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CAPÍTULO 32

Rachel.

Cuando despierto al otro día, mi espalda tuvo una increíble idea de hacerme sufrir, no aguantaba el dolor. Me deslizo hasta la orilla de la cama, quería estirar mi cuerpo, pero cualquier movimiento causaba un estiramiento insoportable.

Gruño.

Los rayos del sol que pasan por el ventanal me terminan de despertar.

Él día estaba hermoso, perfecto para ponerme un vestido y salir a disfrutar el parque. Excelente plan, Rachel, un poco inoportuno el dolor ahora.

A regañadientes busco mis pantuflas, no las encontraba por ninguna parte.

—¿Hoy no es mi día, verdad? — pregunto a la nada mirando hacia el techo.

Hago mi recorrido por la habitación, tendría que hacer una limpieza general pero últimamente no puedo estar parada más de diez minutos, sería menos si tuviera que estar pasando la escoba y levantando cosas. Antes de entrar al baño reviso mi móvil, y mi mal genio del día empeora.

La razón era que no tenía ni una llamada de Troye. Mi pregunta era, ¿Por qué? ¿Acaso se habrá enterado?

Quizás cuando lo abrace él sintió las pataditas de mis bebés, pero descarto la idea. Mis bebés siempre están quietos cuando estoy con él, es como si fueran cómplices de su madre.

Solo por eso les haré probar el chocolate a temprana edad, me lo agradecerán.

Recuerdo que hoy día tenía la fiesta sorpresa de Ashley y por eso decido hacer el esfuerzo de ponerme bonita. También quería intentar hablar con Ashley, luego de la vez que les dije que estoy embarazada, no hemos tenido ningún tipo de contacto, casi como si me estuviera evitando.

Lleno la tina con agua caliente y me sumerjo en el agua, luego de unos minutos mi espalda deja de doler y siento una tranquilidad en mi cuerpo. Mis bebés parecían dormir porque no los sentía, pero aún así empiezo a acariciar mi barriga despertándolos.

Sí, van a tener a una madre que es pesada.

Cuando ya estoy con la toalla envuelta en mi cuerpo voy a la cocina para poner agua y desayunar. Mientras, espero sentada en la mesada y metida en mis redes sociales desde el computador.

Mi móvil suena desde mi habitación y voy rápido a buscarlo, había demasiada cosas que podía ser importante para atender, por ejemplo, mi madre.

Últimamente he estado más comunicada con ella, yo le preguntaba cosas sobre el embarazo y si es normal sentir estos dolores de vez en cuando.

Troye.

Se mira en el comunicador llamando. Siento mi estómago revolver al ver que él me estaba llamando, pero no de una mala manera, cuánto daría porque fuera así.

Sentía una emoción recorrer mi cuerpo al pensar que no se olvidó de mí. No somos nada, él podría fácilmente hacerlo pero no, Troye estaba llamando.

Ups, y cortó.

Voy de vuelta a la cocina llevando el móvil ésta vez, preparo mi desayuno mientra veo de reojo que esta llamando otra vez.

Oh, Troye, deberías de saber que una de las desventajas de ser Culligs es que somos muy orgullosos.

Mientras muerdo mi labio inferior para abstener mis ganas de contestar la llamada, termino de preparar mi desayuno y empiezo a devorarlo como si no hubiera un mañana.

Decido que lo haré esperar hasta la tarde, y que me de una explicación bien dada si quiera obtener mi perdón.

— Aunque, a quién intentas engañar Rachel, si lo ves, correrás a sus brazos como una pobre damisela en apuros — me digo a mí misma regañándome.

Eres muy débil, Rachel.

(.)

Me sentía hermosa con mi vestido rojo apretado al cuerpo, mirándome en el espejo podía notar mi barriga de siete meses y me sentía emocionada de ver que falta poquito para mis bebés.

La habitación de invitados ya había sido pintada y decorada con las cosas que habíamos comprado con Stephen, debo de admitir que él me está ayudando muchísimo.

Agarro mi bolso y verifico que allí tengo todo antes de salir del departamento. Cuando salgo del edificio tomo un taxi dándole la dirección de la casa de Ashley. Hace unos días sabía de su cumpleaños así que aproveché de comprarle un colgante hermoso que estaba muy segura que a ella le encantará.

Me fundo en mis pensamientos mirando la calle mientras el conductor hace el recorrido, el malestar en mi pecho seguía presente, pero no podía dejar que eso arruinara mi día, no, señor.

Cuando llego a la hermosa casa de Ashley, bajo del taxi y camino hasta la hermosa puerta decorada. La fiesta parecía ya haber empezado y sonaba "Old me de 5 Seconds of Summers" eso subía mí ánimo ya que era un poco movida y se escuchaba sin bajo. El bullicio era presente hasta acá afuera.

Toco el timbre y espero unos segundos.

Ashley abre la puerta.

Y su sonrisa se borró.

Bueno, esperaba todo menos ésta tensión. Esto es nuevo y muy incómodo.

—Hola, Ashley — saludo con media sonrisa incómoda. Abro con un poco de inseguridad mis brazos. — ¡Feliz cumpleaños!

—Hola, Rachel, ¿Cómo estás?— ella decide saludar respondiendo mí abrazo esperando por un minuto. Lo que duro apenas unos cinco segundos, porque se apartó y me dejó entrar. — Déjame tu abrigo así lo cuelgo.

Hago lo que me dice y en el momento le doy el regalo.

— Mucha gente, se ve entretenido — intento saca charla. Ella sonríe mientras toma mi regalo y lo abre.

Levanta el colgante y chilla. — Rach, ¡deseaba ese colgante! — cuando termina de decirlo me estrecha entre sus brazos.

Olvidé decirles que Ashley es muy materialista, algo que no soportaba de su persona, pero es mí amiga y no podría hablar mal de ella, mucho menos reprocharle por algo.

Luego de ese momento tan incómodo decido caminar hasta la sala en donde estaban el resto de chicas junto a un grupo de personas que no conocía.

— Hola, me presento, Rachel Culligs — hablo fuerte para que me tomen en cuenta. Cuando los chicas me ven, Ruby salta del sofá y viene a abrazarme.

—Tanto tiempo, Rach— dice Ruby con un aliento raro. Esperen, ¿estaba ya borracha? Wow, ese es otro nivel.

—¡Llegó la mamá del grupo! — grita Emma entrando a la sala con botellas de cerveza. Río con ella y también la abrazo. — ¿Una cerveza? — ofrece mirándome pícara.

Niego con la cabeza. — La última vez que me emborraché en ésta casa caí por las escaleras frente al chico que quería tener relaciones.

Ruby quién estaba tomando de su vaso empezó a reír y para su mala suerte, le salió líquido hasta las narices. Todos empezamos a reír y ella sin perder la sonrisa se fue al baño.

— De todas formas, la cerveza te hace dar más leche — comenta un chico desde el otro lado de la sala. Lo miro con extrañeza. El castaño sonríe y aclara: —Tengo tres hijos.

Él se veía extraordinariamente joven. Bueno, estoy exagerando, quizás unos 21 o 22 años.

— Harán equipos — dice una chica que tenía rastas por toda la cabeza, le quedaban hermoso. — Soy Agostina, hola.

Le devuelvo la sonrisa media apenada. — Lo siento, pero tendré gemelos — le corrigo.

Agostina levanta una ceja desafiante y burlona, lo que me causó un escalofríos por la espina dorsal.

Rachel, cálmate, no puedes dudar de tus dos niños, repito, d o s niños.

Por qué son dos, salen claramente en la ecografía.

En fin, si me estuvieran mintiendo y ocultando una mentira los dos diablillos los dejaré en pañales el primer día de Kinder. O tres.

No, es una idea descabellada, Rachel.

Decido subir hasta donde está Ruby, ella seguía en el baño.

Cuando estoy por subir las escaleras veo a un chico castaño con ojos miel increíblemente parecido a Troye. Pasa por mí lado y doy vuelta todo mí cuerpo para seguirle con la vista.

¿Lo extraño tanto que ahora lo veo hasta en mí sopa?

Eso es un claro sí. Necesitaba verlo, sentirlo cerca mío, era algo raro para mí.

Como si mí estado de ánimo dependiera del todo se Troye, ¡De un hombre!

No supe en qué página de mí vida él se había metido tanto en mí mente, que ahora todo lo que piense lo relacione con Troye.

"Troye, Troye, Troye... ¿Ese hombre ha osado de robarle el corazón a la terrible y maloliente bruja del bosque?" Había dicho Stephen, y minutos después de abrir la boca para reír fuertemente se comió mí zapato, que pegó justo el tacón en su boca.

Pero ahora, parada al final de las escaleras, me pregunto si realmente lo hizo.

Si tiene mí corazón, y estoy terrible y desgraciadamente enamorada de él, ¿Por qué sigo con la mentira?

Soy un desastre con dos bebés dentro.

¡Y ahora estoy dudando hasta de mis bebés!

Gruño como un perro.

Estoy tan sentimental hoy día, necesito chocolate amargo.


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