2.- Farsa perfecta.
Carina Lombardi
—No puede ser tan difícil —un quejido brota de mis labios antes de apartar mi laptop con más brusquedad de la que es necesaria.
—Cari, esto no es como en las películas —Abbie se ríe divertida —¿Qué creíste? ¿Qué aparecería de pronto el hombre perfecto?
—¿Cómo es que hay tanta gente dispuesta a ser el novio falso de alguien que no conocen?
Extiendo la mano para poder tomar mi café helado, Abbie se encoje de hombros mientras sube las piernas para acomodarse mejor en el asiento. Estamos en mi oficina, gastando el poco tiempo libre que tengo en el día, en tratar de encontrar al chico que sería mi novio falso por las siguientes semanas.
El problema, es que no hemos hallado a ninguno. Han pasado cuatro días desde que colgué el anuncio en internet, claramente usamos una identidad falsa, nadie sabía que se trata de mí o de lo contrario mi búsqueda no tendría sentido porque todo el mundo se enteraría de mis intenciones.
—Yo no creí que mi mejor amiga pudiera necesitar un novio falso, y míranos, aquí estamos —me lanza una sonrisa burlona —ya casi va una semana, lo que quiere decir que tenemos poco menos de un mes porque necesitas planear todo y que tu familia no te descubra en medio de la mentira.
—¿Qué tan factible es decirles que no tengo un novio en realidad?
—No creo que sea factible, a menos que quieras ser el blanco de las burlas familiares por la siguiente década —se ríe.
—Pareces demasiado divertida a costa mía —reclamo —¿no se supone que deberías estar tan preocupada como yo porque no hemos encontrado a nadie?
Abbie vuelve a reír.
—Oh, es que es divertidísimo hacer esto. Me siento como en una especie de misión especial, ¿sabes de lo que hablo? Ya quiero ver a quien elegiremos y como será la "señorita Lombardi" en pareja.
Pongo los ojos en blanco, realmente no entiendo porque las personas parecen darle demasiada importancia a la vida sentimental de alguien más, es decir, ¿qué te incumbe? He visto a mis hermanas sufrir por la intervención de toda mi familia en sus relaciones, aunque tengo que admitir que yo he participado en algunas de ellas, pero nunca al grado de considerar que el no tener pareja, puede ser un problema.
—Escucha, Cari —el tono que Abbie emplea me deja saber que se ha dado cuenta de lo que pasa conmigo —está bien si quieres decirles, no tendrías porque estar haciendo esto en primer lugar, ¿por qué no solo nos detenemos y lo reconsideras por un segundo?
—Es solo que, si les digo la verdad ahora, les estaré dando más motivos para creer que hay algo malo en mi vida.
—¿Por qué habría de haber algo malo en tu vida? —inquiere con confusión.
—Dios, Abbie, tengo veinticuatro años, no he tenido un novio y todos consideran que la única relación que soy capaz de mantener, es con el trabajo, si voy y confieso que lo que dije es una mentira, solo lograré que, primero me tomen como burla, y segundo...mis padres se preocupen más. Sabes lo que mi padre opina al respecto...
—Que debes tener un poco de vida aparte de los casinos, Cari, eso no es un problema, quiero decir...desde que te nombraron la directora de los casinos no has tenido ni una sola noche libre. Has cancelado planes familiares por quedarte horas en tu oficina, apenas y sales con amigos, tus tradiciones familiares fueron perdiendo fuerza porque cada vez más te sumerges en el trabajo y...parece que eso es lo único importante en tu vida.
—¿Y eso es tan malo? —me incorporo aún con mi vaso de café en la mano y me paseo por la sala —mi padre hizo exactamente lo mismo, mi tío Antoni construyó su propio esfuerzo de la misma manera, mi hermana Antonella pasó años antes de pensar en una boda, tengo menos que la edad de ella cuando se casó, ¿Por qué de pronto soy el centro de atención?
—Cari...
—El hecho de que ellos vivieran de una manera, no me condiciona para tener que seguir sus pasos.
—Lo sé —mi amiga se incorpora —creo que lo único que necesitas, es encontrar un equilibro. Puedes tomar la boda de Jacob como unas pequeñas vacaciones, divirtámonos encontrando a tu novio falso, ¿no crees que puedes verle el lado positivo a esto?
—Ahora entiendo porque te necesito en mi vida —confieso con una sonrisa.
Antes de que siquiera mi amiga pueda tener la oportunidad de contestar, un par de toques en la puerta anuncian que mi escaso tiempo libre se ha acabado. Liliana, mi asistenta, ingresa colocando una sonrisa de disculpa en el rostro.
—Cari, ¿tienes un minuto?
—Claro, ¿qué pasa?
No tiene que hablar, gira la tableta que sostiene entre sus manos y una maldición brota de mis labios mientras camino con rapidez para tomar el artefacto.
—¡Ese hijo de puta! —siento mi sangre calentarse mientras leo el anuncio que se muestra en la pantalla —¡Lo hizo de nuevo!
—Estamos coordinando todo con el departamento de publicidad, pero creo importante mencionar que muchos de los invitados han llamado para cancelar las reservaciones...
—No, eso no puede pasar —exclamo horrorizada —¡Debemos hacer que se queden! Oh, ese hijo de perra...
—¿Ricci de nuevo? —Abbie se incorpora con una sonrisa ladeada —¿Qué hizo tu archienemigo esta vez?
La miro con fastidio, mi amiga parece demasiado divertida porque claro, no es ella quien se enfrentará a una noche desastrosa como que la estoy a punto de tener.
—Ha organizado su gala en la misma noche que la mía —informo tratando de no perder los estribos —llevo meses planeando esta gala, él no puede solo hacer su evento la misma noche y robarse a mis clientes.
—Pues me temo que es lo que ha hecho —Liliana se muerde el labio —¿llamo a control de daños?
—Control de daños está tomando unas merecidas vacaciones —le recuerdo —y no quiero que piense que su hija no es capaz de manejar una pequeña crisis.
Abbie retiene la risa cuando capta que hablamos de mi padre. Liliana comenzó a llamar a mi padre "control de daños" luego de que él siempre acudiera en nuestro rescate en cada ocasión que se necesitaba. Siempre sabía como controlar a los clientes o como sacar a flote una noche desastrosa como la que estamos a punto de tener.
Le devuelvo la tableta a Liliana, mi cerebro trabaja intentando encontrar una solución para que la gala que se celebrará en dos días no se vea afectada por el reciente anuncio de los casinos "Dinasty".
Su propietario, Dave Ricci, es sin duda alguna la persona más insoportable que he conocido en mi vida. Mi padre sugirió que debía mantener buena relación con los propietarios de los otros casinos, sin embargo, una "amistad" con el señor Ricci es francamente imposible.
Desde el primer momento en donde nos cruzamos, supe que sería un dolor en el trasero. Dave Ricci es el claro ejemplo de porqué le huyo a la presencia masculina. Siempre está envuelto en un escándalo, una nueva novia cada semana, las fotografías del descontrol en sus casinos siempre llenan las portadas de las revistas de chismes, los mejores escándalos se dan ahí, y claro...las personas prefieren por mucho los escándalos a la exclusividad que los casinos "Mia Regina" ofrecen.
Además, el hombre parece empeñado en ser una maldita piedra en mi zapato. Desde que asumí por completo la dirección de los casinos, cada evento que organizo tiene la mala fortuna de celebrarse exactamente los mismos días que los suyos, así hubiésemos hecho la publicidad semanas antes.
Dave Ricci es el mal hecho hombre. Y no planeo seguir tolerándolo.
—Tengo que encontrar una manera de deshacerme de él —espeto —estoy harta de que siempre quiera acaparar toda la atención.
—Escucha Cari, creo que tenemos todo bajo control. Hablaré con el resto del equipo para ver la manera en la que podemos convencer a los invitados que se queden a la gala, ya sabes que al final, siempre prefieren el sitio en donde no terminan envueltos en escándalos ni en las portadas de las revistas. Nosotros protegemos sus secretos, esa es nuestra ventaja.
Sonrío.
—Eso es lo que le falta al idiota de Ricci —expreso con una sonrisa —clase. Aunque me causa curiosidad... ¿crees que deba enviar a alguien para echar un vistazo en su gala?
—¿Ahora hacemos espionaje? —Lili arquea la ceja —eso suena divertido. Estoy ansiando saber cuanto podremos descubrir.
—No me sorprendería encontrar un burdel dentro —me burlo —pero sería bueno para nosotros conocer como se maneja la competencia, no dudo que él envíe también a su gente así que debemos estar preparadas.
—Podemos llamar a control de daños y...
—Nadie llamará a mi padre —afirmo con la voz más elevada de lo que seguramente es necesario —tengo todo bajo control.
Liliana y Abbie se miran.
—De acuerdo, tenemos mucho trabajo que hacer así que...llama si necesitas cualquier cosa.
Cuando Liliana se marcha, Abbie se coloca de nuevo frente a la computadora y suelta una exclamación.
—¡Al fin buenas noticias!
—¿Qué tienes?
—Creo que he encontrado a tu novio falso —gira la pantalla y mis ojos recorren el mensaje. Resoplo.
—Abbie justo ahora tengo cosas más importantes que resolver, que prestarle atención a un profesor. Tal vez debamos olvidarnos de esto por unos días y...
—De eso nada. ¿Olvidas que apenas cuentas con unas pocas semanas? Este parece ser la mejor opción. Un profesor impresionaría a tu familia, y no cualquier profesor, enseña letras y lenguas en la universidad de Milán, tiene veintinueve años y está interesado en tener unas cortas vacaciones en Grecia. Míralo, es lindo.
Ruedo los ojos cuando observo la fotografía, sí, claro que es chico es lindo pero...ahora no puedo pensar en novios falsos. Abbie se da cuenta de mi bajo entusiasmo porque resopla.
—¿Sabes qué? Atiende tu casino —dice cerrando la computadora —yo me encargaré de esto. Este chico es el elegido, y arreglaré todo para que te encuentres con él luego de la gala.
—¿Qué? ¿Tan pronto? ¡Ni siquiera hemos hablado con él!
—Tic, tac, el tiempo corre Cari, no tenemos tiempo que perder —sonríe —tu solo asegúrate de no asesinar a Dave Ricci, no queremos que tu posible novio falso vaya a visitarte a prisión.
No me da oportunidad de debatir, tan pronto como se va, hago exactamente lo que dije que no haría, llamar a control de daños.
—No puede estar hablando en serio —observo a mi padre con incredulidad.
Resulta que luego de mi llamada, consideró que lo mejor, era venir hasta aquí en vez de tener una conversación por teléfono. y creo que ahora entiendo por qué.
—No me mires como si estuviese demente...
—No sería una extraña posibilidad...
—Carina...—el tono de advertencia que emplea me hace resoplar —tienes que admitir que es una idea excelente.
—¿Invitar a nuestro mayor competidor a una gala? Realmente comienzo a cuestionarme como es que pudiste mantener el casino en la cima por tanto tiempo con tan extraños métodos.
Esta vez se ríe.
—Una parte importante de este negocio, es tener alianzas, lo sabes bien. Muchas de esas alianzas pueden venir de personas que tal vez no sean de tu agrado pero no puedes limitarte a juzgarlas.
—Lo entiendo, pero es evidente que ese hombre no quiere mantener alianzas con nosotros. Se ha empeñado en hacer sus eventos en las mismas fechas que nosotros, no importa que tan secreto lo manejemos, siempre obtiene la información. Sé que cada director de casino puede hacer sus eventos en las fechas que le plazca pero, ¿no te parece una coincidencia que siempre elija las mismas fechas que nosotros?
—Por esa misma razón, creo que es buena idea intentar de nuevo una alianza. Los casinos Dinasty son tan grandes como los nuestros, Dave Ricci puede ser un buen aliado o un enemigo dando dolor de trasero, ¿no es mejor tenerlo en nuestro bando?
A regañadientes, tengo que admitir que tengo razón.
—Sí, entiendo el punto.
—Sé que no te agrada la idea, Cari, pero esos casinos han conseguido mucho en los últimos años, un imperio que cree que será el único por siempre está destinado a desaparecer.
—Es que no lo entiendo, vamos detrás de los mismos objetivos, invitarlo sería como dejar entrar a un león hambriento en una jaula llena de gallinas.
—¿Qué clase de comparación es esa? —cuestiona con diversión.
—Sabes lo que trato de decir. Entiendo que las alianzas son necesarias, pero debemos saber elegir a las personas, ¿no es eso lo que siempre dices? Dave Ricci no es alguien de fiar, del lado que lo mires, esto es una mala idea.
—Escucha, extiende una invitación, si se aparece por aquí, entonces puedes mantener una charla amena, si conseguimos que sea nuestro aliado y no nuestro enemigo, tal vez las cosas mejoren.
Resoplo, mi padre sonríe con suavidad.
—Stellina mia, ser el líder de un imperio tan grande significa que a veces debemos ceder un poco, solo un pequeño paso hacia atrás para analizar al enemigo.
Una sonrisa crispa mis labios.
—¿Ahora aceptas que es nuestro enemigo?
La risa que brota de sus labios me sirve como respuesta.
—He aprendido a no dudar de tu criterio —confiesa —creo que heredaste eso de mí.
Mi sonrisa se vuelve más suave.
—Heredé muchísimas cosas de ti, papá.
La mirada orgullosa que me lanza me hace hinchar el corazón, durante toda mi vida he querido que mi padre se sienta orgulloso de mí, de que pueda ver todo lo que tengo para dar.
Durante todos estos años me he esforzado para merecer el imperio que dejó a mi cargo, los casinos son el sitio al que pertenezco, aunque muchas personas puedan decir que un casino es lugar para una mujer.
—Lo sé, y es por eso que si dices que el señor Ricci es tu archienemigo, no pondré ninguna objeción para tratar de convencerte de lo contrario.
Hago el ademán de responder pero él eleva la mano, deteniendo mi intención.
—Aunque eso no quiere decir que no insista en que tal vez debas buscar una tregua.
Un suspiro derrotado brota de mis labios.
—Bien, pensaré en algo, ¿de acuerdo?
Él parece satisfecho, sin embargo, al cabo de unos segundos su mirada adquiere un destello curioso que entiendo a la perfección.
—No me preguntes por eso —advierto incorporándome —tengo mucho trabajo por hacer.
—Bueno, no puedes culparme por interesarme en conocer a la pareja de mi hija. ¿Por qué no quieres decirnos nada?
—Estamos manejando las cosas con calma —miento —ya sabes como son todos en la familia, no quiero espantarlo.
—Si sabes que tus hermanos ya no son unos adolescentes, incluso Dante ha aprendido a comportarse —me recuerda haciendo referencia a mi hermano menor —y debes entender nuestra curiosidad.
—Lo conocerán en la boda —finjo la sonrisa, Dios, deberían darme un Oscar por no colapsar ante la mirada estrecha que mi padre me dirige.
Ángelo Lombardi ha criado a ocho hijos así que es perfectamente capaz de reconocer una mentira, por lo que tengo que poner todo de mi esfuerzo para que no me cache en segundos. No sé si en realidad ha creído en mi mentira, o si solo finge hacerlo, pero se termina incorporando con un asentimiento.
—De acuerdo, hablaré con tus hermanos para que se comporten con... ¿Cómo dijiste que se llama?
Sonrío.
—Buen intento, papá.
Chasquea la lengua y una risa lo invade.
—Estoy ansiando conocer a ese chico, Stellina Mía.
Sonrío, mi padre se inclina para dejar un beso en mi frente y luego se marcha, cuando me quedo sola, me desplomo contra el sillón y cierro los ojos.
"Estoy ansiando conocer a ese chico, Stellina Mía."
Sus palabras se repiten en mi memoria, abro los ojos y fijo la mirada en el techo.
—Yo también, papá, yo también.
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