvieran a distancia con los que estaban trabajando?

—¿Y tú como sabes eso? —enarcó Sonic una ceja, y se limpió una lágrima y se sorbió la nariz.

—Es lo común. ¡Espera! Entonces...—me dí golpecitos en mi nuca, para pensar con claridad al igual que él— lo más segúro, sea que ella te quizo decir desde el principio. O a lo mejor estaba planeando cómo y cuando.  Pero la empresa no le permitía. Es decir, Sonic. Ella se sentía presionada...¿Alguna vez notaste como si ella te quisiera hablar del niño pero derrepente se arrepentía?

Sonic.

Cuando ella llegó. Y yo bajé del elevador. Ella me gritó que me detuviera. Al día siguiente, nos dijeron las reglas, ella entonces, apenas me veía. Y no volvió a hablar de él.

—Sí...en elevador. Yo te dije, fué desde marzo.

Tails asintió.

—Otra cosa, Sonic. Es que; al final de cuentas, si ella no quiso, es porque se sentía muy presionada.

—¿Por qué no?

—Sonic, piénsalo dos veces, al final del día. Tú no eres su papá. Por algo no dijo nada, ni me sorprende.

No comprendí aquello.
Me quedé pensando en vano, al ver que yo no entendí, él dijo;

—Un padre no es el que procrea. Si no el que cría y educa. Tú no lo has criado, solo fuiste parte de...Procrearlo. Pero, si te lo planteas bien. No eres su padre —aguardé silencio y el continuó, con voz tranquila— esa mujer lo ha cuidado sola, desde el inicio. Así que tú no tuviste que ver. Sonic, no tienes porqué darle tantas vueltas. Y mira que me dices que lo escuchaste de una conversación ajena. ¿Ella sabe que ahora lo sabes?

—Si. Me vió.

—Bueno, entonces..solo hablen y, no lo sé. Lleguen a un acuerdo, a lo mejor lo único que puedes hacer, es darle algo de apoyo económico, creo que es lo minimo que puedes hacer.

—..Si, necesito hablarlo. Pero, ¿Crees que las cosas cambien?

—Ya cambiaron, Sonic.

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Lunes.

Después del trabajo.

Amy.

Ahí había estado Sonic. Ambos sin dirigirnos la palabra. Con la lengua a secas, no hablo de probar bocado. Si no del hecho que no sé que decir.

Y sintiendo el peso de todo aquello, y cansada. Tomé mi bolso y salí de ahí, con los ánimos arrastrando. Después de todo, ya era hora.

(..)

Avanzé una vez después de salir por el elevador, era la última. Todos se habían ido, al salir, noto a Sonic parado frente a las escaleras para ascender una vez fuera.

Se gira, y me mira.

—...¿Podemos hablar, Amy?

Una gota de sudor frío, resbaló por mi frente. Me encaminé un poco más para estar a su lado, aunque no podía encararlo.

Sonic.

—Necesito hablar contigo —repetí, aún sintiendome inquieto.

Ella asintió. Sin mirarme, tenía la cabeza inclinada.

—...¿Quieres ir a mi departamento? Es que Sager me espera.

—Sí —dije— de acuerdo.

Y sin decir nada, ella empezó a caminar, pasé saliva, y la seguí detrás.

(....)

—Pasa —dijo ella, abriendo la puerta, metiéndoce primero.

Una vez al entrar esa puerta. Tendríamos mucho de que hablar.

—¡Mamá! ¡Que bueno que llegast...—no completó, cuando veo al niño pararce frente a ambos y mirándome y luego a ella, parecía confundido.

Nisiquiera podía mirarlo.
Sentía que algo me dolía.

—¿Invitaste al en..entrandor, mamá? —preguntó.

—¿Ya comiste algo? ¿O quieres que te prepare? —cuestionó Amy evadiendo su pregunta— Toma asiento, Sonic. ¿Podrías esperarme un momento?

Asentí sin decir nada.
Me dirigí al sofá, y ella se fué a la cosina, el niño le siguió.

Traté de tranquilizarme. Porque pensé en que el niño quizá dijo para evitar decirme otra cosa. Porque estoy segúro él también lo sabe, segúro Amy se lo dijo. Segúro él se dió cuenta. Después de todo, escuché que el mismo le dijo.

Mierda, eso complicó más las cosas.
Estaba sintiendo todo muy difícil.
Todo muy emarañado, enredado, confuso, malo. Etcétera.

Después de un rato, observaba de reojo como sonreía ella al niño. Él no volteaba a mirarme, estaba demaciado ocupado pensando en que tenía hambre.

Ella lo deja comiendo, solo. Y se acerca a mi tiene un plato con galletas. Lo pone en la mesa y se sienta frente a mí.

—Come, si gustas —ofreció.

—No, está bien. Gracias.

Ella se removió en el sillón, estaba incómoda, y lo pude notar. Seguramente quería que me largara. Solo estaba siendo amable.

Toqueteó con sus dedos sus piernas, inquieta. Entonces, tuve que romper el hielo.

—...Por qué no me lo habías...dicho.

Se cruzó de brazos ligeramente, para mirarme.

—Desde que...te ví. Quería decírtelo. Pero no me había sido posible, busqué maneras, pero. Lo veía ya algo que no debía —su voz parecía estar al borde de romperce, tragó saliva, pude notar su mandíbula tensarce— luego, sentía que me iba a arruinar mi trabajo y empeorarlo.

—¿Es por las reglas de la empresa?

—Sí.

—Ya.

Miré al niño. Comía sopa, mientras veía un libro de cuentos frente a él. No parecía importarle cuánta tensión había aquí.

—¿Entonces? ¿Pensabas, ocultarmelo? Amy, pudiste citarme y decirmelo, pudiste ser directa. ¿Por qué? ¿Por qué, Amy? Y lo peor, es que todos lo sabíamos. ¿Por qué no me contactaste?

De pronto. Se puso a la defensiva. Hubo reclamos.

—¡Traté de hacerlo! ¡Tu mismo escuchaste! ¡Nunca di contigo! Nadie te conocía. Fuiste como un fantasma. No volviste a aparecer. Y realmente después de llegar al punto en que sabía que había perdido toda comunicación contigo, supe que debía seguir sola. No quise desarme del bebé. Y si te lo preguntas. No, no me arrepiento de tenerlo...Sager ha sido educado y es un buen hijo. Si bien fué inesperado, fué lo mejor que me pasó —silencio— da igual. Lo hecho, hecho está. No te quise decir, porque ya daba igual. ¿Comprendes? Supongo que no te importaría, lo eh cuidado yo sola. No te sientas mal en pensar que eres su papá. Fin, Sonic. Ya, está bien. Puedes seguir con tu vida normal, como si esto no pasara. Después de todo, es bebé es solo mío. Siempre fué así.

Amy.

El único sonido en ese momento, fué el chasquido de la cuchara de la sopa.
No me atrevia a mirarlo, después de decirle todo aquello. Tenía mis manos posadas en mis rodillas, y la cabeza baja.

—Terminé, Mamá —anuncia mi pequeño bajandoce de la silla, se acerca a mi lado. Pero no puedo verlo, siento que no podría.

Escuché el ruido del sillón al levantarce Sonic. Y decirle;

—Sager, podrías..¿Ir a tu habitación y mostrarme un juguete que te guste mucho?

—¿Eh?

—Anda, por favor, busca tu juguete favorito y muéstramelo. ¿Podrías?

«Sí» él respondió y se marchó, no supe la razón por la que quería que se marchara. Cuando Sager lo hizo, pasos de Sonic hacia mí, cuando levanté la cabeza, el ya estaba de rodillas frente a mí. Posó ambas de sus manos sobre las mías, mirándome.

—Amy. Al menos, déjame decirte; de verdad. Cuando lamento no haber estado a tu lado, durante tantos años —habló bonancible— realmente. Cuando gritaste aquello, solo pude enojarme en ese momento. Pero, si me pongo a pensar con calma. Me doy cuenta de todo lo que debiste haber pasado sola, con miedos, inseguridades, estrés. Y todo eso, de verdad. Lo siento mucho, nunca me llegué a imaginar que llegaría a hacer algo así. Tienes toda la razón en decir que es solo tuyo. Al final de cuentas, nunca llegué a criarlo, a estar ahí cuando nació. Cuando la primera vez que se te enfermó. Que dijo sus primeras palabras —ladeó la cabeza, negando, se suerve la naríz. Entonces piensó que quizá está al borde de las lágrimas— Perdóname, Amy. Perdóname por todo.

—Sonic..

—De verdad, Amy. Y...eras una niña. Y yo un estúpido en ese momento. La verdad no recuerdo bien. Solo sé una parte. De hecho, antes de verte en la oficina la primera vez. Te ví desde los ventanales de la plaza. Justo cuando ibas también ahí. Sentí, de verdad; sentí que te había visto en alguna parte. Pero no dije nada, cuando te ví.

Tomé ligeramente las manos de Sonic.

—De acuerdo. Es pasado, Sonic —sonreí, me relambí los labios y me mordí la mejilla interior. Sonic estaba por hacerme sentir mal también a mí.

Al final. Fué desastre de ambos.

—¡Mira! ¡Este es mi juguete...¿Por qué estás de rodillas frente a.. mamá? —llegó Sager.

Sonic.

Miré a Amy de nuevo, ella sonreía.
Y sin soltar sus manos, mirandolas, entrelazandas dócilmente con las mías.

Pude imaginarme un escenario pasado.
Uno en que no estuve ahí.

Me puse de pie.

—Yo...

—¿Ya te vas? —preguntó el niño— ¿No te quedas a comer? Oye, mamá. ¿Podemos hacer galletas? ¿O algo para...Sonic?

Amy me miró, se puso de pié.
Sager abrazo sus piernas.

—No sé si el quiera —musitó Amy.

Pensé que teníamos mucho de que hablar.
Más de lo que ya me había dicho hasta ahora. Me revolví los pensamientos enredados, y sintiendome algo abochornado frente a ambos, no supe que decir.

Pensé en la manera en la que me había presentado a ella.
Pensé en lo mal ejemplo que soy, el hecho de presentarme a ella aquella vez que le dije que era básicamente un golfo.

Necesitaba irme.

—Creo que..—empezé— volveré otro día.

Y sin decir nada más. Tomé mis cosas,
me dí media vuelta y salí por la puerta.

(....)

Al llegar a casa, dejé mis cosas, y aún seguía ese pensamiento del haber sido parte de eso.

La sorpresa, seguía atenzandome. Pero no reaccioné exteriormente. 

Miré con dureza al espejo. Solo puedo ver un tipo desgraciado, estúpido. Dando malos ejemplos, siento terrible.

Antes me pesaban ciertas cosas, adolescente de barrio, mala vida, familia mala. Poca experiencia, idiota.

—La gente hace cosas estúpidas cuando está borracha.

Mientras tanto, decidí que lo mejor sería seguir trabajando en el rompecabezas.

Supe que siempre faltaron piezas.

...

:(

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