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35.- Ilusiones y realidades

Antoni 

Tres años después...

Hay una gran cantidad de personas en los jardines de la universidad de Milán. Varias personas cruzan por los jardines portando las elegantes togas de graduación.

—Esos de ahí son nuestros asientos —señala Ángelo cuando encontramos la fila de asientos que nos pertenecen —buen sitio, bien hecho.

—Nunca pierdes la oportunidad de molestar —replico mientras caminamos hacia las sillas con nuestros nombres pegados.

—Dios, ¿Cómo es que su madre los soportaba de pequeños? —se queja Daphne mientras acomoda a Dante, su pequeño y último hijo, entre sus brazos.

—Tuvo suerte que nunca nos llevamos bien —responde Ángelo —creo que estamos teniendo una relación atrasada de hermanos.

No retengo la risa mientras nos acomodamos en nuestros asientos, lo suficientemente cerca como para rozarnos los hombros.

Hoy, luego de tres años, es el día en donde Sally se gradúa. No podíamos perdernos la ceremonia por nada del mundo, así que evidentemente iba a elegir los asientos más privilegiados para ser espectador de uno de los momentos más importantes de su vida.

—Beatrice sin duda está disfrutando de su nueva vida en los cabos —señalo —no debe de extrañarnos.

—Supongo que Jackson la está haciendo feliz —dice Ángelo con una sonrisa —¿Quién diría que tendríamos un padrastro?

—Oh, cállate —mascullo reteniendo la risa —no hablamos del nuevo matrimonio de nuestra madre en la graduación de mi chica.

—Bien, te lo concedo por esta vez —dice con una sonrisa.

—¡Ahí está! —Daphne grita con entusiasmo lo que hace que mi sobrino se sobresalte entre sus brazos.

—Mia regina, le ocasionarás un infarto a nuestro hijo —reprende Ángelo con fingido tono de advertencia mientras toma a su hijo.

Dante va a los brazos de su padre con todo gusto, fue el único de sus hijos al que decidió traer, no quería imaginar a los desastres en el campus de la universidad, serían como seis pequeños torbellinos imposibles de calmar.

Sin embargo, Dante, es la personificación de la calma. A sus dos años el más pequeño de mis sobrinos daba sonrisas adorables y abrazos todo el rato, el protegido de toda la familia.

—Tú madre es desconsiderada, ¿verdad Dante? —inquiero y recibo un asentimiento.

—Deja de poner a mi hijo en contra y mira a tu increíble chica —exige Daphne.

Elevo la mirada en ese instante, ubicando a Sally casi al instante. Me recibe con una sonrisa, eleva la mano y yo lo hago también casi de inmediato. No puedo dejar de mirarla, aún cuando ella lo hace y va detrás del grupo para ocupar sus lugares, no aparto la mirada de ella.

Llevamos casi cuatro años saliendo, cuatro años en donde sin duda alguna, he vivido los mejores momentos de mi vida. Nunca pude imaginar que pudiera sentir tantas cosas por alguien, pero Sally es todo lo que nunca me tomé el tiempo de imaginar.

A cuatro años de conocerla, sigo deslumbrado por ella, sigo tan enamorado como en el principio.

El coordinador de la universidad sube al escenario que hay frente a las largas filas de asientos y pide nuestra atención. Los asientos se han llenado con rapidez y todos los graduados permanecen en sus sitios esperando por que la ceremonia de comienzo.

—¿Tienes lista la cámara? —cuestiono hacia Daphne, mi cuñada asiente mientras mueve la cámara que cuelga de su cuello.

—Lista para el momento en el que nuestra chica aparezca —dice con una sonrisa.

Hay un sol precioso sobre Milán, la brisa que sopla mueve algunas de las batas de graduado cuando suben las escaleras hacia el escenario, y a pesar de que le prometimos a Sally que guardaríamos la compostura, tan pronto sube, nuestros gritos son los primeros en escucharse.

—Dante, di... ¡Hola, tía Sally! —dice Ángelo a su hijo mientras lo hace sacudir la mano.

Sally gira hacia nosotros, aplaudo con énfasis mientras sonrío con un orgullo total llenándome hasta el último rincón del cuerpo.

—¡Esa es mi chica! —Sally ríe cuando mi grito sobresale por el general que brota del público. Eleva el título con su nombre y eso solo nos hace gritar más.

Incluso Dante parece animado cuando ubica a su tía y chilla con una adorable emoción. Tenemos que retener la tentación de levantarnos para ir al encuentro de Sally, y aguardamos a que la ceremonia, que tarda como cerca de una hora más, por fin acabe.

Dante camina de la mano de su padre, mientras Daph y yo nos adelantamos para alcanzar a Sally, quien viene saliendo de los jardines de la universidad.

—¡Chica, lo hiciste! —grita Daph con entusiasmo antes de envolverla en sus brazos —¡Estuviste sensacional! Tengo miles de fotos, las revelaremos mañana por la mañana para que puedas enmarcarlas todas.

—Gracias, Daph —agradece mi chica —parece que su entusiasmo fue en grande, ¿eh?

—¿Puedes culparnos? —su sonrisa se ensancha un poco más al verme. Me acerco hasta conseguir envolver su cintura con una de mis manos, y llevar la otra al costado de su rostro —estoy tan orgulloso, dolcezza. Lo hiciste.

El sonido de un "click" se escucha y volteamos, descubriendo a Daphne enfocándonos con su cámara.

—Esta foto es preciosa —dice con una mirada enternecida —ahora sonrían, de frente.

Sally y yo reímos mientras hacemos lo que dice, y miramos a la cámara. Un nuevo click se escucha y puedo volver a mirar a mi chica.

—Lo hice —susurra con emoción.

—Lo hiciste, dolcezza. Todos estamos orgullosos de ti, incluso Dante.

Sally voltea cuando el chillido emocionado de nuestro sobrino se escucha y va hacia ella. Mi chica se inclina para poder recibirlo en brazos y cuando la miro cargarlo, mi pecho se contrae con furia.

Cuando vuelve a mirarme, sé que ella también piensa lo mismo que yo.

Hemos hablado sobre nuestro futuro, sobre el matrimonio, los hijos, sobre la familia que formaremos. Cumplí mi promesa de esperarla, de no presionar, y aún ahora cuando se ha graduado, sé que el camino profesional la espera.

Tiene tantas cosas por vivir aún, pero eso no es impedimento para apartarme de su lado, por el contrario, seguiré aquí, celebrando cada pequeña y gran victoria que ella tenga. Sintiéndome orgulloso de la mujer en la que se ha convertido.

Seguiré aquí, como se lo prometí.

Continuamos riendo, tomando fotografías y haciendo poses graciosas ante la cámara. Sally ríe con sinceridad, con esa aura tan alegre que se ha apoderado de ella.

Han pasado tres años, la sigo amando tanto como cuando iniciamos, pero mi amor, en momentos como este, parece hacerse cada vez más grande. Cuando la veo feliz, cuando la veo ser ella, la amo más.

Ahora estamos un paso más cerca, un escalón más arriba en la escalera que nos conduce a la vida juntos, que deseamos compartir.

Hace un año que abandonamos el edificio, para mudarnos a una bonita casa cerca de la residencia de Ángelo. Aunque claro, Sally repetía que esto no era una casa, sino una mansión. Tal vez cometí el error de no consultárselo primero, pero vamos, sabía que pondría objeciones si me portaba educado, y le cuestionaba si era de su agrado o no.

Aunque terminó enamorándose de nuestro hogar, lo que me hizo saber que, a pesar de todo, hice un buen trabajo.

Nuestro jardín está decorado para la ocasión. Génesis, Jodi y Franco, junto con su pequeña hija de dos años, ya están en el jardín. Al igual que Antonella con su ahora prometido, Leo.

Incluso mi sobrina se me había adelantado con los planes de boda. A Ángelo casi le da un infarto cuando se enteró, pero ¿qué podíamos hacer?

Toda la mesa central está llena de la comida que se preparó especialmente para hoy. Sally merecía ser celebrada en grande, y yo iba a asegurarme de eso.

Comemos, reímos, celebramos y disfrutamos por el resto de la tarde. El torbellino ocasionado por los niños no puede faltar, pero se ha convertido en parte de nuestro día a día, así que nos hemos acostumbrado a ellos, tanto que, cuando se ausentan, se siente demasiado extraño.

—Gracias por lo de hoy —dice Sally mientras ingresa a la habitación y se quita los tacones —toda esta celebración...

—Era más que necesaria —termino la frase por ella —parece que no me conoces.

Ríe un poco, la argolla aún reluce en uno de sus dedos, así que sonrío. No nos hemos quitado las argollas desde hace tres años, cuando se la entregué, ha sido parte de nosotros. Mi hermano casi se infarta cuando Sally llegó a su casa con la joya y yo tuve a Daphne gritando al teléfono reclamando el que nos hubiésemos casado sin informarles.

Quise mantener la mentira, pero Sally se compadeció de ellos, y les dijo la verdad. Sin embargo, las seguimos usando desde ese día.

—Créeme, te conozco lo suficiente —dice con orgullo —casi cuatro años me han dado toda la información que necesito.

Una sonrisa torcida se apodera de mis labios.

—Úsala sabiamente entonces —le dedico un guiño.

—Es lo que haré —responde mientras se coloca frente a mí, recogiendo su cabello sobre uno de sus hombros y señalando el cierre del vestido.

Retengo la sonrisa, extiendo la mano para apoderarme del zipper y deslizarlo hacia abajo, descubriendo el conjunto de encaje negro que porta justo debajo.

Sally deja caer el vestido sobre la alfombra y gira hacia mí, con una sonrisa traviesa en los labios.

—Claro que sabes usarlas —confirmo tomándola de las caderas para acercarla a mí.

Antes de que pueda decir algo más, el perfectamente reconocible grito de nuestros sobrinos se escucha.

Echo la cabeza hacia atrás, Sally se aparta con una sonrisa y sacude la cabeza.

—Fue tu culpa por conseguir una casa tan cerca —señala caminando hacia el baño.

—¡Acaban de irse! —exclamo en un grito ahogado mientras me incorporo.

—Pues al parecer te extrañan tanto que volvieron —dice antes de meterse al cuarto de baño y cerrar la puerta.

Resoplo con frustración, recordándome que quiero tanto a mis sobrinos mientras salgo de nuestra habitación para bajar.

—Lo siento —dice Ángelo —olvidamos algunas cosas y los niños quisieron volver. No interrumpimos nada, ¿verdad?

—De hecho, sí —reclamo —estaba por darle su regalo de graduación a Sally.

—¿Qué le regalaste, tío? —cuestiona Carina. Ángelo estrecha los ojos con una mirada de advertencia.

—Algo que no te puedo contar, Cari —respondo reteniendo la risa —es un secreto.

—Yo te digo un secreto, si tú me lo cuentas —comienza a negociar y mi hermano y yo reímos.

Dios, esta niña va a ser toda una mujer de negocios cuando crezca.

—Estoy fuera —hago un gesto con mi mano cerca del cuello —lo siento Cari.

—La tía Sally me contó el otro día algo —dice con naturalidad, tanta que me asusta —dijo "no le digas al tío Antoni"

—No seas mentirosa, Carina —reprende Ángelo —sabes bien que mentir está mal.

—No es mentira —forma un puchero —¿no quieres saber, tío?

—Ángelo, tú hija es un monstruo —susurro hacia mi hermano, tan bajo que solo él puede escucharlo —¿qué clase de criatura estás creando?

—Créeme, hermano, a veces yo también me pregunto lo mismo —responde en el mismo tono.

—¡No susurren! ¡Mamá dice que es de mala educación susurrar! —grita molesta mientras se cruza de brazos —no te voy a decir que la tía Sally dijo que tiene un bebé aquí.

Señala su vientre, y yo me paralizo. Ángelo se queda igual, quiero reír porque ha dicho que no me lo dirá y es lo que terminó haciendo, pero luego entiendo lo que intenta decir, y me congelo.

—Se lo dijo a mamá —continúa —pero no te lo voy a contar.

Ángelo y yo nos miramos, procesando el hecho de que su hija de cinco años, ha revelado que Sally está embarazada.

Y cuando ella aparece en las escaleras, y nos mira, también se congela.

—Oh, no —dice —Cari, ¿le dijiste nuestro secreto?

Y juro que, si no me he desmayado, es de puro milagro.

Sally me mira con nerviosismo.

—¿Estás segura?

—En realidad no —responde —fueron un par de pruebas rápidas, el resultado puede ser falso positivo, así que no me emocioné demasiado.

Tomo una inhalación, dirigiendo la mirada hacia su vientre. Ella coloca las manos encima, como si de esa forma pudiera evitar mi mirada en la zona.

—Así que no debo emocionarme, ni correr como loco porque mi novia puede estar embarazada —sentencio permaneciendo en mi sitio, sentado en el borde del colchón.

Ella ríe. La miro acercarse y colocarse a mi lado.

—Lamento que te hayas enterado por Carina —dice lanzándome una mirada de disculpa —pero quería estar segura antes de decírtelo, sé cuanta ilusión te hace...así que no quería que fuese en vano.

Coloco la mano sobre la de ella, mirándola con tanto sentimiento como me es posible.

—No tienes que disculparte —aseguro ladeando la cabeza —iremos al médico mañana temprano, ¿de acuerdo? Porque necesito saber si lo estás o no.

Ella asiente, mostrándose de acuerdo.

—¿Y si estoy embarazada...?

—Pues entonces seré el hombre más feliz del mundo —afirmo —de verdad, si estás embarazada...tendremos que invertir los planes. Primero el bebé y luego la boda.

Golpea mi pecho con algo de fuerza, lo que me hace reír.

—O podemos adelantar la boda.

—Ni siquiera me has propuesto matrimonio, no quiero que lo hagas solo por un posible bebé —sentencia —así que...aguardemos hasta mañana, ¿de acuerdo?

—De acuerdo.

Creo que no es necesario decir que esa noche no conseguí dormir ni un poco, conseguí una cita con el medico de confianza de la familia, así que a la mañana siguiente, vamos hacia el centro médico.

Nunca me he sentido tan nervioso, jamás. No quería un análisis de sangre, sería demasiado tardado y Sally parecía tan ansiosa por saber, que recurrimos a otro método para saberlo.

Y aquí estamos, con la mirada fija en la pantalla esperando que el médico confirme, o nos niegue el resultado de la prueba.

—Está limpio —dice el médico, y una punzada de decepción me atraviesa —lo siento, señores, no hay embarazo.

—Oh —giro hacia Sally, ella mantiene su labio inferior entre sus dientes, mirando la pantalla.

—Esos resultados pueden ser falsos —dice el doctor —lo siento.

—Gracias —respondo.

Nos lanza una mirada, entendiendo que necesitamos un momento y sale del pequeño cubículo, no sin antes decir que salgamos cuando estemos listos.

—Por eso no quería que lo supieras —susurra Sally mientras se baja de la camilla —porque podía no ser verdad.

Me acerco, mantiene la cabeza cabizbaja así que tomo su mentón, haciendo que me mire.

—No importa —aseguro —no estoy enojado, solo...algo decepcionado, pero no contigo, sino de la idea.

—Lo siento.

—No, dolcezza, sin disculpas —pido —está bien, ¿sí? No pasa nada.

Parece aliviada de escucharme decir aquello.

—Al menos ahora si me propones matrimonio sé que no solo será por el bebé —dice con una leve sonrisa en los labios.

Me rio un poco, sacudiendo la cabeza en una negativa.

—Aún con bebé, no hubiese sido ese el motivo —le aseguro —he dicho que quiero casarme contigo desde el inicio, un bebé solo hubiese acelerado el proceso.

—Proceso que ahora puede seguir con calma —añade —aunque...

Voltea hacia el monitor, reconozco la mirada decepcionada de sus ojos y luego como se humedecen.

—Oh, dolcezza...

Sally solloza así que la rodeo con mis brazos, me apego al borde de la camilla, sosteniéndola contra mí. No hablo, no hago nada más que mantenerla contra mi pecho dejándola llorar.

—Yo en serio quería un bebé —dice tallándose los ojos.

Si Sally hubiese estado embarazada ahora, hubiese sido por accidente. Porque nos cuidábamos, usaba protección cada que estaba con ella porque sabía que Sally aún no deseaba hijos, sin embargo, parece que ha cambiado de opinión.

—Entonces haremos un bebé —aseguro —no te preocupes por eso.

Me mira, con la emoción brillando en sus ojos.

—¿De verdad?

—De verdad —aseguro —haremos un bebé, nos casaremos, haremos todo lo que desees, dolcezza. Haremos absolutamente todo lo que desees.

Sonríe, se limpia las últimas lágrimas antes de colocar las manos sobre mis hombros y atraerme hacia ella. Sus labios se posan sobre los míos en un contacto suave, delicado.

Cuando se aparta, su mirada ha recuperado el brillo, su rostro el sentimiento de bienestar.

—Iremos por todo —le prometo.

—Iremos por todo —repite con una sonrisa.

La ayudo a bajar de la camilla, y cuando ella ingresa al pequeño vestidor para quitarse la bata y colocarse su ropa, miro la pantalla que muestra la imagen congelada, imagen donde no había ningún bebé.

Y prometo que, la próxima vez que miremos un monitor como ese, definitivamente habrá un bebé. 

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¡Hola, hola!

Paso por aquí para informar que nos quedan cerca de 4 a 5 capítulos para terminar la historia :( intentaré estar actualizando sin falta los días correspondientes y como siempre, los últimos dos capítulos se publicarán el mismo día. 

¡No se olviden de votar y comentar! Significa mucho para mí. 

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