!No lo podía creer!

Estábamos a menos de 10cm de distancia, aunque hubiera deseado que no hubiese ni uno solo entre nosotros, necesitaba tocarte para saber si eras real.

–¡Oye que estás haciendo!– gritaste luego de que te pellizcara
–Lo siento, fue sin querer.
–No seas mentirosa, yo se que fue adrede.
–Bueno vale, lo hice adrede, ¿Y qué?
–Nada–sonreiste–acabo de comprobar que tú locura sobrepasa los límites de lo creible, y ¿te digo algo?
–No, no digas nada, seguramente te burl....
–Me encanta–dijiste interrumpiendo mi frase.

¿Ya vez como eres? ¿Porque tenías que decir eso en aquel momento?¿Porque me decías algo tan lindo de frente?
Mi corazón se disparó como si fuera a sufrir un ataque cardíaco, y tus ojos, ¡Rayos!, tus ojos, me hicieron ver miles de estrellas formando constelaciones tan bonitas, que podía perderme entre ellas.

Tu mirada, esa forma de mirarme de la que habías hablado y que al verla, después de esperar tanto, descubrí que me encanta, que me vuelve loca.

Si, quedé totalmente expuesta frente a tí, en aquel momento, sentados en aquella pequeña sala, no había coraza alguna que se resistiera a tus encantos.

Sabes, yo sé que en ese momento no entendías el porque te evitaba la mirada, y quizás al leer esto, lo entiendas aún menos, y más ahora que te he dicho lo mucho que me hiciste sentir, pero te juro que sí nuestros ojos se hubiesen encontrado una vez más, habría hecho una locura, habría saltado a tus brazos, te hubiera robado un abrazo y ¿porque no también un beso?

Pero aún no, no podía hacerlo, necesitaba saber antes que pensabas de mi, necesitaba saber lo que tú sentías, y, siendote sincera, no pensé ni un segundo que pudieras amarme de la misma forma en que yo lo hacía, porque  siempre me sentí pequeña ante tí y aún me sigo sintiendo de esa forma...