La Entrevista.
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Sonic.

Tails ha descubierto el poder del sarcasmo hace poco, y lo usa cuando tiene ocación.

Lunes.

Son las 7:15 de la mañana. Tails me arrojó una piedra a la ventada para que me despertara. Y el muy desgraciado; aparte de romper la ventana, me cayó en la cabeza.

Por suerte era pequeña. Bueno, que digo suerte. Siempre empezamos mal, mierda. Pese a que la entrevista la tengo a las 8:00 me despertó para que le acompañe a caminar en la mañana e ir al centro comercial. De ahí, nos subimos al tercer piso. Viendo atra vez de los cristales a la gente que caminaba debajo, diferentes rostros anónimos con vidas ocupadas desde muy temprano.

—Sus piernas son del tamaño del resto de su cuerpo. — críticaba Tails señalando a un tipo bajo y flaco. Después entorna sus ojos a alguien más y exclama —; ¡Ah, mira! Ahí está tu futuro. Allá.

—¿Qué? ¿El tipo que está bailando? — cuestioné divertido.

—Nah — me pega en el hombro — Tu no bailas tan bien.

— Gracias.

—Mira, ese. — señala levantando la cara. — el tipo de en medio.

Tails apunta a un viejo de sombrero café y una valija desgastada, serpenteando lentamente entre todos.

De estarnos riendo y comparandonos nuestras vidas con gente desconocida. Cuyas vidas no teníamos idea de que tal estaban. Me imagino que al final de cuentas son personas con una vida más extraordinaria que la nuestra. Pero ahora es nuestro pasatiempo favorito.

— Parece que todo iba bien en su vida. — habla con lástima y continúa —; y ahora... ¡Nope!. Nada, que lástima, pobre. — me mira y me dice —; Tu modelo a seguir.

A juzgar por la manera en que se aleja de ahí y anda así, supondré que todos los días. Debe ser esclavo del trabajo. Entorno mis ojos buscando a alguien peculiar de toda esa gente desconocida.

— Mira. El hippie.— no hace ni falta señalarlo, es la cereza del pastel — Parece más feliz que toda esa gente...— murmuré.

— Umm....Si. — hace una pausa. Los seguimos con la mirada hasta que desaparece de nuestra vista. — creo que nos estamos perdiendo de algo.

Seguimos viendo a todos aquellos que pasaban. Ninguno miraba hacia arriba, sino al frente, esquivando y pasando de largo de todas esas vidas.

— Vámonos. — dice Tails. — Ya casi es hora de tu entrevista. Vayamos al metro.

Apunto de irnos. Mirábamos por última vez la gente. Ya no había nadie de quien hablar ahí abajo, aparté mis ojos de la ventana y caminamos. Miré de reojo y me detuve de inmediato.

—¡Hey, Tails.! — lo llamo y el se detiene. Regresa a mi lado, y miramos nuevamente por el cristal hacia abajo. — Ella. — Señalo a una eriza rosada, de púas cortas, vistiendo un vestido sensual rojo. Mirando hacia arriba del techo del centro comercial. — ....Wow.

— ¿Que tiene? — aparta la vista del cristal y me mira. — Solo es bonita.

— Nadie nunca hace eso. — murmuro — mirar arriba. Todos están tan ocupados, mirando hacia el frente que olvidan arriba.

— ¿Y?

Me quedé viéndola. Observando. La gente pasaba más  rápidamente sin prestarle atención, ella seguía viendo hacia arriba. Entonces veo que cierra sus ojos, estamos a muchos metros de altura, pese a eso puedo ver que sonríe. Parece que dió un respiro y exhala. Se da media vuelta y la veo seguir caminando de frente.

— Ya vámonos. — comenta Tails alejándose de ahí. Yo me quedo viendo, entonces la misteriosa chica continúa su trayecto — ¡Llegaremos tarde!

•••

El edificio de las oficinas se levanta ante nosotros, una pared lisa de cristal ahumado que roza el cielo. Me dejó sorprendido cuando vine hace un par de días a llenar el currículum. Recuerdo haber pensado que ese era el lugar donde arrancaria mi futuro, pero ahora no estoy pensando en eso. Solo trato de descifrar el presente.

— Te esperaré aquí. — dice Tails. — Que tengas suerte — Levanta el pulgar arriba y sonríe.

— Gracias.

Cruzo las puertas y me uno al grupo de gente que aguarda junto al tablero de los ascensores. Estoy vestido con traje gris y zapatos oxford, esta vez es un nuevo traje. Y espero dar buena impresión. Respiro profundamente, sin hacer ruido y que los demás no se enteren que estoy nervioso. Al llegar, pregunto a la secretaria. Son las 8:00 y se supone que es hora de mi entrevista.

— Disculpe. Buen día, vengo por la entrevista con el abogado.

La mujer revisa el expediente de tareas y después me mira.

—Ah, Sonic. — dice ella. — Si, el abogado te está esperando. Pasa por favor al lado izquierdo.

—Gracias.

Camino como me indicó. Es un pasillo largo y oscuro, aquí todas las oficinas están separadas por varios metros.
Al llegar a la puerta; antes de entrar.
Trago pesado. Respiro y exhalo. Me ajusto bien la corbata y toco ligeramente con los nudillos la puerta.

—Adelante. — escucho la voz al otro lado de la puerta. Giro la manija y entro, cerrando la puerta detrás mío. En abogado es un erizo negro. Muy bien vestido, el ambiente de la oficina lo hace sombrío. — Toma asiento por favor.

El hombre se ve de pocos amigos.

Agradezco y jalo de la silla para sentarme.
Carraspeo mi garganta levemente. Creo que me queda muy apretada la corbata.

—Estuve viendo tu currículum y me has dejado una buena impresión sobre el papel. Pero ahora me gustaría conocerte más y hacerte las preguntas. — levanta una carpeta y la abre.

—Claro.

Le miro unos segundos, ahí esperando las preguntas que definirán mi presente.

— ¿Por qué te interesa este trabajo?

Había escuchado esa pregunta más de diez veces. Las primeras tres dije; »Pues para ganar dinero« Casi me patearon el trasero. No era la respuesta más coherente y abierta para definir.

Ahora, habíamos practicado con Tails sobre esto. Y el lenguaje corporal. Me puse en posicion neutral. Y me dije a mi mismo que lo conseguiría. De modo que contesté firme;

— Porque me gustan los retos. Me gusta crecer a nivel profesional, también me encanta racionarme con gente. Me considero alguien extrovertido y creo que esta puede ser una buena oportunidad para mí.

Había practicado aquello frente al espejo unas diez veces que me salió bien. El hombre asiente y continúa;

—¿Por qué crees que deberíamos darte el puesto a ti?

Esa pregunta siempre me parecía vanidosa, y envenenada. Le contesté con aquel aire de serenidad neutral;

— Tengo experiencia utilizando esta tecnologia.

Me había graduado en ingeniería informática. Claro que sabía.

Había estudiado ya la empresa mucho antes.
No me había dado cuenta que estaba compitiendo por ese puesto con más de 10 rivales más. Vi aquel expediente mío y de lado otros más. Esto se estaba poniendo tenso, pero seguí con mi postura firme.

El abogado asintió y miro mi expediente una vez más. Y leyó;

—¿Por qué has estado tanto tiempo sin trabajar?

Esa pregunta me hizo intimidar. ¿Que le respondía? ¿Que porque daba mal aspecto?
O no tengo idea. Tampoco le iba a responder que había estado parado sin hacer nada. No sé por qué realmente.
Pero respondí como el mismísimo perfecto mentiroso;

—No eh encontrado ninguna empresa, ni oferta que supuciese un verdadero reto para mi, o mereciese realmente la pena para mi formación y mi crecimiento.

— Bien. — cambia de página y anota algo en ella.

Después de 45 minutos.
La entrevista desfilaba al final.
Había hecho un total de 50 preguntas

Cuando parecía llegar a la última él me pregunta;

—¿Dónde te vez de aquí en diez años?

Estaba ya en ese momento más relajado de lo normal. Así que le contesté;

—En está misma empresa, Señor. Pero con un cargo de mayor responsabilidad.

El asintió, se quitó sus lentes. Cierra la carpeta y me sonríe. Se levanta de su asiento y me estira la mano.

—Perfecto. Ha sido todo. — me levanto y extrecho su mano. — Le llamaremos más tarde para confirmar si ha quedado.

—Muchas gracias. — Sonrei, expresando un cálido aire de tranquilidad.

(....)

Amy.

El reloj de la pared de la sala de estar. Indica que son casi las 9:00 La hora de mi entrevista de trabajo. Mientras aguardo sentada en la sala. Observo que la puerta del abogado se abre y sale un erizo azul. Con una enorme sonrisa, va vestido de traje gris. Se aproxima por mi lado.

No puede ser...
Dios mío..
No, no puede ser verdad.

Me levanto del asiento. El bolso se me cae y me le quedo viendo, plasmada. El erizo no se daba cuenta de mi. Camina a mi lado tan rápidamente y a toda prisa, con la cabíz baja. Camina a las escaleras como alma que lleva el diablo.

—No, no puede ser... — murmuré y lo seguí  con la mirada, con los ojos bien abiertos; me los tallé para ver si era verdad que es el.

Era el.
Era Sonic.

Corro de inmediato tras él.
En unos cuantos escalones estaba el elevador. Él lo abre.

—¡Espera! — le grito sin pensarlo. El entra en el elevador. Se voltea de frente y alza la mirada por fin. Me mira fijamente, está sobresaltado, pero se queda ahí. Dentro de la caseta.

Cuando bajo al último escalón para alcanzarle.

Las puertas se cierran, con él dentro.

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No tenía pensado actualizar.
peeerooo
Nos encontramos puesto #3 Sonamy <3
¡Gracias! ♡