Hablando con la mayor sinceridad posible, y siendo un poco groseros también, la única verdad en este mundo, es que la vida es una maldita perra.
Lo es, porque nos emociona, nos eleva y luego nos estrella de cara contra el suelo y ni siquiera sé  preocupa, si acaso el golpe nos va a doler.

Luego de vernos, luego de tan mágico momento, las mariposas no paraban de revoletear en mi estómago,me hacían muchas cosquillas, pero de repente ya no me agradaba aquella sensación, comenzaron a jalarme, ellas, ellas me picaban, y dolía, dolía tanto que terminé sangrando como nunca antes pensé hacerlo.

Todo eso, era tu culpa, porque yo esperaba, realmente esperaba que me dijeras que me amabas, que lo hicieras en cuanto llegaras a casa, pero no, no fué así.

Cuando me escribiste estabas algo cortante, más de lo normal, y es que ¡venga ya!, todos sabemos que soy algo masoquista y por eso quizás es que me enamoré de ti, pero ya esa actitud tuya me estaba cansando, ya me tenías hasta el último pelo.

Cuando amas a alguien, cuando realmente amas a alguien lo demuestras, lo demuestras con hechos, con besos tatuados sobre la piel del alma, pero antes que besos, me dejabas tatuadas heridas con sabor a hiel.

Mientras que yo, ilusa al fin, quería decirte que me gustabas mucho, que quería conocerte enserio, verte más seguido, aunque, esa vez el miedo me ganó y en vez de decirlo claro como siempre lo había hecho, te escribí entre indirectas, pensando, esperando, deseando que almenos una vez, fueras tú quien diera el primer paso.

Pero no fue así, tú tan tonto como siempre, no entendías nada, y pues, te solté una broma, como hacíamos siempre, te dije que estabas feo y tú, solo me dijiste que me entendías, que no me preocupara, que sabías que todo sería así y luego, luego desaparacesiste durante 8h de mi vida, pero en ese momento, creía que nunca regresarías.

Porque en ese momento no comprendí esa actitud tuya, no podía hacerlo, es que yo siempre te había dicho que eras feo, eso no era más, que una pequeña  parte de nuestro juego de tira y encoge, pero ahora ¿que había pasado?¿que es lo había cambiado?

Siendote sincera cariño mío, esas primeras horas, te odié y me odié tanto que quice desaparecer, ya me daba igual lanzarme de un edificio o que nos atacaron los marcianos, el punto era desaparecer, aunque claro, los marcianos no existen y yo no estoy tan loca como para lanzarme de un edificio, además ni siquiera había uno cerca, quizás por eso descarté la idea.

Pero volviendo al tema, fue tan grande el dolor que sentí aquella noche, que ni siquiera podía consiliar el sueño.

Pasé toda la madrugada en vela, pensando, que esta vez sí, esta vez sí había acabado para siempre.

Pasé aquellas 8 largas horas  pensando que al final, una broma, una simole broma de esas que nos había hecho enamorarnos, terminó convirtiéndose en nuestro punto de quiebre.