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CAPÍTULO 11

—¿Qué me pongo? — me pregunto a mi misma dentro del clóset. Mi hermano que todavía no se iba aunque le tire muchas indirectas a que se vaya no me hizo caso, entró al clóset y eligió un bonito vestido azul oscuro que me llegaba a las rodillas, tenía un escote y unas tiras en mis hombros. Era hermoso y me lo regaló mi madre para mi cumpleaños número 26.

—Puede ser con estas vans — opina dándome unas vans de color negras que aún no usaba.

—Wow, pega todo, ¿Cómo sabes de esto?

—Es que cuando uno pasa tanto tiempo en el clóset aprende algo,¿no? —bromea mi hermano. Río y me acerco a darle un beso en la mejilla.

—Ahora sal que me voy a bañar y cambiar.

—Me quedo esta noche, y... ¿Rachel?

—¿Que quieres ahora? — pregunto buscando una toalla en el armario que estaba en el baño.

—Invite a Liam — habla rápidamente y escucho como sale corriendo hacia la sala. Basura humana, ¿Con qué permiso?

Me escuchará cuando salga...

(...)

Una hora y media después se hicieron las once de la noche y estaba en camino al club que me dijo Lorena. No era la primera vez que salimos, siempre cuando cobramos nuestros sueldos nos juntamos para ir al cine o a un restaurante.

Le pago al taxi el monto y me bajo viendo al rededor del club, noto que a pesar de que lo inauguraron hace poco está bastante lleno de gentes, una larga fila y un seguridad que cumplía con su papel de ser grandote e intimidante.

Alcanzo de ver a Lorena al lado de él y me hace señas, me adelante y le dice al grandote que vengo con ella, me hace pasar y recibo varios comentarios/insultos de la fila.

— El grandote es mi primo — aclara Lore y me sorprendo. —Te has venido bien guapa —me grita sobre la música.

—Tú igual, lástima que Greg no esté aquí —le respondo y ella hace un puchero estando de acuerdo, las dos reímos. Nos dirigimos a la barra y mientras Lore pide miro a mi alrededor, el club estaba demasiado lleno pero sin sentirte agobiado por todas las personas porque era grande el lugar. Me agradó mucho. —¿Y tú hermana? —pregunto cuando me entrega la bebida, era un líquido rojo y no tenía idea de que era, ella también traía uno en su mano.

Lorena se ríe. —Esta en el baño vomitando el reto de una ronda de esta bebida. No es tan fuerte pero ella se tomó ocho vasos.

También rio mientras niego divertida.

— ¿Hay pase VIP?—pregunto sorprendida viendo un lugar en la esquina que está apartado con una cinta roja y tenía una música más baja y tranquila.

Sip, el local es de mi tío, íbamos ahí pero mi hermana decidió mejor estar aquí. — Lore se encoje de hombros.

Nos acercamos a la mesa donde había siete mujeres entre mi edad y unos años mayores. Fernanda, la hermana mayor de Lorena llega minutos después de que me presento.

— ¡Rachel! Te ves... más madura — habla arrastrando las palabras Fer.

— También te extrañaba, Fer — ironizo dándole un abrazo y ella ríe. Realmente ya estaba alcohólica.

Tanto conocimiento entre Fer y yo era que algunas veces cuando nos juntamos con Lorena en esas salidas siempre venía su hermana incluida. Y debo decir que es una chica increíble.

— Ven, tienes que pr...obar esta bebida del demonio, está deli... deliciosa — ríe ella misma por no poder pronunciar bien, toma un poco de la bebida.

—Fer, ten bondad por nosotras y déjanos un poco —habla riendo una chica castaña y pecas a lo largo de su cara.

— Jodeme, es mi despedida de soltera. Uh... mira quisiera sepirata, no por el oro ni la plata, si por lo que trae entre pata y pata. — habla soltando baba por un mesero que traía un pantalón de vestir que le quedaba apretado y una camisa negra.

Con Lorena nos reímos por las bobadas de su hermana mayor. Mientras una señora bastante mayor con una chica a su lado se indignan.

Deben ser la madre y hermana de la pareja de Fer.

—Perdónela, sufre del síndrome del alcohol — habla Lore.

— El de la sinceridad — susurro riendo.

—¡Ay que salir a bailar porque la noche es corrrta! — grita Fer saltando de su asiento para agarrar mi mano e ir la pista.

— ¡Me encanta esa canción! — grita Lorena a un lado nuestro mientras mueve su cadera al ritmo se la música. Era un remix, pero alcanzo a diferenciar la voz de Dua Lipa.

Hacemos una ronda corta que consistía en tres chicas de las invitadas más Fer, Lore y yo. Hacíamos que cada una entre en el círculo y haga lo suyo bailando como quisiera aunque el ritmo no pegue. De vez en cuando un mesero venía a entregarles una bebida que las demás aceptaban y yo solo negaba con la mano y seguía en el movimiento.

Sólo sé que salió una chica al medio para bailar y era mi turno.

— Iré al baño —le aviso a Lore y ella asiente.

Me acerco al baño de Damas, saliendo del pase VIP.

—Aburrido — digo viendo que no había una pista, sólo eran sillones que parecían únicamente para hablar.

La fila del baño de Damas era larguísima, ¿Ahora a todas se les dio por hacer pipí? Mis ganas por vomitar aumentaban cada vez más, pero si entraba al baño me ganaría varios insultos de las mujeres que también están apuradas.

Miro el baño de hombre y no parecía una mala idea entrar ahí.

No hay nada que perder. Mi estómago se revolvía por cada paso que daba.

Me doy la vuelta para ir a la dirección del baño de hombres, me parecía gracioso que no haya una larga fila como el baño de mujeres.

Me fijo las personas que están a mi alrededor y noto que nadie me está viendo. En el momento que me muevo hacia mi objetivo, la canción de la pantera rosa suena en mi cabeza. Rio por mi inmadurez.

Cuando empujo la puerta el mundo se me da vuelta y una arcada sale de mi boca.

Mierda, los síntomas ya estaban apareciendo.

—¿Señorita Culligs? — una voz ronca y gruesa de un hombre se hace presente, no tengo tiempo a reaccionar cuando todo lo que he tomando y comido lo devuelvo al piso...

O más bien, en los negros y lustrados zapatos del hombre.

Doble mierda.

—Oh, maldición... Déjeme ayudarla — escucho la voz de la misma persona y me ayuda a levantarme. Aún no lo mire a la cara, el dueño de esa hermosa voz debe ser muy guapo, y que vergüenza que me mire en este estado.

Suficiente con vomitarle los zapatos, que por lo visto deben constar más que mi departamento.

Me acerco al lavabo y me limpio la boca, y atrapo un trago para enjuagar el resto. Jadeo. Qué asco.

Tomo el papel que me tendió el hombre para limpiar el agua.

—Lo siento muchísimo — digo en cuanto me siento un poco limpia. Me apoyo en el lavamanos sin levantar la vista.

Aunque mirar hacia el suelo implica ver los zapatos sucios.

—No hay problema, me preocupa más su estado
— menciona luego de unos segundos.

Finalmente levanto la mirada sorprendida ante sus palabras, me quedo aún más sorprendida de a quién veo parado a unos metros mío, con media sonrisa encantadora que me quitó el aire por completo.

Oh Dios...

Y creo que desmayarme sería mejor.

Bonita manera de impresionar, Rachel, bravo...

(...)

¿Quién será...?

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