Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 24


Rachel.

Oh, Dios, definitivamente mis bebés serán bailarines profesionales o unos rebeldes sin remedio.

No dejan de moverse.

Quizás uno tuvo la brillante idea de decir "Oye, feto, ¿y si exploramos la panza de mamá".

Anoche en mi sueño los vi, era dos niños de dos años tan idénticos que cuando se paraban al lado del otro era imposible descubrir cuál era cuál. Los dos se miraban con cariño, eran sobre protectores con ellos mismos y cuando se trataba de compartir los dos eran tan generosos. Cualquiera diría que hijos míos no eran míos por tanto amor que se tenían.

Al despertar mi corazón estaba tan inchado de felicidad que mis ojos se llenaron de lágrimas.

Más no pude llorar.

— Ya, bebés, entendí que quieren moverse pero como habrán notado no hay tanto lugar — susurro exasperada moviendo mi mano de arriba y hacia abajo.

Mi segundo lugar favorito del departamento era mi habitación, lo había elegido especialmente porque quedé enamorada de la amplia vista que me daba del atardecer, la ciudad estaba tan bulliciosa por los autos en un día miércoles en la tarde, la salida de la escuelas de los jóvenes y trabajos de los adultos.

Además de mi cama, era extra grande como para una orgia de diez personas, quizás por eso me miraba raro la vendedora cuando lo dije en voz alta. Mis piernas estaban tapadas en la manta suave negra y no podía estar más cómoda junto a la compañía de mis bebés moviéndose como locos.

Me estaba quedando dormida, realmente lo estaba haciendo, pero algo cayó en mi ventana y me sobresaltó de mi lugar. Gruño como un perro cuando se acercan y está comiendo, ojalá tuviera mis dientes filosos para morder, sin duda lo haría.

Me levanto con esfuerzo de la cama y me acerco tratando de descubrir qué golpeó contra el vidrio.

Cuando pego mi nariz al vidrio y se me ocurre la idea de soplar mi aliento y hacer un dibujito, otra vez algo cae y casi caigo.

Frunzo el ceño y decido abrir la ventana.

Tendría que haber elegido el último piso, así podría seguir durmiendo.

Cuando enfoco mi vista hacia abajo me sorprendo.

Era Troye, tan guapo con siempre, todo un Romeo.

Y yo Juliet... Olvídenlo, no quiero morir.

—¿Troye? ¿Que haces ahí? ¿Olvidaste que tengo puerta? — pregunto con una sonrisa burlona, aunque por dentro estoy suspirando.

Escucho su risa cantarina desde acá, tenía la barba de un día y lo repito, se veía tan sexy. Puesto tenía unos pantalones vaqueros con unos borcegos marrones, en la parte de arriba una remera blanca que desde aquí se notaba una tela tan fina que si me acerco podría ver sus pectorales.

— Lo hacía ver más romanti...  — se corrige antes de terminar la palabra, apoyo mi mentón en mi puño. Cualquiera que me viera creería que soy la doncella triste viendo a su amado, un amor prohibido por sus padres del castillo.

Deja de soñar, Rachel, Troye se está muriendo de frío.

— Divertido, se ve más divertido.

Rasca su nura con nerviosismo, un gesto que viniendo de él me causa tanta ternura.

—¿Quieres pasar, Troye? — cuestiono con una pequeña sonrisa.

Asiente varias veces.

— Quería hablar contigo — menciona antes de entrar al edificio y dejarme con la duda.

Mi sonrisa se borra, ¿Acaso va a terminar conmigo?

Rachel, ustedes no son nada.

Somos mejores amigos.

En realidad, no.

Hago un puchero, a veces odio la sinceridad de mi mente.

El timbre suena y me apresuró a llegar a la puerta sana y sin tropezar. Antes de abrir tiro de mi remera super ancha para adelante y así tapar mi barriga de cervecero.

Hago una mueca al recordar que en algún momento tenía que decirle sobre mis bebés a Troye.

"Oye, Troye, mira, me embaracé ayer y hoy tengo una gran barriga con gemelos viniendo en camino"

No quise tardar más y abrí la puerta, Troye me sonríe y los dos actuamos a la vez cuando por saludo decidimos abrazarnos, era un gran paso adelante viniendo de mi abrazar a alguien.

— Hey, ¿Y que querías hablar conmigo? — pregunto muy curiosa sacando el tema sin esperar tanto.

— Primero quiero proponerte comer pizza — habla mirando directo a mis ojos buscando mi aceptación, frunzo el ceño con una sonrisa por su gesto.

— Claro que si — digo, y mi estómago suena.

Él castaño suelta un suspiro cuando respondo, se hace para atrás y alza las bolsas que estaban a un lado de la pared, suelto una carcajada.

— Hubiera sido bochornoso dejar esto aquí — admite entrando y yendo directamente a la cocina.

— Estoy de acuerdo — rio con él.

Troye se desplaza con naturalidad por la cocina buscando los untelisios que usará.

— No sabía que se te daba la cocina — digo sin despegar la vista de él sentándome en un banco, a un metro de su cuerpo e interrumpidos por la mesada de mármol azul.

— Bueno, pasé toda mi niñez solo porque mi hermana estaba en con sus amigos de aquí y allá — dice encogiendo sus hombros. Ladeo la cabeza dándole toda mi atención. — No tenía muchos amigos que quisieran juntarse conmigo y mis padres buscaban deshacerse de nosotros estando siempre en el trabajo. Mi única mejor amiga era Teresa, mi nana y ella ama todo de lo que viene de la cocina.

No puedo imaginar a Troye de niño solo y sin ningún amigo, él con su sola presencia se notaba su aura tranquila y bondadosa. Era un hombre con una sonrisa simpática y tímida.

Sonrío y siento un burbujeo en mi estómago.

Realmente Sarah Coocker se sacó la lotería.

— Cuéntame más de ella — le propongo notando que es como una imagen materna para él y le tenía mucho cariño.

Troye me mira sonriendo, como si no lo creyera de verdad.

— Su nombre real es Lily, pero cuando escapó de su familia se nombró Teresa en honor a su amada abuela. No tenía la peor familia, pero ella sabía que si escapaba de casa no lo iban a notar y es un poco malvado de parte de ellos, si la conocieras querías encantada, es tan amable y siempre pone tus necesidades ante las suyas. Mis padres al necesitar urgente una cocinera la pusieron a prueba y fue un milagro que con solo diecisiete años la contrataran, — Mientras hablaba él amasaba la masa de la pizza, y cuando le va a poner más harina toma un poco en su dedo y lo pasa en mi nariz pero se pasa a la mejilla y mentón, bufo y él me saca la lengua juguetón.

Rio limpiando mi rostro.

— Desde entonces ella me cuidó, luego llegó Luca y las tardes de clases de cocina fueron más entretenidas con el bebé llorón — finaliza con una encantadora sonrisa.

— No puedo esperar a conocerla — menciono bajando del banquillo. Voy a lavarme el rostro y Troye queda dándome la espalda, no iba a escapar de mi venganza obviamente.

— Ella quedaría encantada contigo y se llevarán tan bien — asegura y puedo notar aún dándome la espalda que seguía sonriendo.

— Oh si, — veo a mi costado otro paquete de harina abierto, tomo un gran puñado y la sonrisa malvada crece lentamente de mi rostro. Cuando volteo me llevo la sorpresa de ver a Troye frente a mí con los brazos cruzados y una ceja alzada. — Oh-oh.

Su seriedad no aguanta mucho porque suelta una carcajada haciendo su cabeza hacia atrás.

— Pequeña diablilla, es mejor que corras ahora en 3, 2... — no lo escucho terminar cuando salgo rápido de la cocina.

Okey, este es mi fin. Uno, no había lugares para esconderse y dos, no podía correr escaleras abajo.

Siento una respiración que estremece todo mi cuerpo.

Actuo rápido y tiro para atrás el puño de harina que tenía en mi mano derecha, lanzo un grito cuando sus brazos me rodean la cintura y nos tira al sofá grande.

—¡Troye! ¡Piedad! — grito entre risas.

— Ahora se arrepiente, hermosa doncella... Lamento decirle que ya es tarde. — anuncia y tiempo más tarde comienza una guerra de cosquillas y carcajadas que se escucha arriba del silencio que había en el departamento.

— Si-si no paras me-me orino — bromeo con la respiración entre cortada. Troye se detiene riendo y en ese momento conectamos la mirada, sentía que con ella podía traspasarme y saber cada uno de mis secretos y miedos.

Esta conexión que estábamos teniendo era tan íntima que no había palabras para describir lo que sentía en mi estómago y mi corazón estaba a punto de explotar por su cercanía lenta y excitante. Sus labios desde acá abajo se veían tan tentativos y lo único que quería probar en este momento era su sabor.

— Troye... — jadeo impaciente.

Él sonríe, y de repente siento los movimientos entusiasmados de mis bebés en mi vientre, eso me despierta de mi ensoñación de un golpe tan doloroso para mi corazón.

Pongo una mano en su pecho para hacer distancia mientras en mis labios se forma una mueca.

— No podemos — digo con la voz rendida. — Te vas a casar, Troye.

Aunque intentas recordartelo a ti misma más que nada...

Troye se quita de arriba mio y se sienta en el rincón del sofá, yo también lo hago pero a su lado buscando su mirada, tenía la cabeza cabizbajo y retorcia sus dedos en su remera blanca.

— Lo siento si te he dado una mala impresión, no era mi intención afirmar lo que dicen las revistas sobre mi, tienes que creerme cuando digo que ellos mienten.

— Te creo.

En mi voz había una clara sinceridad.

—¿De verdad lo haces? — me pregunta sorprendido y una pequeña sonrisa formándose.

Rio negando, era increíble que le sorprendiera tanto, y eso me hace pensar que tantas cosas le metieron en la cabeza pensando que era un hombre malo cuando es todo lo contrario. Y, también que las personas del mundo tuvieran esa idea de él, no ayudaba.

— Troye, si fueras un imbécil como dicen las revistas la primera vez que nos conocimos me hubieras dejado levantando los papeles sola — le aseguro rodando los ojos.

Un brillo especial aparece en los ojos del castaño, mi corazón se encoje con una pequeña ilusión pensando que está recordando lo mismo que yo: el día que nos conocimos.

— Estabas tan apurada ese día, apenas un momento y quedé encantado con tus ojos... — lo último lo dice casi con una voz audible.

Ladeo la cabeza para ver su rostro cabizbajo, había un rubor en sus mejillas. Sonrío grande.

—¿A dónde ibas así de rápido? Realmente me preocupé por ti al ver que salías de la misma manera.

Dudo en decirle, pero no le veía algún problema en contarle un poco más sobre mi familia.

— Mi hermano me había llamado para decirme que mi madre se desmayó. Me había preocupado muchísimo porque ella es la persona más sana que conocerás en este mundo, — aseguro riendo, recuerdo cuando peleaba con mamá para que al menos dos veces a la semana hagamos papas fritas con hamburguesas.

— ¿Ella está bien? — me interrumpe Troye con cuidado.

Asiento varias veces. — Sí, el malestar es un embarazo de cinco meses.

El castaño parpadea en sopresa.

— Wow — añade con una sonrisa encantadora.

Una pregunta invade mi mente y me hace estremecer.

—¿Te gustan los niños, Troye?

Lo tomé desprevenido porque me mira confundido. Levanto mis hombros tratando de no parecer desesperada a su respuesta.

Luego asiente lentamente.

— Mi sueño es tener un hogar con una numerosa familia, — confiesa tímido, lo último que agrega me deja congelada. — Pero aún no encuentro a una mujer que ame.

¿Qué?

(,)

Continuará...
Jsjsjs

¡No olviden votar! ♥️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro