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Juguetes y niños.
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Sonic.

Resonaban contentos ante mi propuesta, pero antes; tenía ganas de hablar con sus madres para que estén de acuerdo. Me fascina la idea de entrenar.

— ¿Cuantos somos? — les pregunté a la bolita de niños que me rodeaban. Comenzaron a verce entre si y señalandoce — Uhm. Yo digo que somos pocos, pero venga. Vamos a empezar.

— Podemos decirle los demás niños. — sugirió uno de los niños viendo a los demás, quienes solo asentian sonrientes.

— ¿Cómo te llamas? — me preguntó uno de ellos, quién se veía muy curioso ante mi.

— Sonic. — no quise decirles más. Con que se sintieran en confianza conmigo era sufiente. — Díganme sus nombres. Soy muy bueno memorizando, para ubicarlos más o menos.

Dijeron rápidamente sus nombres. Mis ojos saltaban de un niño a otro, de momento éramos 10.

Una vez que me mencionaron rápidamente, los mande a sus prosiciones.

— Muy bien. — señalé a uno de ellos — Tony, tú serás portero.

— Me llamo Toby, entrenador.

— Eso. ¡Anden! — tomé el balón en mis manos, verifiqué que todos estaban en los puestos que les correspondían. — ¡Empezamos!

Lanzando el balón, comenzamos a correr.

Último día de Mayo.
Viernes.
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Amy.

Sager no se quiere levantar, y ya es tarde.
Está profundamente dormido que me duele tener que sacudirlo para que se despierte.

— Anda, bebé. — lo moví suavemente. Empezó a quejarse mientras hacia puños sus manos y llevandocela a sus ojos tallandocelos.

— Un ratito más mamá. — bosqueja.

— No, y ya levantate, voy a llegar tarde por tu culpa. — lo tomé sus brazos y lo obligué a sentarce en la cama.

— ¿Por mi culpa? — dice soñoriento, esbozando un puchero.

Ay, no.
No quiero que vaya a llorar.

— ¡No, no quise decir eso!. Solo...ponte de pie y vístete, anda. Hoy es Viernes, mi último día de trabajo de la semana. Mañana te llevaré a dónde quieras y daremos un paseo. ¿Que dices?

— Está bien. — asintió. Dando un salto de la cama.

(...)

Sonic.

Llegando de nuevo. Otro día más, y por cierto, un día en el que toca hacer lo mismo del miércoles. Que pereza, y que nervios.

— ¡Eh, Sonic! — Antoine me resive como todas las mañanas. Ya se me está haciendo raro. — Llegas a tiempo, quería que vieras el horario de la nueva salida de hoy. — me toma de el hombro y me jala con el, para que lo siga. — ¿Te pusiste de acuerdo con Amy, verdad?

Llegamos de un tirón.
Esto se está tornando intenso.

— Si.

— Bueno, oye y siento que siempre en cuanto entres estoy yo aquí, siento si molesto. Pero es Vector quien personalmente me señala lo que debo de comunicarles a ustedes. Esta semana ha estado ajetreada, sin embargo. Ya sabes tu recompensa.

Sonrio de tan solo imaginar mi primer sueldo.

— Si, entendido. ¿Elegiste mi nuevo ligue? ¿Quién es?

—Ehh..Bueno, tienes que salir de nuevo con la misma persona.

...¿¡Queeee?!

— ¡¿Eh?! Perdón pero, no.

— No le preguntaste sobre Boomerang. Amy si lo hizo, así que su ligue se cambia, el tuyo no. Además de que esa chica quiere volver a verte, ha expresado en tu bandeja.

—¿Revisas mi cuenta?

— ¡Eh, no pienses así de mi! Solo entro al despacho de la bandeja, algún que otro mensaje claro....Pero, eh...Olvidalo.


Enarco una ceja, y el ladea sus ojos de un lado a otro.
Mendigo.

(....)

Amy.

Las indicaciones están bien, están cambiadas. Antes de irme Sonic se acercó a mi para decirme lo de más tarde. Ahora tengo su número y así poder ponerlos de acuerdo.

Ya estoy camino a mi casa, son las 2:15 p.m Sager debe de estar esperándome en casa.
Sally lo deja y el se queda solo, me da un pendiente, por eso voy lo más rápido que puedo.

La cartera pesa, y no de dinero si no de mis cosas personales y cosas mías para el dispositivo.

Todos los días es lo mismo.

                                   -.-.-.-.-..-
Al llegar, ingreso la llave. Giro la puerta y me doy la gran sorpresa de que mi hijo no es el único en casa.

— ¡Mamá! — exclama mi pequeño el cual corre rapidamente a abrazarme las piernas.

Dejo la bolsa y levanto a mi hijo en brazos. Frente a mi, mis padres sentados en el suelo. ¿Que están haciendo?

— ¿Mamá? — cuestioné — Que sorpresa, que hacen aquí. — le doy un beso a Sager y después lo bajo.

— ¿Así nos resives, Rosita? — Mi padre se levanta del suelo, acercándoce a mi para rodearme con sus brazos.

— No digo que no los quiera ver, pero. Es que me sorprende.

— Hija hemos traído un amigo para Sager. — dice mamá. Yo miro a mi padre quien solo sonríe. — Mira.

Mete la mano detrás del sofá y levanta una jaula pequeña con un pajarito azul meciéndose de un palito a otro.

— ¿Qué? ¿Un pajarito, Mamá? ¡No! — exhalte— No podemos tener mascotas, yo casi no asisto a casa y ya no puedo cuidarlo.

— Sager lo va a hacer. — acota mi madre depositando la jaula a las manos de mi hijo. — Es para el.

— ¡Yo lo quiero! Es mi nuevo amigo mamá, yo lo voy a cuidar bien. Te lo prometo, déjame quedarmelo. — Sager hace sus ojitos mientras ladea su cabeza.

Me cruzo de brazos. Hago un mohín mirando a mis padres, que me den una explicación.

— Se lo va a quedar y punto. — mi papá me da una palmada en el hombro. — dejale cuidarlo, siempre quizo una mascota.

Sager corre con la jaula en sus manos, llevándocelo a su cuarto.

— Papá tiene tres años. El no puede. — ruedo los ojos.

— Ya Amy. No pienso llevármelo de regreso — mi madre se sienta en el sofá, pasándoce una mano por el cabello. — Tú padre insistió, además de que el niño no tiene con quien jugar.

— Tiene juguetes de sobra.

— Ese pájaro no es un juguete. Es su amigo. — comenta mi papá. — Te lo voy dejar a tu cuidado, la casa está espaciosa y puedes tenerlo suelto...Además lo saqué de la jaula cuando veniamos en el auto y me cagó la manga de la camisa.

Y si, tiene una mancha en la camisa. Se limpió pero le quedó la marca, me da risa verle.

De pronto siento la necesidad de decirles lo de Sonic. Pero no sé cómo reaccionarian, necesito pensarmelo bien, si les digo son capaces de ir a buscar a Sonic y decirle.

Mi trabajo se arruinaría, cierro los ojos y muevo la cabeza.

— ¿Estás bien? — cuestiona mi papá.

Me siento junto a ellos y prefiero contarles mis planes de está tarde. Aprovechando que están aquí para que me cuiden a Sager un rato.

(....)

Tarde.

Sonic.

Ya llegué. Soy el primero, otra vez. Amy ya no tarda en llegar, le dije que llegara 3 minutos antes para ponernos en un lugar donde estamos cerca uno del otro.

Levanto la manga de mi camisa para ver el reloj. Nisiquiera es mío, se lo robé un rato a Shadow. (Espero que no se de cuenta)

Bajo la manga y abrocho bien las mancuernillas, un broche de color blanco, me veo elegante, más formal de lo común.

Aparto una mesa y mientras tanto toqueteo la mesa con los dedos. ¿Que va a pensar de mi Honey? ¿Que en verdad quiero con ella? Es mi problema nuevo ahora. Antoine quien extrañamente se disculpó conmigo, aunque no hizo nada. Me hizo que me aumentaran 15% de mi sueldo anual.

Por un lado siento un alivio bueno, porque ya tengo mi dinero, el problema es que me inquieta Honey.

Mierda, que calor está haciendo, me desabrocho las mancuernillas y estiro las mangas. Resoplo, y entonces escucho la campanilla de la puerta, esta vez estoy en un restaurante Italiano. 

Y..Oh, no.
Dios me abandonó.
Honey es la primera en llegar.
Ya verás, Emma.

Honey me busca mirando a todas partes, se ve algo sería, pero cuando me mira muestra una sonrisa de lado a lado.

— ¡Ay, bebé! Ya estoy aquí. — se acerca hacia mi rápido. Me pongo me pie, trago pesado. Me besa en ambas mejillas. — ¿Cómo estás? ¡Que guapo te ves! ¡Guau! Estás realmente espectacular, eres guapísimo Sonic. Me encantas.

Aquí vamos de nuevo.

— M-Me alegra verte. Toma asiento por favor y estoy bien gracias. ¿Tu como est-

— ¡Ay, mi amor! Te preocupas por mi, eres un gran amor, enserio estoy perfectamente, feliz de volver a verte. ¿Me hechaste de menos, verdad? — suelta una risilla, sentadoce frente a mi y tomando ambas de mis manos. Apretandolas. — Bebé, estoy realmente feliz de verte. ¿Ya te dije que me encantas? — me aprieta un cachete y tira de el para besarme en el. — Cariño, nos la pasaremos increíble. Me encantas demaciado.

Dios, soy yo de nuevo.

Amy.
Entro al restaurante. He llegado tarde, camino lento, buscando a Sonic. Quedamos en vernos antes de que llegaran nuestros ligues. Al serpentear entre las mesas, me llevo la sorpresa de Sonic ya está con Honey. Me hecha un vistazo de reojo. Ay, no. Sé lo que esa expresión significa.

Tomo asiento frente a el, Honey queda de espaldas a mi, de modo que no puede verme. Está tan ocupada con Sonic que no se da cuenta de mi.

Sonic me hecha miradas en ratos, yo tengo la vista posada en el. Pobre de el.

Tengo ganas de mandarle un mensaje, y preguntar si todo bien. La leve musica hace que no escuche lo que le está diciéndole. Pero a juzgar por lo que me dijo en el baño que le pensaba hacer. Seguro que le quiere desnudar ahí mismo. Niego con la cabeza, nisiquiera se porque me siento así. Tomo la carta y la pongo frente mi cara, para evitar velos. Si quiere algo, que me mande mensaje, puse mi teléfono en vibrador para saber cuándo me manda mensajes.

— ¿Annie Rose? — cuestiona una voz frente a mi.

¿Por qué todos dicen mal mi nombre?

— ¡Ah, hola! Soy Amy. — dejó la carta y me pongo de pie, sonriendo y estrechando la mano.

Es un erizo negro. Con betas rojas. Tiene una mirada fría, es un erizo alto y la verdad cabe decir que está guapo. Lleva una camisa negra con un moño rojo. Creo que su nombre era...¿Shadow?

— Mucho gusto...¿Eh, Shadow? ¿Verdad? — cuestioné apenada. Sintiendo mis mejillas arder.

Mi nueva pareja hecha una mirada a la mesa de Sonic. Quién con ojos bien abiertos lo mira. Parece horrorizado. Volteo frente a el. Y observo que Sonic se le queda viendo con una expresión, sacado de onda.

¿Se conocerán?

Shadow toma asiento. Dándole la espalda a Sonic. De modo que ahora puedo ver a Sonic por encima del hombro de Shadow, quién parece enojado.

— ¿Paso algo? — le pregunto. Ando de metiche, que siento que me diga que qué importa.

— No, nada. — se acomoda bien y me mira fijamente, sus ojos son tan rojos intensos que parecen rubíes.

Sonic.

— Bueno, Honey, yo..¡Ah! —me arrincono contra la esquina del banco mientras ella acaricia el abdomen.

— ¡Ey, solo estoy haciendo algo de show! — se ríe.

No puedo estar tranquilo. ¿Me cuesta respirar? ¿Confución, ansiedad, agitación?

— ¿Y también se te marcan esos músculos de más abajo? Ya sabes. Los que tienen forma de V. Mi amiga los llama: “La fecha que señala el pito” vaya nombre. ¿No? — sonríe ladeando la cabeza — ¡Ups! no puedo creer que haya dicho eso, pero me siento comodísima. Eres muy lindo, Sonic. Y la comida está de lujo. Aunque apenas has probado bocado. ¿Verdad que todo es perfecto?

—Si...La comida es un tanto..aromática.

El olor me va a matar, si no es que Honey lo hace primero.

Hecho un vistazo a la mesa de Amy, no puedo creer que Shadow sea su cita, de verdad que no me la creo. ¿Se inscribió en páginas para ligar? Cuando lo vi me quedé en shock, pero también tenía ganas de reírme.

Ya no aguanto estár más en este gabinete, ya no puedo aguantar ni un minuto más. Si no me voy ahora, jamás lo superaré.

Me pongo de pie.

— ¿Que prisa tienes?

— Lo siento Honey. Es que mañana tengo que madrugar, pero me la pasé de maravilla. Te acompaño al coche ¿Que calor hace, no?

Honey se levanta y mira mi botón desabrochado y responde;

— Pues, vámonos. — la empujó para salir del gabinete, sin demaciada violencia, e interceptó a la mesera, que se acerca con la cuenta. La firmo antes de que me la de. Hecho una mirada rápida a Amy y camino en línea recta a la puerta del restaurante.

No tardo ni dos segundos de estar afuera cuando Honey me toma de la mano y recarga su cabeza en mi hombro.

Que resbalosa.

Nos acercamos a su auto, es un Lexus SUV y cuando nuestras miradas se encuentran, debe de ver la verdad en mis ojos, que enseguida baja la vista a su bolso.

— Supongo que no querrás venir conmigo a mi casa. No pasa nada, es que había contratado una niñera y todo eso..

— Honey. — la interrumpo. — ¿Podemos hablar?

Asiente.

— Si. Ya se que hablo mucho, te toca.

— Gracias. — me paso la mano por la cara. — ¿A qué viene todo eso? El collar de Tiffany's, hablar de Hawaii, y salir a lugares y todo eso..¿Por qué? Si apenas me conoces.

— Naciste aquí. Tienes casi veinticinco años,  te encanta el fútbol, estudiaste en la UCLA y tu libro favorito es..

— Si, si...Buena memoria, pero eso no responde a mi pregunta..¿A qué viene tanta prisa?...¿Por qué yo?

Los ojos de Honey se llenan de lágrimas.
Ay, mierda.

— Carajo — digo — Honey, no quise decir eso, es solo que...¿Estás bien?

— No. — solloza — no estoy bien.

Derrepente está llorando a lágrima viva, y no entiendo una palabra de lo que dice. Me las arreglo para arrancarle las llaves y subirla a su coche. Aún no eh decidido que voy a hacer..

Le ayudo a sentarce en el asiento del piloto. Buscando por el asiento del trasero, encuentro pañuelos, no veo bien que hay detrás de los asientos. Enciendo la luz de arriba y puedo ver una mochila de niño y una pelota de fútbol, y se me hace un nudo en la garganta, porque Honey tiene un hijo, y ninguna madre deberia estár tan jodida.

— Lo siento, Sonic. — se disculpa entre sollozos. — lo siento mucho.

— No te preocupes. — la tranquilizo al tiempo que le doy un pañuelo. — Ahora me siento más cómodo que durante la cena, así que nada de disculpas. ¿Sale? — el comentario provoca una risa llorosa. — ¿Por qué estás mal?

— ¿De verdad quieres saberlo?

— Si. Quiero saberlo. 

¿Que le voy a decir? Necesita ayuda.

Y así comienza. Se seca las lagrimas, y yo enciendo el coche de ella, comienza contándome su vida de la prepa, que tuvo un gran amor, que la abandonó. Que tiene una hermana menor y no tiene madre ni padre....Que esos juguetes de atrás son de su sobrino, su hermana se lo encarga, que se fugó con un tipo y nunca más supo de ella, o simplemente ya no quizo a su hijo.

Me duele escucharla.
Dice que se le parte el corazón a diario, cada vez que mira a su sobrino, Sebby. Se ha quedado sin madre y sin padre. Ella no tiene a nadie, que trabaja y cuida el niño como si fuera suyo. Y es demaciado joven para sentirce acabada. Estaba desesperada por olvidarce de los problemas durante una noche, solo una. Para volver a sentirce joven y deseada.

Y que lo único que buscaba, era reírce un rato.

Me siento mal por decir que era resbalosa, que me enfadaba. Cuando termina, me acomodo en el asiento e intento asimilarlo todo. Mis ojos vagan a pensar en Amy y prometo que en cuanto pueda, volveré al restaurante para averiguar que todo esté bien.

— Reconocelo. — dice Honey mientras alisa las arrugas del pañuelo usado y lo vuelve a doblar como si fuera nuevo. — Te doy pena.

Niego con un gesto de la cabeza.

— No, para nada. Solo estoy sorprendido de que hayamos pasado tan rápido todo esto...

Honey se tapa la cara con las manos. — Ay, que pena. Es que hace tanto tiempo...y resulta tan agradable volver a tocar a alguien que me pasé de la raya.

— Bueno, entonces reconoce esto. — continua. — está ha sido una de las peores noches de tu vida.

—Aspiraria el título, pero no. — sonrió.

— ¿No? — yo niego con la cabeza. Ella sonrie, una sonrisa calida, inmediatamente baja su cabeza y suspira.

Se ríe, y el sonido me anuda la garganta, porque tiene una risa preciosa. Y es una vergüenza que se la esté pasando tan mal.

— Tu sobrino, Sebby. ¿Dónde juega? — le pregunto.

— Ah. — hecha un vistazo al asiento trasero y sonríe como si estuviera ahí. — Jugaba en un equipo de Laguna Beach. Pero tuve que mudarme con el para estar cerca de mi hermana. Así que ahora, ningún lado.

Empiezo a hablarle de mi equipo pero me interrumpe. — Gracias pero no juega bien. Antes si, pero ahora le ha agarrado miedo al balón que sale corriendo cuando se acerca.

— Esa es mi especialidad. Tráelo, confia en mi.

Sonríe
— Claro que confío en ti.

Le explico en donde entreno, luego me quito la cadena y se la pongo en la palma de la mano.
Ella sonrie, y asiente.

— Muchas gracias por todo Sonic. Me la pasé bien contigo, aunque...Lo siento mucho. Pero fuiste muy atento conmigo y muy amable.

— De nada. — ella me abraza. Yo solo puedo corresponderle.

Ella no está sola, yo la comprendo. Espero haberla ayudado y que esté bien.

— Mañana llevaré a Sebby a jugar un rato. — dice al separce de mi.

Ella se marcha. Y yo vuelvo al restaurante.
Estuve creo que más de una hora afuera, que cuando llego. Amy y Shadow ya no están.

Sábado.
Primero de Junio.

Sager.

Su madre le había prometido llevarlo de paseo. Ayer por la tarde estuvo con sus abuelos jugando con su nuevo amigo, el cual estaba muy contento, quería llevarcelo consigo al parque. Sin embargo su mamá no se lo permitió.

Continuó avanzando de la mano junto a Amy, quién sonreía a su pequeño cada que el niño la miraba hacia arriba. Era una mañana cálida, fresca y bonita.

El corazoncito del pequeño latía de felicidad. Al poder pasar más tiempo con su mamá a quien tanto amaba.

Cuando pasaba junto al campo de fútbol.
Se quedó quieto y observo a lo lejos un grupo de niños jugando. Riendo y corriendo de un lado a otro, mientras un erizo azul los guiaba, soplando un silvato. Se quedó soprendido, e inmediatamente pensó;

Que el también quería ser parte del equipo.

.......

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