CAPÍTULO 39
Troye.
Llegué al hospital en cuánto me avisaron.
La preocupación invadía por completo toda mí cabeza, y la expresión en mí cara cambió cuando vi a la familia de Rachel en la sala de espera.
Lindo momento para presentarte, Troye.
— Emm, hola, buenos días, soy Troye, un amigo de Rachel — saludo con nervios y tartamudeando, me acerco pero a una distancia prudente.
Un hombre mayor, alto y con notables arrugas en su rostro me mira de arriba abajo, levanta una ceja y me gruñe apartando la mirada. Trago saliva y retuerzo el borde de mí camisa entre mis manos.
La señora a su lado, de su misma estatura pero con un rostro totalmente agradable, me mira un poco menos gruñona y me da una media sonrisa siendo amable.
— Hola, soy Sol, la mamá de Rachel — se acerca a ofrecerme la mano, la estrecho con rapidez respondiéndole con una sonrisa.
—¿Ella cómo está? — pregunto aún con nerviosismo.
— Tuvo un accidente en las escaleras del Centro comercial, y se adelantó el parto — me informa con una mueca en la boca. Antes de responder ella sigue. — La doctora dijo que despertó bien, adolorida, pero bien.
— Me alivia saber eso, señora — le digo con sinceridad.
Me siento en las sillas que están en la sala de espera, a una silla de distancia del padre de Rachel. Paso mis manos por mí cabello, aunque sabía que ella está bien en la sala, mí corazón no se tranquilizaba, y hasta poder verla, no lo iba a hacer, necesitaba comprobarlo yo mismo. Miro a mí alrededor para observar quiénes estaban en la sala, y no me había dado cuenta que solo éramos los tres.
Cuando miro bien a la señora Culligs, puedo ver una notable barriga cargando. Debo de admitir que me sorprendió.
Un enfermero sale por la puerta de la sala de espera, tenía la ropa completamente llena de sangre, mí corazón se detiene y el sudor se va a mis manos.
Y caigo a la realidad cuando siento un peso duro caer al piso, cuando volteo, era el señor Culligs en el suelo. La señora, grita espantada gritando su nombre para atenderlo.
— Joven, ¿Que pasó? — pregunta la mamá de Rachel con preocupación en todo su rostro.
El enfermero, luego de llamar a sus compañeros para atender al hombre desmayado, nos sonríe para tranquilizarnos.
— Señor, despierte — habla una chica poniendo un algodón, seguramente con alcohol para despertar al padre de Rachel. Empieza despertar lentamente y podemos ver qué se encuentra bien.
—¿Que pasó?— pregunta rascando su cabeza. —¿Dónde estoy?
Me dirijo al chico con la bata azul. — Rachel, ¿Cómo está?
— Todo salió bien, su hija se merece un premio, es una mujer fuerte — responde mirando a la señora Culligs.
Los tres, automáticamente levantamos una ceja.
No me malinterpreten, podría asegurar con mí vida que Rachel es la mujer más fuerte y valiente que he conocido a lo largo de mis años. Por ella, iría a una batalla sin armadura y jurando a todos que doy mí vida por ella... Por esa mujer que tiene mí mundo de cabeza.
Pero, algo había detrás de esas palabras dichas por el joven enfermero.
— Si, al ser primeriza y tener trillizos, es algo verdaderamente fuerte. — asegura aún sonriendo y abriendo sus ojos asintiendo.
Oh, por Dios.
¿Trillizos significa tres?
—¡Ethan, no de nuevo!— grita la señora a mí lado sacándome del trance. Cuando miro, un grupo de enfermeros rodeaban al señor que caía desmayado nuevamente.
Pobre...
—¿Puedo pasar? — pregunto al chico que nos dió la información.
— Claro, pueden pasar dos, pero antes, ¿Usted qué es de la Srta. Culligs?
Antes de responder, y ya sintiéndome decepcionado por no poder verla, la madre de Rachel toma mí brazo con seguridad y responde: — Es la pareja, y yo la madre.
Solo entonces nos dejan pasar y caminar por el camino hasta la sala de parto.
— Muchas gracias, señora Culligs — le digo a la mujer a mí lado, ella me mira.
— No debería de decirte esto, pero mí hija está muy enamorada de ti, me sorprende verla así, nunca en su vida lo había estado, y créeme, lo sé — habla con una pequeña sonrisa en sus labios, claramente mostrando el orgullo en cada palabra que dice.
Me hacía sentir feliz ver qué realmente Rachel estaba rodeada de personas que la aman. No merece menos que eso.
Nos lavamos las manos y hasta el codo, para luego ponernos las batas colgadas.
— Me deja tranquila saber que eres un buen muchacho para ella. — suelta la madre de Rachel antes de entrar a la sala y dejarme completamente helado en mí lugar.
El sentimiento que sentí de inmediato fue de puro cariño, hacía Rachel, a la chica que está dentro de ese cuarto.
Creí que sin verla un mes, la sed de tenerla cerca mío iba a saciar de una vez. Y por segunda vez, solo he comprobado lo idiota que puedo ser creyendo que eso iba a pasar.
El hormigueo en mí cuerpo no paraba, solo incrementaba más las ganas de verla y saber que está bien, que es esa mujer que me enamoró y cautivó desde un primer momento.
La luz en la sala era baja, y lo primero que visualice fue a Rachel acostada en la camilla, la madre de Rachel estaba a un lado cuchicheando algo en voz baja observando algo... O alguien en sus brazos.
Cuando estoy al lado de Rachel, veo como mantiene sus ojos cerrados, descansando.
Arrimo mí mano lentamente para tomar la suya, y podía jurar que la corriente eléctrica que sentí era real.
Solo sé que cuando ella abrió los ojos, vi las esferas marrones más lindas del mundo.
— Hola — susurra con la voz rasposa, sus ojos se llenan de lágrimas, mosntrando una media sonrisa, la emoción adueñándose de su rostro.
Un nudo se forma en mí garganta al verla, cada minuto, cada hora, cada día que pasó este mes, solo esperé y desee ver su hermoso rostro.
— Lo hiciste bien — le digo sonriendo, sin más preámbulos me acerco a su mejilla besándola. — Lo hiciste perfecto, mí Rach.
Un llanto se escucha por la sala, era un bebé.
Siento su mano acariciar mí nuca mientras sigo besándola hasta seguir sus labios, dejo un casto pero dulce beso.
— Te amo — le digo finalmente mirándola a los ojos, recibiendo esos ojos intensos, esos que me cuentan el amor infinito en mí vida. Ella sonríe pasando su mano para limpiar unas cuantas lágrimas que recorrieron sus mejillas.
Sonrío con ternura.
— También te amo — responde en un susurro, como una promesa que nunca se romperá y sellando con otro beso.
Un carraspeo se escucha rompiendo nuestra burbuja y nos volteamos a ver a la señora Culligs sosteniendo a un bebé llorando en su brazo.
— Quiero sostenerlo — dice Rachel acomodándose solo un poco. La madre se le acerca para ponerlo en sus brazos, lentamente me acerco para verlo. Puedo ver qué es muy chiquito, y delicado. Aún sin alzarlo puedo sentir que mis manos sudan.
Rachel le corre la manta de su cara y puedo apreciar su chiquito y hermoso rostro.
— Es hermoso — digo casi sin aliento.
— Hermosa — dice la Sra. Culligs.
—¿Qué? — dice Rachel sonriendo de oreja a oreja.
Asiente. — Dos hermosos niños y una bella niña.
Sonrío viendo la linda imagen que me mostraba Rachel sosteniendo al pequeño bebé.
Ella, sumida en la felicidad, mira hacia arriba. — Dios ampare a mí niña de sus hermanos protectores.
Largo una carcajada.
— Amor, Stephen los cuidará la mayor parte del tiempo, la protección es segura — me dice Rachel viéndome divertida.
Podía sentir la mirada de su madre sobre mí, era intensa, y sabíamos por qué. La castaña se sonroja por completo y baja la mirada acariciando la mejilla de la pequeña bebé.
Mientras, yo, me acerco a ella para besar su cabeza.
Suspiro feliz mirando a la criatura en sus brazos, su llanto ya se había calmado al estar con el calor de su madre.
— Hacen una bonita imagen, por no decir que familia — agrega lo último mirándonos de reojo la Sra. Culligs. Era mí turno de sonrojarme. — Pero no se olviden que hay dos más. — dice señalando su costado.
Vuelvo a reír y con decisión pero con una timidez adueñándome, me acerco a ver los bebés que dormían tranquilamente y juntitos.
La ternura se había precipitado y antes de controlarme largo un "ow". Que produce una risa en las dos mujeres tras mío.
Pero no podía quitar la mirada de esas dos criaturas.
Podía declarar que hoy, 5 de Octubre mí corazón fue robado por tres personitas hermosas. Mientras que su madre, Rachel Culligs, seguía siendo dueña de mí corazón y alma.
(...)
¡Muchas gracias por el aguante!
Espero que estén bien.♥️
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